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Servicio diario - 4 de octubre de 2011

Santa Sede

El sacerdote en el siglo XXI según el cardenal Piacenza

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Los obispos de Asia alertan contra el aumento del fundamentalismo

Cardenal Scherer: tener fe es un bien para la patria

Santa Faustina, ¿doctora de la Iglesia?

Autoridad vaticana pide libertad religiosa y de conciencia en Pakistán

Actualidad

Chile y el debate sobre el llamado aborto terapéutico

Reportaje

Nicaragua: Sacerdotes, “se callan o los matamos”

Entrevistas

No hay razón para temer la “S” de soltero

Documentación

El sacerdote en el siglo XXI


Santa Sede


El sacerdote en el siglo XXI según el cardenal Piacenza
El prefecto de la Congregación para el Clero traza el perfil en una visita a EEUU
LOS ÁNGELES, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “Dispensadores de los Misterios de Cristo” y “signos seguros de referencia y de esperanza para cuantos buscan la plenitud, el sentido, el fin, la felicidad”: el prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal Mauro Piacenza, trazó un preciso perfil del sacerdote del siglo XXI.

Lo hizo este lunes en una intervención ante los sacerdotes de Los Ángeles, donde está participando, por invitación del nuevo arzobispo de la archidiócesis, en la reunión anual de sacerdotes hispánicos en servicio en los Estados Unidos.

“Ante un mundo anémico de oración y de adoración, el sacerdote es, en primer lugar el hombre de la oración, de la adoración, del culto, de la celebración de los santos Misterios”, indicó.

“Ante un mundo sumergido en mensajes consumistas, pansexuales, atacado por el error, presentado en los aspectos más seductores , el sacerdote debe hablar de Dios y de las realidades eternas y, para poderlo hacer con credibilidad, debe ser apasionadamente creyente, ¡como también ser “limpio”!”, continuó.

Según el prefecto de la Congregación para el Clero, “el sacerdote debe dar la impresión de estar en medio de la gente, como uno que parte de una lógica y habla una lengua diversa de los otros”. 

“Él no es como “los otros” -advirtió-. Lo que la gente espera de él es precisamente que no sea “como los demás”.

Una respuesta

En referencia al contexto actual, afirmó que “ante un mundo sumergido en la violencia y corroído por el egoísmo, el sacerdote debe ser el hombre de la caridad”.

“Desde las alturas purísimas del amor de Dios, del que realiza una particularísima experiencia, desciende al valle, donde muchos viven su vida de soledad, de incomunicabilidad, de violencia, para anunciarles misericordia, reconciliación y esperanza”, explicó.

“El sacerdote responde a las exigencias de la sociedad, haciéndose voz de quien no tiene voz: los pequeños, los pobres, los ancianos, los oprimidos, marginados”, continuó.

“No pertenece a sí mismo sino a los demás, dijo, “comparte las alegrías y los dolores de todos, sin distinción de edad, categoría social, procedencia política, práctica religiosa”.

“Él es el guía de la porción del pueblo que le ha sido confiada”, señaló el purpurado, “pastor de una comunidad formada por personas” en la que cada una tiene un nombre, su historia, su destino, su secreto.

Misión

El cardenal Piacenza también habló de la misión del sacerdote en el siglo XXI, que corresponde “a una vocación eterna que se realiza en la plena comunión con Dios”.

“Tiene la difícil tarea, pero eminente, de guiar estas personas con la mayor atención religiosa y con el escrupuloso respeto de su dignidad humana, de su trabajo, de sus derechos”, destacó.

“El sacerdote no dudará en entregar la vida, o en una breve pero intensa temporada de dedicación generosa y sin límites, o en una donación cotidiana, larga”, añadió.

“El sacerdote debe proclamar al mundo el mensaje eterno de Cristo, en su pureza y radicalidad”, señaló en otro momento.

Y añadió: “no debe rebajar el mensaje, sino, más bien, confortar la gente; debe dar a la sociedad anestesiada por los mensajes de algunos directores ocultos, detenedores de los poderes que valen, la fuerza liberadora de Cristo”.

Modelo de estabilidad

En opinión de monseñor Piacenza, “un sacerdote debe ser al mismo tiempo pequeño y grande, noble de espíritu como un rey, sencillo y natural como un campesino”.

También se refirió al sacerdote como a “un héroe en la conquista de sí, el soberano de sus deseos, un servidor de los pequeños y débiles; que no se humilla ante los poderosos, pero que se inclina ante los pobres y pequeños, discípulo de su Señor y cabeza de su grey”.

Al dirigirse a los sacerdotes de la archidiócesis estadounidense, el purpurado destacó los resultados de una investigación sobre Dachau.

Según los supervivientes de ese campo de concentración, en medio de aquel infierno, los que se mantuvieron equilibrados por más tiempo fueron los sacerdotes católicos.

El cardenal Piacenza explicó cómo les resultó posible eso: “porque eran conscientes de su vocación, tenían su escala jerárquica de valores, su entrega al ideal era total, eran conscientes de su misión específica y de los motivos profundos que la sostenían”.

El purpurado también habló de la necesidad de sacerdotes íntegros en el contexto actual, caracterizado por la inestabilidad (en la familia, en el trabajo, en las instituciones,...).

“El sacerdote debe ser, sin embargo, constitucionalmente un modelo de estabilidad y de madurez, de entrega plena a su apostolado”, orientó a los presbíteros que le escuchaban. 

Vida y ministerio

Ante “la secularización, el gnosticismo, el ateísmo, en sus varias formas” que “están reduciendo cada vez más el espacio de lo sagrado”, el desorden moral y la pobreza espiritual, “la vida y el ministerio del sacerdote adquieren importancia decisiva y urgente actualidad”, afirmó.

Según el prefecto de la Congregación para el Clero, “el verdadero campo de batalla de la Iglesia es el paisaje secreto del espíritu del hombre y en él no se entra sin mucho tacto, sin mucha compunción, además de contar con la gracia de estado prometida por el sacramento del orden”. 

El purpurado también realizó una advertencia a los sacerdotes: “la Iglesia es capaz de resistir a todos los ataques, a todos los asaltos que las potencias políticas, económicas y culturales pueden desencadenar contra ella, pero no resiste al peligro que proviene del olvidar esta palabra de Jesús”, dijo.

Finalmente, preguntó “a qué serviría un sacerdote tan semejante al mundo, que se convierte en sacerdote mimetizado y no en fermento transformador”.

Aseguró que “no se puede regalar un don más precioso a una comunidad que un sacerdote según el corazón de Cristo”.

“La esperanza del mundo consiste en poder contar, también para el futuro, con el amor de corazones sacerdotales límpidos, fuertes y misericordiosos, libres y mansos, generosos y fieles”, afirmó.

Y concluyó exhortando a los sacerdotes a estar unidos y a ser santos: “Más allá de las inquietudes y contestaciones que agitan el mundo, y se hacen sentir también dentro de la Iglesia, están en acción fuerzas secretas, escondidas y fecundas en santidad”.

