5.09.11

La secta que pasó del yoga a la pornografía

A las 1:10 PM, por Luis Santamaría
Categorías : General

 

En los últimos días la prensa de Córdoba (Argentina) se ha hecho eco del caso de una secta orientalista que ha producido películas pornográficas y ha causado, naturalmente, un notable revuelo. Reproducimos, por ser el más completo, el artículo publicado hace unos días en el diario La Voz del Interior por el redactor Sergio Carreras.

El pasado 18 de mayo, un inspector de la Municipalidad de Capilla del Monte (provincia de Córdoga, Argentina) llegó a El Vergel, un camping ubicado en el barrio Aguas Azules, al sur de la ciudad. Hacía rato que la temporada turística se había desvanecido. Además, el predio estaba inhabilitado desde hacía un año. Debería haber estado vacío. Pero desde la calle, detrás de las hojas secas de palmera que lo rodeaban, se veían con claridad ocho carpas instaladas.

El inspector fue recibido por el encargado del lugar, Ermanno Caliari, italiano, quien le dijo que se trataba de un encuentro entre amigos. El inspector vio que todos estaban rapados y vestían ropas orientales. Pidió pasar al salón para revisar el estado de los sanitarios, pero el encargado le dijo que no podía: estaban filmando una película y necesitaban tranquilidad. El inspector labró el acta 2.160 y se fue. Al día siguiente, no quedaba una sola carpa en el camping.

Un señor desconocido

Un mes después, en los muros de la ciudad aparecieron unos extraños afiches anónimos. “Vea en YouTube: El lado oscuro de un culto tántrico. Infórmese. ¿Otro Carlos Paz? Cuidemos Capilla”. La referencia a Carlos Paz tenía que ver con el caso del Maestro Mehir, el gurú que construyó su emporio espiritual a orillas del lago San Roque y que se encuentra prófugo de la Justicia.

Los capillenses curiosos que buscaron el video mencionado en los afiches se encontraron con un informe de la televisión finlandesa emitido en 2009, referido a un rumano llamado Gregorian Bivolaru. Con datos y testimonios sólidos, el trabajo periodístico cuenta la historia de este gurú que en 1990 creó una escuela internacional de la especialidad natha yoga, llamada Movimiento Espiritual de Integración en el Absoluto (Misa). Se sospecha que Bivolaru está involucrado con el tráfico de personas y la producción de películas pornográficas usando como protagonistas a los discípulos de su grupo.

Bivolaru, un desconocido para los argentinos, es un personaje famoso en Europa. En 2004, el servicio secreto rumano lo arrestó y fue acusado de evasión de impuestos y de tener sexo con una menor. Escapó a Suecia, pidió asilo político y en 2005 la Corte Suprema sueca se negó a extraditarlo porque dijo que en su país no tendría un juicio justo. Desapareció hasta que en 2007 él y varios de sus seguidores fueron acusados de tráfico de personas y ultraje. Lo denunciaron por forzar a sus discípulos a trabajar en chats eróticos y de haber enviado mujeres a Japón para que actuaran en clubes de strip tease y así recaudaran dinero para su escuela de yoga.

Su escuela continuó expandiéndose por el mundo y hace pocos años llegó a la Argentina con el nombre de Instituto de Yoga y Ciencias Alternativas Atman. Tiene cuatro sedes en Capital Federal, en los barrios de Palermo, Belgrano, Recoleta y Villa Urquiza.

En junio del año pasado, abrieron su primera filial en el interior del país y eligieron Capilla del Monte, la ciudad argentina más en contacto con el universo infinito de lo esotérico.
Así explicaron su llegada: “Córdoba es el corazón de la Argentina y Capilla del Monte, con su montaña sagrada Uritorco, es uno de los centros espirituales más importantes del continente sudamericano. Decidimos venir a este lugar sagrado para compartir con los buscadores sinceros la enseñanza milenaria del yoga (…) Creemos que a todos quienes fueron convocados a estar en este lugar sagrado, en estos tiempos tan importantes desde el punto de vista del despertar de la conciencia planetaria, les llegará este mensaje”.

