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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 25 de enero de 2012

Santa Sede

Benedicto XVI: Pidamos a Dios que abra nuestro corazón al mundo y a la misión

Un proyecto cultural vaticano abordará el tema del crimen organizado

Creada la fundación pontificia Ciencia y Fe

Mundo

Portugal estudia aprobar la maternidad subrogada

Jornada Internacional de Oración por la Paz en Tierra Santa

España: Entregados los premios ¡Bravo!

Suscitar el discernimiento vocacional en línea

El espíritu de la liturgia

La liturgia, fuente de vida, de oración y de catequesis (CCC 1071 a 1075)

Documentación

Benedicto XVI: La Iglesia nace de la oración de Jesús


Santa Sede


Benedicto XVI: Pidamos a Dios que abra nuestro corazón al mundo y a la misión
El papa en la audiencia general comentó la Oración sacerdotal de Jesús
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La audiencia general de este miércoles tuvo lugar a las 10,30 en el Aula Pablo VI, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de fieles y peregrinos provenientes de Italia y del mundo. En su catequesis, el papa centró su meditación en la “Oración sacerdotal” de Jesús, en la Última Cena.

El papa recordó que la llamada “Oración sacerdotal” de Jesús, en la Última Cena, se entiende en su extrema riqueza, teniendo como telón de fondo la fiesta judía de la expiación, el Yom Kippur. Día de expiación para devolver al pueblo de Israel, después de los pecados de un año, la conciencia de la reconciliación con Dios.

La oración de Jesús, dijo Benedicto XVI está basada en la estructura de esta fiesta. “La oración que Jesús hace por sí mismo es la petición de su propia glorificación, de la propia 'elevación' en su 'hora'. En realidad, es más una declaración de plena disposición a entrar, libre y generosamente, en el diseño de Dios Padre que se cumple al ser entregado, y en la muerte y resurrección”, afirmó.

El segundo momento de esta oración, añadió el papa, “es la intercesión que Jesús hace por los discípulos que estaban con Él. Son aquellos de los que Jesús puede decir al Padre: 'He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra'”.

Explicó que "manifestar el nombre de Dios a los hombres" es el resultado de una nueva presencia del Padre en medio de la gente, de la humanidad. “En Jesús, Dios entra en la carne humana, se hace cercano en modo único y nuevo. Y esta presencia alcanza su cumbre en el sacrificio que Jesús hace en su Pascua de muerte y resurrección”.

“En el centro de esta oración de intercesión y de expiación a favor de los discípulos está la petición de consagración”, añadió. Y definió el término "consagrar" como “transferir una realidad --una persona o cosa--, a la propiedad de Dios”. Con dos aspectos complementarios: segregación para ser donados totalmente a Dios y “envío”, misión. “Precisamente porque entregada a Dios, la realidad, la persona consagrada existe 'para' los otros, es donada a los otros”.

El tercer acto de esta oración sacerdotal, dijo el santo padre, extiende la mirada al final de los tiempos. “En ella, Jesús se dirige al Padre para interceder a favor de todos aquellos que serán llevados a la fe mediante la misión inaugurada por los apóstoles, y continuada en la historia”.

Por ello, dijo el papa, “podemos decir que en la oración sacerdotal de Jesús se realiza la institución de la Iglesia... Propiamente aquí, en la última cena, Jesús crea la Iglesia”.

“La Iglesia se convierte entonces, en el lugar donde continúa la misión misma de Cristo: llevar al 'mundo' fuera de la alienación del hombre de Dios y de sí mismo, fuera del pecado, a fin de que vuelva a ser el mundo de Dios”, subrayó.

Se puede leer la catequesis completa del papa en este enlace: http://www.zenit.org/article-41358?l=spanish.

Después de la catequesis, Benedicto XVI resumió sus palabras en diversas lenguas y saludó a los diversos grupos lingüísticos presentes.

Dirigiéndose a los participantes y peregrinos de lengua española dijo: “La catequesis de hoy está dedicada a la oración sacerdotal que el Señor pronuncia antes de su Pasión. En ella, y evocando la fiesta judía del Yom kippùr, Jesús se presenta como Sumo Sacerdote que pide por sí mismo, por los sacerdotes y por el pueblo y, a la vez, como la víctima que se ofrece al Padre en expiación. En primer lugar, pide para Él la glorificación, invocando al Padre para que acepte su sacrificio. Después, intercede por los discípulos, consagrándolos enteramente a Dios para enviarlos a la misión que les confía. Por último, Jesús ora por todos aquellos que creerán mediante este envío, que se prolonga en la historia. Suplica para ellos la unidad, entendida como don de Dios que sólo puede tener lugar en la comunión trinitaria. De ese modo, inaugura la Iglesia que se define como pueblo enviado, consagrado, llamado al conocimiento de Dios y nacido en la cruz”.

Luego, saludó “a los peregrinos de lengua española, en particular, a los grupos provenientes de España, México, Chile y otros países latinoamericanos”.

