16.11.11

Las lesbianas y la hornera

A las 12:22 AM, por Eleuterio
Categorías : General
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AVISO: cualquiera parecido con la realidad es exacta coincidencia.

No voy a contar ninguna fábula tipo Samaniego sino un caso real que es, además, ejemplo de hasta dónde se puede llegar si se distorsiona el sentido mínimamente básico de la convivencia humana. Y esto que traigo aquí es un relato real, por desgracia, como la vida que, entre unos cuantos, han venido a forzar.

Lo sucedido es lo siguiente:

Dos mujeres se “casan” o, lo que es lo mismo, cumplen con la vigente ley en España y hacen como que contraen imposible matrimonio. Con el paso del tiempo, y por inseminación artificial tienen 2 hijas fruto de la técnica moderna que desprecia a la naturaleza hasta tal punto de simular lo imposible como es que dos mujeres puedan tener, vía natural, descendencia.

Sin embargo, como no siempre sale todo bien acaban separándose vía civil (como no puede ser de otra forma) y aquí empieza el galimatías o, como diría Mafalda, “el continuar del empezose”.

Como se diga lo que se diga y se pretenda lo que se pretenda el matrimonio sólo puede haberlo entre un hombre y una mujer, una de las mujeres tenía que hacer de padre y otra tenía que hacer de madre porque, a la hora de llevar a cabo la separación no sólo se separan quienes están casados, como personas me refiero, sino que hay personas afectadas, bienes, etc.

Así, la mujer-madre biológica fue considerada, en el caso, madre y la otra mujer, padre. Esto lo digo porque las consecuencias fueron las que, no por casualidad, son siempre: a la mujer-madre le correspondió la vivienda habitual y la custodia de las dos niñas. Vamos, lo de casi siempre.

Pero la cosa se complica poco a poco porque la mujer-madre empieza a mantener relaciones con otra mujer, hornera (o panadera) del barrio que, al parecer, también había descubierto la vertiente lesbiana de su vida o, no podemos descartarlo, siempre se había sentido así. Ahora eso es, además, casi obligado cuando no impuesto vía educativa.

Todo debía ir viento en popa pero como las cosas del amor son como son, las dos mujeres que mantenían relaciones y tuvieron las dos hijas y se casaron y se separaron se reconcilian. Al parecer por no querer dar que hablar en el barrio (¡ni más ni menos les debía parecer que lo sucedido hasta entonces no era suficiente para que se hablara entre los vecinos!) deciden vender el piso y comprarse otro en un barrio alejado de donde vivían.

Pero la cosa no era tan fácil como pudiera parecer porque la mujer-madre no quería dejar la relación que mantenía actualmente con la hornera y le pone como condición, a la mujer-padre, que para irse a vivir juntas al nuevo piso, debe aceptar en su relación a la hornera. Y, por muy extraño que pueda parecer (o no) la mujer-padre acepta la propuesta.

Y ahora son un trío.

Y hasta aquí lo sucedido que, repito, no es invención del que esto escribe sino que se trata de algo real como, por desgracia, la vida misma.

Cualquiera podría preguntarse, por ejemplo, qué es de las niñas que han vivido la peripecias de sus dos madres y de, digamos, su nueva tía, que se les ha acoplado en una situación que debería preocupar bastante a cualquiera que tenga dos dedos de frente y algo de corazón.

También cualquiera podría preguntarse hasta dónde se van a llevar las cosas con esta distorsión manipuladora de la verdad de las mismas cosas.

La Iglesia católica, la doctrina que la misma transmite y defiende, dice que hay que amar a las personas homosexuales pero que debemos rechazar los actos homosexuales por ser contrarios a la naturaleza del ser humano. Y es que, además, las cosas llegan a un extremo que resulta difícil de entender y, muchos menos, de defender.

Por cierto, para que sepan hasta dónde puede llegar la actitud de determinadas personas, les digo que las dos niñas estudian en un colegio católico. Ellas, por supuesto, no tienen culpa de nada de lo que les pasa pero es que hay cada una por ahí…

Eleuterio Fernández Guzmán