8.10.11

 

Hace unas semanas se anunció que el Papa enviaría a un delegado suyo, cardenal para más señas, para “mediar” en el conflicto de la Iglesia con la Pontificia Universidad Católica de Perú. No voy a repetir todos los datos del conflicto. El que no los conozca, que entre en el buscador de InfoCatólica y busque PUCP.

Lo que ocurre es que para que dos partes lleguen a un acuerdo, ambas deben de tener una actitud dialogante y de respeto hacia la otra. No es el caso de los responsables de esa universidad anticatólica. Digo anticatólica porque aunque todavía lleve el nombre de pontificia y católica, es evidente que ha dejado de ser tal cosa. La soberbia, la chulería y el desprecio de sus autoridades hacia la Iglesia en Perú, personificada en la persona de su cardenal primado, es tan evidente que sólo la ceguera ideológica impediría verlo.

El último ataque hacia el Cardenal Cipriani ha sido doblemente ofensivo. El diario Correo publicó una foto en la que se veía al rector y al vicerrector la mar de sonrientes al lado de un personaje que iba disfrazado del cardenal, en un nítido acto burlesco hacia el prelado. Es obvio que no se trataba de una foto robada ni de una mala jugada, pues ambos estaban posando para la foto. Y desde luego no pueden alegar que no sabían que dicha foto iba a ser distribuida, porque cualquiera con dos dedos de frente sabe que, muy al contrario, lo lógico es suponer que la chanza contra el cardenal iba a salir por todas partes.

Si ya es grave que los responsables de la universidad se cachondeen del Arzobispo de Lima, más grave es que encima intenten justificarlo. En vez de pedir disculpas, se dedican a alabar lo ocurrido. Dicen que la idea fue de algunos estudiantes de la Universidad y aseguran que “no hay, pues, burla o mala intención en el gesto ni en la oportunidad. Es, simplemente, parte del espíritu libre, autónomo, crítico, tolerante y democrático de la PUCP, como de cualquier universidad que se precie de serlo. Espíritu que se expresa en esa fotografía, como en muchas otras con bromas inofensivas muy a menudo sobre las propias autoridades y los profesores“.

Concedamos que a los jóvenes estudiantes se les puede ocurrir la “gracia” de burlarse de las autoridades, los profesores, de los obispos e incluso del Papa. Ahora bien, que todo un señor rector y un señor vicerrector se presten a ser parte activa de esas burlas, ¿en qué cabeza seria y educada cabe?

Esos señores han perdido lo poco de decencia que les podía quedar. Han llevado a esa universidad a un callejón sin salida, provocando a la Iglesia que les ha amparado desde su fundación. Saben que el profesorado y gran parte del alumnado está con ellos. Y han pasado de enfrentarse a la Iglesia a burlarse de la misma.

En ese contexto, la llegada de un delegado papal sólo puede ser ocasion para que esa panda de anticlericales de baja estofa se sigan cachondeando de la Iglesia. Si son capaces de hacer eso con el cardenal Cipriani, podrán hacer cualquier cosa con quienquiera que mande el Papa. Y con el mismísimo Santo Padre si fuera allí en persona.

Sinceramente creo que la Iglesia debe de retirar ya mismo el título de Católica y Pontificia a esa universidad y luchar en los tribunales peruanos por sus derechos sobre la misma, correspondientes a la herencia de Riva-Agüero. Y vuelvo a solicitar al Cardenal Cipriani que desacralice cualquier capilla católica que haya en el centro universitario. No vaya a ser que a estos “graciosos” les dé por profanarlo. Viendo como son, no me extrañaría nada que ese fuera el siguiente paso que tomen.

Luis Fernando Pérez Bustamante