Invitó a todos estos grupos “a orar como nos enseña Jesús, pidiendo a Dios que manifieste su voluntad en nuestras vidas, nos consagre y abra nuestro corazón al mundo y a la misión”.

Y concluyó deseando que “el don de la unidad que esta Semana hemos suplicado con insistencia nos ayude a dar razón de nuestra esperanza ante los que nos rodean”.

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Un proyecto cultural vaticano abordará el tema del crimen organizado
Nueva edición del Atrio de los Gentiles en Sicilia
ROMA, miércoles, 25 enero 2012 (ZENIT.org).- La nueva edición del “Atrio de los Gentiles”, un espacio de diálogo entre creyentes y no creyentes, propiciado por el Consejo Pontificio para la Cultura, se celebrará en Palermo, Sicilia. En el encuentro, se tratará un tema tan espinoso como es el de la mafia y el crimen organizado.

"El 'Atrio de los Gentiles' es un signo de la cultura contra la degradación de la delincuencia", dijo este 20 de enero a Radio Vaticano el magistrado Justo Sciacchitano, vicefiscal nacional antimafia de Palermo, ante la proximidad de la siguiente etapa del ciclo de encuentros deseados por el papa Benedicto XVI, para fomentar un diálogo entre creyentes y no creyentes.

Después de Bolonia, París, Bucarest, Florencia, Roma y Tirana, los próximos 29 y 30 de marzo, el "Atrio de los Gentiles" cumplirá una nueva etapa en la capital siciliana, Palermo. Este "Atrio de los Gentiles" --que hace referencia al atrio del templo de Jerusalén reservado a los gentiles--, será una oportunidad para abordar otro tema que interroga al mundo contemporáneo: la mafia y el problema de la criminalidad organizada en su conjunto.

"Es un problema cultural, político, sociológico y económico que afecta a todo el mundo", dijo Justo Sciacchitano en Radio Vaticano. Y la mafia "sin duda debe ser contrarrestada por la vía legal, pero también con la cultura, por que la mafia se basa en una "incultura".

En Palermo, confluencia de culturas y tradiciones, pero también un símbolo de la lucha contra el crimen organizado, un evento cultural como este puede ser "de gran importancia para los diversos puntos de vista", añadió el experto antimafia.

En primer lugar, por lo que se refiere a la realidad histórica de Sicilia, dominada durante siglos por tantos pueblos diversos, su cultura y sus sistemas jurídicos, “nos hemos visto obligados a dialogar”, y este diálogo se ha convertido en una especie de hábito.

Pero junto a ello está el hecho de que Palermo, que puede ser considerada como la capital de la mafia, también ha sido reconocida por la ONU como la capital de la antimafia. En la capital de Sicilia, se firmó de hecho la Convención de las Naciones Unidas contra el crimen organizado.

Estos dos aspectos, uno negativo y otro positivo --continuó Sciacchitano--, que son formadores de cultura, tanto a nivel local como mundial, exigen una visión universal, por lo que la reunión de Palermo será una oportunidad para analizar el problema como "enteramente mundial" y "con la atención que se merece."

"Ciertamente no afecta solo a Italia ni solo a la Sicilia", insistió Sciacchitano. "Veamos las realidades del Lejano Oriente, de los países de América del Sur o de la Europa del Este, también el área de los países balcánicos, países todos atravesados por rutas a través de las cuales pasan los tráficos ilícitos de los diversos grupos organizados”.

Para saber más: http://www.cortiledeigentili.com/.

Traducción del italiano por José Antonio Varela

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Creada la fundación pontificia Ciencia y Fe
Promovida por el Consejo Pontificio para la Cultura y universidades pontificias
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI erigió la nueva Fundación “Ciencia y Fe”, promovida por el Consejo Pontificio para la Cultura y por algunas universidad pontificias.

El pasado 10 de enero, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, hizo público que Benedicto XVI constituyó esta fundación, con sede en el estado de la Ciudad del Vaticano, dotándola de personalidad jurídica pública canónica y civil.

La fundación –creada a petición del cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, haciendo propios los deseos de algunas universidades pontificias romanas– dará continuidad y estabilidad al “Proyecto ciencia, teología y cuestión ontológica”, conocido por sus siglas en inglés como Proyecto STOQ.

Este proyecto, nacido tras los resultados de la Comisión de estudio del Caso Galilei, –instituida por el beato Juan Pablo II en 2003– ha promovido el diálogo entre teología, filosofía y ciencias naturales, a través de iniciativas de estudio, investigación y divulgación cultural, y también gracias al apoyo de diversas instituciones, entre ellas la Fundación John Templeton.

La Fundación “Ciencia y fe”, que es la primera de este tipo en el Vaticano, continuará la colaboración que mantienen desde hace unos años el Consejo Pontificio para la Cultura y algunas universidades pontificias como la Lateranense, la Gregoriana, el Ateneo Regina Apostolorum, el Angelicum, la Salesiana, la Urbaniana y la de la Santa Cruz.