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Mundo


Los obispos de Asia alertan contra el aumento del fundamentalismo
Afirman que es el “mayor peligro” que afronta este continente
BANGKOK, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Uno de los mayores peligros que atraviesa el continente asiático es el crecimiento del fundamentalismo religioso, un fenómeno que se está dando no sólo en el entorno del islam y del hinduismo, sino incluso entre algunos grupos cristianos.

Lo afirma monseñor Thomas Menamparampil, arzobispo de Guwahati (India) y presidente del Departamento para la Evangelización de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC), en una entrevista a la agencia vaticana Fides.

Este Departamento celebró la semana pasada una reunión de obispos del continente, prevista dentro del calendario de reuniones de la FABC para este año, en el Centro Redentorista de Pattaya (Tailandia), sobre el tema “Secularismo, fundamentalismo y evangelización”.

Los miembros de este departamento son monseñor Francis Xavier Vira Arpondratana, obispo de Chiangmai (Tailandia), monseñor Broderick Pabillo, obispo auxiliar de Manila, monseñor Peter Tran Dinh Tu, obispo de Phu Cuong (Vietnam), y monseñor Victor Gnanapragasam, obispo de Quetta (Paquistán).

En la entrevista, monseñor Menamparampil afirmó que el fenómeno de la secularización y el del crecimiento de los fundamentalismos constituyen “los dos mayores retos de la evangelización en Asia”.

Ante esto, la Iglesia no puede responder “agresivamente”, sino “indagando y comprendiendo las razones psicológicas y sociales que permiten su florecimiento”.

“A la secularización hay que oponerse contribuyendo a construir valores laicos universalmente válidos; la respuesta al fundamentalismo es, en cambio, la auténtica religión”, afirmó.

Fruto de la secularización

El prelado explicó que los debates de esta reunión estaban centrados en “las afirmaciones contenidas en el ensayo de Steve Bruce, pensador inglés que sostiene la “teoría de la secularización”.

Este experto afirma, explicó monseñor Menamparampil, que la secularización constituye un “fenómeno irreversible de la era moderna”. “Sus datos se basan sobre todo en la baja asistencia de la gente a las Iglesias, pero éste no puede ser el único criterio”.

El obispo de Guwahati afirmó que la secularización “también se siente en Asia, especialmente entre los jóvenes y las familias”, y precisamente, “sobre la secularización florecen los fundamentalismos, que explotan las emociones y las necesidades de la gente”.

En Asia, subrayó, “el peligro mayor es precisamente el fundamentalismo religioso: por un lado, el Pentecostalismo, que atrae y se lleva a los fieles católicos de la Iglesia; por otro, el fundamentalismo de matriz hinduísta e islámica, que turba la armonía social y religiosa”.

En otra intervención suya recogida por Fides (13 de septiembre), monseñor Menamparampil invitaba a los cristianos de Asia a “renovar el anuncio, la misión, la evangelización”.

“Precisamente, cuando surgen dificultades es cuando la gente busca respuestas. Y cuando los problemas son intensos, las preguntas se hacen más profundas. Quizás sea éste el momento que Asia está atravesando”.

En relación con las situaciones de persecución incluso violenta que sufren muchas comunidades cristianas en Asia, el prelado agregó: “'¿Durante cuánto tiempo aún’, pregunta el salmista en su agonía. Pero durante los monzones, es precisamente cuando el calor se hace insoportable, que llegan las lluvias copiosas. Que los anunciadores de la Palabra en Asia sepan hacerse escuchar, porque la tierra tiene sed del mensaje de amor, justicia, paz y rectitud que Cristo predicó”.

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Cardenal Scherer: tener fe es un bien para la patria
“El sueño de una familia humana que vive en paz no es irreal”
SÃO PAOLO, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El buen cristiano está llamado a ser también un buen ciudadano, y por tanto la fe enriquece a la patria.

El cardenal Odilo Scherer, arzobispo de SãoPaolo (Brasil), lo recordó en un artículo publicado en la revista diocesana “O São Paulo” en el que reconoce que si bien “como personas de fe seamos conscientes del hecho que no tenemos aquí una 'ciudad permanente', pero estamos en camino hacia la patria futura”, “tenemos también clara conciencia de ser ciudadanos de este mundo, con una patria que nos acoge y nos hace de casa”.

“Somos miembros de un pueblo, con el que nos identificamos y por cuyo bien estamos – y debemos estar – totalmente comprometidos”, escribe.

Es verdad, reconoció el prelado, que la globalización promueve una “noción de pertenencia a una familia humana grande y única, con la que nos debemos sentir unidos y solidarios”.

“La misma Iglesia – añadió –, en su antropología y en su magisterio social, difunde esta conciencia y no podría ser de otra forma. Creemos en un único Dios y Padre, que ama a todos como hijos y que quiere que éstos vivan como hermanos”.

“Un pueblo no puede ser indiferente a los demás, ni dejar de interesarse por el bien y por la suerte cada vez más compartida de todos los miembros de la comunidad humana”, recordó el purpurado.

“Límites territoriales, tradiciones culturales, diferencias raciales, herencias históricas e intereses económicos, incluso contrapuestos, deberían estar cada vez más conjugados y armonizados”.

El cardenal quiso recordar que la reciente Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, en la que han participado jóvenes de 170 países distintos que convivían “en armonía y solidaridad, compartiendo los mismos principios esenciales”, “ha demostrado que el sueño de una familia humana unida e integrada que vive en paz no es irreal”.

“La impresión que se tenía es que todos eran hermanos, hijos de una única gran familia, en la que las diferencias no dividían, sino que se unían y enriquecían”.

El cardenal Scherer recordó por tanto que “para nosotros los cristianos y católicos, en particular, está claro que la fe no puede desvincularse de nuestra participación en la construcción del mundo, a la luz de los valores del reino de Dios. Un buen cristiano debe ser también un buen ciudadano”.

“Además de cumplir con los deberes cívicos, como los demás ciudadanos, ¿qué otra contribución pueden ofrecer las personas de fe para el bien de un pueblo?”, se preguntó.

El cardenal reconoció que se trata de una pregunta que “merecería una larga reflexión, porque nos introduce en el propio sentido de la religión, a menudo puesto en discusión”.

“Tenemos algo específico para contribuir al bien de la humildad y de la patria. La misma fe en Dios, bien vivida y manifestada públicamente, con las convicciones que derivan traducidas de ella en cultura, es una contribución fundamental para el bien común. La fe bien vivida y atestiguada enriquece la convivencia social de muchas formas”.

“Cuando se da espacio a Dios, también la importancia del hombre aumenta – subrayó el cardenal Scherer –: su dignidad, sus derechos y el sentido de su vida en este mundo son iluminados”.

Cuando en cambio “se excluye a Dios de la convivencia humana, desde la esfera privada o pública, comienzan a descender las sombras sobre la existencia humana y a faltar bases sólidas para los valores y las virtudes y las relaciones sociales”.

“Tener fe en Dios y manifestarla abiertamente, yendo a sus consecuencias éticas y antropológicas, es bueno para la patria”, concluyó.

