22.08.11

Ha estado muy bien

A las 11:35 PM, por Guillermo Juan Morado
Categorías : General

 

La visita del papa a España ha sido para los católicos un motivo de gozo. No cabe más que alegrarse cuando el mensaje del Evangelio es proclamado con claridad, con firmeza, con amabilidad y con enorme respeto hacia todos. Y estas cualidades caracterizan el estilo de Benedicto XVI. Bueno, en realidad, caracterizan sin más el estilo cristiano.

El papa no se presenta como un líder “apocalíptico” (permítaseme la licencia en el lenguaje), que anuncie la inminente “cólera” de Dios, sino como un testigo, como un maestro y como un pastor. Y creo que en ese orden. Es un testigo porque lo que dice se corresponde con lo que vive. Es un maestro, porque a lo largo de toda su vida ha pensado la fe, sin renunciar ni al saber ni al creer. Es un pastor, porque para este ministerio ha sido elegido por Cristo y por su Iglesia.

Benedicto XVI es muy claro. Sabe por qué y para qué ha venido a España: “Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia. Llego como Sucesor de Pedro para confirmar a todos en la fe, viviendo unos días de intensa actividad pastoral para anunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos”, decía en Barajas.

El papa es, asimismo, firme y valiente a la hora de proclamar la verdad cristiana. Una verdad que le sobrepasa y le sobrecoge: “Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Nosotros, en cambio, sabemos bien que hemos sido creados libres, a imagen de Dios, precisamente para que seamos protagonistas de la búsqueda de la verdad y del bien, responsables de nuestras acciones, y no meros ejecutores ciegos, colaboradores creativos en la tarea de cultivar y embellecer la obra de la creación. Dios quiere un interlocutor responsable, alguien que pueda dialogar con Él y amarle. Por Cristo lo podemos conseguir verdaderamente y, arraigados en Él, damos alas a nuestra libertad” (Plaza de Cibeles, 18-VIII-2011).

Es amable, delicado en el trato, capaz de dar las gracias, de valorar los gestos de los demás: “He pensado mucho en vosotros en estas horas que no nos hemos visto. Espero que hayáis podido dormir un poco, a pesar de las inclemencias del tiempo. Seguro que en esta madrugada habréis levantado los ojos al cielo más de una vez, y no sólo los ojos, también el corazón, y esto os habrá permitido rezar. Dios saca bienes de todo” (Cuatro Vientos, 21.VIII.2011).

Y es un hombre respetuoso, que, sin renunciar a nada esencial, sabe valorar a los que no creen y no piensan del mismo modo: “es urgente ayudar a los jóvenes discípulos de Jesús a permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con su propia vida. Un testimonio valiente y lleno de amor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sin ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo el debido respeto a las propias” (Barajas, 18.VIII.2011).

No ha sido cicatero el papa a la hora de elogiar a España – cosa que a los españoles nos cuesta mucho hacer - : “España es una gran Nación que, en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica”.

Sin duda, hemos de aprender mucho del papa. En el fondo y en la forma.

¡Gracias a Dios por esta visita!

Guillermo Juan Morado.