La fundación permanecerá ligada al citado dicasterio a través de su presidente, aunque gozará de amplia autonomía para realizar diversos proyectos, y será un sólido punto de referencia para una nueva evangelización en ambientes científicos.

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Mundo


Portugal estudia aprobar la maternidad subrogada
Daniel Serrão, experto en bioética analiza las implicaciones de la medida
ROMA, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- En un artículo publicado el pasado 22 de enero, el diario vaticano L'Osservatore Romano afronta la situación creada en Portugal por un proyecto de ley sobre reproducción asistida que incluye la aprobación de las madres de alquiler, o subrogadas.

El proyecto sobre reproducción asistida fue presentado en el parlamento portugués por varios partidos y contempla la posibilidad de admitir la maternidad de alquiler sólo en el caso de una familia en la que se de la imposibilidad de tener hijos por parte de la mujer, como por ejemplo en el caso de no tener útero.

Sin embargo, el proyecto no fue finalmente votado, por divisiones internas de los partidos que lo presentaban, y fue remitido de nuevo a la comisión pertinente para ser estudiado de nuevo.

Aún en este caso, el diario vaticano L'Osservatore Romano advierte de las consecuencias morales y éticas que implicaría la aprobación de la maternidad subrogada.

El diario cita al experto en bioética Daniel Serrão quien señala que la fecundación médicamente asistida transforma el significado mismo de la paternidad. En particular, la denominada “heteróloga” no ofrece la garantía al nascituro de haber sido deseado dentro de una relación interpersonal exclusiva y viola el derecho a conocer su identidad familiar. La paternidad es fragmentada en una multiplicidad de figuras: los padres biológicos (los llamados "donantes"), la madre gestante, los padres sociales. El Estado "sin duda no puede convertirse en cómplice de esta destrucción de las relaciones", afirma Serrão .

Daniel Serrão, profesor emérito de bioética de la Universidad Católica Portuguesa y miembro de la Pontificia Academia para la Vida, ha criticado sin ambages el nuevo proyecto de ley sobre reproducción asistida presentado en el parlamento de Portugal y en especial la regulación y legalización de la maternidad subrogada, por el que una mujer se presta a llevar el embarazo de un óvulo ya fecundado (in vitro), en lugar de otra mujer fisiológicamente incapaz de hacerlo.

El biólogo advierte sobre la complejidad del problema, desde el punto de vista ético, biológico, psicológico, jurídico y sociológico, para todos aquellos involucrados en la práctica asistencial, y señala que la redacción del texto legislativo debe ser "muy preciso y completo", en cuanto se deben, necesariamente, "armonizar y hacer compatibles los intereses de la mujer que se ofrece como "espacio" para llevar a término el embarazo, los intereses, o mejor dicho, el inviolable derecho del niño por nacer, y los intereses de la pareja que utiliza este procedimiento”. Y aún más, la nueva legislación no debe reducir o incluso suprimir, como un valor social importante, el vínculo entre la identidad social y la identidad biológica del niño por nacer, más allá de un modelo de pura eficiencia pragmática.

El experto en bioética destaca el valor de la tutela del concebido, las dudas y perplejidades, así como que la prohibición de la fecundación heteróloga se basa en la necesidad de tener en cuenta la “disociación de la maternidad y la paternidad, propia de la técnica". De hecho es violado, según el experto, el principio fundamental del derecho: "La certeza de la identidad de los padres".

De acuerdo con Daniel Serrão, inducir a una mujer a quedar embarazada a través del proceso de transferencia de un embrión formado en el laboratorio (fecundación extracorpórea), con el compromiso "contractual" de que el niño que nacerá será entregado a otra persona, a ''otra" madre, abre dos perspectivas. Por un lado el acto de amor y generosidad de una mujer que renuncia a un niño que ha desarrollado durante nueve meses y se lo entrega a los padres biológicos. Del otro lado, la manipulación de la maternidad de una mujer que, en su aspiración de tener un hijo, paga por este servicio. En ese sentido --señala el biólogo--, en algunos países se organiza y promueve una verdadera "industria para producir niños que luego son vendidos".

Haciendo referencia a estudios recientes, Serrão recuerda que la función del cerebro de la mujer "se altera durante el embarazo", lo que hace muy difícil la separación del niño recién nacido. Sin embargo, para estas madres alquiladas existen otros problemas y otros riesgos relacionados con el embarazo y el parto que "no se pueden omitir", ya que son obligación ética y deontología de información por parte del médico, entre ellos el aborto espontáneo, el riesgo para el embarazo si el feto tiene graves defectos congénitos, e incluso si el niño nace con defectos congénitos o adquiridos, la madre biológica puede negarse a aceptar al niño “encargado”. Pero también existe la posibilidad de que por generosidad y amor, o por un "automatismo" neurobiológico, la madre de alquiler decida, después del parto, no entregar el niño a la madre biológica. Este cambio de idea --se pregunta el experto--, ¿podría tener consecuencias legales? Pero el problema también se puede tergiversar y volverse inquietante: ¿si la mujer que ha buscado la ayuda de la maternidad subrogada decide cambiar de opinión, ¿qué pasaría con el feto? El biólogo portugués dibuja también otros escenarios: si la pareja de padres que buscaban la ayuda se divorcian durante el embarazo, ¿a quién irá el niño recién nacido?

