29.07.11

Eppur si muove - Utopía evangélica y tópico mundano

A las 12:40 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove
 

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Para decirlo todo desde el principio no es posible que un cristiano, aquí católico, pueda estar a favor de lo tópico mundano sino sólo proteger, defender y difundir la que es utopía evangélica.

Esto, para empezar, no es poco. Y lo decimos porque hay personas, que se dicen católicas, que pretenden hacer pasar por lo mismo una y otro. Sin embargo, no lo son sino, muy al contrario de lo que pueden pensar tales personas, son polos opuestos.

Desde el mismo momento en el que se plantea la posibilidad de seguir al mundo o a Dios y, así, tener en cuenta lo que mejor puede ser para una persona, salen al encuentro aquellas palabras del libro de los Hechos de los apóstoles (5, 29) que dicen “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Y esto, siendo sencillo de entender no es tan fácil de llevar a la práctica.

El tópico mundano dice, por ejemplo, que:

-La Iglesia católica no está interesada en llevar la Buena Noticia a los pobres porque parece que no sirve a los pequeños.
-La Iglesia católica no respeta las diferencias que hay en ella y que no admite el derecho a discrepar y, así, discrimina a quien no piensa como ella dice que, se supone, se tiene que pensar.
-La Iglesia católica no anuncia la Buena Noticia de la dignidad y de la paz.
-La Iglesia católica, a la hora de formar sus cuadros, no tiene en cuenta, por ejemplo, la cuestión de los sexos y que privilegia el masculino por sobre el femenino.

-La Iglesia católica ha enseñado, a lo largo de la historia, de una forma aberrante todo lo tocante al sexo y que no ha exaltado lo que el cuerpo supone como fuente de vida y de gozo.
-La Iglesia católica cierra las puertas a la mujer y que no ofrece las mismas posibilidades que al hombre y que eso se hace a todos los niveles posibles.
-La Iglesia católica reproduce la moral agustiniana porque da la impresión de que no deja libertad a las parejas para llevar a cabo una adecuada “planificación familiar”.
-La Iglesia católica se aparta del amor porque no trata con cariño a las personas que han desecho su unión matrimonial.
-La Iglesia católica mantiene la obligación poco humana del celibato.
-La Iglesia católica no acoge con amor a los sacerdotes casados.
-La Iglesia católica lleva a la práctica un criterio de selección de los denominados cuadros de mando en la que no se tiene en cuenta la capacitación de las personas escogidas y su madurez humana y afectiva.

Y, sobre todo que:

-La Iglesia católica debería presentar una nueva cara adaptada a las circunstancias que le ha tocado vivir en el nuevo milenio.

Y, sin embargo, como muy bien dice el P. Iraburu, en la Introducción de su “Evangelio y utopía”, “La vida cristiana, también la de los laicos, no ha de ajustarse, pues, al mundo tópico, sino al Evangelio utópico”. Por eso, como el tópico del mundo sostiene todo lo dicho arriba acerca de la Iglesia católica y se opone, frontalmente, a la utopía evangélica basada en una vida, verdaderamente, libre y sostenida por el sometimiento a la voluntad de Dios, para el católico nada de lo que el mundo sostenga y tenga como bueno ha de ser benéfico para su vida y para su alma. Al contrario, pues, ha de ser.

Y esto porque la utopía evangélica se aleja mucho de lo tópico del mundo que se apoya, para su propia existencia, en establecer, sobre las cenizas de una fe quemada y maltratada, la opresión propia de quien no es, sino, enemigo declarado de Dios y de su Reino y debería resonar, muchas veces, en nuestra mente y en nuestro corazón aquella necesidad de obedecer a Dios antes que a los hombres.

Eleuterio Fernández Guzmán