5.01.12

Las tabletas, los tertulianos y los monos

A las 12:43 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General
 

Durante las fechas navideñas y, de modo singular, entre hoy y mañana, los regalos son los reyes con minúscula de las relaciones familiares. Cada año, la sociedad de consumo, aún durante la crisis económica, no se detiene en presentarnos por los ojos los últimos artilugios del mercado.

Uno de ellos son las llamadas tabletas electrónicas, las cuales se han convertido en el juguete de muchas personas. Una tableta de estas han recibido los parlamentarios cuando han tomado posesión de su escaño en las Cortes.

Hace unos días participé en una tertulia en una emisora de radio. El único que no portaba ese aparatito era un servidor. Los demás estaban con los dedos pulsando no se sabe que para no participar del asunto que tratamos que fue muy interesante: avances dentro de la Iglesia tras el gran acontecimiento de la JMJ de Madrid.

Según he leído en el diario El Mundo en un zoológico de Estados Unidos están usando estas tabletas para estudiar cómo los monos allí enjaulados se comunican con otros de su propia especie por medio de la Red.

Este experimento me parece bien. Lo que no me parece lógico es estar en una tertulia y que las personas estén pegando con el dedo en una pantallita táctil buscando lo que sea. En un receso publicitario el conductor del programa rogó a todos que cerraran sus tabletas para otra ocasión más oportuna. Tenía toda la razón.

Creo que es una desconsideración para los oyentes de radio, como para los televidentes, que en una tertulia se encuentren equis personas pegadas a la pantallita de las tabletas, reinas de los regalos de estos días.

El hilo de la conversación de una mesa de diálogo se pierde cuando el manitas de turno esta buscando lo que le parezca. Esto se nota mucho en programas nocturnos de televisión y debate.

Creo que se deben prohibir el uso de estos artilugios informáticos por muy de moda que estén durante las tertulias en televisión y radio. Es un beneficio al espectador y al oyente, además de que ninguno de los dos lo toman como una falta de respeto a los cientos de personas que oyen una radio o miran el televisor.

Deseo que estas reflexiones ayuden a los dueños de estos endiablados artefactos y que lo usen a modo personal, en tiempo y forma convenientes. Los demás seguiremos mejor un programa cuando todos están metidos en la salsa y el calor del debate.

Para saber más haga clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez