ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 9 de octubre de 2011

Santa Sede

Papa: Los monasterios en el mundo tienen una función “indispensable”

El Papa confía a la Virgen las dificultades en Calabria

El Papa en Calabria: “No tengáis miedo de vivir y testimoniar la fe”

Restauración de “La Resurrección” de la Sala Pablo VI

Dios llora en la tierra

Las exigencias del ecumenismo

Mundo

La importancia de la Divina Misericordia en la nueva evangelización

Análisis

La censura anticristiana y los nuevos medios

Angelus

Benedicto XVI: Calabria, tierra de piedad mariana

Documentación

Saludo del Papa a los ciudadanos de Serra San Bruno

Homilía del Papa en la Misa en Lamezia Terme


Santa Sede


Papa: Los monasterios en el mundo tienen una función “indispensable”
Saludo a la población de Serra San Bruno antes de visitar la Cartuja
SERRA SAN BRUNO, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El Papa subrayó la función “indispensable” de los monasterios en el mundo, al dirigirse hoy domingo a la población de Serra San Bruno (Calabria), antes de visitar la Cartuja de esta ciudad, con motivo de su viaje pastoral a Lamezia Terme.

El Pontífice se encontró con los habitantes de Serra San Bruno en la plaza junto a la Cartuja, estructura que definió “'ciudadela' del espíritu”.

“La misma presencia de la comunidad monástica, con su larga historia que se remonta a san Bruno, constituye una constante llamada a Dios, una apertura hacia el Cielo y una invitación a recordar que somos hermanos en Cristo”, observó.

“Los monasterios tienen en el mundo una función muy preciosa, diría indispensable”, indicó Benedicto XVI.

“Si en el medioevo fueron centros de regeneración de los territorios pantanosos, hoy sirven para 'regenerar' el ambiente en otro sentido”.

A veces, subrayó, “el clima que se respira en nuestras sociedades no es salubre, está contaminado por una mentalidad que no es cristiana, ni siquiera humana, porque está dominada por los intereses económicos, preocupada sólo por las cosas terrenas y carente de una dimensión espiritual.”.

En este contexto, “no sólo se margina a Dios, sino también al prójimo, y no se compromete por el bien común”, añadió. Sin embargo, “el monasterio en cambio es modelo de una sociedad que pone en el centro a Dios y la relación fraterna”.

“Tenemos mucha necesidad también en nuestro tiempo”, reconoció el obispo de Roma.

En su discurso de saludo al Papa, el alcalde de Serra San Bruno, Bruno Rosi, subrayó el “inestimable patrimonio espiritual” representado por la Cartuja, y confesó que las palabras pronunciadas por el Papa quedarán como “precioso apoyo para el camino, no siempre fácil” que esta ciudad y Calabria en general deben recorrer.

El alcalde definió la visita de Juan Pablo II a la ciudad, el 5 de octubre de 1984, “un milagro”, y la de este domingo de Benedicto XVI un “don de inestimable valor, otro milagro”.

“Es verdad, dos visitas cercanas del Sucesor de Pedro son un privilegio para vuestra comunidad civil”, reconoció el Papa en su discurso.

“Pero sobre todo – añadió –,“gran privilegio es el de tener en vuestro territorio esta 'ciudadela' del espíritu que es la Cartuja”.

Este privilegio, recordó, supone también una “gran responsabilidad”.

“Haced un tesoro de la gran tradición espiritual de este lugar e intentad ponerla en práctica en la vida cotidiana”, exhortó a los habitantes de Serra San Bruno, antes de acceder al interior de la Cartuja.

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El Papa confía a la Virgen las dificultades en Calabria
Durante el rezo del Ángelus en Lamezia Terme
LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Introduciendo el rezo del Ángelus en Lamezia Terme, meta con Serra San Bruno de su visita pastoral a Calabria, el Papa Benedicto XVI confió a la Virgen María las dificultades de la región y pidió a los fieles que sean fuente de renovación para la sociedad.

Al término de la celebración eucarística, que presidió en la Zona ex Sir, en la periferia industrial de Lamezia, el Pontífice exhortó a todos a dirigirse “con filial devoción a la Virgen María, a la que en este mes de octubre veneramos en particular con el título de Reina del Santo Rosario”.

“Que os ayude la Madre de la Iglesia a tener siempre en el corazón la comunión eclesial y el compromiso misionero. Que sostenga a los sacerdotes en su ministerio, ayude a los padres y a los maestros en su tarea educativa, consuele a los enfermos y a los que sufren, conserve a los jóvenes un alma pura y generosa”.

El Papa exhortó a invocar la intercesión de María ante “los problemas sociales más graves de este territorio y de toda la Calabria, especialmente los del trabajo, de la juventud y del cuidado de las personas discapacitadas, que requieren creciente atención por parte de todos, en particular de las Instituciones”.

A propósito de esto, pidió a los fieles laicos que no dejen de aportar su “competencia y responsabilidad en la construcción del bien común.”.

Evocando su siguiente etapa del viaje en la Cartuja de Serra San Bruno, recordó que este santo llegó a Calabria hace nueve siglos, “y dejó un signo profundo con la fuerza de su fe”.

“La fe de los santos renueva el mundo – concluyó – con la misma fe, también vosotros, renovad hoy vuestra Calabria”.

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El Papa en Calabria: “No tengáis miedo de vivir y testimoniar la fe”
Homilía en la celebración eucarística en Lamezia Terme
LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “¡No tengáis miedo de vivir y dar testimonio de la fe!”, exclamó hoy domingo el Papa Benedicto XVI en la celebración eucarística que presidió en Lamezia Terme (Catanzaro), durante su visita pastoral de un día a la región italiana de Calabria.

Esta región, en el sudeste de la península italiana, es una de las zonas de Italia menos favorecidas económicamente, y donde se hace sentir la presencia de la mafia local, especialmente sanguinaria, la Ndragnheta.

En la homilía de la Misa, celebrada en la Zona ex Sir, en la periferia industrial de Lamezia Terme, el Papa confesó haber llegado a Calabria para compartir con los fieles “las alegrías y esperanzas, las fatigas y empeños, los ideales y aspiraciones”.

“Si observamos esta bella región, reconocemos en ella una tierra sísmica no sólo desde el punto de vista geológico, sino también desde un punto de vista estructural, comportamental y social”, observó.

En Calabria, “los problemas se presentan de forma aguda y desestabilizadora”, destacó el Papa: “una tierra donde el desempleo es preocupante, donde una criminalidad a menudo atroz hiere el tejido social, una tierra en la que se tiene la continua sensación de estar en emergencia”.

Ante esto, quiso alentar a los fieles: “¡no tengáis miedo de vivir y dar testimonio de la fe en los distintos ámbitos de la sociedad, en las múltiples situaciones de la existencia humana!”, les exhortó.

También les animó a “no ceder nunca a la tentación del pesimismo y de cerraros en vosotros mismos. Recurrid a los recursos de vuestra fe y de vuestras capacidades humanas; esforzaos en crecer en la capacidad de colaborar, de cuidar del otro y de todo bien público, custodiad el vestido de bodas del amor; perseverad en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente arraigados en la fe y en la historia de este territorio y de su población”.

Acción eclesial

Recordando que su visita se coloca casi al final del camino emprendido por la Iglesia local con la redacción del proyecto pastoral quinquenal, el Papa advirtió que “para afrontar la nueva realidad social y religiosa, distinta del pasado, quizás más llena de dificultades, pero también más rica en potencialidades, es necesario un trabajo pastoral moderno y orgánico que comprometa en torno al obispo a todas las fuerzas cristianas: sacerdotes, religiosos y laicos, animados por el compromiso común de evangelización”.

Al respecto, expresó su apoyo a la difusión de la práctica de la Lectio divina y al proyecto de la Escuela de Doctrina Social de la Iglesia”.

“Auguro vivamente que de estas iniciativas brote una nueva generación de hombres y mujeres capaces de promover no tanto intereses parciales, sino el bien común”, auguró.

Otro campo del que el Papa insistió su importancia es el de “la formación de las parejas cristianas al matrimonio y a la familia, con el fin de dar una respuesta evangélica y competente a los muchos retos contemporáneos en el campo de la familia y de la vida”.

Apreció “el celo y la dedicación con que los sacerdotes llevan a cabo su servicio pastoral, como también el trabajo de formación sistemático e incisivo dirigido a ellos, en particular hacia los más jóvenes”, y exhortó a los presbíteros a “cultivar la vida interior, una intensa relación con Dios y alejándoos con decisión de una cierta mentalidad consumista y mundana, que es una tentación constante en la realidad en que vivimos”.

“Aprender a crecer en la comunión entre vosotros y con el obispo, entre vosotros y los fieles laicos, favoreciendo la estimación y la colaboración recíprocas”, añadió: “de ello vendrán sin duda múltiples beneficios tanto para la vida de las parroquias como para la misma vida social”.

Igualmente, pidió valorar “con criterios de eclesialidad”, los grupos y movimientos, de forma que éstos “se integren bien dentro de la pastoral ordinaria de la diócesis y de las parroquias, en un profundo espíritu de comunión.”.

Basta con la mafia”

En su saludo al Papa antes de la celebración, el alcalde de Lamezia Terme, Gianni Speranza, definió a Calabria como una “tierra de sufrimiento”, “de extraordinarias bellezas, de enormes potencialidades y recursos, de grandes talentos, pero, al mismo tiempo, de inaceptable desocupación, de dramáticas injusticias y violencias”.

La historia de la región, reconoció, ha visto el alternarse de “grandes esperanzas y terribles desilusiones”. “Esperamos en vano el trabajo y la industria. En cambio, sólo despilfarro de dinero público”, pero “puede haber aún una ocasión concreta de futuro”.

“No podemos aceptar que en nuestra tierra se refuerce el dominio de los poderes criminales, la empresa buena sea expulsada por la mala y contaminada, el capital ilegal sustituya al legal, nuestros jóvenes no tengan trabajo ni perspectivas y se vean obligados a irse, y que incluso muchos sacerdotes sean amenazados”, declaró el alcalde.

“El cambio es indispensable y posible”, añadió, indicando que las palabras del Papa dejarán “una huella indeleble en el corazón” de todos, sobre todo de los jóvenes, que “necesitan ser alentados para construir su futuro libres de las mafias, de las amenazas y de los miedos”.

Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez

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Restauración de “La Resurrección” de la Sala Pablo VI
Las obras durarán unos dos meses
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).– Los trabajos de limpieza y de conservación de la escultura monumental de la Sala Pablo VI del Vaticano La Resurrección, del escultor italiano Pericle Fazzini (1913-1987), empezaron el 3 de octubre y durarán unos dos meses.

La restauración de esta obra de veinte metros de largo y siete de alto, colocada hace 34 años, debería concluir el próximo 9 de diciembre y devolver todo su esplendor a este Cristo inaugurado en 1977 por Pablo VI, informó L'Osservatore Romano.

“Audiencias generales y encuentros de oración se han celebrado bajo su mirada durante cuatro pontificados: de Pablo VI a Juan Pablo I, de Juan Pablo II a Benedicto XVI”, recuerda el periódico del Vaticano.