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Santa Faustina, ¿doctora de la Iglesia?
Lo impulsan cardenales y obispos en el 2º congreso de la Divina Misericordia
CRACOVIA, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Santa Faustina Kowalska podría ser la primera doctora de la Iglesia del tercer milenio: los cardenales y obispos reunidos en Cracovia-Lagiewniki para el 2º congreso mundial de la Divina Misericordia han dirigido una carta a Benedicto XVI pidiendo la apertura del dossier.

La noticia fue difundida en directo este domingo 2 de octubre, después del Ángelus de Benedicto XVI, por Radio Espérance que transmite el congreso por sus emisoras, por el satélite WorldSpace y por internet.

La santa polaca Faustina Kowalska sería la cuarta mujer proclamada doctora de la Iglesia, después de la carmelita española Teresa de Ávila y la dominica italiana Catalina de Siena, proclamadas por Pablo VI, y Teresa de Lisieux, proclamada por Juan Pablo II.

Su enseñanza está considerada especialmente importante para el tercer milenio y se conoce en el mundo entero gracias a su “Pequeño diario”.

Después del Ángelus, en la plaza de San Pedro, Benedicto XVI dirigió un mensaje a los cerca de dos mil participantes en este congreso, haciendo referencia a su tema.

“Muy queridos, reforzad vuestra confianza en el Señor a través de la reflexión común y la oración para que llevéis eficazmente al mundo el alegre mensaje de que “la Misericordia es fuente de esperanza”, les exhortó.

Después del mensaje difundido en la basílica de la Misericordia de Lagiewniki, consagrada en 2002 por Juan Pablo II, se leyó a la asamblea una carta de agradecimiento, escrita en italiano.

Los obispos presentes –entre ellos los cardenales Dziwisz, Macharski, Rylko, Backis, Barbarin, Schönborn, Zen-, firmaron esta carta, en la que dieron las gracias también al Papa Benedicto XVI por la beatificación del “servidor de la Misericordia” Juan Pablo II.

Pero añadieron una petición: que permita la apertura de la causa del “doctorado” de santa Faustina, lo cual ayudaría a promover en el mundo el mensaje de la Misericordia divina.

El arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislas Dziwisz, anunció que se propondría a los participantes del congreso firmar la petición a favor del doctorado. Esta petición irá extendiéndose poco a poco por todo el mundo.

Por Anita S. Bourdin

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Autoridad vaticana pide libertad religiosa y de conciencia en Pakistán
Al empezar el Año de la Misión en el país
KARACHI, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Pakistán necesita “el respeto a la libertad religiosa y de conciencia, que es el sello de la justicia y la paz”, destacó el secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el arzobispo Savio Hon Tai-Fai en un mensaje enviado a la Iglesia local.

El texto fue leído a la asamblea de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que se reunieron en Karachi para poner en marcha el Año de la Misión, que se celebra desde el sábado pasado 1 de octubre al 9 de septiembre de 2012.

En el mensaje, publicado por la Agencia Fides, el arzobispo se mostró contento "de compartir el entusiasmo y la renovación misionera para predicar el Evangelio y sembrar la Palabra de Dios en el terreno fértil de muchos corazones".

Monseñor Savio Hon Tai-Fai se refirió a la comunidad cristiana del país destacando que "entre las pruebas y tribulaciones, la perseverancia en la fe, la esperanza y la caridad es admirable".

El prelado citó el vigésimo quinto aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz celebrada en Asís el 27 de octubre de 1986.

Señaló que "la paz, como un deseo sincero de todos, se ve como algo frágil en muchas sociedades".

Para defenderla, prosiguió, destacó la importancia del “imperativo interior de la conciencia moral, que nos invita a respetar, proteger y promover la vida humana, y el imperativo que superar el egoísmo, la codicia y la venganza”.

También señaló la importancia de creer en la paz más allá de los esfuerzos humanos. “Su fuente y su realización hay que buscarla en una realidad más allá de todos nosotros”, destacó.

"Como cristianos, estamos convencidos de la verdad de que Cristo es nuestra paz. Por lo tanto, nosotros predicamos a Cristo y su Evangelio, porque con su vida y muerte nos ha enseñado a amar, servir y hacer la paz entre los individuos y los pueblos ", añadió.

Centrándose en el contexto de Pakistán, el arzobispo señaló que "el amor cristiano nos obliga al diálogo y a la promoción de relaciones positivas y constructivas con las personas de otras religiones y comunidades”.

“Es inspirador ver los esfuerzos realizados en Pakistán, en un testimonio ante el hecho de que cristianos y musulmanes pueden trabajar y caminar juntos en paz", aunque es deseable "una mejora urgente" en este campo, dijo.

Escribió que, "como una pequeña minoría en una sociedad de mayoría musulmana, la Iglesia en Pakistán vive y se mueve en un marco que requiere una gran sensibilidad y gran amor a nuestros hermanos y hermanas musulmanes".

El mensaje concluye con la esperanza de una fructífera labor de las Obras Misionales Pontificias, que están celebrando 60 años de presencia en Pakistán.

Garantiza la proximidad en la oración, de la Iglesia universal y la Iglesia de Pakistán y hace un llamamiento a los fieles en Pakistán con palabras de Jesús a los apóstoles: "¡No tengáis miedo!”.

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Actualidad


Chile y el debate sobre el llamado aborto terapéutico
Activistas pro vida buscan que se eliminen eufemismos sobre esta materia
SANTIAGO DE CHILE, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org) "Uno de los puntos más débiles de la sociedad chilena es la fragilidad de la familia”, denunció la semana pasada monseñor Gonzalo Duarte García, Obispo de Valparaíso, Chile. “Y las iglesias tienen sin duda una responsabilidad fundamental en esta área, así como a todo el país”, aseguró.

Los pronunciamientos del prelado se dieron luego de que la Comisión de Salud del Senado de Chile aprobara el pasado 6 de septiembre debatir tres proyectos de ley que buscan la despenalización del llamado aborto terapéutico en este país.

El debate del Congreso se centrará en la despenalización del aborto para los casos de riesgo de vida de la madre, la violación y la malformación fetal.

No obstante, el Presidente Sebastián Piñera informó el pasado 11 de septiembre durante el rezo de un Te deum en la Iglesia evangélica que estaría dispuesto a hacer uso de su facultad de veto presidencial en caso de que se logre la aprobación de alguno de los tres proyectos destinados a permitir y regular el aborto terapéutico.

“Una de las tareas más importantes de un Presidente es luchar por la vida, la dignidad y la familia de todos y de cada uno de los chilenos desde la concepción hasta el momento de la muerte natural”, insistió el mandatario.

¿Terapéutico?

Con respecto al término aborto terapéutico Patricio Ventura-Junca, miembro del Consejo de la Academia Pontificia para la Vida y del Centro de Bioética de la Pontificia Universidad Católica de Santiago, opinó en diálogo con ZENIT que este resulta inadecuado y ambiguo debido a que “la relación entre el efecto bueno y el malo debe tener una adecuada proporción. El efecto colateral malo no puede ser mayor que el efecto benéfico”. E indicó que en este caso, “la terapia tiene como objeto salvar la vida de la madre y no producir un aborto”.

