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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de octubre de 2011

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Santa Sede

Testigos del amor apasionado de Dios

La fe no cese de renovarse y producir buenos frutos

Mundo

El Espíritu de Asís en Buenos Aires

México: Victoria de la vida por nacer

Church Forum se convierte en el primer Portal Católico Móvil

Actualidad

Una santa entre costuras


Santa Sede


Testigos del amor apasionado de Dios
Tres nuevos modelos de santidad para la Iglesia
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- La Iglesia universal cuenta desde hoy con tres nuevos modelos de santidad y testigos, como dijo Benedicto XVI en la ceremonia de canonización, “del amor apasionado de Dios”. Son san Guido Maria Conforti, san Luis Guanella y santa Bonifacia Rodríguez de Castro.

A las diez horas de la mañana, el papa celebró la Eucaristía ante la basílica vaticana, en la plaza de San Pedro, y procedió a la canonización de los beatos Guido Maria Conforti (1865-1931), arzobispo-obispo de Parma, fundador de la Pía Sociedad de San Francisco Javier para las Misiones Extranjeras; Luis Guanella (1842-1915), sacerdote, fundador del Instituto de las Hijas de Santa María de la Providencia y de la Congregación de los Siervos de la Caridad; y Bonifacia Rodríguez de Castro (1837-1905), fundadora de la Congregación de las Siervas de San José.

Los tres fueron proclamados santos a las 10,34 horas. Tras las palabras de Benedicto XVI, sonó música sacra y las miradas de los miles de fieles se dirigieron a la fachada de la basílica donde colgaban tres tapices con la imagen de los nuevos santos.

La canonización fue pedida a Benedicto XVI por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, acompañado por los postuladores de las causas. Tras la lectura de las correspondientes biografías, y el rezo de las letanías de los santos, el papa procedió al rito de canonización, por el que los tres nuevos modelos para el mundo son inscritos en el libro de los santos.

“Establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos”, dijo el papa. Una vez proclamados, fueron llevadas sus reliquias al altar para su veneración.

La misa se celebró en una mañana fresca y soleada y asistieron delegaciones oficiales de España e Italia, así como miles de fieles italianos, españoles y de otros países a los que llegó la obra de estos santos.

La delegación española estaba encabezada por Juan Carlos Campo Moreno, secretario de Estado de Justicia, y además la embajadora de España ante la Santa Sede, María Jesús Figa; la directora general de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones, María Aurora Mejía, y el director adjunto del Gabinete del Ministerio de la Presidencia, Carlos García de Andoin.

Por la Iglesia española, el cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Antonio María Rouco, así como numerosos obispos. Hubo, entre otras, delegaciones de las diócesis de Salamanca, de donde era santa Bonifacia, y de Zamora, donde vivió sus últimos años y murió. Asistió una amplia representación de las Siervas de San José, familiares de la nueva santa, alumnos y simpatizantes de su obra.

Durante la misa, tras el rito de la canonización y la proclamación del Evangelio, el Papa pronunció la homilía.

Destacó Benedicto XVI que la celebración coincide con la Jornada Misionera Mundial (Domund), “cita anual que pretende despertar el impulso y el compromiso por la misión”. Invitó a alabar al Señor por los tres nuevos santos. Expresó con alegría su saludo a todos los presentes y en especial a las delegaciones oficiales y a los numerosos peregrinos llegados para festejar a “estos tres ejemplares discípulos de Cristo”.

Dijo que la Palabra de hoy recuerda que “toda la Ley divina se resume en el amor”. Tras hacer una breve síntesis del relato de Mateo, subrayó que “la exigencia principal para cada uno de nosotros es que Dios esté presente en nuestra vida. Este debe, como dice la Escritura, penetrar todos los estratos de nuestro ser y llenarlos completamente: el corazón debe saber de Él y dejarse tocar por Él; y así también el alma, las energías de nuestro querer y decidir, e incluso la inteligencia y el pensamiento. Es un poder decir como san Pablo: ‘ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí’ (Gal 1,20)”.

Y subrayó que Jesús añade algo que no había sido preguntado por el doctor de la ley: “El segundo es semejante a aquél: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Una afirmación, según Benedicto XVI, por la que “Jesús da a entender que la caridad hacia el prójimo es tan importante como el amor a Dios”. “El signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo el amor de Dios es el amor a los hermanos”. Por ello, considera providencial que hoy precisamente la Iglesia “señale a todos sus miembros tres nuevos santos que se dejaron transformar por la caridad divina y con ella han marcado toda su existencia. En diversas situaciones y con diferentes carismas, han amado al Señor con todo el corazón y al prójimo como a sí mismos ‘hasta convertirse en modelo para todos los creyentes’ (1Ts 1,7)”.

El Salmo 17, invitando a abandonarse con confianza en las manos del Señor, que es “fiel a su consagrado”, sirvió al papa para subrayar la actitud que guió a san Guido Maria Conforti. “Desde que era niño, tuvo que superar la oposición de su padre para entrar en el seminario, dio prueba de un firme carácter en seguir la voluntad de Dios, en corresponder en todo a aquella caritas Christi que, en la contemplación del Crucifijo, lo atraía hacia sí”.