El día de su inauguración, el 29 de septiembre de 1977, fue descrita así por L'Osservatore Romano: “Un Cristo que resucita de un sepulcro situado en el huerto de los Olivos, mientras la tierra es sacudida violentamente por una gran tormenta que flagela al mundo en este momento terrible: un rostro extraordinariamente sereno, dos brazos abiertos para abrazar, casi queriendo comprender a la humanidad para devolverle ese sentido del amor que parece irremediablemente perdido”.

Durante las obras, una talla que reproduce esta imagen se colocará delante de la escultura en restauración.

Por Marine Soreau

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Dios llora en la tierra


Las exigencias del ecumenismo
Entrevista con el Secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
ROMA, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org). – La oración de Cristo en la Última Cena deja claro que quiere que su Iglesia esté unida. El ecumenismo es la práctica de descubrir "cómo hay que entender y poner en práctica este deseo de Cristo".

Esta es la reflexión que ofrece monseñor Brian Farrell, secretario del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos.

Farrell, de 67 años, ha hablado con el programa de televisión "Dios llora en la Tierra" de la Catholic Radio and Television Network (CRTN), en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.

- Excelencia, usted es ciudadano irlandés. ¿Cómo es que está usted aquí en Roma, trabajando para este Consejo?

Monseñor Farrell: Empecé queriendo ser misionero en América Latina y acabé pasando 25 años de mi vida aquí, en Roma. Ha sido un extraño viaje.

- Usted trabaja como secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. ¿Ha sido el tema de la unidad algo cercano a usted?

Monseñor Farrell: Diría que sí. Crecí con amigos anglicanos y metodistas, muy queridos, y siempre estuve interesado en las razones por las que no podían entrar en mi iglesia y por las que yo no podía ir a las suyas, y por qué debían ser distintas. Pero, aquel era un interés infantil.

Cuando volví a Roma, después de varios años de actividad como joven sacerdote, tuve que elegir un tema para mi tesis doctoral, por lo que escogí hacer algo en este campo. Presenté una tesis en la Universidad Gregoriana, que, antes incluso de terminarla en cierto sentido ya era un libro muerto, puesto que por aquella época comencé a trabajar en la Secretaría de Estado - en una clase de mundo totalmente diferente - y permanecí allí hasta casi el final del pontificado del Papa Juan Pablo II.

La tesis quedó olvidada. Hasta que un día, de repente, precisamente un año antes de que muriera el Papa, me nombró secretario del Consejo para la Unidad de los Cristianos, y todo volvió a tener sentido.

- ¿Cuáles son los objetivos de este Consejo?

Monseñor Farrell: El consejo se creó poco antes del concilio Vaticano II como un instrumento con el que el Papa Juan XXIII quería introducir, en los debates del concilio Vaticano II, su preocupación por la unidad de las Iglesias. Y el concilio Vaticano II, mientras todos los obispos del mundo estuvieron aquí, jugó un papel muy eficaz en lo que yo llamaría educar a los obispos en la verdadera naturaleza de la Iglesia, y en nuestra verdadera relación con aquellos bautizados que, hablando en general, antes del concilio Vaticano II siempre se consideraron fuera de la Iglesia.

Durante los cuatro años que duró el concilio, los obispos aprendieron, gracias a sus debates, gracias a la presencia de observadores de las Iglesias ortodoxas y de las comunidades protestantes, y muchas cosas más. Tras tres años fueron capaces de firmar casi por unanimidad un documento en el que reconocíamos que con todos los bautizados, con todas las demás Iglesias y comunidades cristianas teníamos una comunión verdadera, aunque incompleta, pero verdadera.

- El Papa Benedicto XVI ha hecho de este diálogo ecuménico - en especial con la Iglesia ortodoxa rusa - una prioridad de su pontificado. ¿Por qué es una prioridad para este Papa?

Monseñor Farrell: Déjeme comenzar diciendo que sí hay un cierta prioridad (con la Iglesia ortodoxa rusa) porque es la mayor de todas las Iglesias ortodoxas. Pero, este interés y deseo de una mayor comunión con la Iglesia ortodoxa abraza a todo el mundo ortodoxo hasta el punto de que nuestro diálogo teológico con la Ortodoxia no es con una Iglesia ortodoxa en particular. Hemos acordado desde el principio que tiene que ser con todas ellas juntas, porque todas juntas forman una unidad. Tienen los mismos principios, tienen las mismas estructuras y tienen la misma tradición, los mismos valores y belleza litúrgica. Así que actúan como una en el diálogo teológico.

Tenemos también relaciones bilaterales directas con cada una de estas Iglesias ortodoxas individuales y, desde el concilio Vaticano II, estas relaciones se han desarrollado enormemente. Con algunas Iglesias ha sido más rápido que con otras, con algunas ha sido más profundo que con otras, pero podemos decir que con todas las Iglesias ortodoxas, sin exclusión, tenemos en este momento un contacto muy amistoso, muy abierto y muy constante y se colabora de muchas formas. Cuando el Papa Benedicto XVI dice que sí, que el diálogo con las Iglesias ortodoxas es una prioridad, esto está claro, y si me pregunta por qué me limitaré a decir porque están muy cerca de nosotros. Tenemos la misma fe, tenemos los mismos sacramentos, tenemos la misma sucesión apostólica; por eso consideramos que cada uno de sus obispos y de sus sacerdotes son verdaderos obispos y verdaderos sacerdotes. En eso tenemos una cercanía que no tenemos con ninguna otra comunidad cristiana.