Los problemas mencionados --concluye el profesor Daniel Serrão--, son un ejemplo sencillo, pero incompleto. La imagen que se proyecta en términos médico-legales, es compleja. El proyecto de ley sobre la procreación médicamente asistida no podrá eludir los fundamentales problemas éticos, antropológicos y sociológicos sobre el derecho y la protección de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia y la visión de la persona humana que debe ser reconocida como “alguien”, y no, por desgracia, como “algo”.

Los obispos del Portugal, en varias ocasiones, han subrayado que el proyecto de ley sobre la procreación médicamente asistida está registrando una insuficiente sensibilización pública, tratándose de un tema "de gran importancia, delicadeza y de enorme exigencia ética." Si bien reconocen la necesidad de una legislación sobre la materia, los obispos sienten "el deber de decir que el embrión debe ser respetado", asegurándole protección y dignidad, identidad e integridad.

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Jornada Internacional de Oración por la Paz en Tierra Santa
Participan 2.500 ciudades de todo el mundo
ROMA, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- El próximo domingo 29 de enero se celebra la IV Jornada Internacional de Oración por la Paz en Tierra Santa, una iniciativa de algunas asociaciones católicas juveniles y grupos de oración eucarística. Este año se prevé la participación en la jornada de 2.500 ciudades del mundo durante 24 horas.

La Jornada Internacional de Oración por la Paz en Tierra Santa, desde su primera edición ha atraído la participación de numerosos jóvenes de todo el mundo.

El presidente de Consejo Pontificio Justicia y Paz, cardenal Peter K.A. Turkson, se ha unido al acontecimiento con un mensaje en el que pide la participación en el evento.
La Jornada, desde hace tres años, es impulsada por varias iniciativas juveniles italianas (Asosciación Nacional Papaboys, Jóvenes por la Vida), grupos de adoración eucarística y, desde el año pasado, por la Asociación para la Promoción de la Oración Extraordinaria de todas las Iglesias por la Reconciliación, la Unidad y la Paz.

Para unirse a la iniciativa, el cardenal Turkson envió un mensaje en el que afirma: “La Iglesia desde siempre mira a Tierra Santa con afecto y atención”. Y cita a Benedicto XVI en su discurso, en noviembre pasado al Consejo Religioso Israelí, cuando afirmaba que “la justicia, junto a la verdad, el amor y la libertad, es un requisito fundamental para una paz segura y duradera en el mundo. El movimiento hacia la reconciliación exige valor y amplitud de miras además de confianza en que será Dios mismo quien nos indicará el camino”.

El cardenal se dirige a los jóvenes para pedirles: “Hace falta que seáis vosotros mismos ejemplo y estímulo para los adultos, siendo conscientes de vuestras potencialidades, no cerrándoos en vosotros mismos, trabajando por un futuro mejor sobre todo para vuestros coetáneos”.

“Los jóvenes –añade el cardenal- son y pueden ser un recurso para la paz si viven su libertad en relación con la verdad, el bien y con Dios. Sólo así se ponen raíces profundas a su compromiso por la justicia y la paz. Sólo el encuentro con Dios permite vivir plenamente la propia vocación de constructores de justicia y paz”.

“Me siento cercano a vosotros mientras os preparáis a vivir también este año una cita importante que os implica a todos en una cadena de solidaridad y de oraciones que suben a Dios desde todas las partes del mundo. Sentíos recordados con afecto y con amistad. Me uno a vosotros orando a Aquél que es el Padre de todos”.

Para saber más: http://www.papaboys.it.

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España: Entregados los premios ¡Bravo!
Concedidos por la Conferencia Episcopal
MADRID, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- En la sede de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Madrid Antonio Mª Rouco Varela presidió este miércoles el acto de entrega de los Premios ¡Bravo! 2011, que cada año concede la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social (CEMCS).

Cada año son nueve los galardones que se conceden en estos Premios, adjudicados en las categorías de Prensa, Radio, Televisión, Publicidad, Música, Cine, Nuevas Tecnologías, además del Premio concedido a la Labor Diocesana, y el Premio ¡Bravo! Especial.

En nombre de los premiados, dieron las gracias el cardenal Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, y el director de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian.

En el acto estuvieron presentes también el cardenal Martínez Sistach, los obispos Blázquez, Vives, Munilla, Taltavull y Joan Piris, que como presidente de la CEMCS, dirigido unas palabras a los presentes en las que ha afirmó “que los medios de comunicación, siguen siendo el puente de unión entre el público y la verdad”.

En esta última edición, el Premio ¡Bravo! Especial recayó en la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. El cardenal de Madrid –según informa la agencia SIC--, destacó que la organización supo mostrar eficazmente el trabajo previo y preparatorio de la Jornada Mundial, así como su ámbito eclesial y de fe, trasladando la riqueza de la diversidad del hombre, que a su vez se plasma en la creación de una nueva humanidad, una nueva cultura, “cascadas de luces” como dijera el papa Benedicto XVI.

