19.09.11

Vivir con los pantalones siempre bajados (con perdón)

A las 12:28 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe
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Cuando en 1988 y dictada por el beato Juan Pablo II Magno se produjo la excomunión de los obispos (4) ordenados por monseñor Marcel Lefebvre daba la impresión, según podía deducirse de los acontecimientos acaecidos entonces de que jamás se resolvería la situación creada por aquella ordenación.

Desde entonces, más de veinte años transcurridos desde entonces, es muy posible que se haya ido aumentando la fractura entre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (más conocida como FSSPX) y lo establecido en sede vaticana sobre los temas en discusión.

Bien podemos decir que, como es (y siempre debería serlo) tradición en la Iglesia católica, resulta conveniente que la comprensión hacia el hermano se abra paso entre la maraña de situaciones que, a lo mejor, aconsejaban su definitivo adiós. Y eso es así porque tal es la voluntad de Dios expresada, a la perfección, por Jesucristo (“Para que sean uno” recoge San Juan en 17: 21) y, sobre todo, cuando el hermano no tiene intención de separarse de forma definitiva.

El 15 de diciembre de 2008, el Superior General de la FSSPX, SE Monseñor Bernard Fellay, remitió una carta a Roma en la que decía, entre otras cosas, que “estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia Católica romana. Nosotros aceptamos sus enseñanzas con ánimo filial. Nosotros creemos firmemente en el Primado de Pedro y en sus prerrogativas, y por esto nos hace sufrir tanto la situación actual”.

Desde entonces se han ido tomando algunas decisiones por parte del Vaticano y, en concreto, por parte de Benedicto XVI, que han ido serenando la relación existente entre la Fraternidad y Roma como, por ejemplo, el levantamiento de la excomunión que, en 1988 recayó sobre los obispos afectados por la misma o, también, la confirmación de la posibilidad de celebrar (Motu Proprio “Summurum Pontificum”, de fecha 7 de julio de 2007) la Santa Misa según la denominada Forma Extraordinaria o, para que nos entendamos, la que se llevaba a cabo antes del Concilio Vaticano II. Y decimos confirmación porque, que se sepa, nunca se derogó tal posibilidad.

El que esto escribe entiende que gestos tan importantes hechos por Benedicto XVI como, por ejemplo, dar ejemplo de cómo se da la comunión (de rodillas y en la boca) han supuesto, también, algo importante que se ha debido tener en cuenta por parte de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X aún a sabiendas de que también se debería tener en cuenta por el resto de católicos.

Todo esto, al humilde entender del que esto escribe sólo puede tener un objetivo claro y determinado: el regreso definitivo a la Iglesia católica de los que se separaron porque creyeron, honestamente, que debían hacerlo.

Pues, sin embargo, esto no gusta a los de siempre.

Por ejemplo, hay quien dice cosas como las que siguen:

Hemos regresado a las misas en latín y a la liturgia tridentina” refiriéndose al hecho de que los pasos dados no son buenos para la Iglesia católica.

Si se confirma que esto es así, se trataría de un paso atrás, otro más, que volvería a demostrar el doble rasero a la hora de condenar, o condonar la pena, que se sigue sirviendo en el Vaticano” porque no quiere verse de forma positiva que, siguiendo la voluntad de Cristo, seamos uno. Mejor es que estemos separados porque así se allana el camino al Mal para que haga su trabajo.

Y esto es lo peor: preguntarse si es una bajada de pantalones ante los seguidores de Marcel Lefebvre lo que está haciendo Benedicto XVI.

Resulta, del todo pero del todo, cargante y preocupante que esto lo pueda decir quien tiene, siempre, los pantalones bajados ante el mundo y ante lo pagano claramente contrario a los mandamientos de Dios y quien acepta cualquier doctrina que sea contraria, sobre todo que lo sea, a la que lo es católica llamándose, además, católico…

Y se pone al mismo nivel lo que sería la Prelatura personal que, a lo mejor, se ofrece a la FSSX, con la que lo es del Opus Dei. Seguramente se hace para menospreciar tanto a la FSSX como al la Obra.

Por cierto, en su día (cuando levantó la citada excomunión) dijo Benedicto XVI que “A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad tenga necesidad de un grupo al menos con el cual no tener tolerancia alguna; contra el cual pueda tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercársele –en este caso el Papa- también él pierde el derecho a la tolerancia y puede también ser tratado con odio, sin temor ni reservas”.

Pues eso… que se lo aplique más de uno.

Tiene gracia, además, pero poca, que se diga que “Sólo con aceptar unas bases doctrinales -en las que no se les obliga expresamente a aceptar en su totalidad el Concilio- conseguirán su vuelta a Roma”.Y digo que tiene gracia porque retrata, a la perfección a quien eso escribe: siempre en contra de Roma donde no es no regrese… es que no ha ido nunca.

Eleuterio Fernández Guzmán