1.09.11

 

La noticia la dan hoy en Religión Digital. La universidad jesuita Unisinos organiza un congreso de teología. Y según ellos mismos dicen “estamos planeando reunir teólogos como el propio Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jon Sobrino, Andrés Torres Queiruga y otros `padres´ de la Teología de la Liberación. Será un momento muy especial para nuestra Iglesia“.

Pues sí, puede que sea un momento muy especial para su Iglesia. Pero no para la nuestra. Es decir, para la de los católicos fieles al Magisterio. Por razones difíciles de aceptar, canónicamente pertenecemos todavía a la misma Iglesia. Pero su fe no es nuestra fe. Algunos, como el caso de Boff, profesan una creencia que es difícilmente calificable de cristiana -ni digamos católica-. Otros, como Sobrino y Queiruga, sostienen tesis que les alejan de la fe católica, con la particularidad de que al primero ya se lo han dicho desde Roma y el segundo cuenta con un escudo arzobispal que está parando una desautorización doctrinal que clama al cielo. De esos grandes “padres” de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez es el más “potable” desde el punto de vista de la ortodoxia.

No creo que pueda sorprender a nadie que sea una universidad jesuita la que acoja semejante evento. Hace tiempo que la Compañía de Jesús ha optado por andar exactamente en el sentido contrario al que desearía su fundador. Han cambiado aquello de “debemos siempre tener, para en todo acertar que lo blanco que yo veo, creer que es negro si la Iglesia jerárquica así lo determina” por “como la Iglesia jerárquica determine que algo es blanco, yo dictamino que es negro“. Se me dirá que hay muchos jesuitas que no van por ese camino. Y es cierto. Tanto como que callan. Al menos no se les oye.

Me extraña que no llamen a Küng. Es cierto que el suizo no está especializado en la teología de la liberación, pero no existe nadie mejor para ejercer como guinda de cualquier pastel heterodoxo. Así que les animo a que le inviten.

En conclusión, todo sigue prácticamente igual. Los heterodoxos campan a sus anchas. De vez en cuando se les da un toque, que les sirve para hacerse las víctimas y recibir todo tipo de alabanzas por parte de su adeptos. Y mientras tanto, algunos católicos, no muchos a decir verdad, seguimos clamando aquello de “Exurge domine et judica causam tuam”.

Luis Fernando Pérez Bustamante