Por su parte, Gian Maria Vian, director del diario L’Osservatore Romano, recogió el Premio ¡Bravo! de Prensa concedido a este periódico, que cumple el 150 aniversario de su fundación. Vian agradeció el honor de recibir un premio tan destacado y se congratuló porque tanto los Premios ¡Bravo! como el diario L’Osservatore Romano muestran la apertura de la Iglesia Católica, su empeño por mostrar la cara amiga de Jesús, siempre amigo del hombre, cuyos frutos se ven reflejados en la exitosa Jornada Mundial de la Juventud, en la que participaron más de dos millones y medio de jóvenes.

Para el director del L’Osservatore Romano, el diario fundamenta su misión en buscar la hermandad entre las distintos lenguajes y religiones, para ser testigo de la amistad que se requiere en el mundo de la comunicación, usando un lenguaje asequible a todo lector y que no hiera en sus convicciones a nadie.

En este sentido, Gian Maria Vian destacó la dimensión universal del diario, con ediciones en ocho idiomas, que recogen la mirada católica sobre la realidad, donde se cuida la atención ecuménica con el resto de religiones, e incluso con los no creyentes, y donde la dimensión cultural no se descuida.

Para ver el resto de los premiados, enlazar en:http://www.zenit.org/article-40788?l=spanish.

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Suscitar el discernimiento vocacional en línea
Un proyecto apoyado por 36 institutos de vida religiosa
MADRID, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- Se acaba de crear en España un portal vocacional, de orientación a la vida religiosa o al sacerdocio, con un concepto nuevo: unir al mayor número posible de realidades y carismas que puedan responder a la búsqueda de quien no ha decidido su vocación o que ni siquiera se la ha planteado. Así, 36 institutos de vida religiosa apoyaron la creación del portal buscoalgomas.com, lanzado el día de la Inmaculada y que ha tenido ya 4.200 visitas.

La creadora y mantenedora del portal buscoalgomas.com, Noemí Saiz, explica la idea y el nacimiento del proyecto: “Cuando presentábamos el portal a los distintos institutos de vida consagrada, hablábamos de él como un lugar en internet donde se encontrasen reunidos el mayor número posible de institutos” aunque no se trata de “presentar un listado de congregaciones”.

“No hemos querido quedarnos ahí, partimos del hecho de que muchos jóvenes de hoy no tienen ni idea de lo que es la vida consagrada en general, partimos de ellos, de los que pueden tener ciertas inquietudes y no se han planteado nada más porque no saben de su existencia”, subraya Noemí Saiz.

“Les vamos explicando el precioso arcoiris que es la Vida Consagrada, con sus muchísimos matices, que pueden hacer que el joven se decante por una u otra opción. Partimos de sus gustos, intereses, sentimientos para ir luego a lo más concreto, a las congregaciones, a los institutos, a los carismas. Y lo hacemos con palabras sencillas, con palabras actuales sin discursos complicados”, explica.

El funcionamiento de la web está constituido por vídeos-guía que van conduciendo al joven, a través del portal, a los distintos institutos.

El diseño ha sido realizado por Sweetmedia. La canción-himno de portal, “Busco algo más”, que se escucha al entrar, ha sido compuesta e interpretada por Nico Montero, “Nico”, que, desde hace 21 años, recorre España y países del extranjero para cantar su y su esperanza. Cooperador salesiano, anda siempre metido en numerosas actividades de pastoral juvenil. Está casado y es padre de cuatro hijos.

En la presentación de este tema, “Nico” afirma: “En gran parte, soy quien soy, gracias a los salesianos con los que me crucé en el camino de mi vida hace ya muchos años. Desde mi infancia en Huelva hasta hoy, el testimonio y el cariño de tantos hombres de Dios, ha marcado mi vida profundamente. Hacen falta vocaciones religiosos, vocaciones sacerdotales… Me gustaría que muchos jóvenes tuvieran mi suerte, por eso, desde la gratitud, escribí este tema ligado al proyecto 'busco algo más'. He pretendido hacer un tema centrado en la actitud de búsqueda”.

“Estoy convencido de que hay muchos jóvenes interrogándose seriamente y tomándose el pulso al corazón y a la razón, desde una fe que ha ido creciendo al calor de carismas diversos y que trata de definirse como proyecto de vida --añade--. Son muchos los jóvenes, y no tan jóvenes, que andan tratando de atisbar las señales que apunten a una vida plena, por eso, esta canción expresa una actitud vital de apertura, de inquietud, ahonda en la necesidad de encontrar sentido y dar razón vital a la existencia. Es una llamada a buscar algo más, a abrir los ojos, los oídos, los sentidos y el corazón a la llamada, a la propuesta de felicidad del Dios de la Vida”.

La productora de música católica "Trovador" realizó, de forma gratuita, un videoclip de la canción, colgado en YouTube y Gloria TV, que ha tenido más de veinte mil visitas, y al que se puede acceder también a través del portal.