Modelos y películas

A Capilla del Monte llegó una pareja rumana integrada por Thomas Major, conocido como Sattwa, y Carmen, a quien llaman Aghora y es una de las principales autoridades del grupo en Argentina. Estaban dispuestos a expandir la escuela Atman. Alquilaron el salón de la Posada del Árbol, en el centro de la ciudad, para dictar sus talleres de yoga, y el camping El Vergel, el lugar donde se terminaría filmando la película erótica que tuvo como actores amateurs a discípulos de yoga.

En el verano, la época con mayor afluencia de visitantes, colocaron una pantalla gigante en la calle en la que mostraban videos de una atractiva pareja en el río, para invitar a charlas y shows de tantra yoga en El Vergel. Trajeron hermosas modelos de Buenos Aires, algunas muy conocidas por haber sido motivo de varias notas en revistas como Gente, con las que hicieron pruebas de cámara en el bar Kafka, en la calle principal de la ciudad, y las pusieron a repartir folletos en las veredas tratando de conseguir nuevos adeptos.

Raúl es muy joven, tiene un rostro atractivo y habla con muchísima calma en un bar de Capilla del Monte. Entró a la escuela de yoga a través de la sede que funciona en un departamento en el cuarto piso de un edificio en Santa Fe y Callao, en Capital Federal. Luego, cuando se mudó, también estuvo con el grupo en Capilla del Monte. Fue uno de los invitados a participar de la película que se rodaría en El Vergel y hoy está convencido de que Cristo lo salvó de las prácticas negativas de la escuela de yoga.

“Primero me impresionaron como personas puras, sanas, que no tomaban, no fumaban, practicaban tantra yoga, vivían en comunidad. Yo estaba en la búsqueda de algo así y me gustó. Ellos piden que todos mantengamos parejas abiertas, como una cuestión evolutiva, y si bien sabía que practicaban el sexo grupal y que cada mujer tenía varios novios, yo no participaba porque mi interés pasaba por otro lado”.

Raúl cuenta que después comenzó a cambiar su punto de vista sobre el grupo. “Aghora le decía a cada uno con quién debía formar pareja. A muchos les partía el corazón; era cruel. Vos no te dabas cuenta, pero te iban rompiendo todas tus creencias. Se la daban de sanadores y a una chica de Buenos Aires, que tenía cáncer, la rumana le dijo que no se debía operar y al poco tiempo hizo metástasis. Se meten en toda tu vida y te terminan diciendo qué podés o no hacer”.

“A la película me invitaron diciendo que era sobre tantra yoga, para ilustrar la continencia sexual, que habría escenas eróticas para poder mostrarlas a otros alumnos como material pedagógico. Lo más loco es que yo estaba convencido de que tenía que hacer el video. A muchas chicas, antes las fotografían desnudas o con ropa interior, les piden que se masturben, que usen aparatos sexuales, a todas las impulsan a tener relaciones lesbianas y están en contra de las relaciones entre hombres”.

Yamila también es de Capital Federal y pasó varios años en el grupo. “El primer año te enganchan con el tema de la vida sana, del yoga, te dicen que te hagas vegetariano y dejes de fumar. Yo sabía que se hacían fiestas, que las mujeres hacían strip tease, pero a mí eso no me molestaba, lo veía como una cuestión de liberación, porque es una escuela tántrica”.

“En el segundo año, ya te hacen participar más, es más jugado, te dicen que tenés que tener relaciones con otras mujeres. Cada vez que entraba un varón al grupo, le mandaban chicas para engancharlo. La mayoría de las chicas eran modelos, hermosas, así que a los chicos se les volaba la cabeza y quedaban en el grupo. Vos también tenías que iniciarlos a través del sexo”.

Del mar Negro a París

El grupo de Bivolaru realiza todos los agostos un encuentro en la ciudad rumana de Costinesti, junto al mar Negro, que atrae a miles de seguidores de todo el mundo. Cada año viaja un grupo desde Argentina. El momento cumbre es cuando realizan el espiral yang, un círculo gigante de personas tomadas de la mano, al que consideran una forma especial de meditación para conseguir el autocontrol y la elevación espiritual.