Además porque los proyectos de ley han mezclado la despenalización del aborto por riesgo de la vida de la madre con otras causas. “Todo esto bajo el paraguas de aborto terapéutico”, indica Vetura-Junca, quien asegura que se trata de una estrategia para introducir el aborto a secas.

“Si los autores fueran coherentes, deberían preguntarse ¿por qué no eliminar, también, a los niños o adultos que tienen una enfermedad que provocará la muerte a corto plazo?”, aseguró.

Por su parte el padre Cristian Hodge Cornejo, del centro de bioética de la Universidad católica de Santiago dijo a ZENIT que en caso de que corra peligro la vida de la madre “no es lícito eliminar la vida del niño concebido” y aclaró que “esto no se opone a la licitud de acciones terapéuticas a favor de la madre, aunque comporten un riesgo, incluso letal, para el ser que no ha nacido”.

Contexto

Uno de los argumentos para despenalizar el aborto en Chile es que esta práctica no representaba un delito punible hasta el año 1989.

Sin embargo, la reforma que se realizó al Código Sanitario en esta materia indica que los actos cuya finalidad sea la de practicar un aborto resultan ser “crímenes y simples delitos contra el orden de las familias, contra la moralidad pública y contra la integridad sexual”.

Esta reforma hizo explícita lo que ya decía la Constitución de 1980, donde el artículo 19 “asegura a todas las personas” en el N° 1 “El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona”, y luego agrega: “La ley protege la vida del que está por nacer.”

Ventura-Junca asegura que el cambio que se realizó en 1989 de eliminar el llamado aborto terapéutico que se refería a casos en que está en riesgo inminente la vida de la madre “no tuvo efectos en la práctica médica”.

“Cuando el único tratamiento para salvar a una madre embarazada de una muerte cierta implica que, como efecto no deseado, sino que tolerado, se produce la pérdida del niño en gestación, todos los médicos saben que esto no sólo puede hacerse, sino que, en la mayoría de los casos, debe hacerse”, aclaró el miembro de la Pontificia Academia para la Vida.

“Si no se actúa, en la mayoría de los casos morirán ambos”, dijo. “Este no es un aborto procurado, no es la intención ni del médico ni de la madre eliminar al hijo”.

Pero cuando se trata del aborto provocado, el Código penal en expresa en su artículo 344 expresa: “La mujer que causare su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada con presidio menor en su grado máximo”, que serían entre 3 y 5 años de prisión.

“En los hechos son muy pocas las mujeres que hoy van a la cárcel por este delito”, precisó Ventura-Junca. “ Se persigue especialmente a quienes lucran realizando abortos”, dijo.

¿Mujeres en riesgo?

Chile tiene la tasa más baja de mortalidad materna por aborto de Latinoamérica. Según la Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, v.73 n.6 del año 2008 esta descendió de 105 por cada 100.000 nacidos vivos en 1960, a 0,8 por cada 100.000 en el año 2005 y se estima que oscila entre 0,8 y 1,6 por 100.000 nacidos vivos.

Para seguir reduciendo estos índices, Ventura-Junca aseguró que “el camino moral y humano no es favorecer un aborto en condiciones higiénicas, sino promover redes sociales y familiares que acompañen a estas mujeres ofreciéndoles apoyo, cariño y la posibilidad de dar a su hijo en adopción”. 

Además porque el aborto aumenta el riesgo de muchas las patologías psiquiátricas en un 81% incluido el suicidio. La revista The British Journal of Psychiatry, BJP 2011 indica que una de las conclusiones del estudio es que en Inglaterra estos riesgos deberían informarse a las pacientes antes de realizarse un aborto.

Con respecto a la malformación física, el padre Hodge Cornejo dijo: “Mejor es legislar para dar asistencia médica y psicológica a las madres que viven en esa dramática situación”.

Por ello “un crecimiento en el individualismo conlleva una falta de solidaridad con los seres humanos más indefensos como son los que están en sus primeras etapas de desarrollo”, concluye Ventura-Junca. 

Por Carmen Elena Villa

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Reportaje


Nicaragua: Sacerdotes, “se callan o los matamos”
Varios párrocos amenazados, tensión entre los fieles
MANAGUA, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Se ha hecho público en Nicaragua que varios párrocos han sido amenazados. Un dato preocupante tras el reciente asesinato del párroco de La Concepción, Marlon Pupiro.

Este país vive un delicado momento político, con unas elecciones generales a las puertas y el presidente Daniel Ortega decidido a perpetuarse en el poder, situación denunciada por la Iglesia católica, junto a la corrupción y otros males que afectan al país.

El secretario de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y obispo de la diócesis de Chontales y Río San Juan, monseñor Sócrates René Sándigo Jirón, aseguró –según reportaba el 1 de octubre El Nuevo Diario de Managua- que hay preocupación en la Iglesia católica por la falta de investigación a fondo del crimen contra el padre Marlon Pupiro y el acoso que sufren algunos párrocos del país.

Tras el asesinato del párroco de La Concepción, Marlon Ernesto Pupiro, varios sacerdotes de Managua y Masaya han dado cuenta de algún hecho extraordinario que les ha llamado la atención en relación a su seguridad.

“Hay un poco de desencanto [de la Iglesia católica] con la Policía… las iglesias, los templos, han sido víctimas de robo, pero no han tenido respuestas positivas. Yo mismo en Chontales he seguido tantos casos de robos en los templos, de bienes de los sacerdotes, y poniéndose la denuncia no hemos tenido ni una sola respuesta positiva por parte de la policía. Eso ha creado desencanto en el clero. De tal forma, que cuando sucede algo [el clero] ve como una pérdida de tiempo buscar a las autoridades policiales”, expresó el obispo.

El prelado consideró que los sacerdotes son personas serias, maduras y responsables, que no van a inventar las amenazas de muerte.

“No es extraño que después del asesinato del padre Marlon Pupiro, estas cosas [las denuncias de amenazas] estén aflorando, ya que puede ser que los sacerdotes habían manejado en silencio esto, y ahora están viendo oportuno sacarlo a luz para que los demás religiosos tengan más cuidado, para que no les vaya a suceder nada”, reiteró.

Consideró que “la policía se debe a todos y tiene que resguardar la seguridad de todos los ciudadanos. Es verdad que los sacerdotes tal vez están más expuestos por ser personas del público, y su opinión puede causar reacciones negativas y positivas… y por ello pueden estar mas expuestos a cualquier delincuente que no esté contento. Por eso la policía debe tener mayor atención para los sacerdotes”.

“Quisiera entender que [la policía] tiene muchas ocupaciones, no tiene muchos recursos, quisiera entender que hay muchas demandas de atención, y tal vez consideraría que ven con mayor importancia a otra área como el narcotráfico, pero más no puedo opinar. Sin duda, está obligada a resguardar la seguridad de todos los ciudadanos”, puntualizó el obispo.

Monseñor Sándigo Jirón manifestó que los párrocos tienen que ser más prudentes, aunque ello afecte su trabajo pastoral.

“Si un sacerdote es llamado por la noche para atender a algún enfermo en una casa o en un hospital, es mejor que no vaya, porque podría caer en una trampa. Este tipo de medida, lamentablemente, va a afectar la vida pastoral… el sacerdote debe tener cuidado de no aceptar cualquier tipo de invitación, a menos que conozca a la familia”, dijo.