Los arreglos de la canción “Busco algo más” fueron realizados por Estudios Santafé, que también se han encargado del resto de arreglos musicales del portal.

Para más información: www.buscoalgomas.com.

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El espíritu de la liturgia


La liturgia, fuente de vida, de oración y de catequesis (CCC 1071 a 1075)
Columna de teología litúrgica a cargo de Mauro Gagliardi
Mauro Gagliardi*

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 enero 2012 (ZENIT.org).- Los numerales 1071-1075 del Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) se ocupan de la sagrada liturgia como fuente de vida y su relación con la oración y la catequesis. La liturgia es fuente de vida, sobre todo porque es “obra de Cristo” (CIC, 1071). En segundo lugar, porque "es también una acción de la Iglesia" (ibid.). Pero entre estos dos aspectos, ¿cuál es el más importante? Y además, ¿qué significa en este contexto la palabra "vida"?

Responde el Concilio Vaticano II: "De la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente, y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin."(Sacrosanctum Concilium [SC], 10). Esto deja en claro que cuando a la liturgia se le llama fuente de vida, significa que de ella fluye la gracia. Con esto, se ha respondido a la primera pregunta: la liturgia es fuente de vida, sobre todo porque es obra de Cristo, Autor de la gracia.

Uno de los principios clásicos del catolicismo, sin embargo, dice que la gracia no anula la naturaleza, sino que la presupone y perfecciona (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, 1, 8 a 2, etc). Por lo que el hombre coopera con el culto litúrgico, que es una acción sacerdotal del "Cristo total", es decir, de la cabeza, que es Jesús, y de los miembros, que son los bautizados. Por eso la liturgia es fuente de vida en cuanto es acción de la Iglesia. Así como es obra de Cristo y de la Iglesia, la liturgia es "acción sagrada por excelencia " (SC 7), que ofrece a los fieles la vida de Cristo y requiere su participación consciente, activa y fructuosa (cf. SC 11). Aquí se comprende también la ligazón de la sagrada liturgia con la vida de fe: se podría decir, "de la Vida a la vida." La gracia que nos es dada por Cristo en la liturgia nos llama a una participación vital: "La sagrada liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia" (SC, 9), sino que, "debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión; sólo así puede dar sus frutos en la vida de los fieles: la Vida nueva según el Espíritu, el compromiso en la misión de la Iglesia y el servicio de su unidad”. (CIC, 1072).

No es casual que, al momento de recopilar los escritos litúrgicos de Joseph Ratzinger en un solo volumen, con el título Teologia de la liturgia, se quizo transmitir una de las intuiciones fundamentales del autor al añadir el subtítulo: Fundamento sacramental de la existencia cristiana. Se trata de una traducción en términos teológicos de lo que dijo Jesús en el Evangelio con las palabras: "Sin mí no pueden hacer nada" (Jn 15,5). En la sagrada liturgia, recibimos el don de aquella vida divina de Cristo, sin la cual no podemos hacer nada válido por la salvación. Por eso, la vida cristiana no es más que una continuación, o el fruto de la gracia que se recibe en el culto divino, sobre todo en la Eucaristía.

En segundo lugar, la liturgia tiene una estrecha relación con la oración. Una vez más, el fulcro de la comprensión de esta relación es el Señor: " La liturgia es también participación en la oración de Cristo, dirigida al Padre en el Espíritu Santo. En ella toda oración cristiana encuentra su fuente y su término.» (CIC, 1073). La liturgia es, por lo tanto, fuente de oración. De ella aprendemos a orar de la manera correcta. Dado que la liturgia es la oración de Jesús, ¿qué podemos aprender de ella para nuestra oración personal? ¿En qué consistía la oración del Señor? "Para entender a Jesús son fundamentales las referencias continuas de que él se retiraba "al monte " y allí oraba toda la noche,"a solas" con el Padre. [...] Este "orar" de Jesús es un hablar del Hijo con el Padre, en el que están involucrados la conciencia y la voluntad humana, el alma humana de Jesús, de modo que la "oración" del hombre pueda convertirse en participación en la comunión del Hijo con el Padre "(J. Ratzinger/Benedetto XVI, Gesù di Nazaret, I, Rizzoli, Milano 2007, pp. 27-28). En Jesús, la oración "personal" no es distinta de su oración sacerdotal: según la Carta a los Hebreos, la oración sufrida de Jesús durante la Pasión "es la puesta en práctica del sumo sacerdocio de Jesús.

Precisamente, en su grito, llanto y oración, Jesús hace lo que es propio del sumo sacerdote: Trae los afanes de los hombres hacia Dios. Presenta al hombre enfrente de Dios "(ibid., II, LEV, Città del Vaticano 2010, p. 184).

