13.09.11

Las profecías de Sor Elena Aiello, mañana será beatificada

A las 3:06 PM, por Juanjo Romero
Categorías : General

Beata Elena Aiello

 

Estaba dudando el orden varios artículos. Pero la actualidad manda. Mañana es 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Sigue siendo escándalo y necedad, pero ahora no de modo tan marcadamente disyuntivo como en la época de San Pablo.

Será el cuarto aniversario de la Carta Apostólica Summorum Pontificum. Y, casualidades de la vida, fecha del trascendental encuentro entre los lefebvrianos con Mons. Fellay a la cabeza y el Card. Levada. Por las informaciones disponibles «pintan bastos». Ojalá podamos celebrar buenas noticias. Mucho me temo que quieran seguir «debatiendo sobre temas doctrinales desde fuera», porque allá se quedarán: fuera. Probablemente no todos y haya cisma, aún así no deja de ser una desgracia.

Pero también mañana será beatificada Sor Elena Aiello en Cosenza, y ahora en serio, espero que no sea fruto de ‘casualidades de la vida‘.

Sor Elena es poco conocida en España, fundadora, mística, portadora de estigmas y numerosas revelaciones privadas. Murió en 1961. Benedicto XVI firmó el 2 de abril de 2011 el decreto relativo al milagro atribuido a su intercesión.

Supongo que no estoy en los circuitos adecuados, pero me llama la atención la ‘densidad’ de santos y de personas con fama de santidad en esa época que tuvieron revelaciones.

En marzo de 1922 mientras practicaba en privado la devoción de los «trece viernes» de San Francisco de Paula, recibió los estigmas al tiempo que su rostro sudaba sangre. Desde entonces la efusión de sangre en su cara es un fenómeno que se repetirá cada viernes de marzo y especialmente en Viernes Santo; al fenómeno físico del sangrado se unía el dolor, la privación de los sentidos, el hablar proféticamente en nombre de Jesús, de María o de San Francisco de Paula. En 1928 con Gina Mazza dan inicio en Cosenza a las Mínimas de la Pasión (Suore Minime della Passione di Nostro Signore Gesù Cristo), con el objetivo de honrar la Pasión del Señor y socorrer espiritual y materialmente a los pobres, especialmente a la infancia necesitada.

De ella se cuentan muchas profecías y avisos. Los más llamativos fueron los dirigidos a Mussolini, primero advirtiéndole de lo bien que le iría si no participaba en la Guerra Mundial y lo mal que lo pasaría Italia si lo hacía, y después el trágico fin del propio Duce:

¿Os acordáis cuando el 7 de julio del año pasado me preguntabais que le podría ocurrir al Duce, y que yo os respondí que si no permanecía unido al Papa, tendría un fin peor que el de Napoleón? Ahora os repito las mismas palabras: si el Duce no salva Italia haciendo todo cuanto diga y haga el santo Padre, pronto caerá

Soy algo escéptico ante el fenómeno de la profecía. Pero escéptico, no incrédulo. A veces es difícil separarlas de interpolaciones posteriores o de añadidos subjetivos de la persona que las recibe. Pero haberlas haylas.

En el caso de Elena Aiello, quizá la más famosa es la que recibió el Viernes Santo de 1954:

Escucha bien lo que digo y comunícalo a todos: Mi Corazón está triste por los muchos sufrimientos que amenazan a este mundo. La justicia de nuestro Padre Celestial está ofendida gravemente. El mundo está inundado por una crecida de corrupción. Los gobiernos de los pueblos se han levantado como demonios en carne humana, y mientras hablan de paz, preparan la guerra con instrumentos devastadores, para aniquilar pueblos y naciones. Innumerables escándalos llevan las almas a la ruina, especialmente de la juventud.

El hogar, fuente de la fe y de santidad, está manchado y destruido.[…](Los hombres) continúan viviendo pertinazmente en sus pecados. Cerca está el azote para limpiar la tierra del mal. La Justicia divina reclama la satisfacción de tantas ofensas y maldades que cubren la tierra y no se puede tolerar más. Los hombres obstinados en sus culpas no se vuelven a su Dios. La gente no se somete a la Iglesia, y desprecia a los sacerdotes por haber muchos malos entre ellos, que son causa de escándalos.

[…]El mundo será invadido por grandes desgracias, revoluciones sangrientas, huracanes terribles, inundaciones de ríos y mares.

Levanta la voz, hasta que los sacerdotes de Dios presten oído a mi mensaje, y avisen a los hombres que el tiempo está cerca, y si no se convierten a Dios con oraciones y sacrificios, el mundo se verá envuelto en una nueva guerra […] Nubes con rayos de fuego, y una tempestad de fuego pasarán sobre el mundo, y el azote será el más terrible que ha conocido la historia. Durará setenta horas. Los impíos serán aplastados y eliminados. Muchos se perderán, porque permanecen en sus pecados"…

Las horas de las Tinieblas están cerca […] Yo me inclino sobre el mundo y detengo la Justicia de Dios, de otra manera estas cosas hubieran sucedido ya. Hacen falta oración y sacrificios, que vuelvan a los hombres a Dios y a mi Corazón Inmaculado. Propaga a gritos todo esto, en todo el mundo, como eco verdadero de mi voz. Hazlo saber porque ayudará a salvar muchas almas e impedirá mucha destrucción en la Iglesia y en el mundo.

Este aviso está muy en la línea de Garabandal, otros en la de Fátima y Akito, quizá por eso goce de buena difusión. Pero hay revelaciones mucho más tiernas, íntimas, reconfortantes.

La beatificación de Sor Elena no supone un sello de certeza a sus revelaciones privadas. Sólo el reconocimiento del grado heroico en el ejercicio de las virtudes cristianas y que ya está en el cielo. Ni siquiera es un marchamo a los evidentes fenómenos místicos. Así que cada uno saque las conclusiones que quiera. Yo sólo quería compartirlo con vosotros.