El encuentro a la orilla del mar dura un mes y para poder viajar cada discípulo debe llevar sus análisis de VIH y hepatitis B. Son días de muchísima actividad sexual, con muchos intercambios y shows eróticos de las shaktis, las mujeres que han descubierto sus diosas internas. Las más afortunadas podrán ser iniciadas espiritualmente, a través del sexo, por el mismo Bivolaru, en la Villa Shakti que ha construido ahí el maestro.

“Cuando fui a Costinesti –cuenta Yamila– había más de 10.000 personas. Todos actuaban como poligámicos; era todos con todos. Era gente buena que creía estar en un camino espiritual, pero terminás acostándote con 25 personas para demostrar que hay un desapego respecto de tu cuerpo”.

A ella también la invitaron a hacer películas en Capilla del Monte. “Me dijeron primero que eran fotos para un libro sobre continencia sexual. No fui, pero varias de mis compañeras sí; hasta el papá de una de las chicas terminó actuando. Otra vez nos encerraron a seis chicas en una habitación y nos dijeron que hiciéramos el amor. Quedamos duras, pero dos de las chicas sí lo hicieron”.

Otra de las chicas del grupo de Buenos Aires fue beneficiada con lo que se considera el premio mayor: ver al maestro en persona. Para mantener la reserva del lugar de destino, recién días antes de viajar le dijeron que debía sacar los pasajes a París y le hicieron pronunciar un juramento de confidencialidad. Bivolaru se sabía buscado por distintas policías y su paradero era secreto. A ella la recibieron dos personas en el aeropuerto Charles de Gaulle, la subieron a una combi, le taparon la cabeza y, luego de muchas vueltas, la llevaron a una casona en la que estuvo 15 días encerrada junto a otras chicas, atractivas como ella, llegadas de diversos países del mundo. Muchas llevaban meses aguardando lo mismo: que el maestro las iniciara.

La casa de París tenía todas las ventanas clausuradas y grandes pantallas en las que mostraban testimonios de chicas como ella. Una contaba, como una tragedia, la frustrante experiencia que vivió cuando llegó a la cama de Bivolaru y no se había lubricado lo suficiente, por lo cual no pudo ser iniciada. La expectativa crece entre las mujeres, que son atendidas a cuerpo de rey pero no pueden usar teléfonos ni comunicarse con sus familias durante el tiempo que permanecen ahí.

A otro de los alumnos de Buenos Aires que fue invitado a ir a filmar a Capilla del Monte le explicaron que sería una “película iniciática, no pornográfica, para después venderla y ayudar a despertar espiritualmente a otra gente. Pero –contó– las cosas ya se tornaban intolerables dentro del grupo, no tanto por lo sexual, sino porque usan a la gente; son como vampiros que necesitan gente joven, a la que van manipulando y metiéndose en sus vidas”.

Los videos pornográficos y libros con fotos eróticas, supuestas fuentes de dinero para el grupo, circulan en las escuelas argentinas y del resto del mundo. Los discípulos que participan de las películas no saben en qué lugares se terminan vendiendo y mostrando. La intendenta de Capilla del Monte, Rosanna Olmos, luego de la inspección al camping realizó consultas con organismos nacionales y sostiene que la ciudad sigue dispuesta a recibir a nuevos habitantes de todo el mundo, pero aclara que no admitirán grupos sectarios que se aprovechen de sus integrantes.

El grupo de yoga llegó a tener en poco tiempo unos 30 seguidores en Capilla del Monte. Luego de la película y los afiches, le quedan menos de 10. Hace más de dos meses que no van a la Posada del Árbol y ahora sólo siguen sus actividades en el camping. Su encargado local, Sattwa, sospecha que algunas personas conspiraron para perjudicarlos. Los ex discípulos consideran, por el contrario, que si 
hubo perjudicados, no fueron justamente los maestros de la escuela.