- ¿En qué no hemos logrado hacer un puente? ¿En qué no hemos sido capaces de llegar a la unidad?

Monseñor Farrell: Esta es una pregunta muy difícil de responder en pocas palabras. Se necesitan volúmenes, se necesitan bibliotecas enteras, se necesitan años de debate para averiguar dónde estamos unos respecto a otros.

- Han sido mil años de separación...

Monseñor Farrell: Se necesitará mucho tiempo para aprender a vivir unos con otros, a reconocernos de verdad unos a otros como hermanos y hermanas en la misma Iglesia. Y esto me lleva a un elemento muy importante, que creo que es absolutamente necesario si uno quiere comprender todo lo que es el ecumenismo. El ecumenismo no es como la política entre gobiernos o la política internacional, en la que se tiene un objetivo común y se pueden lograr compromisos para alcanzarlo - en la que hay estrategias y tácticas, etc. El ecumenismo es descubrir lo que Dios quiere y cómo lo quiere.

Sabemos que el deseo de Cristo para la Iglesia es la unidad; por esto oró la noche antes de morir. Sabemos que esta unidad ha sido rota casi desde el principio. Nuestro esfuerzo ecuménico es descubrir cómo hay que entender este deseo de Cristo y ponerlo en práctica. Tiene que ver no sólo con las relaciones personales. Tiene que ver, sobre todo, con lo que llamamos comunión. Comunión significa participar, compartir todos esos dones, todas esas gracias que Cristo ha transmitido a la Iglesia por el Espíritu Santo. El ecumenismo es cuestión de que todos seamos mejores receptores de todo lo que Cristo quiere que se haga vivo en su Iglesia. Como puede ver es una pregunta muy profunda y muy difícil. Implica no sólo el pensamiento, no sólo la teología, implica sobre todo la vivencia de la vida cristiana. Se trata sobre todo de hasta qué punto es profunda nuestra fe.

El día en que seamos capaces de sentarnos junto a los ortodoxos y decir que no hay nada más que nos divida, estaremos unidos y haremos, en realidad, un acto de fe. Y si trato de imaginar cómo será ese día, estoy seguro de que será una especie de gran celebración litúrgica en la que haremos profesión de nuestra fe. Ahora bien, esto implica a toda la persona, esto implica la vida; nos compromete a nosotros mismos. En ese sentido el ecumenismo es muy exigente. No es sólo una cuestión de acuerdos aquí y allí entre gentes de iglesia; significa que todo el cuerpo de la Iglesia ha de asimilar esta mayor fidelidad a Cristo y al Evangelio. Queda muchísimo trabajo por hacer.

* * *

Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal de Catholic Radio and Television Network en colaboración con la institución católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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Más información en: www.ain-es.org

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Mundo


La importancia de la Divina Misericordia en la nueva evangelización
Destacada durante el 2º Congreso Mundial de la Divina Misericordia
CRACOVIA, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).– Los participantes del 2º Congreso Mundial de la Divina Misericordia que se celebró en Cracovia-Lagiewniki del 1 al 5 de octubre propusieron al Papa hacer del “apostolado de la Divina Misericordia un camino privilegiado de la nueva evangelización”.

Lo anunció el arzobispo de Viena, el cardenal Christoph Schönborn, a través de Radio Espérance, que ha cubierto todo el congreso en directo.

En la perspectiva del próximo sínodo de 2012, dijo el purpurado, “los delegados han propuesto al Santo Padre hacer del apostolado de la Divina Misericordia un camino privilegiado de la nueva evangelización”.

El cardenal había anunciado previamente que el próximo congreso mundial de la Divina Misericordia se celebrará en 2012. Manila y Bogotá son las candidatas para acoger el congreso, y probablemente se celebre en Bogotá.

El arzobispo de Viena presidió la misa conclusiva del 2º Congreso Apostólico Mundial de la Divina Misericordia el miércoles en Lagiewniki.

Recordó que este congreso busca “hacer a toda la Iglesia más consciente y más motivada por el misterio de la Divina Misericordia, en toda su misión”.

El cardenal austriaco recordó ante los micrófonos de Radio Esperanza la petición dirigida al Papa de abrir el dossier del “doctorado” de santa Faustina, lo cual “permitirá a todos considerar la universalidad” de su enseñanza.

El arzobispo de Cracovia, el cardenal Stanislaw Dziwisz, inauguró el congreso el 1 de octubre en el Santuario de la Divina Misericordia recordando la “valentía” de Juan Pablo II de apoyar a santa Faustina proclamando la misericordia a todo el mundo.

Toda la misión del beato Juan Pablo II “se resume en la proclamación de la misericordia”, afirmó. El papa polaco consideraba el mensaje de la misericordia “como un signo de los tiempos para una humanidad perdida en el materialismo”, explicó quien fuera su secretario particular.

El predecesor de Benedicto XVI decía que “la luz de la misericordia divina iluminará el camino de los hombres del tercer milenio”.

Juan Pablo II quedará como el papa de la Divina Misericordia: en 1980 publicó la encíclicaDives in misericordia sobre la misericordia divina; canonizó a santa Faustina el 30 de abril de 2000: ese día instituyó en la Iglesia la fiesta de la Divina Misericordia, que se celebra cada primer domingo después de Pascua.

Fue en la víspera de esa fiesta, el 2 de abril de 2005, el día que precisamente él falleció, y su beatificación se celebró un domingo de la Divina Misericordia, el 1 de mayo de 2011.

Al abrir el segundo congreso mundial, que tuvo como tema La misericordia, fuente de esperanza, el cardenal Dziwisz invitó a dirigir la mirada a “un apóstol especialmente digno de la Divina Misericordia, el beato Juan Pablo II”.

