25.12.11

La Palabra del Domingo; 25 de diciembre de 2011: La luz del mundo vino y viene

A las 1:19 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Apostolado Laico - Comentarios de Precepto
Abundando sobre la Navidad.

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Jn 1, 1-18. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Biblia

1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, 5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. 11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. 14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. 15 Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» 16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. 17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.

 

COMENTARIO
La luz del mundo vino y viene

El evangelista Juan aúna, en este texto de su evangelio, toda la experiencia que tenía como discípulo de Cristo y lo que, seguramente, podía haberle aportado las revelaciones con las que escribió el Apocalipsis.

La Palabra era, vino y está. Así puede entenderse esta parte de lo escrito por el discípulo amado.

La Palabra era porque al principio de todo, cuando Dios creó el Universo con sus criaturas y creó al hombre a su imagen y semejanza formaba parte del Creador y, mientras, como dice el Génesis, el espíritu de Dios sobrevolaba las aguas. Todas, pues, las personas de la Santísima Trinidad se dieron cita (otra cosa no podía ser) en aquel momento en el que la Palabra estaba junto-frente a Dios en actitud de diálogo y conocimiento. Y todo se hizo por Cristo y nada de lo que se hizo fue hecho por el Creador sin tener en cuenta a su Hijo, luz entre las tinieblas del mundo que no pudieron vencer a la Palabra porque tenía el poder de Dios siendo Dios.

La Palabra vino porque Dios quería que el mundo se salvase y que saliera del camino equivocado que no llevaba a su definitivo Reino. Y envío a Jesús a nacer de una virgen que aceptó lo que quiso Dios que aceptase. Pero no todos aceptaron aquella Luz que nos había venido de la misma eternidad para poner fin a la tiranía del Mal sobre la humanidad.

Y Cristo vino y confirmó la voluntad de Dios con hechos y palabras. Quiso que conociéramos la Verdad pero la Verdad no fue, por algunos, recibida. Y prevalecieron para ellos las tinieblas que se apoderaron de sus corazones. Y, aunque la luz brillaba algunos prefirieron la noche.

Y Juan, el Bautista, anunció a quien tenía que venir que existía ante que él porque existía desde toda la eternidad al ser la Palabra que junto-frente a Dios estaba desde siempre y siempre permanece junto al Padre.

Niño Jesús

Pero la Palabra está entre nosotros porque se quedó como prometió Jesucristo al venir con la Verdad y suplir la Ley que Moisés transmitió pero tergiversó aquel pueblo que había elegido y perdonado tantas veces Dios porque nació para quedarse siempre, entre nosotros, inspirándonos con su Espíritu lo bueno y mejor para nuestra vida de hermanos suyos e hijos de Dios.

¡Feliz Navidad a todo el que esto lea y al que no lea, también!

PRECES

Por todos aquellos que no han esperado el nacimiento de Cristo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren la luz de Cristo ilumine sus vidas.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir a Jesús como hermano nuestro y como Hijo tuyo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán