Iglesia-Estado
03 de enero del 2012

Patxi López ya tiene lista la modificación de la Ley de Libertad Religiosa. Los ayuntamientos vascos deberán reservar espacio para los centros de culto

Conflictos como el surgido en el barrio de Zaramaga de Gasteiz con motivo de la apertura de una nueva mezquita han obligado al Gobierno Vasco a actuar y poner coto al vacío legal todavía existente en la Comunidad Autonoma Vasca en materia de libertad religiosa.


 

Por ello, el Departamento de Justicia del Ejecutivo de Patxi  López acaba de concluir la redacción del anteproyecto de Ley de Centros de Culto, una norma que nace con un espíritu similar a la ya aprobada años atrás en Cataluña y que es pionera en Europa.

 

En su preámbulo, el texto se compromete a ofrecer una respuesta normativa "coherente, viable y conforme" con el ordenamiento jurídico vasco facilitando "la igualdad real y efectiva de todos los ciudadanos y de los grupos en los que éstos se integran en el ejercicio de sus derechos, dentro de una sociedad democrática y plural".

 

Además, la norma regulará de forma específica la apertura y funcionamiento de los centros de culto y otros espacios de carácter religioso "sin que pueda producirse ninguna discriminación entre las diferentes confesiones y comunidades".

 

Sin embargo, los plazos de tramitación de la ley, prevista para el segundo trimestre de este nuevo año, pueden complicarse al coincidir con el tramo final de la legislatura. Además, actualmente, el Gobierno ha abierto el texto a la participación pública, por lo que puede incluir nuevas consideraciones que modifiquen su redacción definitiva.

 

Puntos básicos

 

El punto más importante de esta ley será la obligación de los consistorios vascos de establecer reservas de suelos destinados a equipamientos comunitarios de este tipo de acuerdo con la necesidad y la demanda que exista en cada municipio.

 

Lo harán en sus respectivos planes de ordenación urbanística, esas hojas de ruta estratégicas que ordenan el desarrollo de las ciudades y los pueblos y que deberán amoldarse a la ley en un plazo de cinco años.

 

Los ayuntamientos, a cambio, podrán ejercer sus facultades urbanísticas para determinar qué emplazamientos son los más adecuados. Eso sí, "sin que pueda producirse discriminación directa o indirecta o restricción arbitraria en su ejercicio".

 

Por otro lado, el anteproyecto establece también un expediente único para la licencia urbanística que corresponda en cada caso y para los permisos de apertura y funcionamiento de los centros.

 

Al margen de otorgar derechos a las distintas comunidades religiosas, el texto también les impone una serie de deberes para cerrar el círculo. Entre otros, deberán cumplir unas condiciones que garanticen la seguridad de los usuarios y la salubridad de las instalaciones y eviten las molestias a terceras personas.

 

Aun asi,"en ningún caso se impondrá a los centros regulados condiciones más estrictas que las exigidas, con carácter general, a los establecimientos abiertos al público.

 

De esta manera, la ley contemplará el cierre y desalojo de los locales que incumplan con su articulado, aunque todos dispondrán de un periodo máximo de cinco años para adaptarse a la norma y cumplir todos sus requisitos a partir del día en que entre en vigor. Después, el Gobierno Vasco tendrá seis meses más de plazo para desarrollar un reglamento que, entre otros aspectos, regulará criterios como la accesibilidad, el aforo, la evacuación o la protección acústica de estos centros de culto.