El purpurado recordó que Benedicto XVI cree que “toda la misión de Juan Pablo II, realizada al servicio de la verdad sobre Dios y el hombre y la paz en el mundo, se resume en la proclamación de la misericordia”.

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Análisis


La censura anticristiana y los nuevos medios
Un informe subraya sus defectos
Por el padre John Flynn, L. C.

ROMA, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org). – Un informe de National Religious Broadcasters (NRB), de Virginia, Estados Unidos, ha revelado graves problemas en el modo en que las nuevas plataformas de medios de comunicación tratan la religión.

Con el título “True Liberty in a New Media Age: An Examination of the Threat of Anti-Christian Censorship and Other Viewpoint Discrimination on New Media Platforms” (Libertad Verdadera en una Nueva Era Mediática: Análisis de la Amenaza de la Censura Anticristiana y de la Discriminación de otras Opiniones en las Nuevas Plataformas de Medios), el informe analizaba muchas de las nuevas empresas líderes como Google, Apple, Facebook y Twitter.

Según se presenta en su página web, NRB es una asociación internacional de comunicadores cristianos, ajena a la política.

Aunque es verdad que los nuevos medios de comunicación de Internet han abierto muchas posibilidades para el intercambio de ideas y opiniones, el informe expresaba, al mismo tiempo, su preocupación por el hecho de que un pequeño número de grandes empresas tengan el control de esta industria.

Cuando se trata de religión, el informe ve verdaderos problemas. “Nuestra conclusión es que las ideas y otros contenidos religiosos cristianos se enfrentan a un peligro claro y cierto de censura en las plataformas de comunicación basadas en la red”, señalaba.

El estudio desvelaba las distintas formas en que afectan a la religión las políticas de los nuevos gigantes mediáticos.

Apple

Algunas empresas ya han prohibido el contenido cristiano, mientras que otras han establecido directrices que es muy probable que en el futuro lleven a la censura, señalaba el informe. Apple ha bloqueado, en dos ocasiones, aplicaciones cristianas en la tienda iTunes debido a su contenido religioso.

De hecho, según el informe, las únicas aplicaciones que Apple ha bloqueado debido a las opiniones expresadas en ellas son las que reflejan el punto de vista cristiano.

En noviembre de 2010, Apple revocaba el visto bueno dado a la aplicación Declaración de Manhattan. Se trata de una declaración de las creencias cristianas sobre el matrimonio, la santidad de la vida y la libertad religiosa. La razón dada fue que uno de los puntos de la declaración era que la conducta homosexual es inmoral y esto, según el punto de vista de Apple, era ofensivo.

Más tarde, en marzo de 2011, Apple censuraba también la aplicación de Exodus International, una institución cristiana que ayuda a la gente a dejar el estilo de vida homosexual. Una vez más Apple declaró que esta era ofensiva y violaba sus directrices.

Después, en julio de 2011, Apple sacó iTunes de la Christian Values Network, un portal que financia organizaciones caritativas. El informe decía que lo que había conducido a esta medida habían sido las quejas de que algunas organizaciones asistenciales tenían posturas críticas con las iniciativas a favor de los derechos de los homosexuales.

El informe concluía que, en general, la política de Apple respecto a sus aplicaciones es vaga y confusa, siendo en algunos casos censora en el tema de la religión. Cuando se trata de sátiras, humor o comentarios políticos, las normas son muy diferentes, dejando un amplio margen al contenido.

Por ejemplo, sus directrices sobre la religión definen que debería prohibirse su contenido si es "ofensivo, mal intencionado" o si contiene material que sea "abusivo", o sea "inapropiado" o "inaceptable". El informe indicaba que, al usar términos tan difusos, Apple tiene las más amplias facultades para determinar qué ideas religiosas prefieren y qué censurarán.

No hay duda, concluía el informe, de que la política de Apple respecto al contenido religioso sería "extraordinariamente inadecuada" si se la confrontara con los criterios de libertad de expresión establecidos por el Tribunal Supremo de Estados Unidos bajo la Primera Enmienda.

Google

En cuanto a Google el informe señalaba que se negó a colocar en su motor de búsqueda un anuncio pro vida cristiano del Christian Institute. El anuncio se rechazó basándose en la "política de Google de no permitir publicidad en sus páginas webs que contenga contenido relacionado con el aborto y la religión".

El Christian Institute llevó a Google a los tribunales y, como resultado, se permitió el anuncio y Google cambió su política de no permitir anuncios sobre el aborto de grupos religiosos, siempre y cuando se encuadren en un marco objetivo.

No obstante, la política de Google sigue siendo bloquear cualquier anuncio sobre el aborto que contenga la frase "el aborto es asesinato", afirmación considerada algo "horripilante".

Otro problema subrayado en el informe tiene que ver con las directrices de Google para sus herramientas web, a disposición de las organizaciones no lucrativas. El uso gratuito o con descuentos de estas herramientas no se permite a iglesias, grupos religiosos, u organizaciones que tengan en cuenta la religión o la orientación sexual al contratar a sus empleados. Según el informe, las iglesias cristianas que han solicitado a Google el estatus de no lucrativas han sido rechazadas.

Un caso que implicó a Google fue el relacionado con una página web noruega que contenía críticas a la Cienciología. Los abogados que representan a la Cienciología protestaron a Google de que, al citarles, el sitio tenía contenido con copyright. En consecuencia las páginas del sitio noruego fueron retiradas del índice de Google.