Un lema que sintetiza el programa del instituto misionero al que él, apenas treintañero, dio vida: “una familia religiosa –dijo Benedicto XVI- puesta enteramente al servicio de la evangelización, bajo el patrocinio del gran apóstol de Oriente san Francisco Javier”.

En cuanto al testimonio humano y espiritual de san Luis Guanella, dijo el papa que vivió “con coraje y determinación el Evangelio de la Caridad, el ‘gran mandamiento’ que también hoy la Palabra de Dios nos ha recordado”. (sobre la vida de este santo ver: http://www.zenit.org/article-40731?l=spanish).

Luego, hablando en español, Benedicto XVI recordó el pasaje de la I Carta a los Tesalonicenses, “un texto que usa la metáfora del trabajo manual para describir la labor evangelizadora y que, en cierto modo, puede aplicarse también a las virtudes de santa Bonifacia Rodríguez de Castro”.

Cuando san Pablo escribe la carta, recordó el papa, “trabaja para ganarse el pan; parece evidente por el tono y los ejemplos empleados, que es en el taller donde él predica y encuentra sus primeros discípulos”.

“Esta misma intuición –dijo- movió a santa Bonifacia, que desde el inicio supo aunar su seguimiento de Jesucristo con el esmerado trabajo cotidiano. Faenar, como había hecho desde pequeña, no era sólo un modo para no ser gravosa a nadie, sino que suponía también tener la libertad para realizar su propia vocación, y le daba al mismo tiempo la posibilidad de atraer y formar a otras mujeres, que en el obrador pueden encontrar a Dios y escuchar su llamada amorosa, discerniendo su propio proyecto de vida y capacitándose para llevarlo a cabo”.

“Así nacen las Siervas de San José –añadió--, en medio de la humildad y sencillez evangélica, que en el hogar de Nazaret se presenta como una escuela de vida cristiana”.

Siguió con las palabras del Apóstol en las que dice “que el amor que tiene a la comunidad es un esfuerzo, una fatiga, pues supone siempre imitar la entrega de Cristo por los hombres, no esperando nada ni buscando otra cosa que agradar a Dios”.

De la misma manera, “la madre Bonifacia, que se consagra con ilusión al apostolado y comienza a obtener los primeros frutos de sus afanes, vive también esta experiencia de abandono, de rechazo precisamente de sus discípulas, y en ello aprende una nueva dimensión del seguimiento de Cristo: la Cruz”. “Ella la asume con el aguante que da la esperanza –añadió el papa--, ofreciendo su vida por la unidad de la obra nacida de sus manos”.

“La nueva Santa se nos presenta como un modelo acabado –concluyó- en el que resuena el trabajo de Dios, un eco que llama a sus hijas, las Siervas de San José, y también a todos nosotros, a acoger su testimonio con la alegría del Espíritu Santo, sin temer la contrariedad, difundiendo en todas partes la Buena Noticia del Reino de los cielos. Nos encomendamos a su intercesión, y pedimos a Dios por todos los trabajadores, sobre todo por los que desempeñan los oficios más modestos y en ocasiones no suficientemente valorados, para que, en medio de su quehacer diario, descubran la mano amiga de Dios y den testimonio de su amor, transformando su cansancio en un canto de alabanza al Creador”.

Benedicto XVI exhortó a los presentes a amar al Señor “mi fuerza”, como proclama el salmo. “De tal amor apasionado por Dios son signo elocuente estos tres nuevos santos. Dejémonos atraer por sus ejemplos, dejémonos guiar por sus enseñanzas, para que toda nuestra existencia se convierta en testimonio de auténtico amor hacia Dios y hacia el prójimo”.

Por Nieves San Martín

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La fe no cese de renovarse y producir buenos frutos
Palabras del Papa al recitar el Angelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- Al final de la misa y la proclamación de los santos Guido Maria Conforti, Luis Guanella y Bonifacia Rodríguez De Castro, antes de recitar la oración mariana del Angelus, ante la basílica vaticana, Benedicto XVI saludó a los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro y les dirigió unas palabras.

Se dirigió a los peregrinos llegados para homenajear a los nuevos santos, “con un pensamiento de especial afecto y ánimo para los miembros de los institutos fundados por ellos: los misioneros javerianos, las hijas de Santa María de la Providencia y los siervos de la Caridad”.

Dio las gracias a cada uno por su presencia. Subrayó que, una vez más, “Italia ha ofrecido a la Iglesia y al mundo luminosos testigos del Evangelio”. “Alabemos a Dios y pidamos para, en que este país, la fe no cese de renovarse y producir buenos frutos”.

En castellano, saludó “muy cordialmente a los peregrinos de lengua española que han venido a Roma para participar en la gozosa celebración de proclamación de nuevos santos”.

