24.10.11

La verdad… hay que ser muy inocente u otra cosa peor

A las 12:07 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Derechos Humanos
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Como diría el otrora Presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, “puedo prometer y prometo” que no he leído, a caso hecho, el artículo que el Director de InfoCatólica ha escrito sobre el comunicado de la banda asesina ETA sobre el presunto fin de su lucha armada. Lo digo para que no se piense que escribo al dictado de nadie. Sin embargo, el caso merece que se diga algo sobre lo que, en verdad, es todo esto.

En este tema, muy grave y expresión particular de maldad humana, las actitudes que se adoptan muestran, en general, lo que cada persona es y lo que pretende que se sepa de la misma. Así, si se muestra clara aversión por el Mal y se reconocen sus triquiñuelas se está en el camino de comprender la verdad de las cosas y, sin embargo, si, de alguna manera, se da la impresión de que se está con el Mal y parece que se está en su contra pero que no… en fin, que no se cumple aquello dicho por Jesús que donde es sí, sea sí y donde es no, sea no. Y aquí es no, no y siempre no.

Es claro que cuando lo que, en realidad, pasa es que se odia a otros seres humanos por el hecho de serlo o por aplicarles algún tipo de distintivo especial, se tergiversa la realidad según la cual el ser humano es digno por ser el simple echo de serlo (quien no comprenda esto está, verdaderamente, perdido para la humanidad) Por tanto, cuando se desprecia la vida ajena como se ha hecho en los casos en los que se ha visto implicado la banda terrorista ETA y en todas las que, el mundo, existen, lo que se tiene es una mentalidad deformada por una ideología que desprecia al otro porque, seguramente, no entiende lo que el otro significa para el devenir de la humanidad. O sea, que se trata de odio puro.

Y, entonces, ¿Cómo ha de ser el amor al prójimo que, en el mismo comunicado, puede advertirse?

Consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios, un encuentro que se ha convertido en comunión de voluntad, llegando a implicar el sentimiento. Entonces aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo

Con estas palabras, Benedicto XVI nos muestra (en su primera Encíclica Deus caritas est 18) lo que, al parecer, falta en la banda terrorista ETA y que no es otra cosa que lo que no tiene ni puede tener.

¿Dónde se pide perdón por el mal hecho?

¿Dónde se muestra arrepentimiento?

¿Dónde se muestra propósito de enmienda?

Es fácil responder: en ninguna parte sino que, al contrario, se persevera en el mal y se justifica las muertes procuradas por sus manos sedientas de sangre como justificación de lo que, al parecer, se quiere conseguir. Y esto, se diga lo que se diga sólo es expresión de ruindad y de falta de humanidad que, eso es cierto, no se le puede pedir a una alimaña que tiene, además, parásitos en los medios de comunicación supuestamente católicos.

Y es que resulta curioso que alguno diga que ETA ha sido derrotada por todos: por el Estado democrático, por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, por la unidad de los partidos políticos y por el ejemplo de las víctimas” porque lo bien cierto es que ni hay derrota alguna (no han entregado las armas ni a los delincuentes ni se han rendido ni nada por el estilo) ni tienen intención de que la haya los malos de la película que ya sabemos quienes son. Por otra parte, el cacareado “Estado democrático” no ha hecho más que, en los últimos ocho años, tenderle la mano a ETA y hacer lo posible para que se salieran con la suya. Y ha habido muertos que han asegurado que los asesinos siempre son asesinos y que ciertas ideologías ni cambian ni tienen intención de cambiar. Y, además, ¿Qué ejemplo se ha tomado de las víctimas que llevan muchos años pidiendo justicia, memoria y dignidad?

La respuesta a esta última pregunta también es fácil: ninguno sino al contrario, falta de justicia, olvido de las mismas y nulo respeto a su dignidad.

Por cierto, el Génesis, en un momento determinado, dice que “En adelante serás maldito, y vivirás lejos de este suelo fértil que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano, que tu mano ha derramado” (Gn 4,11).

Pues eso, que cada cual se lo aplique como le corresponda pero una cosa es parecer inocente y otra, muy distinta, ser cómplice.

Eleuterio Fernández Guzmán