El informe de NRB señalaba que esta medida es preocupante, ya que hay algunos grupos cristianos que hacen exposiciones sobre la falta de fidelidad a la Biblia de algunos movimientos religiosos. Para hacerlo necesitan citar las fuentes originales. La ley de copyright permite el uso equilibrado de material para informar y criticar, por lo que la postura de Google podría bloquear injustamente a grupos cristianos por hacer críticas a lo que consideran enseñanzas falsas.

Durante la época en que operó en China a través de una versión local de su web, Google también expresó su voluntad de cooperar con el gobierno para bloquear listas negras de palabras de su motor de búsqueda relacionadas con el grupo religioso Falun Gong y el Dalai Lama.

El informe concluía su sección sobre Google citando el testimonio de Scott Cleland, antiguo subsecretario adjunto norteamericano para Políticas de Información y Comunicación, quien declaraba que "Google rechaza los valores tradicionales judeocristianos".

Según el informe, Facebook también es culpable de censurar. Tiene la política de borrar de su sitio los comentarios antihomosexuales y tiene alianzas con algunas organizaciones que promueven la agenda homosexual.

Otro ejemplo recogido en el informe es cómo Facebook retiró un post de una foto con dos hombres besándose. Facebook cambió de decisión rápidamente y se disculpó. En cambio, en otros casos de fotos con imágenes sexuales no relacionadas con la homosexualidad el material ha sido eliminado de modo definitivo.

El discurso del odio

Con la excepción de Twitter, la política de las principales plataformas web tiene definiciones muy difusas de lo que consideran el discurso del odio, que el informe critica por considerarlo un peligro para la libertad de expresión. Facebook, por ejemplo, prohíbe "contenido religioso incitante; agendas político religiosas".

Citando las directrices de Google, el informe señalaba lo que él define como discurso del odio: "Por esto, nos referimos al contenido que promueva el odio... hacia grupos basándose en... la religión... o la orientación sexual / identidad de género".

Las normas de Google bloquean también el contenido publicitario que critique a grupos por su religión, orientación sexual o identidad de género. El informe apuntaba que esto elimina la publicidad de los grupos cristianos pro familia, que se oponen a algunos grupos de defensa de los homosexuales que promueven la legalización del matrimonio del mismo sexo. Implica también que las críticas a otras religiones o sectas teológicamente equivocadas violan la política de Google.

El informe continuaba identificando problemas similares en otras empresas de nuevos medios, como MySpace, que también tiene una política muy difusa y poco definida cuando se trata del discurso del odio y la homosexualidad.

Según el informe, los proveedores de servicios de internet Comcast, AT&T, y Verizon violan también la libertad de expresión y sus normas permitirían censurar cualquier contenido cristiano.

El informe concluía con una petición a estas empresas para que cambien de política, de manera que se garantice la libertad de expresión, y para que renuncien a la censura de los legítimos puntos de vista cristianos. Una petición que hay que esperar que no caiga en saco roto.


 

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Angelus


Benedicto XVI: Calabria, tierra de piedad mariana
Hoy en el rezo del Ángelus
LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación las palabras que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante el rezo del Ángelus, tras la Misa celebrada en la Zona ex Sir de la periferia industrial de Lamezia Terme, durante su visita pastoral a esta ciudad italiana.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas,

mientras llegamos al término de nuestra celebración, nos dirigimos con filial devoción a la Virgen María, a la que en este mes de octubre veneramos en particular con el título de Reina del Santo Rosario. Sé que hay muchos santuarios marianos presentes en esta tierra vuestra, y me alegro de saber que aquí en Calabria está viva la piedad popular. Os aliento a practicarla constantemente a la luz de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, de la Sede Apostólica y de vuestros Pastores. Confío a María con afecto vuestra comunidad diocesana, para que camine unida en la fe, en la esperanza y en la caridad. Que os ayude la Madre de la Iglesia a tener siempre en el corazón la comunión eclesial y el compromiso misionero. Que sostenga a los sacerdotes en su ministerio, ayude a los padres y a los maestros en su tarea educativa, consuele a los enfermos y a los que sufren, conserve a los jóvenes un alma pura y generosa. Invoquemos la intercesión de María también para los problemas sociales más graves de este territorio y de toda la Calabria, especialmente los del trabajo, de la juventud y del cuidado de las personas discapacitadas, que requieren creciente atención por parte de todos, en particular de las Instituciones. En comunión con vuestros obispos, os exhorto en particular a vosotros, fieles laicos, a que no falte la contribución de vuestra competencia y responsabilidad en la construcción del bien común.

Como sabéis, hoy por la tarde me dirigiré a Serra San Bruno para visitar la Cartuja. San Bruno vino a esta tierra hace nueve siglos, y dejó un signo profundo, con la fuerza de su fe. ¡La fe de los santos renueva el mundo! Con la misma fe, también vosotros, renovad hoy a vuestra amada Calabria!

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Documentación


Saludo del Papa a los ciudadanos de Serra San Bruno
Durante su viaje pastoral a Lamezia Terme – Serra San Bruno
LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el saludo que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy en la plaza Santo Stefano, junto a la Cartuja de Serra San Bruno, a su llegada desde la ciudad de Lamezia Terme.

* * * * *

Señor alcalde,

Venerado hermano en el Episcopado,

distinguidas autoridades,

queridos amigos de Serra San Bruno!