“Junto a los señores arzobispos y obispos que los acompañan, a las delegaciones oficiales y a los devotos y seguidores del espíritu de los hoy canonizados, saludo en particular a las Siervas de San José, que tienen el gran gozo de ver reconocida para la Iglesia universal la santidad de su Fundadora”.

“Que el ejemplo y la intercesión de estas figuras preclaras para la Iglesia –deseó el papa- impulsen a todos a renovar su compromiso de vivir de todo corazón su fe en Cristo y de testimoniarlo en los diversos ámbitos de las sociedad”.

En francés, saludó cordialmente a los peregrinos de habla francesa, especialmente a los llegados “para la canonización del obispo Guido Maria Conforti, fundador de los misioneros javerianos, que están presentes en varios países de África”.

“Queridos amigos –dijo el papa--, ¡que el testimonio de los nuevos santos os guíe en el camino del Evangelio! ¡Buen domingo a todos!”.

En lengua inglesa, alemana, polaca dirigió un saludo a los visitantes y peregrinos de estos idiomas, especialmente los que están por motivo de las canonizaciones.

A los últimos, recordó que el día anterior, junto a la diócesis de Roma y la Iglesia en Polonia conmemoraron en la liturgia al beato Juan Pablo II, y les confió a los tres nuevos santos.

Concluyó orando “a la Virgen María, que guía a los discípulos de Cristo en el camino de la santidad”, y confiando a su intercesión “la jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo: una peregrinación a Asís, a los 25 años de aquella convocada por el beato Juan Pablo II”.

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Mundo


El Espíritu de Asís en Buenos Aires
Encuentro interreligioso de jóvenes y oración por la paz
BUENOS AIRES, domingo 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- Para el próximo 27 de octubre, en sintonía con el encuentro por la paz, que tendrá lugar en Asís, Italia, presidido por Benedicto XVI, en la basílica de San Francisco de Asís de Buenos Aires, Argentina, tendrá lugar un encuentro interreligioso protagonizado por jóvenes. Organizan el encuentro la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana, los Frailes Menores y la Editorial San Pablo

La celebración de Asís, con motivo del 25 aniversario del encuentro convocado por Juan Pablo II en 1986, tendrá su eco al otro lado del Atlántico con esta celebración que cuenta con el auspicio institucional de la Dirección General de Cultos, de la Ciudad de Buenos Aires, y declarada de interés por el Gobierno de la Ciudad.

Hace 25 años, en Asís, el 27 de octubre de 1986, se produjo un hecho inédito. Por primera vez en la historia, jefes y representantes de Iglesias cristianas y comunidades  de diversas religiones del mundo se reunieron, invitados por el papa, para rezar por la paz.

La actividad argentina comenzará con un encuentro de jóvenes y, posteriormente, los líderes de todas las religiones y cosmovisiones elevarán una oración por la paz en el mundo y en Argentina.

En este VI Encuentro de Oración por la Paz, en el “Espíritu de Asís”, participa, por la Confraternidad Argentina Judeo Cristiana, Adrián Mirchuk, de treinta años, casado y con una hija.

Mirchuk estudió música y fuentes sobre el judaísmo. Desde hace nueve años, trabaja en la comunidad NCI – Emanu El de la Fundación Judaica --en el barrio de Belgrano, Buenos Aires--, donde coordina actividades culturales y forma parte del equipo de oficiantes de las diferentes ceremonias de la institución.

La Comunidad NCI-Emanu El fue creada por judíos alemanes, tras escapar del infierno nazi, construyendo para ellos y sus hijos una nueva comunidad de vida, en un nuevo país. El Rabino Hanns Harf Z"L (1914-2004) fue su fundador y guía espiritual durante todos estos años.

Por su parte, la Comunidad Emanu El fue fundada como la primera comunidad afiliada al Movimiento Reformista del país, desarrollando un importantísimo trabajo en lo ecuménico y en los valores de la Tzedaká.

Ambas congregaciones decidieron apostar por un proyecto de integración a partir de 2001. El resultado fue el origen de una nueva comunidad, que ha aprendido a sumar a partir del respeto a la diferencia y por tener las puertas abiertas a proyectos innovadores.

Mirchuk será uno de los personajes del encuentro de jóvenes, que se llevará a cabo en el marco del VI Encuentro de Oración por la Paz, Espíritu de Asís, desde las 17 horas, en la basílica San Francisco de Asís de Buenos Aires.

En una entrevista a la Editorial San Pablo explica que el encuentro “es la oportunidad que tenemos varios jóvenes de distintos credos, religiones y cosmovisiones de trazar un camino no sólo de diálogo, sino también de trabajo en conjunto para demostrar, cada uno desde su fe, su creencia, pero en búsqueda de un mundo mejor, que son más las cosas que nos unen que las que nos separan”.

“Había escuchado hablar de la propuesta, pero es la primera vez que participo”, afirma.

