30.10.11

No era un día de rencor, sino de justicia

A las 1:49 PM, por Milenko
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El hombre vive de verdades absolutas. De lo relativo no se puede vivir. O estoy vivo o estoy muerto, las dos cosas no existen a la vez. Hay actos malos en sí. El terrorismo es uno de ellos. Nada, nada puede justificar matar a una persona en un coche, en su casa, porque yo ponga una bomba para matar a quien me plazca. No puede haber pero…, teniendo en cuenta…, y así, una tras otra. Entonces todo vale. Pero todo no puede valer. Ninguna causa puede ponerse por encima de estos principios tan elementales.

Algún despistado de mi tierra me pregunta, ‘entonces, los vascos no serán católicos de tradición, ¿verdad que no?’, porque no se pueden creer que haya conflicto, terrorismo entre dos pueblos de tradición católica. En los Balcanes lo entienden muy bien. Los croatas y los eslovenos, católicos de tradición, no se llevan muy bien, pero nunca han tenido una guerra. En cambio, todos sabemos muy bien, que si no hubiese ocurrido el cisma del 1054, los croatas y los serbios tampoco guerrearían hace veinte años. Porque por mucho que se diga, es la religión una de las causas de tantas guerras. Forma parte de la identidad de un pueblo, un pueblo se llega a identificar con ella. Así es en la práctica. Pero todas las religiones no son iguales. Todas las religiones no inducen al conflicto. La religión católica, hablo de la vida práctica, de la historia vivida, es la que menos aporta al conflicto. Pero allí donde se compenetra la religión con la nación, allí sí que la religión aporta al conflicto sus dosis no despreciables. Así ocurre con la religión ortodoxa, que por su naturaleza es autocéfala (se agrupan alrededor de su patriarca, sucesor de los apóstoles) y se compenetran tanto de la componente nacional que esto llega a ser, en la práctica, en muchos casos lo más importante en la vida. Tal cual. No hablemos del islam, que allí la umma (la comunidad musulmana sin fronteras) es la parte esencial de su religión, de allí lo inevitable del conflicto.

Pues bien, cuando todo eso ocurre en la religión católica, en algún lugar de la tierra, es que allí ha fallado estrepitosamente. Ha fallado en su esencia. Ha invertido el orden de los valores. Y luego tú canta la cuarenta, di lo que te de en gana, no vale, porque se ve lo que es, se ve lo que hay, no puedes engañar a nadie. Estás comunicando tu esencia por doquier. La gente no es tonta y puede ver, puede palpar.

Hace poco se hablado del perdón de las víctimas. Yo también voy a invitarles al perdón. Les voy a pedir que perdonen a aquellos pastores de las Vascongadas que les hicieron enterrar a sus muertos o decir la misa por su alma, por la noche, como si fuesen perros a enterrar, como si fuesen abortos indeseables de una sociedad que deben ser escondidos, como si fuesen leprosos de los que hay que cuidar la cuarentena por si te contagias. Sí, mucho tienen que perdonar, mucho tienen que perdonarnos, porque lo que hace un católico, sobre todo un pastor, me afecta a mí también.

Esa imagen no puede dar la Iglesia en ningún lugar. No, no es toda la Iglesia en Vascongadas, cierto. Hay sacerdotes que van con la escolta, por ejemplo, lo copio de un comentario a la noticia sobre el tema:

Marodel dijo el día 27 de Octubre de 2011 a las 13:47:28:
Ayer, Fernando García de Cortázar, historiador y jesuita, en una conferencia que dio en mi ciudad dijo, entre otras cosas, que el comunicado de ETA humilla a los más afectados por el terrorismo. Que la noticia, lejos de ser la más importante desde la transición, como apuntaba el periodista, es el reconocimiento del éxito del terror y del desconocimiento de la historia. También añadió, entre otras cosas, que los jesuitas están exigiendo justicia contra los que mataron a Ellacuría en El Salvador y no la exigen contra éstos asesinos que han destrozado familias…
No todos los jesuitas son iguales. Que lo diga éste señor, que tiene que llevar escolta desde hace doce años. Por cierto, ¿se la podrá quitar ahora? me extraña.

Si, gracias a Dios hay casos como estos. Y también es cierto que por ejemplo el Opus Dei fue colocado por ETA como una institución de la Iglesia a combatir, por ello les pusieron algunas bombas en el campus de la Universidad de Navarra y también quemaron en una ocasión coches de los miembros del Opus en una casa de retiros (según lo que se me quedó en la retina al leer las noticias sobre el tema). Menos mal que podemos poner estos ejemplos, menos mal. Porque si no, esto sería un desastre. Menos mal que el Mons. Munilla ha hecho las declaraciones que hizo, menos mal. Si tú, en este clima en el que expulsan a 300.000 personas de las Vascongadas por no pensar según el dictado nacionalista, víctimas por pensar, tampoco eres una víctima, es que algo no anda bien.

“Jesús, conociendo que estaban dispuestos a llevárselo para hacerle rey, se retiró otra vez al monte él solo.” (Jn; 6,15)

¡Dejaos de la política! ¡No dejéis que os atrape el nacionalismo! ¿Cuándo Jesús invitaba a la rebelión en contra de los romanos? Ahora resulta que van a sacar el cuento del perdón, utilizando la Iglesia para sus fines políticos. ¡Pero si esos no van a la iglesia! No dejéis que os utilicen. Es hasta psicológicamente bueno para una persona perdonar. Pero uno perdona desde la perspectiva de la fe, o incluso humanamente, pero eso no tiene nada que ver con el perdón, eliminación de la pena, la cual el estado, la comunidad debe aplicar para salvaguardar el orden moral en la misma. El castigo es necesario para indicar que un acto, nos estamos refiriendo sobre todo a estos actos de tanta crueldad, sea reprobable, que esté claro que es malo. Y es bueno para el criminal que esté castigado, para que se de cuenta de la maldad de su acción. El estado en cierto sentido está al servicio de Dios, tiene poderes dados desde arriba, para hacer justicia en la comunidad de hombres (es que no me da la gana ni siquiera utilizar la palabra “social”, “sociedad”, me da asco, proviene de “socio”, esa palabra es fría y aséptica, no tiene alma, y yo no soy un socio de mi prójimo, soy su hermano, aunque no me quiera).

Si nuestro Señor no hubiera dicho “Antes de que Abraham existiera, Yo soy”, no lo matarían. Pero vino para dar el testimonio de la verdad. “No te matamos por tus obras, sino porque te haces igual a Dios.” La verdad es siempre incómoda, va a la cruz, el lugar en el que murió Cristo. Si para ti lo primero es no tener conflicto, mal asunto. No puede ser que aquellos a los que colocaron bombas etc., no sientan la cercanía de los seguidores de Cristo.

“Pedro preguntó entonces: “Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". El Señor le dijo: “¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: “Mi señor tardará en llegar", y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.” (Lc; 12, 41-46)

¡Que jamás ocurra que una víctima no encuentre consuelo en su pastor, en su hermano! El consuelo no se explica, se nota.