Estoy contento de poder encontraros, antes de entrar en la Cartuja, donde cumpliré la segunda parte de esta Visita pastoral a Calabria. Os saludo con afecto y os doy las gracias por vuestra calurosa acogida; en particular doy las gracias al arzobispo de Catanzaro-Squillace, monseñor Vincenzo Bertolone, y al alcalde, dr. Bruno Rosi, también por las corteses palabras que me ha dirigido. Es verdad, dos visitas cercanas del Sucesor de Pedro son un privilegio para vuestra comunidad civil. Pero sobre todo, como justamente ha dicho una vez más el alcalde, gran privilegio es el de tener en vuestro territorio esta “ciudadela” del espíritu que es la Cartuja. La misma presencia de la comunidad monástica, con su larga historia que se remonta a san Bruno, constituye una constante llamada a Dios, una apertura hacia el Cielo y una invitación a recordar que somos hermanos en Cristo.

Los monasterios tienen en el mundo una función muy preciosa, diría indispensable. Si en el medioevo fueron centros de regeneración de los territorios pantanosos, hoy sirven para “regenerar” el ambiente en otro sentido: a veces, de hecho, el clima que se respira en nuestras sociedades no es salubre, está contaminado por una mentalidad que no es cristiana, ni siquiera humana, porque está dominada por los intereses económicos, preocupada sólo por las cosas terrenas y carente de una dimensión espiritual. En este clima no sólo se margina a Dios, sino también al prójimo, y no se compromete por el bien común. El monasterio en cambio es modelo de una sociedad que pone en el centro a Dios y la relación fraterna. Tenemos mucha necesidad también en nuestro tiempo.

Queridos amigos de Serra San Bruno, el privilegio de tener cerca la Cartuja es para vosotros también una responsabilidad: haced un tesoro de la gran tradición espiritual de este lugar e intentad ponerla en práctica en la vida cotidiana. Que la Virgen María y San Bruno os protejan siempre. De corazón os bendigo a todos vosotros y a vuestras familias.

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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Homilía del Papa en la Misa en Lamezia Terme
Viaje pastoral a Lamezia Terme y a Serra San Bruno (Italia)
LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía que el Papa pronunció hoy durante la misa celebrada en la Zona ex Sir de la ciudad calabresa de Lamezia Terme, durante su viaje pastoral a Lamezia Terme y a Serra San Bruno.

* * * * *

¡Queridos hermanos y hermanas!

Es grande mi alegría de poder partir con vosotros el pan de la Palabra de Dios y de la Eucaristía. Estoy contento de estar por primera vez aquí en Calabria y de encontrarme en esta Ciudad de Lamezia Terme. Os doy mi cordial saludo a todos vosotros que habéis venido tan numerosos y os doy las gracias por vuestra calurosa acogida. Saludo en particular a vuestro pastor, monseñor Luigi Antonio Cantafora, y le doy las gracias por las corteses palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos. Saludo también a los arzobispos y a los obispos presentes, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, a los representantes de las Asociaciones y de los Movimientos eclesiales. Dirijo un pensamiento deferente al alcalde, Prof. Gianni Speranza, agradecido por el cortés discurso de saludo, al representante del Gobierno y a las autoridades civiles y militares, que con su presencia han querido honrar este encuentro nuestro. Un agradecimiento especial a cuantos han colaborado generosamente a la realización de mi Visita Pastoral.

La liturgia de este domingo nos propone una parábola que habla de un banquete de bodas al que muchos son invitados. La primera lectura, tomada del libro de Isaías, prepara este tema, porque habla del banquete de Dios. Es una imagen – la del banquete – usada a menudo en las Escrituras para indicar la alegría en la comunión y en la abundancia de los dones del Señor, y deja intuir algo de la fiesta de Dios con la humanidad, como describe Isaías:“El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados”(Is 25,6). El profeta añade que la intención de Dios es la de poner fin a la tristeza y a la vergüenza; quiere que todos los hombres vivan felices en el amor hacia Él y en la comunión recíproca; su proyecto entonces es el de eliminar la muerte para siempre, de enjugar las lágrimas de todos los rostros, de hacer desaparecer la condición deshonrosa de su pueblo, como hemos escuchado (vv. 7-8). Todo esto suscita profunda gratitud y esperanza: “Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!”(v. 9).

Jesús en el Evangelio nos habla de la respuesta que se da a la invitación de Dios – representado por un rey – a participar en este banquete suyo (cfr Mt 22,1-14). Los invitados son muchos, pero sucede algo inesperado: rehúsan participar en la fiesta, tienen otras cosas que hacer; al contrario, algunos muestran despreciar la invitación. Dios es generoso hacia nosotros, nos ofrece su amistad, sus dones, su alegría, pero a menudo nosotros no acogemos sus palabras, mostramos más interés por otras cosas, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales, nuestros intereses. La invitación del rey encuentra incluso reacciones hostiles, agresivas. Pero esto no frena su generosidad. Él no se desanima, y manda a sus siervos a invitar a muchas otras personas. El rechazo de los primeros invitados tiene como efecto la extensión de la invitación a todos, también a los más pobres, abandonados y desheredados. Los siervos reúnen a todos los que encuentran, y la sala se llena: la bondad del rey no tiene límites, y a todos se les da la posibilidad de responder a su llamada. Pero hay una condición para quedarse en este banquete de bodas: llevar el vestido de bodas. Y entrando en la sala, el rey advierte que uno no ha querido ponérselo y, por esta razón, es excluido de la fiesta. Quisiera detenerme un momento sobre este punto con una pregunta: ¿cómo es posible que este comensal haya aceptado la invitación del rey y, al entrar en la sala del banquete, se le ha abierto la puerta, pero no se ha puesto el vestido de bodas? ¿Qué es este vestido de bodas? En la Misa in Coena Domini de este año, hice referencia a un bello comentario de san Gregorio Magno a esta parábola. Él explica que ese comensal ha respondido a la invitación de Dios a participar en su banquete, tiene, en cierto modo, la fe que le ha abierto la puerta de la sala, pero le falta algo esencial: el vestido de bodas, que es la caridad, el amor. Y san Gregorio añade: "Cada uno de vosotros, por tanto, que en la Iglesia tiene fe en Dios ya ha tomado parte en el banquete de bodas, pero no puede decir que lleva vestido de bodas si no custodia la gracia de la Caridad” (Homilía 38,9: PL 76,1287). Y este vestido está tejido simbólicamente por dos leños, uno arriba y el otro abajo: el amor de Dios y el amor del prójimo (cfr ibid.,10: PL 76,1288). Todos nosotros somos invitados a ser comensales del Señor, a entrar con la fe en su banquete, pero debemos llevar y custodiar el vestido de bodas, la caridad, vivir un profundo amor a Dios y al prójimo.

