10.01.12

La caja negra de Darwin (4)

A las 11:19 AM, por Daniel Iglesias
Categorías : Existencia de Dios, Creación y Evolución, Libros
 

Comentario de: Michael J. Behe, Darwin’s black box: the biochemical challenge to evolution, Free Press, New York 2006; 10th anniversary edition, with a new afterword.

En el Capítulo 4 (“Rube Goldberg en la sangre”) Behe examina el sistema de coagulación de la sangre humana utilizando como analogía las excéntricas máquinas de las caricaturas de Rube Goldberg, un famoso dibujante humorístico norteamericano.

La investigación bioquímica ha descubierto que la coagulación de la sangre es un sistema complejísimo, compuesto por más de 30 piezas de proteínas interdependientes. Los componentes principales del sistema son el fibrinógeno, la fibrina y la trombina. El fibrinógeno está compuesto de seis cadenas de proteínas. La trombina corta algunas de esas cadenas en pequeños trozos de fibrina. La fibrina forma el coágulo inicial, una red que atrapa las células de la sangre. El resto de las proteínas son proenzimas y enzimas que controlan el proceso de coagulación a través de una intrincada serie de pesos y contrapesos cuidadosamente balanceados, a fin de que la coagulación se inicie sólo cuando y donde se necesita, cubra toda la herida y luego se detenga. Así se evitan normalmente las dos fallas principales (ambas potencialmente letales): el defecto y el exceso de coagulación. El sistema de coagulación es irreduciblemente complejo. Un problema en uno cualquiera de sus muchos componentes puede causar la falla del sistema completo.

Behe analiza el intento de explicación darwinista del origen del sistema de coagulación de la sangre ofrecido por Russell Doolittle, el científico que había hecho el mayor esfuerzo en esa área. Doolittle propuso una serie de pasos hipotéticos en los que las proteínas de la coagulación aparecen una tras otra. Behe concluye que esa explicación es muy inadecuada porque no se dan razones para las apariciones de las proteínas, no se intenta calcular la probabilidad de esas apariciones y no se intenta estimar las propiedades de las nuevas proteínas. “En ningún paso –ni siquiera uno– Doolittle da un modelo que incluya números o cantidades; sin números, no hay ciencia. Cuando se pinta un cuadro meramente verbal del desarrollo de un sistema tan complejo, no hay absolutamente ninguna manera de saber si realmente funcionaría.” (p. 95).

“El escenario de Doolittle reconoce implícitamente que la cascada de la coagulación es irreduciblemente compleja, pero trata de empapelar el dilema con una plétora de referencias metafóricas al yin y el yang. La conclusión es que los grupos de proteínas deben ser insertados todos a la vez en la cascada. Esto puede hacerse sólo postulando un “monstruo esperanzado” que afortunadamente consigue todas las proteínas de una sola vez, o por la guía de un agente inteligente… El hecho es que nadie en la tierra tiene la más vaga idea de cómo la cascada de la coagulación llegó a existir” (pp. 96-97). (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: Las citas han sido traducidas por mí.