Doscientos mil fieles del Camino en Cibeles

Más de ocho mil jóvenes del Camino se comprometen públicamente a consagrar su vida a Dios

 

Unas 200.000 personas han asistido en la madrileña Plaza de Cibeles al 'Encuentro Vocacional del Camino Neocatecumenal' con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (2011), donde se han recordado los mensajes que Benedicto XVI ha dirigido a los jóvenes durante su visita. Además, alrededor de ocho mil jóvenes -cinco mil varones y más de tres mil mujeres- se han comprometido públicamente a dedicar su vida por completo al servicio de Dios y de la Iglesia.

22/08/11 11:06 PM


 

(EP/InfoCatólica) La celebración, que ha contado con un concierto de música y testimonios, ha estado presidida por el cardenal y arzobispo de Madrid, S.E.R. Antonio María Rouco Varela, junto a otros prelados y a los iniciadores de este movimiento católico, Kiko Argüello y Carmen Hernández.

El cardenal Rouco ha pronunciado la homilía y ha recordado las palabras del Pontífice en las distintas alocuciones de la JMJ y ha señalado que el “último objetivo” de este encuentro era que los jóvenes “encontraran en Cristo su raíz y pudieran decirle que creen en Él, esperan en Él y le aman”. “Y así vuelvan a sus casas firmes en la fe”, ha apostillado.

Asimismo, ha dicho que el acto del Camino Neocatecumenal busca que los jóvenes “conviertan sus vidas en el desarrollo de esa raíz, construyan su vida en Él y estén dispuestos a entregársela, queriendo ser sacerdotes, consagrando su vida al Señor o también atreviéndose a vivir el matrimonio y la familia cristianamente”.

“Cuando los jóvenes se enfrentan a su vida y buscan explicaciones de lo que les ha pasado, si no se encuentran con la Cruz y con Cristo, se encontrarán sin fundamento para creer, esperar y amar”, ha advertido, al tiempo que ha sugerido a los asistentes a que lean y mediten las palabras del Papa para comprender mejor “el misterio de Cristo”.

Kiko llama a evangelizar Asia

Kiko Argüello, por su parte, ha pronunciado un discurso lleno de referencias a la necesidad de abandonar el pecado, amar a Dios amando al prójimo y llevar a Cristo allá donde todavía no es bien conocido o está siendo olvidado. En ese sentido, ha reafirmado el compromiso de que el Camino sea un instrumento de evangelización en Asia -quiere enviar 20.000 sacerdotes al gigante asiático- y en Europa, donde la apostasía amenaza con arrancar sus raíces cristianas.