¡Queridos hermanos y hermanas! He venido para compartir con vosotros las alegrías y esperanzas, las fatigas y empeños, los ideales y aspiraciones de esta comunidad diocesana. Sé que os habéis preparado a esta Visita con un intenso camino espiritual, adoptando como lema un versículo de los Hechos de los Apóstoles: “¡En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina!”(3,6). Sé que tampoco en Lamezia Terme, como en toda la Calabria, faltan dificultades, problemas y preocupaciones. Si observamos esta bella región, reconocemos en ella una tierra sísmica no sólo desde el punto de vista geológico, sino también desde un punto de vista estructural, comportamental y social; es decir, una tierra donde los problemas se presentan de forma aguda y desestabilizadora; una tierra donde el desempleo es preocupante, donde una criminalidad a menudo atroz hiere el tejido social, una tierra en la que se tiene la continua sensación de estar en emergencia. A la emergencia, vosotros los calabreses habéis sabido responder con una preparación y una disponibilidad sorprendentes, con una extraordinaria capacidad de adaptación a los problemas. Estoy seguro de que sabréis superar las dificultades de hoy para preparar un futuro mejor. No cedáis nunca a la tentación del pesimismo y de cerraros en vosotros mismos. Recurrid a los recursos de vuestra fe y de vuestras capacidades humanas; esforzaos en crecer en la capacidad de colaborar, de cuidar del otro y de todo bien público, custodiad el vestido de bodas del amor; perseverad en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente arraigados en la fe y en la historia de este territorio y de su población.

¡Queridos amigos! Mi visita se coloca casi al final del camino emprendido por esta Iglesia local con la redacción del proyecto pastoral quinquenal. Deseo dar gracias con vosotros al Señor por el provechoso camino recorrido y por tantas semillas de bien sembradas, que permiten esperar bien para el futuro. Para afrontar la nueva realidad social y religiosa, distinta del pasado, quizás más llena de dificultades, pero también más rica en potencialidades, es necesario un trabajo pastoral moderno y orgánico que comprometa en torno al obispo a todas las fuerzas cristianas: sacerdotes, religiosos y laicos, animados por el compromiso común de evangelización. Al respecto, he sabido con favor del esfuerzo actual por ponerse a la escucah atenta y perseverante de la Palabra de Dios, a través de la promoción de encuentros mensuales en diversos centros de la Diócesis y la difusión de la práctica de la Lectio divina. También oportuna es la Escuela de Doctrina Social de la Iglesia, tanto por la calidad articulada de la propuesta como por su divulgación capilar. Auguro vivamente que de estas iniciativas brote una nueva generación de hombres y mujeres capaces de promover no tanto intereses parciales, sino el bien común. Deseo también alentar y bendecir los esfuerzos de cuantos, sacerdotes y laicos, están comprometidos en la formación de las parejas cristianas al matrimonio y a la familia, con el fin de dar una respuesta evangélica y competente a los muchos retos contemporáneos en el campo de la familia y de la vida.

Conozco, además, el celo y la dedicación con que los sacerdotes llevan a cabo su servicio pastoral, como también el trabajo de formación sistemático e incisivo dirigido a ellos, en particular hacia los más jóvenes. Queridos sacerdotes, os exhorto a arraigar cada vez más vuestra vida espiritual en el Evangelio, cultivando la vida interior, una intensa relación con Dios y alejándoos con decisión de una cierta mentalidad consumista y mundana, que es una tentación constante en la realidad en que vivimos. Aprender a crecer en la comunión entre vosotros y con el obispo, entre vosotros y los fieles laicos, favoreciendo la estimación y la colaboración recíprocas: de ello vendrán sin duda múltiples beneficios tanto para la vida de las parroquias como para la misma vida social. Sabed valorar, con discernimiento, según los conocidos criterios de eclesialidad, los grupos y movimientos: estos deben integrarse bien dentro de la pastoral ordinaria de la diócesis y de las parroquias, en un profundo espíritu de comunión.

A vosotros, fieles laicos, jóvenes y familias, os digo: ¡no tengáis miedo de vivir y dar testimonio de la fe en los distintos ámbitos de la sociedad, en las múltiples situaciones de la existencia humana! Tenéis todos los motivos para mostraros fuertes, confiados y valientes, y esto gracias a la fe y a la fuerza de la caridad. Y cuando encontréis la oposición del mundo, haced vuestras las palabras del Apóstol: “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Fil 4,13). Así como se comportaron los santos y las santas, florecidos, en el transcurso de los siglos, en toda la Calabria. Que ellos os custodien siempre unidos y alimenten en cada uno el deseo de proclamar, con las palabras y con las obras, la presencia y el amor de Cristo. Que la Marde de Dios, tan venerada por vosotros, os asista y os conduzca al profundo conocimiento de su Hijo. ¡Amén!

[Traducción del original italiano por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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