26.08.11

Eppur si muove -¿Puede haber entendimiento entre el 15M y el catolicismo?

A las 12:16 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove
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En principio iba a titular el artículo refiriéndome a si podía haber entendimiento entre el movimiento denominado 15M y la juventud católica. Sin embargo, dado que las personas que se encuentran en la franja de edad en la que se las considera jóvenes son, cuando lo son, católicas, no cabe, bajo mi punto de vista, hacer como si se tratara de un departamento separado del resto de católicos.

Así, me parece más adecuado tratar de dilucidar si es que, en efecto, puede haber acuerdo entre el 15M y el catolicismo.

Este tema me salió al paso cuando en una noticia del diario “El País” que titulaba de la siguiente manera: “El 15-M y la JMJ tienden puentes”.

El titular muestra, en primer lugar, una visión bastante alicorta de parte de quien así piensa porque, a diferencia del movimiento del 15M que es más o menos espontáneo (más bien dirigido desde el mismo poder para sacar tajada electoral) y dado a lo mundano, el catolicismo tiene bastante más siglos de historia y, de tal manera es así que no puede adaptarse a los tiempos de tal manera que pierda su esencia.

Así, pues, mal empezamos.

Pero ahora resulta que unas cuantas horas después de que el Santo Padre se marchara de Madrid hubo una especie de asamblea entre personas que, si bien no todas, pertenecían al movimiento 15M y otras que decían ser católicas. Tenemos, digamos, dos bandos bien definidos.

Se pretendía, eso dicen, conseguir que no se produjeran hechos similares a los provocados por personas del 15M cuando pasó, la manifestación antipapa, por la Puerta del Sol hace unos días y antes de que Benedicto XVI llegara a España a presidir la Jornada Mundial de la Juventud. Y eso no puede ser así porque la misma asamblea se celebró después de que se marchara el Papa y, por lo tanto, se busca algo más.

Entonces, uno se pregunta algo así como que qué es lo que se pretende con tal tipo de reuniones que, además, no están legitimadas de ninguna de las maneras por parte de la Iglesia católica y que vienen a ser lo mismo que si en una cafetería se reúnen unas cuantas personas para hablar de lo divino y de lo humano. Sin embargo, no podemos dejar de prestar atención a tal tipo de cosas porque, convenientemente manipuladas mediáticamente, pueden dar la impresión de que, de verdad, se trata de algún tipo de encuentro oficial.

Pues bien, personas del 15M decían, por ejemplo:

Yo también quiero pedir un respeto a la Iglesia, que en su discurso carga contra los homosexuales y las familias desestructuradas“, o, también, que “Cuando veo la camiseta de la JMJ me siento ofendida, porque es un símbolo que niega a los colectivos gays“.

A esto respondió una persona que, al parecer, era católica, y dijo que “La Iglesia necesita tiempo para asumir determinadas cuestiones porque es una institución con miles de años de historia, y aún no sabe cómo tratar determinados temas, como los matrimonios homosexuales”. ¿Esto era el síndrome de Estocolmo o el síndrome de esto es el colmo?

Es decir que se trata de cuestión de tiempo y de “encarar” determinados asuntos según convenga al mundo porque, en realidad, no se pide al mundo que se adapte a la Iglesia católica sino, precisamente, al revés.

También se dijo esto otro que es bastante pueril y simple:

La historia de Cristo tiene mucho que ver con lo que reivindica el 15M“, según dijo un tal Óscar que decía ser ateo. Y continúa su pensamiento diciendo (refiriéndose a Cristo) que “Murió por enfrentarse a la oligarquía religiosa de su momento“. Y, claro, la conclusión de tal silogismo se ve venir: “Nosotros nos rebelamos contra las oligarquías de nuestra época, así que aquí tenemos otro punto en común“.

Eso, dice la crónica, arrancó un aplauso de parte de los que concurría a la asamblea “conciliatoria”.

Es decir, que se pretende que los jóvenes católicos se enfrenten con la oligarquía eclesiástica que es, para que nos entendamos (sin serlo, claro) la jerarquía católica. Y tal forma de actuar es una que lo es un tanto extraña para sembrar paz, concordia y amistad pues es, exactamente, todo lo contrario.

Pues bien está bastante claro que entre el movimiento autodenominado 15M y la Iglesia católica no cabe acuerdo posible, transacción entendible como digna de comprensión y, sobre todo, mínimo acercamiento de posiciones. Ambas formas de ver las cosas como son están en las antípodas uno de otra.

Esto es así porque la Iglesia católica no puede renunciar a la transmisión de determinados valores humanos y espirituales (o, al revés… como se quiera) porque es parte de la misión que le encomendó Jesucristo. Por eso no puede transigir con lo que al mundo le parece bueno y justo y no puede porque los cánones de comportamiento son muy distintos entre las personas, y sus ideas, que pertenecen al 15M y los que lo son católicos. Ni puede dejarse para cuando la Iglesia católica haya “cambiado” adaptándose a los tiempos porque eso no puede ni debe pasar.

Además, cualquiera sabe que todo esto del 15M se acaba en cuanto sea 21 de noviembre o, lo que es lo mismo, cuando sea el día siguiente de las elecciones generales que, en España, van a celebrarse el día de antes. Entonces, ya no servirá para nada tal movimiento porque habrá sido utilizado por quien lo ha creado y que no es otro que el mismo poder establecido y si sirve es porque el PSOE lo quiere utilizar como ariete contestatario contra el partido que resulte ganador de tales comicios. Y esto es, absolutamente, incontestable.

Por eso, que no se las den de eternos o, siquiera, de permanentes, porque les queda, como se dice, dos o tres telediarios o alguno más si así conviene a quien los creó, ordena y manda. Y si enfrente tienen a la Iglesia católica a la que siempre acompaña el Hijo de Dios… lo mejor es que guarden, los del 15M, un prudente silencio.

¡Ah!, y los católicos que les hacen el juego, que se vayan tentando el corazón por si tiene algún sobrino del diablo dentro. ¿Verdad, Lewis, C.S.?

 

Eleuterio Fernández Guzmán