29.12.11

Creacionismo y Diseño Inteligente

A las 10:29 AM, por Daniel Iglesias
Categorías : Existencia de Dios, Creación y Evolución
 

En este post comentaré algunos aspectos de la entrevista al P. Santiago Collado publicada anteayer (27/12/2011) por Aceprensa. Véase el texto completo de la entrevista en:
http://www.aceprensa.com/articles/no-hay-ningun-choque-entre-la-clase-de-ciencias-y-la-de-religion/

Ante todo destaco que ni el título del artículo (“No hay ningún choque entre la clase de Ciencias y la de Religión”) ni el copete con que lo introduce Aceprensa (“No hay ningún choque entre lo que puede oír un alumno en clase de religión, si se sigue lo que dice la Iglesia, y lo que oye en clase de ciencias”) se ajustan a lo dicho realmente por el P. Collado, que es algo mucho más exacto y sensato: “No hay por tanto ningún choque entre lo que puede oír un alumno en clase de religión, si se dice lo que dice la Iglesia, y lo que oye en clase de ciencias, si se enseña lo que dice la ciencia y no se rebasan sus límites enseñando, por ejemplo, doctrinas de carácter materialista o ateo”.

A continuación citaré algunas expresiones de Santiago Collado (SC), intercalando mis comentarios.

SC: “Hay que distinguir, según mi opinión, entre el creacionismo y el diseño inteligente. En el primer caso se sostiene una cosmovisión que está supeditada a una lectura particular de la Biblia. Por este motivo no hay un único creacionismo. No obstante su diversidad, tienen en común el defender tesis, diversas según el tipo de creacionismo, que son abiertamente contrarias a lo que hoy sabemos por las ciencias naturales: por ejemplo la errónea estimación de la edad del universo y la oposición a las teorías evolutivas. Si por pseudocientífico entendemos una doctrina que, desde una instancia que no es científica, hace afirmaciones que caen dentro del ámbito metódico de alguna ciencia, entonces el creacionismo es efectivamente pseudocientífico.”

Como decían los escolásticos, “las definiciones no se discuten”. En otras palabras, las cuestiones terminológicas son de segundo orden con respecto a las cuestiones de fondo o de contenido. A pesar de esto, plantearé dos discrepancias con la terminología de SC.

La definición del término “creacionismo” usada por SC no me agrada porque tiende a asociar una idea falsa a la noción legítima de creación, arrojando así sobre ésta un manto de sospecha. En la terminología que yo propongo, “creacionista” es todo aquel que cree en la creación. De este modo el creacionismo es un componente esencial de la fe cristiana; y lo que el católico debe rechazar no es el creacionismo en sí mismo, sino sus versiones erróneas, como por ejemplo el “creacionismo de la Tierra joven”, sostenido por cristianos fundamentalistas.

En cuanto a la oposición creacionista a “las teorías evolutivas”, entiendo que es pseudo-científica si rechaza toda posible noción de la evolución con base en una interpretación fundamentalista de la Biblia. Esta precisión es importante, porque los darwinistas tienen una fuerte y errónea tendencia a calificar como “creacionista” (en el mal sentido del término) a toda crítica al darwinismo, que es sólo una de las posibles teorías de la evolución biológica.

Por otra parte, también discrepo con la definición del término “pseudocientífico” propuesta por SC. Por ejemplo, el cristiano, desde una instancia que no es científica sino religiosa, sostiene que el sepulcro de Jesucristo está vacío, afirmación que cae dentro del ámbito metódico de la ciencia histórica. Por tanto, según la definición cuestionada, habría que decir que, en este punto capital, la fe cristiana es pseudo-científica. A mi juicio esa definición debería ser corregida de la siguiente manera: es pseudo-científica toda afirmación que pretende estar fundada en la ciencia, pero realmente no lo está; y también toda afirmación basada en una pretendida ciencia que no es tal (por ejemplo, la astrología).

SC: “El caso del diseño inteligente es distinto. Las tesis que proponen sus defensores más representativos no están sustentadas en ninguna supuesta instancia revelada. De hecho hay promotores de este movimiento procedentes de distintas religiones e incluso algunos agnósticos. Ellos parten de hechos que tienen carácter científico y sus argumentos señalan, me parece que rectamente, algunos límites actuales (no sabemos si futuros) de algunas teorías científicas. Ponen de manifiesto en concreto algunos desafíos con los que se enfrenta hoy la biología. Pero las soluciones que ofrecen los defensores del diseño inteligente a dichos problemas sí escapan propiamente al método científico tal como es ejercido por la comunidad científica. Es en este punto donde se puede decir también que el diseño inteligente es una pseudociencia, aunque de naturaleza distinta al creacionismo.”

Los aportes del movimiento ID (Intelligent Design = Diseño Inteligente) al pensamiento son de tres tipos: científicos, filosóficos y teológicos. En el ámbito de la biología, sus aportes principales de orden científico son dos: una crítica científica al darwinismo y una inferencia del diseño inteligente de los seres vivos.

En cuanto al aspecto crítico del ID, creo que SC se expresa de forma demasiado suave. Lo que los representantes del movimiento ID sostienen, con fuertes argumentos, es que el darwinismo es una teoría científica falsa o fracasada, no sustentada sino contradicha por la evidencia científica.