¿Qué es lo que impide la paz, pese a que todos la deseamos? “Creo que el deseo de la paz, como todos los deseos que podamos tener, es un buen recurso y muy movilizador si entendemos que después del deseo debe venir el trabajo de cada uno por lograr lo que tanto deseamos y pedimos. Dicen nuestros sabios: “No estás obligado a terminar la tarea, pero no puedes sentirte libre de hacerla”, afirma.

¿Cuál es la importancia de la participación de los jóvenes en este evento? “Creo que todo proyecto que esté cruzado por la necesidad de perdurar en el tiempo debe contar con la participación de quienes puedan seguirlo en el futuro. Me parece muy valiosa la inclusión de jóvenes en espacios como este, sin dejar de resaltar la importancia de referentes de mayor experiencia que marquen el camino para que quienes venimos siguiendo esas huellas podamos transitarlo con seguridad y convicción”.

¿Qué propones para ejercitar la paz en un mundo violento? “Cada uno asume un grado de responsabilidad en el trabajo de hacer un mundo mejor y con más paz. Sin duda, ejemplos como la oración por la paz que realizaremos el 27 de octubre (y los encuentros previos con varios jóvenes) promueven el diálogo que conduce a un mundo con más entendimiento y más paz”.

¿Qué les decís a los jóvenes para que participen de esta oración? “El mensaje está en el ejemplo de todos al reunirnos en pos de un ideal como es la paz. Cada uno tiene que saber que es sumamente importante para generar el cambio que el mundo en el que vivimos necesita para estar mejor; entender que en la diversidad del otro podemos descubrir cosas muy buenas sin que estas nos aparten de nuestras tradiciones”.

Y concluye: “La paz que buscamos, que anhelamos no tiene un punto de llegada… Creo que vamos a hallar la paz cuando nos demos cuenta de que la paz está en el camino de la misma búsqueda y en los proyectos y actividades que hagamos para encontrarla”.

Tras el encuentro de los jóvenes, a las 18.30, líderes religiosos elevarán una oración por la paz, y el acto acabará con un concierto a cargo de la soprano Gabriela Guzzo, con la dirección del maestro Miguel Angel Gilardi. Luego se ofrecerá un ágape fraterno.

Para saber más: www.sanpablohoy.blogspot.com/.

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México: Victoria de la vida por nacer
Las idas y venidas del reconocimiento del nascituro
CIUDAD DE MÉXICO, domingo, 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- Hace unas semanas, se produjo en México una histórica victoria de la vida por nacer que puede crear precedente en otros países. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCNJ) declaraba válidas las reformas constitucionales de dieciocho estados mexicanos, reconociendo los derechos del nascituro.

Sobre las reformas constitucionales de los estados mexicanos a favor de la vida, declaradas válidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) hizo público un comunicado el 30 de septiembre, en el que fijaba la posición de los obispos mexicanos.

“Los ministros que votaron en contra del proyecto de resolución que invalidaba las reformas por la vida actuaron conforme a derecho –afirma el comunicado--. Revisaron el caso desde el punto de vista jurídico y encontraron necesario rechazarlo. Por tanto, hay que agradecer a estos ministros su apego a la legalidad, sin que ello implique que necesiten ser defendidos”.

“El diputado local que concede derechos al no nacido, tiene la atribución legal de hacerlo y es correcto que lo haga –añaden los obispos--. En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no existe una prohibición o impedimento para que los congresos estatales protejan el derecho a la vida. Las reformas constitucionales a favor de la vida en 18 estados son legítimas desde el punto de vista legal y fueron aprobadas según las facultades con las que cuentan las legislaturas locales”.

“No es cierto –dicen los obispos- que reconocerle derecho al no nacido invalide o atropelle los derechos de los demás. Es falso que vulnera los derechos de las mujeres, pues se trata del derecho de un tercero, no el suyo. Además, las reformas constitucionales mantienen las excusas absolutorias, dado que esto es materia de la legislación secundaria. En los casos donde se reformó el código penal junto con la reforma constitucional se permitió la permutación de la pena corporal por un tratamiento médico integral, evitando así la victimización de la mujer que, tras un aborto, enfrenta ya un gran problema psicológico, físico y moral, de por sí”.

“Los argumentos que permitieron que la Corte validara las reformas en los estados no están basados en ideologías, en religión o concepción moral. Es un tema de derechos humanos y su salvaguarda para todos los seres humanos, independientemente de su etapa de desarrollo. El precisar en las Constituciones locales que el derecho a la vida inicia en el momento de la concepción, constituye una reforma que amplía el ámbito de protección de las personas y ha sido aprobado por legisladores locales del PRI, PAN, PRD, Nueva Alianza, PVEM, PT, etc”, añade.

“Por estas razones de peso jurídico, la Corte refrenda y confirma la calidad de las reformas constitucionales a favor de la vida que fueron aprobadas en 18 entidades federativas, donde legisladores locales hicieron uso de las facultades que la ley les otorga. De esta manera, los congresos locales respondieron a una concepción acerca de la vida humana, compartida por amplios sectores o grupos sociales en cada una de esas entidades federativas, que ven, en el no nacido, el ser más indefenso y, por tanto, merecedor de la total protección –subraya--. Representar las causas ciudadanas es sin duda una función fundamental de nuestros representantes populares”.

“Es falso –concluye- que las reformas por la vida criminalizan a la mujer. En todo caso, toda la legislación penal mexicana federal y en cada estado, incluido el Distrito Federal, explícitamente cataloga el aborto como un delito, antes y después de estas reformas por la vida. La Corte Suprema de México no alcanzó la mayoría legal de votos para derribar las reformas constitucionales que blindaron la vida ante el aborto en México. Con cuatro votos en contra, el proyecto abortista del juez Fernando Franco fue descartado en una histórica jornada para la defensa de la vida en el país”.

El mensaje de los obispos se felicitaba así por un proceso que conoció idas y venidas entre abortistas y defensores de la vida humana en cualquier estadio de su gestación.

El 28 de septiembre, tercer día del debate sobre el proyecto del juez Franco, la SCJN escuchó la decisiva opinión del juez Jorge Pardo quien manifestó su oposición a la iniciativa antivida y sumó el cuarto voto en contra. El proyecto necesitaba ocho de once votos para imponer un aborto sin restricciones en todo el país.

Entre los días 26 y 29 de septiembre de 2011, la SCJN juzgó dos acciones de inconstitucionalidad que exigían que el poder judicial invalidase las constituciones de los estados mexicanos que defienden el derecho a la vida desde la concepción.

Para que la sentencia fuera válida, se necesitaban los votos de ocho de los once ministros. Se sabía que por lo menos siete votarían a favor del aborto y otros dos, Sergio Aguirre Anguiano y Guillermo Ortíz Mayagoitia, votarían a favor de la vida.

Se sabía que la mayoría de los ministros estaban a favor del proyecto del ponente, según el cual en México no existe derecho a la vida antes del nacimiento y, aunque existiese, no sería absoluto y el derecho a la vida del niño por nacer, en cualquier época del embarazo, no podría violar la dignidad y los derechos reproductivos de las mujeres.

El 26 de septiembre, el ministro Sergio Aguirre Anguiano se posicionó a favor de la vida, conforme a lo esperado. El 27 de septiembre, se posicionaron a favor de la vida Guillermo Ortíz Mayagoitia y Margarita Luna Ramos. El 28 de septiembre, se posicionó a favor de la vida Jorge Pardo Rebolledo, con lo que quedaba declarada la constitucionalidad de la defensa de la vida en México.

Si no fuese por la claridad con que Anguiano, Mayagoitia, Ramos y Rebolledo defendieron la constitucionalidad del derecho a la vida, este país habría reconocido, en septiembre pasado, que sólo existe derecho a la vida después del nacimiento. En este caso, el aborto quedaría legalizado de hecho en México, en los nueves meses del embarazo, lo que sería un precedente que podría extenderse a toda América Latina.

La historia es larga. En 2007, el Distrito Federal legalizó el aborto hasta los tres meses de embarazo, a pesar de que en México la mayoría del pueblo es contraria al aborto.

Grupos a favor de la vida emprendieron dos acciones en la Suprema Corte de Justicia, pidiendo que el tribunal declarase la inconstitucionalidad de la ley (Acción de Inconstitucionalidad (146/2007 y 147/2007). En 2008, la Suprema Corte juzgó las acciones y consideró la legalización del aborto en el Distrito Federal válida y constitucional.

La decisión final decía que: “La legalización del aborto no contraría el derecho a la vida, pues éste se vincula únicamente con la persona que ha nacido”.

Hacía además las siguientes discutibles afirmaciones: “El vocablo ‘persona’ se distingue de los de ‘ser humano’ u ‘hombre’, que implican una realidad biológica y que no son objeto de derecho. Para que una persona pueda ser sujeto de derechos y obligaciones, se requiere la ‘capacidad jurídica’, y ésta se adquiere con el nacimiento y se pierde con la muerte”.

“Suponer que desde la concepción el ser humano tiene la calidad de persona implicaría suprimir los efectos jurídicos del nacimiento, que es el hecho que otorga la calidad de persona”.

“Consecuentemente, los proponentes de la acción de inconstitucionalidad parten de una falacia, a saber, que el derecho a la vida, reconocido y protegido constitucional y legalmente, tiene como destinatario a todo ser humano”.

“El ‘nasciturus’ no es titular del derecho a la vida, lo que se corrobora si se atiende al hecho de que en la mayoría de las legislaciones se establece una sanción penal más elevada para el infanticidio o el homicidio, que para el aborto”.

“El artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, si bien establece la necesidad de la protección del niño ‘tanto antes como después del nacimiento’, no dispone que el ‘nasciturus’ sea un niño y, por tanto, titular de los derechos consagrados en dicho instrumento, pues conforme al propio numeral’… se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad…’, y tomando en cuenta que la edad comienza con el nacimiento, es claro que se utiliza un concepto amplio de ser humano que sólo comprende al nacido”.