El prelado manifestó que quieren que siga prevaleciendo el valor de la vida, el respeto, la moralidad, la convivencia y que se mantenga la libertad de expresión.

También indicó que si se mantiene esa línea de amenazas en contra de los párrocos, sería grave para el país, porque “estaríamos hablando de terrorismo, pero confío en que nunca vamos llegar a ese punto… Si esas personas siguen tocando a los sacerdotes, estarían tocando al 90% de la población que nos apoya”, concluyó.

Según informaba el 27 de septiembre el diario La Prensa de Managua, recientemente se conoció que varios párrocos han sido amenazados. Según este medio, uno de los sacerdotes advirtió a su feligresía que tienen información de que las homilías de los sacerdotes están siendo grabadas por personas ajenas a la Iglesia católica. Fuentes extraoficiales señalaron que existen orientaciones (no identifican de dónde provienen) de intimidación hacia los sacerdotes.

En algunos casos, las amenazas se han hecho directamente, a través de mensajes de texto a sus teléfonos móviles; en otros, disfrazados de robo o mensajes cifrados.

Extraoficialmente se conoció que la jerarquía católica ha recomendado a los sacerdotes ser prudentes al referirse a este tema, por lo que estos han optado por callar.

El diario La Prensa dice conocer nombres de sacerdotes que han manifestado esta situación. Uno de ellos expuso su problema a través de las redes sociales, en las cuales los feligreses se solidarizan y proponen cadenas de oración por la seguridad de los presbíteros.

Este sacerdote confió que a través de mensajes de texto recibidos en la madrugada del día anterior le advirtieron que era mejor que los obispos callaran o de lo contrario podían ser asesinados. “Se callan o los matamos”, decía el texto. El sacerdote aseguró que comunicó el caso a la ministra de Gobernación, Ana Isabel Morales.

El párroco de Masatepe Luis Alberto Herrera aseguró –informa el periódico Nuevo Diario- que existe un temor generalizado entre los sacerdotes, y ha tomado la decisión de dejar evidencias de las situaciones extrañas que han pasado en la casa cural de ese municipio.

El padre Herrera, de 34 años, dijo en la misa dominical pasada, que recibe llamadas mudas, un vehículo aparca frente a la casa cural a media noche, y el timbre que suena insistentemente a esa misma hora. Aunque no lo han amenazado directamente, dijo querer compartir con los fieles las situaciones extrañas para dejar evidencia y no guardárselo solo él.

La Iglesia católica recibió el 26 de septiembre otro aviso. El párroco de San Antonio, en Jinotepe, Carazo, Rafael Ofarri pidió “respeto” para todas las iglesias católicas, ante el último acontecimiento donde resultó agredido el vigilante de turno de su parroquia. El sacristán, Juan Ramón Masís Norori, de 63 años, fue salvajemente golpeado en la cabeza por desconocidos que entraron en la iglesia presuntamente para robar las colectas depositadas en los cepillos. La policía informó que recibió tres golpes en la cabeza, presuntamente con una llave inglesa.

“Unos vecinos de la iglesia me llamaron, e inmediatamente me trasladé, y cuando observé que el sacristán tenía su cabeza y su rostro bañados en sangre, producto de los golpes que le propinaron, autoricé que fuera trasladado al hospital Santiago, de Jinotepe. Pensamos que los delincuentes querían robar el dinero de las alcancías, y no sabemos si hasta el Santísimo. Pero a pesar de lo que ocurre en nuestras iglesias, pedimos que se respete a las autoridades y templos católicos de nuestro país”, afirmó el párroco.

Según registros oficiales, ya son cuatro las veces que elementos desconocidos han penetrado en la iglesia de San Antonio. Esta última vez le robaron el móvil al sacristán.

La señora Josefa Sotelo, vecina de la iglesia, expresó que están “asustados”. “Ahora pueden atacar a cualquiera de las personas que estemos orando, ya que la iglesia de día y de noche pasa abierta para los feligreses. En esta ocasión, el padre decidió cerrarla con candados para evitar cualquier desgracia, es lamentable esta situación”, dijo.

Todas estas intimidaciones se suman a sucesos señalados por representantes de la Iglesia, como el obispo auxiliar de Managua Silvio Báez, que denunció robos en el seminario La Purísima, el robo de una maleta de su vehículo, y el del ordenador del obispo de Granada Jorge Solórzano. También reveló que una noche, tres hombres lo encañonaron en la carretera Norte, cuando detuvo su vehículo ante un semáforo.

El obispo de León César Bosco Vivas calificó de “cobarde” cualquier amenaza en contra de los representantes de la Iglesia católica e instó a denunciar a la policía cualquier tipo de intimidación. “Creo que es fácil rastrear algunas comunicaciones y amenazas de celulares, no creo que sea imposible. Si hay amenazas, es mejor denunciar el caso a tiempo, para que sea corregido”, dijo.

El prelado reconoció implícitamente que el origen de estos hechos puede deberse a una actitud crítica de la Iglesia: “Las críticas que se vierten son con el deseo de que se corrijan los errores, y por parte de la Iglesia se han hecho estas denuncias en las cartas y documentos nuestros, pero no con el plan de provocar una ruptura con el Gobierno, y menos aún, convertirnos en un partido de oposición”, concluyó.

Por Nieves San Martín

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Entrevistas


No hay razón para temer la “S” de soltero
Habla la fundadora de la Conferencia de Católicos Solteros de EE.UU.
Por Anna Maria Basquez

DENVER, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- La Conferencia Nacional de Católicos Solteros volverá a su lugar de origen en el 2012, y sus organizadores consideran que su ministerio es más importante que nunca, ya que las estadísticas sobre los católicos solteros continúan sorprendiéndoles.

La conferencia anual comenzó en Denver en 2005 y fue organizada por última vez en esa ciudad al año siguiente. En 2012 tendrá lugar del día 27 al 29 de enero. La conferencia ha atendido a más de 3.000 católicos, desde que comenzó hasta ahora. Recientes estudios desvelan que hay más de 27 millones de católicos solteros en Estados Unidos, número récord, según la fundadora Anastasia Northtop quien citó una encuesta Pew Research.

“Necesitamos superar nuestra aversión al término 'soltero' y darnos cuenta de que los solteros constituyen una gran porcentaje de la Iglesia”, dijo Northrop. “A veces la administración de la Iglesia parece reacia a hacer cualquier cosa para los 'solteros' y prefieren tener sólo programas para 'jóvenes adultos'. Necesitamos a ambos”.

“Ciertamente, a muchos solteros se les podría llamar 'adultos jóvenes', pero hay muchos con edades comprendidas entre los 30 y los 40 y más mayores todavía que sienten que no hay lugar para ellos o que todo se centra en las familias. Si todos los solteros fueran acogidos e implicados en sus parroquias, las Iglesia sería un lugar distinto”.

Northrop, presidenta de Teología del Cuerpo de International Alliance (TOBIA), lanzó la conferencia y actualmente da charlas y promueve grupos de estudio en Estados Unidos y en varios países de Europa y Sudamérica. Ella habló con ZENIT desde Viena, Austria.

