El Papa ofició una multitudinaria Misa en Erfurt

«No queremos escondernos en una fe solamente privada»

 

Al presidir ayer sábado la Santa Misa en la Domplatz de Erfurt ante unas cincuenta mil personas, Benedicto XVI explicó que los santos, aunque sean pocos, cambian el mundo con su testimonio público, a partir del don de la fe y desde la Iglesia Católica a la que pertenecen. El Papa recordó el sufrimiento de dicha localidad alemana, que el sigo pasado tuvieron que sufrir la doble tiranía del nazismo y el comunismo, lo que provocó que buena parte de su población viva alejada de la fe en Cristo.

25/09/11 7:59 AM


 

(ACI) En una mañana soleada en la que se celebró la liturgia para venerar a la patrona local, Santa Isabel de Turingia (conocida también como Santa Isabel de Hungría) en medio de un clima de fiesta, el Papa fue recibido por el entusiasmo de los fieles y el tañido de las campanas de la Catedral.

En su homilía, el Papa recordó la historia de Erfurt del siglo XX, que tuvo que sufrir dos dictaduras: la nazi hace 70 años y la comunista hace 30 como parte de la República Democrática Alemana que hacía parte del bloque de la Cortina de Hierro donde la religión era reprimida.

Como resultado de ello, dijo, “actualmente, la mayoría de la gente en esta tierra vive aleada de la fe en Cristo y de la comunión de la Iglesia”.

Sin embargo, aseguró Benedicto XVI, los últimos 20 años “presentan también experiencias positivas: un horizonte más amplio, un cambio más allá de las fronteras, una confiada certeza de que Dios no nos abandona y nos conduce por nuevos caminos. ‘Donde está Dios, allí hay futuro’”.

El Santo Padre describió luego que la fe debe ir más allá de la libertad social lograda luego de la caída del Muro de Berlín. Es necesario por ello “buscar las raíces profundas de la fe y de la vida cristiana”.

Resistencia al mal por parte de los fieles

Benedicto XVI agradeció la fidelidad de los católicos, sacerdotes y laicos, que ante situaciones difíciles se mantuvieron firmes en la fe, durante la Segunda Guerra Mundial y en la dictadura comunista.

“Especialmente en Eichsfeld, muchos católicos resistieron a la ideología comunista. Que Dios les recompense abundantemente la perseverancia en la fe. El testimonio valiente y la confianza paciente en la providencia de Dios son como una semilla valiosa que promete un fruto abundante para el futuro”.

Grandes santos en Alemania

El Papa pasó revista a los santos que brillaron en estas tierras, como Santa Isabel de Turingia llegada de Hungría, San Bonifacio que nació en Inglaterra y murió mártir, y San Kilian que era originario de Irlanda; además de los santos Eoban y Adelar.

“¿Qué es lo que estos santos tienen en común? ¿Cómo podemos describir y hacer fecunda para nosotros su particular forma de vida? Sí, los santos nos muestran que es posible y bueno vivir de manera radical la relación con Dios, poner a Dios en primer lugar y no como una realidad más entre otras”

El Pontífice dijo luego que la fe es el don que permite este modo de vivir la santidad y que debe ser vivida dentro de la Iglesia, no solo de manera personal.

“En este sentido, se resalta lo importante que es el intercambio espiritual que se extiende a través de toda la Iglesia universal. Si nos abrimos a toda fe, en la historia entera y en los testimonios de toda la Iglesia, entonces la fe católica tiene futuro también como fuerza pública en Alemania”.

Al mismo tiempo, prosiguió, “las figuras de los santos que he recordado nos muestran la gran fecundidad de una vida santa, de ese amor radical por Dios y por el prójimo. Los santos, aunque sólo sean pocos, también cambian el mundo”.

El Papa resaltó luego que “no queremos escondernos en una fe solamente privada, sino que queremos usar de manera responsable la libertad lograda”.

“Como los santos Kilian, Bonifacio, Adelar, Eoban e Isabel di Turingia, queremos salir como cristianos al encuentro de nuestros conciudadanos, e invitarlos a descubrir con nosotros la plenitud de la Buena Nueva”.

Finalmente el Santo Padre hizo votos para que el tañido de la “Gloriosa” campana de la Catedral de Erfurt “nos aliente a hacer visible y audible, según el ejemplo de los santos, el testimonio de Cristo en el mundo en que vivimos”.

Al finalizar la Misa y entre los aplausos de los fieles, se hizo sonar la famosa campana de la Catedral de Erfurt, la campana más grande del mundo que oscila libremente y que fue inaugurada en 1497. Mide dos metros y medio de alto.