1.10.11

México: Iglesia y la tentación de pactar con los “narcos”

A las 5:58 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en México

Del Vatican Insider (ENG) (ITA)

Urge reconstruir el tejido social en México, que padece altísimos índices de inseguridad y violencia. Para los obispos de ese país resulta claro que la proliferación de las bandas criminales es resultado de muchos años de ilegalidad y corrupción. Una total pérdida de valores. Por eso se oponen a diversas y relevantes voces sociales que han sugerido al gobierno “pactar con los narcos” para alcanzar la paz.

Una propuesta que recuerda las supuestas negociaciones entre la Mafia y los servicios de inteligencia en Italia, las cuales habrían tenido lugar en los primeros años de la década de los 90 y que, según el procurador antimafia Piero Grasso, permitieron evitar atentados contra políticos de alto nivel.

En México la lucha contra los cárteles de la droga, cada vez más ricos y poderosos, se ha extendido a las calles provocando la muerte de miles de personas inocentes en episodios de una violencia cada vez más cruda, como el reciente incendio perpetrado por un grupo de sicarios a un casino en la norteña ciudad de Monterrey (en el que murieron más de 50 personas) o la decapitación de una periodista en Nuevo Laredo.

En entrevista el obispo auxiliar de la arquidiócesis de Tlalnepantla, Efraín Mendoza Cruz, aseguró que “no es compatible” proponer el establecimiento de un pacto con quienes han causado y siguen causando daño al pueblo mexicano.

“No se puede pensar en unir el agua con el aceite. No se puede hacer un pacto con quienes no están dispuestos a buscar el bien común, el desarrollo de un país, el respeto a la vida y a los valores fundamentales. Somos completamente distintos, no se pueden entender lazos de simpatía y comunicación”, indicó.

Recordó que en 2010 la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) difundió el documento “Que en Cristo, nuestra paz, México tenga vida digna” en el cual sus miembros se comprometieron a promover la reconstrucción del tejido social, el respeto a las leyes y ofrecer esperanza al pueblo.

Según el prelado en México se ha perdido el sentido de la legalidad y se vive en “un estado de ilegalidad”, situación de la cual la Iglesia no es ajena. Por eso exhortó a obispos y sacerdotes a tener clara la propia identidad para evitar perderse en la confusión y la incertidumbre.

Aunque la tentación de pactar con el crimen parece haber contaminado algunos sectores marginales de la Iglesia, más consenso ha obtenido entre los católicos la exigencia de algunos líderes sociales al gobierno de un cambio radical en su estrategia de combate al narcotráfico que incluya el retiro del ejército de las calles.

Al inicio de la lucha contra los “narcos”, poco más de cinco años atrás, la administración guiada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa tomó la decisión de involucrar a los soldados en una “guerra frontal” contra los cárteles. Una determinación prácticamente obligada ya que una gran parte de los cuerpos de policía del país son corruptos. Pero con el ejército los niveles de violencia no han disminuido, sino todo lo contrario.

El obispo de la diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, es el principal exponente de los católicos que exigen al gobierno retirar a los uniformados, argumentando que son responsables de violaciones a los derechos humanos en diversas poblaciones. Grupos que apoyan al líder pacifista y ex sacerdote, Javier Sicilia, mantienen una postura similar mientras la CEM es mucho más realista. Al menos su presidente, Carlos Aguiar Retes, considera que son inevitables “las bajas” en una lucha despiadada contra los criminales.

Para Eugenio Lira Rugarcía, prelado auxiliar de la arquidiócesis de Puebla, además de implorar y exigir el don de la seguridad, la justicia y la unidad, los mexicanos necesitan convertirse en artífices de la paz, un elemento fundamental para el auténtico desarrollo y un derecho de toda persona.

“Lo primero es no perder la esperanza; existe el riesgo de desanimarse, de pensar que las cosas son así y que ya no se puede hacer nada, ese sería un grave error. Urge tener esperanza, primero en Dios que nunca nos va a dejar, y después confiar en la Virgen de Guadalupe”, sostuvo también en entrevista.

El problema de fondo de la crisis que estamos viviendo es una pérdida de valores. Cuando se pierde el horizonte la persona humana, el valor de su vida, de su dignidad y sus derechos fundamentales, ya no se le trata como alguien sino como algo al que se puede secuestrar, extorsionar, maltratar y traficar”, agregó.

Aseguró que los obispos están convencidos que la tarea urgente es reconstruir la sociedad en base a auténticos valores que permitan una sana convivencia, un verdadero desarrollo tanto de las personas como de la sociedad. “Ahí la Iglesia tiene muchísimo que aportar”.