17.10.11

 

En la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá da clases un sacerdote jesuita llamado Carlos Novoa. Licenciado en Teología y en Filosofía, con maestría y doctorado en Ética, llegó a ser el decano de la Facultad de Teología de esa Universidad. Hace unos años tuvo la feliz idea de alabar el espectáculo erótico-festivo de Madonna en el que la cantante se hacía “crucificar” en el escenario. El título de su artículo, “Madonna: una sugerente presentación de Jesús", lo decía todo.

Y sin embargo, este insigne hijo de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, siguió y sigue dando clases en esa universidad jesuita. Una vez leída entera la entrevista que ha concedido a El Espectador, no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hemos hecho los fieles católicos para merecer esto? ¿Por qué sufrimos el castigo de tener que soportar que en las universidades de nuestra Iglesia pululen personajes como este sacerdote jesuita? En serio, ¿qué grave pecado merece semejante castigo y afrenta a nuestra fe?

Porque, hay que decirlo ya claramente, es un verdadero castigo contra la fe del pueblo de Dios la presencia en lugares de enseñanza y de repercusión mediática de sacerdotes, religiosos, teólogos y seglares con responsabilidades eclesiales que se saltan a la torera las enseñanzas de la Iglesia. Sinceramente creo que aquellos que aceptamos de corazón lo que nuestra Madre y Maestra enseña no nos merecemos que esa gente pisotee nuestra fe y haga escarnio de la misma en la arena pública sin que nadie haga nada para impedirlo de una vez por todas.

Es decir, los fieles podemos defender la doctrina de la Iglesia sobre el aborto, pero si todo un profesor de teología de una universidad católica dice que el aborto terapéutico está justificado, y ese señor sigue siendo profesor en esa universidad, ¿en qué lugar quedamos todos? ¿me lo puede decir alguien, ya sea de la Compañía de Jesús, ya sea del dicasterio romano responsable de las universidades católicas, ya sea del dicasterio responsable de velar por la doctrina de la fe?

En las declaraciones del P. Novoa no sólo hay un posicionamiento contrario a la moral católica sobre el aborto sino que se aprecia una teoría dicotómica sobre la condición de sacerdote y ciudadano. Quien dice que como sacerdote no está de acuerdo con algo pero como ciudadano lo respeta, lo mejor que puede hacer es dejar de ser sacerdote. No vaya a ser que acabe ingresado en un psiquiátrico con un episodio esquizoide de doble personalidad.

Una cosa sí tengo clara. Si yo viviera en Bogotá y alguno de mis hijos quisiera cursar estudios universitarios, le recomendaría vivamente no asistir a esa universidad pontificia. Es ya una cuestión de dignidad. Cualquier institución católica donde se admita la heterodoxia debe recibir el rechazo de los fieles. El problema es que muchos fieles han sido ya educados y formados en esa heterodoxia. Luego nos quejaremos de que la apostasía avanza. Es el resultado lógico de una pastoral nefasta, cómplice y vergonzosa. Que el Señor juzgue a los responsables de la misma: Exsurge Domine!

Luis Fernando Pérez Bustamante