En respuesta a la decisión de la Suprema Corte, entre 2008 y 2011, dieciocho de los treinta y un estados mexicanos, siguiendo la posición mayoritaria de sus ciudadanos, enmendaron sus propias constituciones para reconocer el derecho a la vida desde la concepción.

Los estados mexicanos que enmendaron sus constituciones y reconocieron el derecho a la vida desde la concepción fueron los Estados de Baja California, San Luis Potosí, Chihuahua, Sonora, Morelos, Colima, Puebla, Jalisco, Durango, Nayarit, Quintana Roo, Campeche, Guanajuato, Yucatán, Querétaro, Oaxaca, Chiapas y Tamaulipas.

Todos ellos reconocieron el derecho a la vida desde la concepción, basándose en que, en 2008, la Suprema Corte de Justicia de México decidió que la decisión de legislar o no sobre el aborto, tanto en un sentido o en otro, era una atribución soberana de los legisladores locales.

Sin embargo, el proyecto de sentencia presentado luego decía en contra de lo anterior que si la Constitución Mexicana no reconoce la personalidad jurídica sino después del nacimiento y, por tanto, si no había derecho a la vida para los nascituros, los estados mexicanos no podrían legislar en sentido contrario, vulnerando la dignidad y los derechos fundamentales de las mujeres, éstos sí, reconocidos por la Constitución. Por tanto, según el ministro ponente, las constituciones estatales que reconocen el derecho a la vida desde la concepción deberían ser declaradas inválidas.

El texto del proyecto presentado por Fernando Franco repetía los argumentos que propiciaron la aprobación del aborto en el Distrito Federal. Decía entre otras cosas:

“La Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos no establece que los no nacidos sean personas, individuos o sujetos jurídicos o normativos y sólo los reconoce como bienes jurídicamente protegidos, por más que califiquen como pertenecientes a la especie humana”.

“La Constitución reconoce derechos fundamentales para la persona jurídica, es decir, para el individuo que ha nacido, y, por lo tanto, si el ámbito personal de validez de las normas constitucionales se refiere a los nacidos, ya no puede entenderse referido a la vida prenatal”.

“La propia norma suprema también hace referencia al nacimiento, destacadamente en el artículo 30, el precepto que establece los supuestos en que se debe considerar que una persona tiene nacionalidad mexicana. La norma indica que el hecho generador de ese estatus es, precisamente, el nacimiento; no la fecundación o concepción. La calidad de 'mexicano', de acuerdo con la propia Constitución general, conlleva determinadas consecuencias jurídicas, derechos y obligaciones, que sólo son aplicables a los sujetos nacidos, porque los no nacidos aún no tienen ese carácter.

“Por otro lado, la postura consistente en que se es sujeto de derecho a partir del nacimiento se refuerza al tomar en cuenta el contenido del artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de la cual México es parte. Ese precepto dice que 'el niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de los posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos'”.

“El artículo robustece la noción de que estatus de 'persona', para efectos jurídicos, se contrae desde el momento del nacimiento, pues es hasta entonces que el niño tiene derecho a ser inscrito en un registro, a un nombre, a daquirir una nacionalidad y a conocer a sus padres y ser cuidado por ellos. Es a partir del nacimiento que adquiere ese carácter un 'niño' o 'niña' para todos los efectos legales, con las excepciones que establece la legislación civil, mismas que están, en todo caso, sujetas a la condición necesaria y absoluta del nacimiento para su eficacia”.

“Por lo tanto, a partir de una interpretación de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos o de los tratados internacionales que interesan al caso, no se puede concluir que el producto de la concepción o fecundación, independientemente de la etapa gestacional en que se encuentre, se deba considerar como persona jurídica o individuo, para efectos de ser sujeto de los derechos constitucionales o de tener capacidad jurídica”.

“A mayor abundamiento, debe decirse que este tribunal constitucional se pronunció también en el sentido de que el derecho a la vida no es absoluto, y así, en cualquier caso, el bien constitucionalmente protegido relativo a la vida prenatal no podría tener una prevalencia absoluta e ilimitada en relación con otros bienes y derechos constitucionalmente protegidos al calificar como persona humana en sentido normativo al producto de la concepción en etapa prenatal, en detrimento de los derechos de las personas nacidas”.

“Por lo tanto, si las normas generales impugnadas, incluso cuando pretendan proteger la vida prenatal, violan la dignidad y los derechos fundamentales de las mujeres, en especial de las que no desean procrear, entonces esa condición sería suficiente para no ser válidas constitucionalmente”.

En el mismo día en el que se inició el juicio de inconstitucionalidad del artículo 7º de la Constitución de Baja California, el lunes día 26 de septiembre de 2011, el presidente de México, Felipe Calderón, pidió al Senado de la República eliminar la declaración interpretativa sobre la protección a la vida desde el momento de la concepción.

En un comunicado emitido por la Presidencia de la República, Calderón afirmaba que, una vez que los tratados internacionales de derechos humanos firmados por el país tienen el mismo nivel de protección que los contenidos en la propia Constitución, la Presidencia piensa que ya no tendría sentido mantener la Declaración Interpretativa.

El comunicado sostenía también que, al retirarse la reserva mencionada, México no contraería nuevos compromisos además de los ya contraídos al adherir al Pacto de San José. El comunicado consideraba, además, que con la misma lógica jurídica de la Declaración Interpretativa, la expresión “en general”, contenida en el Pacto, ya permite que las leyes penales y civiles puedan preservar en concreto algunos agravantes, atenuantes o excluyentes de responsabilidad con relación al crimen de aborto, o sea, que no se alteraría el orden jurídico existente en México en materia de aborto.

La iniciativa del presidente fue de modo general bien acogida por la población mexicana, mayoritariamente contraria al aborto, así como lo es en general en toda América Latina, pero fue duramente criticada por la prensa.

Los periódicos mexicanos criticaban el presidente Calderón, afirmando que, si fuese eliminada tal declaración, México “estaría obligado a asumir la defensa de la vida desde el momento de la concepción”, aunque se pudiesen admitir algunas excepciones en casos especiales, porque, según la Constitución Mexicana, los tratados internacionales de derechos humanos se equiparan al nivel constitucional.

Entre los tratados internacionales firmados por México está el Pacto de San José de Costa Rica, que afirma, en sus artículos 1, 3 y 4: Artículo 1-§2. “Para efectos de esta convención, persona es todo ser humano”; Artículo 3º. “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”; Artículo 4º. “Toda persona tiene el derecho de que se respete su vida. Ese derecho debe ser protegido por la ley y, en general, desde el momento de la concepción”.


Por Nieves San Martín

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Church Forum se convierte en el primer Portal Católico Móvil
 
ROMA, domingo, 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- En 1996 Church Forum se inició como el primer portal católico en español en aparecer en la Internet. Ahora en el 2011, a los quince años de iniciar sus operaciones, Church Forum se convierte en el primer Portal Católico Móvil.

En la Aplicación Church Forum para equipos móviles de comunicación, como teléfonos y tabletas, pueden encontrarse noticias de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), videos de catolica.tv y Desdelafe.TV; artículos de actualidad de la Red de Comunicadores Católicos, el Evangelio Meditado de monseñor Pedro Agustín Rivera, el Santoral y lo más reciente de Church Forum. Paulatinamente se irán agregando los mejores servicios de la red en información católica.

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Actualidad


Una santa entre costuras
Bonifacia Rodríguez, pionera en trabajo femenino asociado
ROMA, domingo 23 octubre 2011 (ZENIT.org).- Bonifacia Rodríguez Castro (1837-1905) fue una sencilla trabajadora de la que hoy Benedicto XVI ha proclamado su santidad y la ha ofrecido como modelo a los cristianos de todo el mundo. El papa ha canonizado a la fundadora de las Siervas de San José, pionera de la promoción laboral y educativa de la mujer en la segunda mitad del siglo XIX.

Santa Bonifacia nació en Salamanca, España, el 6 de junio de 1837, en una familia artesana. La principal preocupación de sus padres, Juan y María Natalia, era la educación en la fe de sus seis hijos, de los cuales Bonifacia era la mayor. Su primera escuela fue el hogar de sus padres, donde Juan, sastre, tenía su taller de costura, por lo que Bonifacia lo primero que vio al nacer fue un taller.

Terminada la enseñanza primaria, aprendió el oficio de cordonera, con el que empezó a ganarse la vida a los quince años, a la muerte de su padre, para ayudar a su familia.

Pasadas las primeras estrecheces, monta su propio taller de “cordonería, pasamanería y demás labores”, en el que trabaja con el mayor recogimiento posible e imita la vida oculta de la Familia de Nazaret.

A partir de 1865, fecha del matrimonio de Agustina, única de sus hermanos que llega a la edad adulta, Bonifacia y su madre se entregan a una vida de intensa piedad, yendo todos los días a la cercana Clerecía, iglesia regentada por la Compañía de Jesús.

Un grupo de chicas de Salamanca, atraídas por su testimonio, acuden a su casa-taller en las fiestas. Buscan en Bonifacia una amiga que las ayude. Deciden formar la Asociación de la Inmaculada y San José, llamada después Asociación Josefina. La santidad se mueve entre costuras, como el Dios de santa Teresa se movía entre los pucheros. El taller de Bonifacia tiene una clara proyección apostólica y social de prevención de la mujer trabajadora.

Bonifacia se siente llamada a la vida religiosa. Piensa en las dominicas pero un acontecimiento cambiará el rumbo de su vida: el encuentro con el jesuita catalán Francisco Javier Butinyà, que llega a Salamanca en 1870, con una gran inquietud los trabajadores manuales.

Atraída por su mensaje de la santificación del trabajo, Bonifacia se pone bajo su dirección espiritual. Butinyà entra en contacto con las chicas que frecuentan su taller. Piensa en la fundación de una nueva congregación femenina, orientada a la prevención de la mujer trabajadora.