En una palabra, la oración de Jesús es una oración dialogante, una oración realizada en presencia de Dios. Jesús nos enseña este tipo de oración: "Es necesario mantener siempre esta relación viva y portar continuamente los eventos cotidianos. Oraremos tanto mejor, en cuanto lo profundo de nuestra alma esté orientada hacia Dios "(ibid., I, p. 159). La liturgia, por lo tanto, nos enseña a orar porque nos reorienta constantemente a Dios: "¡Levantemos el corazón!/ ¡lo tenemos levantado hacia el Señor!" La oración es estar dirigidos al Señor ,y esto es también el sentido profundo de la participación activa en la liturgia.
Por último, la oración es "el lugar privilegiado de la catequesis [...] procediendo de lo visible a lo invisible» (CIC, 1074-1075). Esto implica que los textos, signos, ritos, gestos, y los elementos ornamentales de la liturgia deben ser de tal modo, que transmitan realmente el Misterio que significan y puedan por lo tanto, ser explicados de modo útil en la catequesis mistagógica.

* Mauro Gagliardi es sacerdote, profesor ordinario del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, profesor encargado en la Universidad Europea de Roma, consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice y de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos.

Quien quiera preguntar o expresar opiniones sobre los temas tocados por esta columna, a cargo de don Mauro Gagliardi, puede escribir a: liturgia.zenit@zenit.org

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Documentación


Benedicto XVI: La Iglesia nace de la oración de Jesús
Palabras del papa en la audiencia general
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La audiencia general de este miércoles tuvo lugar a las 10,30 en el Aula Pablo VI, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de fieles y peregrinos provenientes de Italia y del mundo. En su discurso, el papa centró su meditación en la “Oración sacerdotal” de Jesús, en la Última Cena. Ofrecemos las palabras del papa.

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Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis de hoy centramos nuestra atención en la oración que Jesús dirige al Padre en la «hora» de su elevación y glorificación (cf. Jn 17,1-26). Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: "La tradición cristiana acertadamente la denomina la oración 'sacerdotal' de Jesús. Es la oración de nuestro Sumo Sacerdote, inseparable de su sacrificio, de su 'paso' [pascua] hacia el Padre donde es “consagrado” enteramente al Padre" (n. 2747).

Esta oración de Jesús es entendida en su extrema riqueza, sobre todo si colocamos como fondo la fiesta judía de la expiación, el Yom Kippur. Ese día, el sumo sacerdote hace primero la expiación por sí mismo, luego por la clase sacerdotal, y finalmente por todo el pueblo. El objetivo es devolverle al pueblo de Israel, después de los pecados de un año, la conciencia de la reconciliación con Dios, la conciencia de ser el pueblo elegido, "pueblo santo" en medio de otros pueblos. La oración de Jesús en el capítulo 17 del Evangelio según San Juan, está basada en la estructura de esta fiesta. Aquella noche, Jesús se dirige al Padre en el momento en que se está ofreciendo a sí mismo. Él, sacerdote y víctima, ora por él mismo, por los apóstoles y por todos aquellos que creerán en Él, por la Iglesia de todos los tiempos (cf. Jn 17,20).

La oración que Jesús hace por sí mismo es la petición de su propia glorificación, de la propia "elevación" en su "hora". En realidad, es más una declaración de plena disposición a entrar, libre y generosamente, en el diseño de Dios Padre que se cumple al ser entregado, y en la muerte y resurrección. La "hora" se inició con la traición de Jesús (cf. Jn 13,31) y culminará con la subida de Jesús resucitado al Padre (Jn 20,17). La salida de Judas del cenáculo es comentada por Jesús con estas palabras:“Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él”(Jn 13,31). No es casual que comience la oración sacerdotal diciendo: "Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique a ti" (Jn 17,1). La glorificación que Jesús pide para sí mismo como Sumo Sacerdote, es la entrada en la plena obediencia al Padre, una obediencia que lleva a la más plena condición filial: "Y ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes de que el mundo fuese"(Juan 17,5). Es esta disponibilidad y esta petición es el primer acto del nuevo sacerdocio de Jesús, que es un donarse por completo en la cruz, y justamente sobre la cruz --el supremo acto de amor--, Él es glorificado, porque el amor es la verdadera gloria, la gloria divina.

El segundo momento de esta oración es la intercesión que Jesús hace por los discípulos que estaban con Él. Son aquellos de los que Jesús puede decir al Padre: "He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra" (Jn 17,6). "Manifestar el nombre de Dios a los hombres" es el resultado de una nueva presencia del Padre en medio de la gente, de la humanidad. Este "manifestar" no es sólo una palabra, sino que es realidad en Jesús; Dios está con nosotros, y así el nombre --su presencia entre nosotros, el ser uno de nosotros--, se "ha realizado". Por lo tanto, esta manifestación se realiza en la encarnación del Verbo. En Jesús, Dios entra en la carne humana, se hace cercano en modo único y nuevo. Y esta presencia alcanza su cumbre en el sacrificio que Jesús hace en su Pascua de muerte y resurrección.

