7.10.11

 

Hazte Oír ha sido una de las organizaciones cívicas protagonistas en los últimos años de la oposición a la ingeniería social del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Su repercusión mediática ha estado, en mi opinión, en un escalón superior al de otras organizaciones similares -p.e, Foro Español de la Familia, Instituto de Política Familiar, Profesionales por la Ética, etc-, que han defendido la mar de bien los valores de ese sector de la población española que se resiste a que la cosmovisión cristiana sea acorralada, despreciada e incluso desaparezca de nuestra civilización. Todos ellos, sin excepción, han desempeñado una labor meritoria y digna de elogio.

Entre las críticas recibidas por esas siglas está la de que son una especie de satélites del Partido Popular. Ello es debido en gran manera a que representan los valores que están históricamente relacionados con lo que se conoce como derecha social. Y el PP es el principal partido nacional de centro-derecha. Pero precisamente los populares no se caracterizan por llevar a cabo una acción política que tenga en cuenta dichos valores. Por ejemplo, durante las dos legislaturas del gobierno del señor Aznar, España vio como el aborto se multiplicaba exponencialmente. Y fue entonces cuando se aprobó la píldora abortiva. El PP de entonces no tocó una sola coma de la legislación abortista y divorcista heredada del socialismo de Felipe González.

Hay una legítima polémica sobre la manera en que se puede poner fin al sinsentido de que los valores cristianos de la derecha social no encuentren una verdadera representación en las cortes españolas. Unos creen que lo que debe hacerse es fortalecer al sector del PP más afín a dichos valores, de manera que logren que su partido no camine por la línea “seguidista” del PSOE en esa legislación pagana y contraria a la ley natural. Otros creen que dada la condición de partitocracia del sistema político vigente en España, la dirección de los partidos tiene la fuerza suficiente como para hacer estéril todo esfuerzo de los sectores provida y profamilia que haya en los mismos. Por tanto, la opción es crear o apoyar a partidos que defiendan desde sus estatutos todos esos valores por los que merece la pena luchar. Si se lograra que alguno de esos partidos, o una coalición de los mismos, llegara al Parlamento, aunque sea con un solo diputado, habría merecido la pena. En otras palabras, estamos hablando de que exista una UPyD cristiana.

Lo cierto es que los movimientos cívicos no son partidos. Ni deben de serlo porque su independencia quedaría anulada. Ahora bien, pueden hacer mucho para influir en el devenir político de España. Y la idea de Hazte Oir de crear el portal “Vota Valores” me parece que va en la buena dirección. Sería un gran avance el mero hecho de que cientos de miles, o millones, de españoles se planteen que a la hora de depositar la papeleta conviene tener en cuenta algo más que la economía. Comparada con los países hermanos de Hispanoamérica, y no digamos nada con EE.UU, España tiene un grave déficit de compromiso moral del votante a la hora de apoyar a los partidos en las elecciones. Desde el punto de vista católico, la Iglesia no juega en España, ni de lejos, el papel mediático-social que sí juega en los países del continente americano. La razón de ello es algo que se escapa del motivo de este artículo, pero algún día habrá que pensar en qué se puede hacer para cambiar eso. Todavía son millones los españoles que van a Misa cada domingo y no tiene sentido que muchos de ellos voten a partidos pro-abortistas, pro-divorcistas, etc.

Hazte Oír ha ido más allá de presentar ese portal. Se han plantado en Málaga para pedir al PP que tenga en cuenta dichos valores en su programa electoral. La razón es que saben muy bien que, salvo que medie un hecho preternatural o un suicidio pepero en la campaña electoral, Mariano Rajoy será el próximo presidente de gobierno. Y bien está que haya alguien que le recuerde que un sector importante de sus votantes quiere que se defienda aquello que él no parece querer defender. A saber, la dignidad de la vida humana desde su concepción, la institución familiar -que es pisoteada por la ley del divorcio exprés y la del matrimonio gay- y el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos, lo que, como se han encargado de recordar desde Profesionales por la Ética, implica la desaparición, y no mera modificación, de la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Que lo que está haciendo HO es importante se demuestra por el hecho de que el diario El País dedica hoy su portada a la polémica interna dentro del PP por la cuestión del aborto. En la crónica de Carlos E. Cué se hace referencia a “un grupo de militantes antiabortistas” que gritaban a Rajo “Queremos votar por la vida". Eso no había pasado en otras elecciones generales en España. Y, independientemente de que se logre algo o no, el mero hecho de que nuestros valores se hagan presentes en las convenciones de los partidos políticos y en los principales medios de comunicación, ya es un avance notable.

Para ser sincero, creo que no va a valer de mucho la presión que se haga sobre el PP. Todo depende de con qué nos conformemos. Por ejemplo, en relación al aborto no creo que valga con que los populares propongan volver a la ley anterior, que era un coladero espantoso. Como es imposible que penalicen el aborto en todos los supuestos, al menos se les ha de pedir que impulsen una ley muy restrictiva y que la misma sea aplicada sin mirar para otro lado ante quienes la incumplan. Por supuesto, nada de financiación pública de abortos. Y en cuanto a la legislación sobre la familia, ha de abolirse esa aberración del divorcio exprés, que es una simple ley de repudio, y la no menos aberrante ley del matrimonio homosexual, que hace que sea matrimonio aquello que por naturaleza no puede serlo. Si el PP se remite a lo que diga el TC sobre una y otra ley, demostrará una vez más que no tiene una postura propia sobre ese tipo de leyes y que espera que un órgano politizado de la Justicia haga lo que ellos no quieren hacer.

Durante los últimos años he escrito mucho acerca de lo que creo que se debe hacer en España para llevar los valores cristianos al Congreso y el Senado. He propuesto la creación de agrupaciones de electores para el Senado. He abogado por la coalición de partidos provida minoritarios. He defendido las tesis de AES y de Familia y Vida en relación a estos asuntos. He defendido la opción del Partido Saín para aquellos católicos que son de izquierda. He repetido que moralmente no podía votar al PP, por considerarlo casi tan abortistas como el PSOE. He denunciado el secuestro del voto católico a manos del mal menor. Y he constatado que el voto católico en nuestro país es prácticamente inexistente. Hoy volvería a escribir todos y cada uno de esos artículos. Nada ha cambiado en mi visión de las cosas. Pero por eso mismo tengo que alabar a quienes proponen que se debe votar teniendo en cuenta los valores por los que me vida se mueve y que intento inculcar a mis hijos. En ese nuevo portal no se da una sola sigla. Que cada cual ponga aquella que crea más útil para España.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Vídeo “Vota Valores":