En cuanto al aspecto positivo del ID, afirmo que SC se equivoca al calificarlo como pseudo-científico. Las propuestas científicas del ID no escapan al método científico sino a la forma en que lo aplica usualmente la mayoría de la comunidad científica. Por ejemplo, la tesis de William Dembski sobre la complejidad especificada de los seres vivos aplica a los aspectos matemáticos de la biología métodos usuales en otras ciencias: la criptología, la búsqueda de inteligencia extraterrestre, la inteligencia artificial, etc.

Por último, cabe decir que el movimiento ID, quizás por estar aún en una fase incipiente, no aporta un modelo común referente a la forma concreta de implantación y despliegue del diseño inteligente en la historia natural, por medio de la evolución biológica. Sobre este punto los distintos pensadores del movimiento ID sostienen posiciones diferentes.

SC: “Me parece que introducir un ser superior como explicación de la evolución, tal como lo hace el diseño inteligente, es un error de método. El DI defiende que las evidencias científicas demuestran con certeza la necesidad de la existencia de ese ser superior. Pienso que se puede llegar racionalmente a la existencia de ese ser superior, pero dicho acceso no se consigue directamente desde la ciencia como ellos pretenden, sino que es necesario dar un salto metódico a la filosofía. Es claro que en filosofía no se alcanzan certezas de carácter científico. Para llegar a dichas certezas las ciencias siempre reducen o simplifican el ámbito de la realidad que estudian. La filosofía es también, como la ciencia, una construcción racional. Pero el filósofo renuncia a alcanzar ese tipo de certezas para poder llegar a verdades de carácter más global. Esto no significa que la filosofía esté recluida al campo de las creencias, sino que no goza de la posibilidad de concluir con el mismo tipo de certeza que las ciencias.”

Me parece que en este párrafo se insinúan dos errores importantes.

En primer lugar, contra lo que parece afirmar SC, el movimiento ID no sostiene que la ciencia puede demostrar directamente (de por sí) con certeza la existencia de Dios, sino que la ciencia permite concluir, más allá de toda duda razonable, que los seres vivos son productos de un diseño inteligente. Opino que esta tesis, aunque novedosa, no se opone a ninguna proposición esencial de la filosofía o la teología cristianas. Además, según el mismo movimiento ID, la indagación sobre la identidad y la naturaleza del Diseñador no corresponde a la ciencia, sino a la filosofía y la teología.

En segundo lugar, contra lo que parece afirmar el autor, el conocimiento filosófico, de por sí, no alcanza un grado de certeza menor que el conocimiento científico. Por el contrario, muy a menudo el grado de certeza del conocimiento filosófico es mayor que el del conocimiento científico. De ahí que la expresión “certeza metafísica” designe una certeza absoluta. En cambio las certezas científicas suelen ser relativas. Por ejemplo, la teoría del Big Bang reina en la cosmología contemporánea porque goza de varias relevantes comprobaciones empíricas, pero a pesar de eso difícilmente los científicos afirmarán que esa teoría representa sin duda alguna la verdad absoluta e incuestionable sobre el origen del universo.

En cuanto al caso particular del conocimiento de la existencia de Dios, es incluso un dogma de fe (proclamado por el Concilio Vaticano I) que la filosofía permite alcanzar ese conocimiento con un grado de certeza absoluta.

SC: “No creo que el diseño inteligente y, mucho menos, el creacionismo formen parte algún día de los currícula de las asignaturas de ciencias en España. Esto no significa que no se pueda, e incluso que se deba, explicar en qué consisten y qué defienden estos movimientos. Poner todas las cartas sobre la mesa evita muchos problemas y confusiones. Dónde se deba dar esta información es otra cuestión.”

Como hemos visto, algunos de los aportes del movimiento ID (por ejemplo su crítica científica al darwinismo) son de orden estrictamente científico, por lo que corresponde incluirlos en los currícula de las asignaturas de ciencias.

Concretemos esto con algunos ejemplos. Dado que no tengo motivos para pensar lo contrario, supongo que SC acepta que libros como “El origen de las especies” de Charles Darwin, “El azar y la necesidad” de Jacques Monod o “El relojero ciego” de Richard Dawkins, a pesar de su manifiesta tendencia atea, formen parte de la bibliografía consultada o recomendada en la asignatura de biología. En ese caso, sostengo yo, sería injusto y discriminatorio no permitir la inclusión en la misma bibliografía de libros como “Darwin a juicio” de Phillip Johnson, “La caja negra de Darwin” de Michael Behe o “Íconos de la evolución” de Jonathan Wells. El rigor científico de Behe no es menor que el de Dawkins y el rigor lógico de Johnson no es precisamente menor que el de Darwin.

Yendo más allá de esta entrevista en particular, terminaré con algunas consideraciones de orden más general.

Los tres grandes padres del ateísmo contemporáneo (Charles Darwin, Karl Marx y Sigmund Freud) dieron origen a tres importantes pseudo-ciencias, íntimamente ligadas a los prejuicios y errores del pensamiento ateo: el darwinismo, el marxismo y el psicoanálisis freudiano, respectivamente. Al día de hoy el marxismo y el freudismo han perdido gran parte de su prestigio intelectual, pero el darwinismo sigue reinando en el ámbito científico, constituyendo la columna vertebral de la actual cosmovisión atea.

De un modo humanamente inesperado, en los Estados Unidos de América se ha alzado el pequeño David del movimiento ID, el cual se enfrenta hoy enérgicamente contra el gigante Goliat del materialismo y el naturalismo que predominan en el ámbito científico. En líneas generales, ¿no es acaso nuestro deber de cristianos apoyar al pequeño y valiente guerrero en vez de estorbarlo con “fuego amigo”?

Daniel Iglesias Grèzes