6.12.11

Papa en México ¿sin la Virgen de Guadalupe?

A las 4:00 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América
 

En marzo de 2012 Benedicto XVI estará en México y la propuesta del itinerario que cumplirá el pontífice en ese viaje apostólico está casi lista. En estos días funcionarios del gobierno mexicano entregaron a la Santa Sede un completo expediente con los detalles de los lugares donde se llevarían a cabo las actividades públicas y masivas. La carpeta incluye una sola alternativa: el céntrico estado de Guanajuato.

La situación es realmente “sui generis”. El Papa va, porque decidió en primera persona que así sea, pero todavía no existe un anuncio oficial. Todo indica que la noticia la dará el mismo Joseph Ratzinger el próximo 12 de diciembre durante la misa que presidirá, en la Basílica de San Pedro, en honor de la Virgen de Guadalupe y en recuerdo del bicentenario de las independencias de los países de América Latina.

Por deferencia El Vaticano no puede confirmar un viaje antes que el mismo pontífice lo anuncie públicamente, cuestión de protocolo. Pero en la práctica ya está en movimiento toda la maquinaria que exige una gira papal, considerando que las fechas planteadas para la estancia en tierras mexicanas corresponden al fin de semana del 24 y 25 de marzo próximos. En menos de cuatro meses.

Así se ha formado una especie de “limbo” en el cual se sabe prácticamente cuándo, dónde y cómo será la visita apostólica mientras, de manera oficial, ni siquiera existe confirmación. En este escenario una cosa es cierta: el Papa no estará en la Ciudad de México. ¿No rezará entonces ante la imagen de la Virgen de Guadalupe? El asunto no es menor por la importancia del ayate del Tepeyac, no sólo para los mexicanos sino para toda América Latina.

Asunto sensible si lo hay. En el año 2009 se esperaba un viaje de Benedicto XVI a la capital mexicana para participar en el VI Encuentro Mundial de las Familias. Todo se había organizado en ese sentido; hasta se adelantó la fecha de esa reunión de junio a enero para evitar las elecciones federales de aquel año y hacer coincidir la llegada del Papa con el 30 aniversario de la primera visita al país de Juan Pablo II.

El proyecto nunca se concretó. En agosto de 2008 el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, informó que el líder católico “tenía otras prioridades” y por ello había decidido no aceptar la invitación a visitar Latinoamérica. Una noticia difícil de digerir para el pueblo fiel mexicano. Por eso y ante una intensa presión, unas semanas después el Pontificio Consejo para la Familia “enmendó la plana” con una conferencia de prensa en la cual informó que la no asistencia del Papa se debía a “recomendaciones médicas”.

En esa ocasión se refirió que la altura de la Ciudad de México, dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, era un obstáculo prácticamente infranqueable. Y se habló de antiguas dolencias cardíacas del Papa. Por eso cuando, el 10 de noviembre pasado, Lombardi anunció que estaba en estudio un viaje a Cuba y México para 2012, descartó de entrada la capital del país.

El 24 de noviembre pasado el nuncio apostólico Christophe Pierre –acompañado por autoridades mexicanas de las secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores, así como de funcionarios del gobierno local- realizó una inspección por diversos espacios en Guanajuato donde podrían tener lugar las celebraciones con el Papa.

Se recopiló la información para completar el expediente ya en poder del equipo cercano a Benedicto XVI. El documento incluye fotografías y datos generales del Parque Guanajuato Bicentenario, una explanada de 40 hectáreas donde se prevé la misa principal presidida por el Papa (probablemente el 25 de marzo) y en la cual se espera la participación de unas 500 mil personas.

Además hizo referencia a la Casa del Conde Rul, una residencia de época ubicada en el municipio de Guanajuato y que albergaría el encuentro privado entre el obispo de Roma y el presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa. Esta tendría lugar al inicio de la estancia de Ratzinger, como suele ocurrir en todos los viajes papales.

En la ciudad de León estaría previsto el hospedaje del Papa y su equipo más cercano. A consideración del Vaticano se han sometido tres espacios distintos. Nada de hoteles, más bien seminario o casas religiosas para suplir a la nunciatura apostólica, que es el lugar donde duerme el pontífice cuando llega a un país.

El santuario de Cristo Rey, en el cerro del Cubilete, sería el lugar más simbólico de todo el viaje. Aún existen dudas sobre si el pontífice podrá admirar de cerca la estatua del Cristo que se levanta en la cumbre más alta de la montaña. Bajo los pies de la figura, de brazos extendidos al estilo Río de Janeiro, existe una capilla de adoración perpetua y una explanada. Espacio ideal para una bendición del Papa.

Ahí surge de nuevo un problema, porque la parte más alta del cerro mide dos mil 579 metros sobre el nivel del mar, por encima de la Ciudad de México. De hecho la altitud media de León es de mil 815, escasos 400 metros de diferencia.

Esto lo ha notado -entre otros- el arzobispo de la capital, Norberto Rivera Carrera. El purpurado no ha escondido su contrariedad por la decisión de marginar a su arquidiócesis del itinerario apostólico. Tiene en su favor ser el legítimo custodio de la imagen Guadalupana, responsable de su protección y manejo. Igualmente todo indica que ese título no le será suficiente para modificar una agenda de viaje ya armada. Por otra parte resulta prácticamente imposible un traslado de la Virgen fuera de su santuario. Por eso la pregunta queda abierta: el Papa en México, ¿sin rezar ante Guadalupe?