ZENIT también habló con Darin Ries, un coordinador de conferencias NCSC. Desde su experiencia personal al recibir la anulación de su matrimonio después de divorciarse en 2006, y su posterior matrimonio en 2008, su tarea es hablar sobre la Teología del Cuerpo a los solteros y divorciados católicos.

- ¿Ha cambiado el ministerio de los católicos en el país? Y si lo ha hecho ¿De qué manera?

A. Northrop:Creo que la conciencia de la necesidad de un ministerio para los solteros en la Iglesia ha crecido desde que comenzó en la NCSC en 2005, aunque todavía queda mucho por hacer en este ámbito. Claramente el número de solteros en las encuestas -y fuera de ellas- continúa aumentando, sea porque la gente se casa más tarde, sea por el incremento del porcentaje de divorcios. Las personas con un ministerio importante dentro de la Iglesia se están tomando su tiempo en reconocer las necesidades específicas de los solteros, que comprenden los que nunca se han casado, los divorciados, los que han recibido la anulación o los viudos. El ministerio de los solteros no incluye sólo el reconocimiento de su estado como “soltero” y los desafíos que esto conlleva, sino también acoger la invitación de servir en la Iglesia con sus dones particulares. La NSCS pretende proveerles no sólo de estas cosas, sino también de formación para aquellos que tienen vocación para el matrimonio o el sacerdocio o la vida religiosa. Esto ayuda también a construir una comunidad de personas que piensan igual lo que proporciona un estímulo para la vida diaria.

-¿Qué desafíos aparecen ayudando a los católicos solteros a discernir sobre sus vocaciones, ya sea para el matrimonio, la vida consagrada o el sacerdocio en la Iglesia?

A. Northrop: Hoy sufrimos una crisis general de identidad en la sociedad. Ha habido un intento generalizado de igualar las diferencias entre los hombres y las mujeres. Lo primero de todo es que si la gente no sabe lo que significa ser un hombre o una mujer auténticos, lo que la masculinidad o la feminidad son sobre todo, es difícil para ellos entrar en una vocación y vivirla plenamente y con éxito. Cada vocación es una llamada a amar y a hacerse un don de uno mismo de una forma concreta. Si no sabemos lo que significa amar porque nuestra sociedad es muy egoísta, entonces es mucho más difícil vivir nuestra vocación.

En segundo lugar, si la fe de cada uno es un conjunto de reglas en lugar de una relación de amistad con Dios, entonces es más complicado discernir la llamada que Dios realiza para cada uno. A través de la formación en las charlas y de las oportunidades de experimentar a Cristo más profundamente en la liturgia y en los sacramentos en el NCSC, esperamos que los 'solteros' puedan escuchar a Dios y seguir su llamada.

-¿Cuáles han sido las dificultades en el proceso de llevar a los católicos solteros hacia los siguientes pasos de citas serias, noviazgo y matrimonio dentro de la fe?

D. Ries: Según mi experiencia, muchos de ellos se acostumbran a ponerse en guardia contra las influencias que la sociedad secular tiene en los demás, de manera que olvidan buscar la razón por la que una persona podría ser adecuada para ellos. Tenemos que estar abiertos a las gracias que un noviazgo puede ofrecer y no tener miedo a aprovechar la oportunidad. Lo fundamental es, sin embargo, mantener una fe compartida y el amor por Cristo y por su Iglesia en el centro de la relación.

A. Northrop: Muchos factores aparecen en esta cuestión. En mi charla “¿Por qué estamos solteros todavía?” me refiero a muchos de los temas actuales que afectan a los solteros. Muchos factores contribuyen a que crezca una sociedad de “solteros”-- ya sea “aún soltero” o “soltero de nuevo”. Un factor es la no comprensión de la naturaleza del amor y de la comprensión irreal del matrimonio que se transmite por televisión. Otro es la cultura promiscua, otro el miedo a comenzar otra relación cuando ya te han hecho daño una vez; otro es la poca comprensión del compromiso que se considera una carga en vez del ejercicio de la libertad de cada uno; otro la falta de buenos ejemplos de matrimonios debido al alto porcentaje de divorcios de hoy en día. Incluso la importancia de la pornografía y la lista no termina nunca...

Hay muchas formas en las que los solteros necesitan ser curados antes de entrar en una relación sana. Muchos solteros se preguntan: “¿por qué estoy solo?” y las respuestas a esto son múltiples. Concierne a cada persona examinar su propia vida y ver las cosas que puede curar o en las que puede madurar y preparase a sí mismo para hacer de sí mismo un don total en el matrimonio. Entonces con la gracia de Dios puede tener la valentía de entrar en el matrimonio.

-Se dice que los católicos solteros tienen miedo de aceptar citas con otros católicos porque se sienten presionados a casarse rápido ¿Cuál es su experiencia?

D. Ries: Muchas cosas tienen que ponerse en su sitio para que una pareja llegue a tener una relación con éxito que llegue al matrimonio. Para cada uno de nosotros es diferente y aunque no me atrevo a llamar a estas cosas criterios porque no se puede hacer una lista de ellos, la verdad es que todos tenemos cosas que buscamos. Una de estas cosas para un fiel católico debería ser que el otro fuera también fiel católico, pero esto no es todo. Cuando yo tenía citas, conocí a muchas mujeres católicas pero no fue hasta que conocí a mi mujer que me sentí plenamente compatible con y a través de la gracia de Dios. Construimos una relación exitosa que nos llevó al matrimonio.

A. Northrop: El miedo es claramente un elemento en las relaciones, como la falta de comprensión de nuestra propia sexualidad. La “sobre-sexualización de nuestra cultura a veces provoca miedo en las relaciones. Vivir en castidad es siempre un reto, y la persona necesita esto para poder vivir una vida integrada en el proceso de las citas, pero muchos de los puntos básicos presentados por Juan Pablo II en “Amor y Responsabilidad” y “Hombre y Mujer los creó: la teología del cuerpo”, pueden ser de gran ayuda en la búsqueda de una relación sana y amorosa vivida de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia.

Actitudes como: considerar a la persona como un regalo que se recibe y no como un objeto que se usa para el propio placer, hablar el lenguaje del cuerpo de forma sincera, sabiendo que el significado del amor es hacer un don de uno mismo; todas estas actitudes nos ayudan a tener un gran respeto por el otro, hecho a imagen de Dios, deseando sólo el bien de la otra persona. Nos preguntamos: “¿Cómo puede hacerme feliz esta persona?” o en vez de esto “¿Cómo puedo amar yo a esta persona y ayudarla para que sea feliz?”

Estas ideas pueden sonar teóricas pero se pueden vivir en la práctica. Esto puede ayudar a la pareja en su lucha por la castidad antes del matrimonio, así como para vivir una saludable vida matrimonial.

