18.10.11

En proceso - P. José Rivera

A las 10:40 PM, por Eleuterio
Categorías : General, En proceso
A la categoría “En proceso” se traen aquellos casos de fieles católicos que se encuentren, precisamente, en proceso de beatificación y/o canonización. Más que nada para que se conozcan y sean gozadas sus virtudes.

P. Ribera

Enlace a Libros y otros textos.

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Es bien cierto que en esta categoría de título “En proceso” sólo han venido a hacernos compañía espiritual dos jóvenes (Faustino y Rebeca Rocamora) que, por su joven edad, tuvieron una vida, aunque gozosa, en exceso corta. Sin embargo, también han de venir personas que, por haber vivido más años que los arriba citados, cumplieron con la misión que Dios les encomendó, digamos, con creces.

El P. José Rivera Ramírez es una de tales personas.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

A José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (director espiritual de los Seminarios de El Salvador e Hispanoamérica de Salamanca, de Toledo, de Palencia o, por ejemplo, ejerciendo de Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales, una muy significativa es “Ya estoy desarraigado

“Ya estoy desarraigado. Y en medio de la gente,
Que en necio torbellino se angustia y se fatiga
En el gesto excesivo o en la mínima intriga
Yo camino ligero, ya casi todo ausente.
Y cuando cese un día, definitivamente,
El mandato divino que a la tierra me liga,
No arrullará mi muerte ninguna voz amiga,
No cerrarán mis ojos, no besarán mi frente.
Solitario camino, ágil, libre, jocundo,
Abiertos a mis ojos senderos de otro mundo,
Cubriendo mi vereda del Señor al Señor.
Y cuando solitario mi hombre carnal sucumba
Acaso ni siquiera me den los hombres tumba,
¡Mas gozará mi espíritu la Verdad del Amor!”

Por otra parte, cuando una persona fallece se suele decir, en muchas ocasiones, que había tenido altos valores y que había llevado, de serlo, una vida de buen cristiano. Pero del P. Rivera Ramírez puede ser certificado eso mismo porque aquí mismo pueden leerse multitud de “Testimonios” que dan fe, tanto del amor a los pobres como de una vida llevada de acuerdo al Evangelio que es, como debería ser, ejemplo de lo bien hecho por Dios y en nombre de Jesucristo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

Al respecto del proceso de Canonización, se entregó la Positio en la Congregación para la Causa de los Santos en marzo de 2004. Allí, el documento citado que habla de la vida, virtudes y fama de santidad del P. José Rivera Ramírez sigue el proceso correspondiente que, en estos casos, culminará, si Dios quiere, con don José Rivera en los altares de la Iglesia católica y, como ejemplo, en el de los corazones de los fieles hijos, que se saben, de Dios.

La siguiente oración es propia

Para la devoción privada
“Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que tanto amaste a los hombres, que nos diste tu misma vida en tu Hijo y el Espíritu Santo, viniendo los Tres a morar en nosotros; envíanos tu Espíritu, para que conozcamos el amor que nos tienes y creamos en él, de manera que nos impulse a dar la vida para la edificación de tu Iglesia santa. Tú que hiciste a tu sacerdote JOSÉ RIVERA admirable por su confianza en tu gracia, concédenos por su intercesión el don de una vida intensa de oración y mortificación, por la que podamos gozar de la intimidad del Crucificado y salvar con El a muchos hermanos. Que tu gloria brille en el reconocimiento de su santidad por parte de tu Iglesia. Concédenos por su intercesión el favor que ahora te pedimos… Por Jesucristo nuestro Señor.”

De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, en nada se pretende prevenir el juicio de la Iglesia.

 

Eleuterio Fernández Guzmán