Bonifacia le confía su llamada a ser dominica, pero el jesuita le propone fundar con él la Congregación de Siervas de san José, a lo que ella accede. Con otras seis mujeres de la Asociación Josefina, entre ellas su madre, inicia en Salamanca, en su propio taller, la vida en comunidad en 1874, en un momento conflictivo en la vida política del país.

Era un novedoso proyecto de vida religiosa femenina, inserta en el mundo del trabajo a la luz de la contemplación de la Sagrada Familia, recreando en las casas de la congregación el Taller de Nazaret. En este taller, las siervas de San José ofrecían trabajo a las mujeres pobres, evitando los peligros que en aquella época suponía para ellas salir a trabajar fuera de casa.

Era una forma de vida religiosa demasiado nueva y arriesgada para no tener oposición. Es combatida por el clero diocesano de Salamanca. Butinyà es desterrado con los jesuitas y en enero de 1875 el obispo Lluch i Garriga, que había apoyado el proyecto, es trasladado a Barcelona. Bonifacia se ve sola al frente del Instituto a tan sólo un año de su nacimiento.

Los nuevos directores de la comunidad, nombrados por el obispo entre los sacerdotes seculares, siembran la desunión entre las hermanas, algunas de las cuales comienzan a oponerse al taller como forma de vida y a la acogida de la mujer trabajadora en él. Bonifacia Rodríguez, fundadora, no consiente cambios en el carisma definido por el padre Butinyà en las constituciones.

El director de la congregación, aprovechando un viaje de Bonifacia a Gerona en 1882, para establecer la unión con otras casas de siervas de San José, que Butinyà había fundado en Cataluña a su vuelta del destierro, promueve su destitución como superiora y orientadora del Instituto. Humillaciones, rechazo, desprecios y calumnias recaen sobre ella para hacerla salir de Salamanca. La única respuesta de Bonifacia es el silencio, la humildad y el perdón.

Como solución al conflicto, Bonifacia propone al obispo de Salamanca Narciso Martínez, la fundación de una nueva comunidad en Zamora. Aceptada por él y por el obispo de Zamora Tomás Belestá, Bonifacia sale acompañada de su madre, el 25 de julio de 1883, llevando en su corazón el Taller de Nazaret. Y en Zamora le da vida con toda fidelidad, mientras en Salamanca comienzan las rectificaciones a un proyecto incomprendido.

Bonifacia, en su taller de Zamora, codo a codo con otras mujeres trabajadoras, niñas, jóvenes y adultas, teje la dignidad de la mujer pobre sin trabajo, “preservándola del peligro de perderse” (Decreto de Erección del Instituto. 7 de enero de 1874); teje la santificación del trabajo hermanándolo con la oración al estilo de Nazaret; teje relaciones humanas de igualdad, fraternidad y respeto en el trabajo.

La casa madre de Salamanca se desentiende de Bonifacia y de la fundación de Zamora, dejándola sola y marginada, y, bajo la guía de los superiores eclesiásticos, lleva a cabo modificaciones en las Constituciones de Butinyà para cambiar los fines del Instituto.

El 1 de julio de 1901 León XIII concede la aprobación pontificia a las siervas de San José, solicitada por la casa madre, quedando excluida la casa de Zamora. Es el momento cumbre de la humillación y despojo de Bonifacia. No recibiendo respuesta del obispo de Salamanca Tomás Cámara, llevada por su fuerza de comunión, se pone en camino hacia Salamanca para hablar con aquellas hermanas. Pero al llegar a la casa de Santa Teresa le dicen: “tenemos órdenes de no recibirla”, y se vuelve a Zamora con el corazón partido. Sólo se desahoga con estas palabras: “No volveré a la tierra que me vio nacer ni a esta querida casa de Santa Teresa”. Y el silencio sella sus labios, de modo que la comunidad de Zamora sólo después de su muerte se entera de lo ocurrido.

Llena de confianza en Dios, comienza a decir a las hermanas de Zamora: “cuando yo muera”, segura de que la unión se realizaría entonces. Con esta esperanza, rodeada del cariño de su comunidad y de la gente de Zamora que la veneraba como a una santa, fallece en esta ciudad el 8 de agosto de 1905. El 23 de enero de 1907 la casa de Zamora se incorpora al resto de la congregación.

Cuando su vida se apaga, Bonifacia Rodríguez deja en herencia a la Iglesia: el testimonio de su fiel seguimiento de Jesús en el misterio de su vida oculta en Nazaret; una vida sencillamente evangélica; y un camino de espiritualidad, centrado en la santificación del trabajo hermanado con la oración en la vida cotidiana.

Las Siervas de San José continúan hoy su tarea en doce países: escuelas misioneras en la Amazonia peruana, hospitales en Congo, talleres de bordado en Filipinas o misiones en Vietnam, entre otras obras en favor de las mujeres trabajadoras y los más desfavorecidos.

El milagro que permitió canonizarla fue la curación repentina de Kasongo Bavon, un comerciante de 33 años que se estaba muriendo en una pequeña clínica de las Siervas de San José en Katanga, República Democrática del Congo.

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