Claro que en un intento por evitar este mundo de las citas ocasionales algunas personas se acercan a las relaciones con una actitud “demasiado seria”. Francamente, como soltera, puedo decir que el mundo de las citas no es fácil. Claro que tenemos citas porque estamos buscando un marido o una mujer, pero tenemos que tener paciencia para que las relaciones sigan su curso y no imponer la carga de averiguar inmediatamente si es o no la persona correcta. La mayor parte del tiempo no se puede saber. Nos guste o no, conocer a alguien y discernir si es la persona con la que queremos pasar el resto de nuestra vida lleva tiempo y esfuerzo.

Honradamente, los hombres y las mujeres tienen “cuestiones” particulares que llevan al mundo de las citas de hoy. Sí, muchos hombres y mujeres tienen miedo del compromiso. El resultado final de toda relación es tener una visión común de la vida manteniendo a Cristo en el centro. Si tenemos una relación y nos casamos para “hacernos felices a nosotros mismos” entonces nuestras prioridades están al revés de como deberían estar. Hay que buscar un cónyuge con el que crecer juntos en el amor a Cristo y con el que podamos llegar al cielo. Por supuesto, además de los aspectos relacionados con la fe y con una visión común, también necesitamos buscar una pareja que sea una persona saludable a nivel natural humano. Añadiría: ¡relajémonos! Intentar ver en la otra persona un hermano o hermana en Cristo y convertiros en amigos. Entonces veremos si funciona. Si ambas partes buscan la voluntad de Dios entonces el Señor los guiará.

-¿Por qué una conferencia como esta es importante para la fe católica? ¿Hay una necesidad real de este ministerio?

A. Northrop: El porcentaje de solteros en Estados Unidos me sorprende siempre. Hablando de la sociedad en general, algunas ciudades destacan por tener más hogares dirigidos por solteros que por casados. Un estudio reciente de Estados Unidos reveló que hay más personas con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años que no se han casado nunca que personas que a esta edad están casadas.

Hay un número récord de solteros católicos en Estados Unidos: más de 27 millones, según la encuesta Pew Research. Estos suponen casi el 40%de la población católica.

Los solteros católicos están hambrientos de la camaradería que la conferencia proporciona. Es demasiado fácil sentirse solos o aislados en un mar de gente casada. En cuanto al impacto de la conferencia sobre la fe católica, los asistentes vienen de lejos y se les anima a abrazar su fe, a integrarla en la vida diaria más plenamente y a evangelizar. Escuchamos historias de gente que viene y que al volver a casa marcan la diferencia a nivel local. Reuniones como la Conferencia Nacional de Católicos Solteros son importantes para la fe católica porque proveen un servicio para un nicho específico dentro de la Iglesia Católica. Un sacerdote de una parroquia o un obispo no puede atender a todas y cada una de las necesidades de cada subgrupo del interior de la Iglesia pero a través de sus líderes y guías otros pueden asumir estas tareas, que es lo que intentamos hacer a través de la NCSC.

- ¿Qué pueden hacer las parroquias o las diócesis para mejorar la situación del ministerio de los solteros?

A. Northrop: Hay realmente mucho que hacer por los solteros. En cuanto a las cosas prácticas, lo primero de todo, la conciencia de la existencia de los solteros es un paso importante. Es importante que se impliquen en las actividades de las parroquias para que no reciban la sensación de que sólo los adolescentes, las familias o los ancianos forman parte de la Iglesia. Si los sacerdotes son conscientes de esto cuando predican haciendo ejemplos que puedan afectar a los solteros podría ser un buen comienzo. Que haya actividades para los solteros es importante, pero también es crucial que los solteros sean invitados a implicarse en las actividades generales de la parroquia, ya sea en la enseñanza del CCD, en el trabajo pro-vida, alimentando a los sin techo, atendiendo a los ancianos, uniéndose a los Caballeros de Colón u otros grupos similares...

-¿Alguna cosa más sobre su ministerio?

A. Northrop: Estoy agradecida por la oportunidad de servir a mis semejantes, los solteros católicos, a través de la NCSC. Esto no es algo que busqué, ni esperaba ser soltera por tanto tiempo. Pero los caminos de Dios no son nuestros caminos, y al final Él sabe mejor que nadie lo que es bueno para cada persona. Cristo es nuestra realización plena y sólo enamorándonos de Él seremos capaces de vivir en plenitud la vida, donándonos en el matrimonio o en la vida consagrada. La NCSC pretende apoyar a los católicos solteros en su vida con Cristo y en la Iglesia y así ofrecer esperanza en el mundo de hoy.

[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]

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En la red: 

NCSC: www.NationalCatholicSingles.com

TOBIA: www.TheologyoftheBody.net

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Documentación


El sacerdote en el siglo XXI
 
LOS ANGELES, martes 4 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos a continuación la intervención realizada el pasado lunes en Los Angeles por el cardenal Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero, con ocasión de un encuentro con los sacerdotes de esta archidiócesis norteamericana.

* * *

Muy queridos Sacerdotes:

Dorothy Thompson, escritora estadounidense, hace algunos decenios publicó en un artículo para una revista los resultados de una cuidada indagación sobre el mal afamado campo de concentración de Dachau.

Una pregunta clave dirigida a los supervivientes fue la siguiente: «¿Quién en medio del infierno de Dachau ha permanecido más largo tiempo en condiciones de equilibrio? ¿Quién ha mantenido por más tiempo el propio sentido de identidad?». La respuesta fue coral y siempre la misma: «los sacerdotes católicos». Sí, ¡los sacerdotes católicos! Éstos han logrado mantener el propio equilibrio, en medio de tanta locura, porque eran conscientes de su Vocación. Tenían su escala jerárquica de valores. Su entrega al ideal era total. Eran conscientes de su misión específica y de los motivos profundos que la sostenían.  

¡En medio del infierno terreno, daban su testimonio: el de Jesucristo!

Vivimos en un mundo inestable. Existe una inestabilidad en la familia, en el mundo del trabajo, en las diversas asociaciones sociales y profesionales, en las escuelas y en las instituciones.

El sacerdote debe ser, sin embargo, constitucionalmente un modelo de estabilidad y de madurez, de entrega plena a su apostolado.

En el camino inquieto de la sociedad, se presenta con frecuencia un interrogante a la mente del cristiano: «¿Quién es el sacerdote en el mundo de hoy? ¿Es un marciano? ¿Es un extraño? ¿Es un fósil? ¿Quién es?».

La secularización, el gnosticismo, el ateísmo, en sus varias formas, están reduciendo cada vez más el espacio de lo sagrado, están chupando la sangre a los contenidos del mensaje cristiano.

Los hombres de las técnicas y del bienestar, la gente caracterizada por la fiebre del aparentar, experimentan una extrema pobreza espiritual. Son víctimas de una grave angustia existencial y se manifiestan incapaces de resolver los problemas de fondo de la vida espiritual, familiar y social. 

Si quisiéramos interrogar la cultura más difundida, nos daríamos cuenta de que está dominada e impregnada de la duda sistemática y de la sospecha de todo lo que se refiere a la fe, la razón, la religión, la ley natural.

«Dios es una inútil hipótesis – escribió Camus – y estoy perfectamente seguro de que no me interesa».

En la mejor de las hipótesis, cae un denso silencio sobre Dios; pero se llega con frecuencia a la afirmación del insanable conflicto de las dos existencias destinadas a eliminarse: o Dios o el hombre.

