1.09.11

Esqueleto de niño asesinado en el burdel romano de  Inglaterra ©BBC

 

Hace unos días recordaba la famosa «Tercera» de Julián Marías que denunciaba la aceptación del aborto:

Por esto me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando a su final.

Pero hay antecedentes de esa aceptación. Un agricultor de Hamblenden (Reino Unido) descubre espantado una fosa común que contenía los restos de 97 niños. Después de un minucioso estudio, los expertos han concluido que el sitio era un antiguo burdel y los restos eran fruto de infanticidio.

En la época el infanticidio no estaba mal visto, como el aborto ahora. Los riesgos de matarlo dentro del seno materno eran elevados, mejor esperar a que nacieran. En el fondo era una postura coherente. Absoluto desprecio a la persona, y ya que es niño antes y después, según su mentalidad, mejor minimizar riesgos. La edad de los niños encontrados es de 40 semanas, recién nacidos. De ser muerte natural los habría de diversas edades.

Según contaba la Dra. Jill Eyers, arqueóloga que estudió el yacimiento durante años:

Tuve pesadillas durante tres noches después de encontrar los restos. Me sentía terriblemente mal. Me quedé pensando en cómo los pequeños murieron. La parte humana de esta historia es horrible.

El número de varones y de mujeres es similar. Algunos niños estaban emparentados, tenían un defecto congénito en los huesos de la rodilla, un defecto genético raro. Procedían de la misma mujer o de hermanas, las que daban a luz en el burdel.

La «costumbre» del infanticidio desapareció con la cristianización de la sociedad romana. Antes la duodecim tabularum leges otorgaba al padre el derecho de matar al niño si era deforme, Platón también lo aprobaba (La República V, 460c), Aristóteles era explícito: «haced ley de que los niños deformes no vivan»

No deja de ser sugerente que con la descristianización de la sociedad vuelvan antiguas costumbres y sean plenamente aceptadas. Sin ir más lejos, uno de esos filósofos ateos tan de moda, Peter Singer, propone:

Como los antiguos griegos, deberíamos tener una ceremonia un mes después del parto en la que el infante es admitido en la comunidad. Sólo en ese momento, a los niños se les reconocerían los mismos derechos que a las personas.

La senda de la animalización va pareja a la pérdida de conciencia del hombre como hijo de Dios. Benedicto XVI lo recordó en Madrid. Aunque sólo fuese desde un punto de vista cultural convendría tener en cuenta el consejo de Chesterton:

No hay ningún otro caso de una continua institución inteligente [se refiere a la Iglesia] que haya estado pensando sobre pensar por dos mil años. Su experiencia naturalmente cubre casi todas las experiencias, y especialmente casi todos los errores. El resultado es un mapa en el que todos los callejones ciegos y malos caminos están claramente marcados, todos los caminos que han demostrado no valer la pena por la mejor de las evidencias; la evidencia de aquellos que los han recorrido.

Comenzamos el curso, bienvenidos.