18.10.11

Una “justa autonomía” para el Regnum Christi

A las 11:55 AM, por Andrés Beltramo
Categorías : Legionarios de Cristo
 

El Regnum Christi siempre fue la sombra de la congregación de los Legionarios de Cristo. Ambas instituciones fueron fundadas por Marcial Maciel Degollado. Ambas se encuentran en plena crisis por los escándalos sexuales y de corrupción ligados al sacerdote. Pero sus caminos están destinados a separarse, porque El Vaticano decidió conceder a las “consagradas” y los “consagrados” de ese movimiento laical una “justa autonomía” para que puedan decidir sobre su presente y su futuro.

Mediante una serie de medidas clamorosas y de aplicación inmediata el cardenal Velasio De Paolis comenzó a desmontar la estructura que, durante años, permitió un férreo control ejercitado sobre el “Reino” (como se conoce coloquialmente al movimiento) por los superiores de los Legionarios de Cristo. Con ello estableció, de facto, un “divorcio” institucional.

De Paolis es el delegado personal de Benedicto XVI para la reforma de los Legionarios de Cristo y, por tanto, responsable de asegurar la supervivencia del Regnum Christi, una organización iniciada por Maciel en la década de los 70 del siglo pasado cuyo núcleo central está formado por unas mil mujeres “consagradas” y más de 100 “consagrados”.

En una carta, difundida este 17 de octubre en Roma, el purpurado informó sobre las conclusiones de una “visita apostólica” (auditoría) a todas las residencias del movimiento en el mundo, realizada por el arzobispo español Ricardo Blázquez y que concluyó en junio pasado.

El texto destacó, ante todo, el derecho de los integrantes del “Reino” a gozar de una “justa autonomía”, como lo reconoce la misma Iglesia católica en su derecho canónico. Sobre todo porque -de la revisión- surgieron “múltiples cuestiones a nivel institucional” que, a primera vista, “presentan retos exigentes”. Al mismo tiempo “no pocos puntos” requieren “una clarificación” y “deben replantearse”.

Se trata de situaciones negativas producto de una perniciosa relación entre el Regnum Christi y los Legionarios de Cristo. Porque, pese a ser una asociación con identidad y estatutos propios, el “Reino” nunca gozó de una verdadera independencia. De hecho sus superiores no eran “consagrados” y “consagradas”, sino sacerdotes de la Legión conocidos como “delegados”, ya sea de la dirección general como de las direcciones territoriales.

Aunque cada uno de estos delegados contaba con una o un asistente para las ramas femenina o masculina, según fuese el caso, la autoridad real siempre estaba concentrada en los legionarios. La primera decisión de De Paolis fue acabar con esta anomalía.

Se suspende la figura de un sacerdote delegado del director general y [de un sacerdote delegado] de los directores territoriales para el Regnum Christi. Por ahora, las funciones hasta el presente ejercidas por el delegado del director general pasan a los asistentes generales de las consagradas y de los consagrados, auxiliados por tres consejeros”, ordenó en su carta.

El purpurado dio también instrucciones para que ya no se revise la correspondencia y el uso del internet en las comunidades del movimiento pero, sobre todo, instruyó a que se respete el legítimo derecho de sus integrantes a tener dirección espiritual o a confesarse con sacerdotes ajenos a la congregación.

“Por tanto, las directoras y los directores han de proveer con premura para que las consagradas y los consagrados tengan a disposición suficientes confesores ordinarios y extraordinarios idóneos y que figuren siempre entre ellos también sacerdotes que no pertenezcan a la Legión de Cristo”, escribió. Con ello De Paolis desmontó el segundo elemento que condicionaba la verdadera libertad del Regnum Christi: la dependencia espiritual.

Aún así el cardenal no acabó de un plumazo la estructura verticalista que sometió históricamente al “Reino”, concediendo que sigan vigentes sus estatutos, autorizados por la Santa Sede el 26 de noviembre de 2004. Pero acotó los poderes ilimitados que hasta ahora tenía sobre él la dirección general de los Legionarios, presidida por Álvaro Corcuera.

De ahora en adelante las decisiones de importancia relacionadas con las consagradas y los consagrados requerirán la aprobación del mismo delegado pontificio, tras oír el parecer de los asistentes generales para ambas ramas.

Todas estas disposiciones tienen un límite: son temporales. ¿Su objetivo? Abrir el camino a una reforma profunda del Regnum Christi. Un proceso que incluirá no sólo una revisión total de los estatutos internos, buscará especialmente una nueva configuración canónica para el grupo, estableciendo el verdadero “alcance y relevancia jurídica” de la consagración profesada por sus miembros basada en los “consejos evangélicos”.

Un asunto para nada menor, porque finalmente quedará en claro cuál es la magnitud del compromiso solicitado a las consagradas y consagrados, personas que ofrecen completamente su vida a la institución viviendo el celibato, con una exigencia similar a las monjas o los religiosos varones, pero sin el adecuado reconocimiento jurídico. De allí que diversos ex miembros hayan calificado a la vida en el “Reino” como una “esclavitud voluntaria”.

Según explicó De Paolis, en su misiva, la reforma no pretende cancelar la historia del movimiento, “íntimamente ligada” a la Legión, ni acabar con el vínculo natural entre ambas asociaciones. Se trata, más bien, de poner las cosas en su lugar: establecer una “justa autonomía” para que consagradas y consagrados tengan responsabilidad en la organización y en el gobierno de su vida personal, comunitaria y apostólica.

Un “período de gran empeño” durante el cual se analizará a fondo el reporte del visitador apostólico además de definirse los caminos que garanticen una reflexión “seria, apropiada y resolutiva” de las cuestiones fundamentales con el involucramiento de todos los protagonistas, según la responsabilidad de cada uno, tanto a nivel individual como colectivo.