Si después tuviéramos que dirigir la mirada al conjunto del panorama de los comportamientos morales, no podríamos no constatar la confusión, el desorden, la anarquía que reina en este campo. 

El hombre se hace creador del bien y del mal.

Concentra egoístamente la atención sobre sí.

Sustituye la norma moral con el propio deseo y búsqueda del propio interés.

En este contexto, la vida y el ministerio del sacerdote adquieren importancia decisiva y urgente actualidad. Mejor aún – permitídmelo decir – cuanto más marginado, más importante es, cuanto más considerado superado, se convierte en más actual.

El sacerdote debe proclamar al mundo el mensaje eterno de Cristo, en su pureza y radicalidad; no debe rebajar el mensaje, sino, más bien, confortar la gente; debe dar a la sociedad anestesiada por los mensajes de algunos directores ocultos, detenedores de los poderes que valen, la fuerza liberadora de Cristo.

Todos sienten la necesidad de reformas en el campo social, económico, político; todos desean que, en las luchas sindicales, y en la proclamación económica se reafirme y se observe la centralidad del hombre y el perseguimiento de objetivos de justicia, de solidaridad, de convergencia hacia el bien común.

Todo esto será sólo un deseo, si no se cambia el corazón del hombre, de tantos hombres, que renueven por su parte la sociedad.  

Mirad, el verdadero campo de batalla de la Iglesia es el paisaje secreto del espíritu del hombre y en él no se entra sin mucho tacto, sin mucha compunción,  además de contar con la gracia de estado prometida por el Sacramento del Orden.

Es justo que el sacerdote se inserte en la vida, en la vida común de los hombres, pero no debe ceder a los conformismos y a los compromisos de la sociedad.

La sana doctrina, pero también la documentación histórica nos demuestran que la Iglesia es capaz de resistir a todos los ataques, a todos los asaltos que las potencias políticas, económicas y culturales pueden desencadenar contra ella, pero no resiste al peligro que proviene del olvidar esta palabra de Jesús:   «Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo». El mismo Jesús indica la consecuencia de este olvido:  «Si la sal se hace insípida, ¿cómo se preservará el mundo de la corrupción?» (cfr. Mt 5,13-14).

¿A qué serviría un sacerdote tan semejante al mundo, que se convierte en sacerdote mimetizado y no en fermento transformador?

Ante un mundo anémico de oración y de adoración, el sacerdote es, en primer lugar el hombre de la oración, de la adoración, del Culto, de la celebración de los santos Misterios.

Ante un mundo sumergido en mensajes consumistas, pansexuales, atacado por el error, presentado en los aspectos más seductores , el sacerdote debe hablar de Dios y de las realidades eternas y, para poderlo hacer con credibilidad, debe ser apasionadamente creyente, ¡como también ser “limpio”!

El sacerdote debe aceptar la impresión de estar en medio de la gente, como uno que parte de una lógica y habla una lengua diversa de los otros («no os conforméis a la mentalidad de este mundo», Rm 12,12). Él no es como “los otros”. Lo que la gente  espera de él  es precisamente que no sea “como los demás”.

Ante un  mundo sumergido en la violencia y corroído por el egoísmo, el sacerdote debe ser el hombre de la caridad. Desde las alturas purísimas del amor de Dios, del que realiza una particularísima experiencia, desciende al valle, donde muchos viven su vida de soledad, de incomunicabilidad, de violencia, para anunciarles misericordia, reconciliación y esperanza.

El sacerdote responde a las exigencias de la sociedad, haciéndose voz de quien no tiene voz: los pequeños, los pobres, los ancianos, los oprimidos, marginados.

No pertenece a sí mismo sino a los demás. No vive para sí y no busca lo que es suyo. Busca lo que es de Cristo, lo que es de sus hermanos. Comparte las alegrías y los dolores de todos, sin distinción de edad, categoría social, procedencia política, práctica religiosa.        

Él es el guía de la porción del Pueblo, que le ha sido confiada. Ciertamente, no jefe de un ejército anónimo, sino pastor de una comunidad formada por personas que cada una tiene un nombre, su historia, su destino, su secreto.

El sacerdote tiene la difícil tarea, pero eminente, de guiar estas personas con la mayor atención religiosa y con el escrupuloso respeto de su dignidad humana, de su trabajo, de sus derechos, con la plena conciencia de que, entonces, la condición de hijos de Dios corresponde en ellos a una vocación eterna, que se realiza en la plena comunión con Dios.

El sacerdote no dudará en entregar la vida, o en una breve pero intensa temporada de dedicación generosa y sin límites, o en una donación cotidiana, larga, en el estilicidio de humildes gestos de servicio a su pueblo, tendiendo siempre a la defensa y formación de la grandeza humana y del crecimiento cristiano de cada fiel y de todo su pueblo.   

Un sacerdote debe ser contemporáneamente pequeño y grande, noble de espíritu como un rey, sencillo y natural como un campesino. Un héroe  en la conquista de sí, el soberano de sus deseos, un servidor de los pequeños y débiles; que no se humilla ante los poderosos, pero que se inclina ante los pobres y pequeños, discípulo de su Señor y cabeza de su grey.

Ningún don más precioso se puede regalar a una comunidad de un sacerdote según el corazón de Cristo.

La esperanza del mundo consiste en poder contar, también para el futuro, con el amor de corazones sacerdotales límpidos, fuertes y misericordiosos, libres y mansos, generosos y fieles.

Amigos, si los ideales son altos, el camino difícil, el terreno quizás menos minado, las incomprensiones son muchas, pero todo podemos con Aquel que nos da fuerzas (cfr. Flp 4,13). 

El eclipse de la Luz de Dios y de su Amor, no es el apagarse la Luz y el Amor de Dios. Ya mañana lo que se había interpuesto, obscureciendo la fe, arrojando el mundo en una oscuridad espantosa, puede convertirse en menos espeso, y después de una larga pausa, demasiado larga del eclipse, volver el sol, lleno y espléndido.

Más allá de las inquietudes y contestaciones que agitan el mundo, y se hacen sentir también dentro de la Iglesia, están en acción fuerzas secretas, escondidas y fecundas en santidad..

Más allá de los ríos de palabras y discursos, de programas y planes, de iniciativas y organizaciones, hay almas santas que rezan, sufren, expían adorando al Dios-con nosotros.

Entre éstas hay niños y adultos, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, cultos e ignorantes, enfermos y sanos, y hay también tantos sacerdotes, que no sólo son dispensadores de los Misterios de Cristo, pero en la babel actual permanecen signos seguros de referencia y de esperanza, para cuantos buscan la plenitud, el sentido, el fin, la felicidad.

Estemos unidos, queridos amigos, en el Cenáculo de la Iglesia, en torno a María nuestra Madre, con Pedro y los Apóstoles, sumergidos en la comunión de los santos, para ser también nosotros, de verdad, signos seguros de referencia y de esperanza para todos.

Es mi deseo, que convierte en oración por todos vosotros que estáis aquí presentes y por todos vuestros Hermanos, que no están aquí ahora. Os llevaré, de ahora en adelante, siempre conmigo.

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