En el centro de esta oración de intercesión y de expiación a favor de los discípulos está la petición de consagración; Jesús dice al Padre: "Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad" (Jn 17,16-19). Me pregunto: ¿Qué significa "consagrar" en este caso? Sobre todo debemos decir que "Consagrado" o "Santo", en propiedad sólo es Dios. Entonces consagrar quiere decir transferir una realidad --una persona o cosa--, a la propiedad de Dios. Y en esto están presentes dos aspectos complementarios: por una parte quitar las cosas corrientes, segregar, "apartar" la vida personal del hombre para ser donados totalmente a Dios; y por otra, esta segregación, esta transferencia a la esfera de Dios, tiene el significado propio de “envío”, de misión: precisamente porque entregada a Dios, la realidad, la persona consagrada existe "para" los otros, es donada a los otros. Darse a Dios significa no vivir más para sí, sino para todos. Y es consagrado quien, como Jesús, es separado del mundo y apartado para Dios en vista de una tarea y, como tal, está a disposición de todos. Para los discípulos, será continuar la misión de Jesús, ser entregado a Dios para estar así en misión para todos. En la tarde de la Pascua, el Resucitado, apareciéndose a sus discípulos, les dice: "¡La paz con vosotros! Como el Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20,21).

El tercer acto de esta oración sacerdotal extiende la mirada al final de los tiempos. En ella, Jesús se dirige al Padre para interceder a favor de todos aquellos que serán llevados a la fe mediante la misión inaugurada por los apóstoles, y continuada en la historia: "No ruego solo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí". Jesús ora por la Iglesia de todos los tiempos, ruega también por nosotros (Jn 17,20). El Catecismo de la Iglesia Católica dice:“Jesús ha cumplido toda la obra del Padre, y su oración, al igual que su sacrificio, se extiende hasta la consumación de los siglos. La oración de la Hora de Jesús llena los últimos tiempos y los lleva hacia su consumación”(No. 2749).

La petición central de la oración sacerdotal de Jesús, dedicada a sus discípulos de todos los tiempos, es aquella de la futura unidad de todos los que creerán en Él. Tal unidad no es un producto mundano. Proviene exclusivamente de la unidad divina y viene a nosotros del Padre mediante el Hijo y el Espíritu Santo. Jesús invoca un don que viene del cielo, y que tiene su efecto --real y perceptible-- en la tierra. Ora “para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17,21). La unidad de los cristianos, por un lado, es una realidad oculta en el corazón de las personas que creen. Pero al mismo tiempo, esta debe aparecer claramente en la historia, debe aparecer para que el mundo crea, tiene un propósito muy práctico y concreto y debe aparecer para que todos sean realmente uno. La unidad de los futuros discípulos, siendo unidad con Jesús --que el Padre ha enviado al mundo--, es también la fuente originaria de la eficacia de la misión cristiana en el mundo.

"Podemos decir que en la oración sacerdotal de Jesús se realiza la institución de la Iglesia... Propiamente aquí, en la última cena, Jesús crea la Iglesia. Por qué, ¿qué otra cosa es la Iglesia, si no la comunidad de los discípulos que, mediante la fe en Jesucristo como enviado del Padre, recibe su unidad y se implica en la misión de Jesús para salvar al mundo, conduciéndolo al conocimiento de Dios? Aquí encontramos realmente una verdadera definición de la Iglesia. La Iglesia nace de la oración de Jesús. Y esta oración no es sólo de palabra: es la acción por la que Él se "consagra" a sí mismo, es decir, se "sacrifica" para la vida del mundo (cfr. Gesù di Nazaret, II, 117s).

Jesús ora para que sus discípulos sean uno. En virtud de esa unidad, recibida y mantenida, la Iglesia puede caminar “en el mundo” sin ser "del mundo" (cf. Jn 17,16) y vivir la misión confiada a ella para que el mundo crea en el Hijo y en el Padre que lo envió. La Iglesia se convierte entonces, en el lugar donde continúa la misión misma de Cristo: llevar al "mundo" fuera de la alienación del hombre de Dios y de sí mismo, fuera del pecado, a fin de que vuelva a ser el mundo de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, hemos tomado algunos elementos de la gran riqueza de la oración sacerdotal de Jesús, que les invito a leer y meditar, para que nos guíe en el diálogo con el Señor y nos enseñe a orar. También nosotros, por ello, en nuestra oración, pidamos a Dios que nos ayude a entrar, más de lleno, en el proyecto que tiene para cada uno de nosotros; pidámosle ser "consagrados" a Él, pertenecerle cada vez más, para poder amar cada vez más a los otros, cercanos y lejanos; pidámosle ser siempre capaces de abrir nuestra oración a la amplitud del mundo, no cerrándola en la petición de ayuda para nuestros problemas, sino recordando delante del Señor a nuestro prójimo, aprendiendo la belleza de interceder por los demás; le pedimos el don de la unidad visible entre todos los creyentes en Cristo --la hemos invocado con fuerza en esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos--, recemos para estar siempre dispuestos a responder a cualquiera que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros (cf. 1 P 3,15). Gracias.

Traducción del italiano por José Antonio Varela

©Librería Editorial Vaticana

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