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Servicio diario - 29 de enero de 2012

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Santa Sede

Jesús traduce el poder en humildad, señaló el papa en el Ángelus

Mundo

Siria: cuatrocientos niños muertos por la violencia

La justicia social pasa a través de la dignidad del trabajo

Editoriales, medios y religión

Donde Dios llora

Uganda: "La Iglesia permanece en su tierra, no escapa"

Foro

Otros jóvenes desde la familia

Documentación

Benedicto XVI: Para Dios, la autoridad significa servicio


Santa Sede


Jesús traduce el poder en humildad, señaló el papa en el Ángelus
Recordó varios eventos de este domingo y la próxima fiesta de la Vida Consagrada
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- A mediodía de este domingo, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

Al Ángelus asistieron jóvenes de Acción Católica de la diócesis de Roma que concluyen la Caravana de la Paz que por estas fechas dedican al tema de la paz. Al final del rezo del Ángelus, dos niños, invitados al apartamento pontificio, pusieron en libertad, desde la ventana, dos palomas, símbolos de paz.

En su palabras de introducción a la oración mariana, el papa comentó el evangelio del domingo que relatala liberación de "un hombre poseído por un espíritu inmundo", que reconoce en Jesús "al santo de Dios", es decir al Mesías.

Benedicto XVI subrayó que Jesús une palabra y acción. Su palabra es eficaz: “La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad propia”. Además, “a la eficacia de la palabra, Jesús unía la de los signos de liberación del mal”, señaló el pontífice.

Afirmando que la autoridad divina en Jesús traduce el poder en humildad, el papa subrayó que, a menudo, “para el hombre la autoridad significa posesión, poder, dominio, éxito. Para Dios, en cambio, la autoridad significa servicio, humildad, amor”.

Se puede leer el discurso completo del papa en: http://www.zenit.org/article-41383?l=spanish.

Al final de sus palabras, Benedicto XVI recordó que el próximo 2 de febrero, “celebraremos la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo y la Jornada Mundial de la Vida Consagrada” e invitó a invocar “con confianza a María Santísima, para que guíe nuestros corazones a alimentarse siempre de la misericordia divina, que libera y sana nuestra humanidad, colmándola de toda gracia y benevolencia con el poder del amor”.

Después del Ángelus, el papa recordó que este domingo, en Viena, “será proclamada beata Hildegard Burjan, laica y madre de familia que vivió entre los siglos XIX y XX y fundó la Sociedad de las Hermanas de la Caritas Socialis”. “¡Alabamos al Señor por este hermoso testimonio del Evangelio!”, dijo.

Así mismo, el santo padre recordó que, este domingo se celebra el Día Mundial de los enfermos de Lepra. Al saludar a la Asociación italiana Amigos de Raoul Follereau, expresó su deseo de “hacer llegar mi aliento a todos los afectados por esta enfermedad, así como a quienes los asisten y, que en muchos aspectos, se han comprometido a erradicar la pobreza y la marginación, verdaderas causas de la persistencia del contagio”.

Hizo alusión también alDía Internacional de intercesión por la paz en Tierra Santa este domingo: “En profunda comunión con el Patriarca Latino de Jerusalén y el Custodio de Tierra Santa, invocamos el don de la paz para esta tierra bendecida por Dios”, dijo.

Finalmente dirigió un saludo cordial “a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los alumnos del Instituto Diego Sánchez, de Talavera la Real, del Colegio San Atón, de Badajoz, así como a los fieles procedentes de Valencia, Cádiz, Ceuta y Jérez”.

Con el salmista, les invito a todos “a escuchar la voz de Dios y a no endurecer el corazón”. Y les exhortó a buscar tiempo “para meditar cuanto el Señor nos propone en la divina Palabra” y responder “a ella con una oración sincera, constante y humilde”.

“De ahí sacaremos fuerzas para afrontar las dificultades de la vida y servir con sencillez a los que nos rodean, sobre todo a quienes pasan por pruebas diversas. Feliz Domingo”, concluyó. 

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Mundo


Siria: cuatrocientos niños muertos por la violencia
Otros tantos están detenidos, denuncia UNICEF
ROMA, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- El diario vaticano se hace eco en la edición de este domingo de la situación de violencia que vive Siria y cómo está golpeando especialmente a los niños. Desde el inicio del conflicto, han muerto 400 niños y otros tantos han sido detenidos.

Son casi cuatrocientos los niños muertos desde el inicio de los desórdenes en Siria diez meses atrás, según información difundida este 28 de enero por UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, del que se hace eco el diario vaticano L'Osservatore Romano.

El informe habla también de otros 380 menores detenidos. Los datos están actualizados al 7 de enero y por lo tanto es incompleto --afirman los expertos internacionales--, teniendo en cuenta que seis niños murieron durante las protestas de ayer.

Desde Ginebra, Rima Salah, vicedirectora ejecutiva de UNICEF, subrayó la obligación de las autoridades de Damasco de proteger a los niños. Sin embargo en Siria la violencia “ha aumentado mucho” desde el martes pasado, sobre todo en Homs y Hama, según lo confirmó el Jefe de la Misión de observadores de la Liga Árabe, el sudanés Mohamed El Dabi. Y el Observatorio sirio de los derechos humanos hizo un balance estimado de 176 muertes en los últimos cuatro días.

Los enfrentamientos llegaron también este sábado a Aleppo, la segunda ciudad de Siria, donde se registraron 44 víctimas. El canal de televisión Al Arabiya, habla de 84 muertes en las últimas venticuatro horas. El gobierno de Damasco atribuye la responsabilidad de la violencia a "grupos armados" no especificados, de matriz terrorista y que se han infiltrado desde el exterior. Fuentes gubernamentales indicaron que este sábado en Homs, doce hombres resultaron muertos por las fuerzas de seguridad, seis por un coche bomba que embistió un puesto de control en Idlib y los demás en otro atentado contra un autobús cerca de Daraa. En la zona hay una gran operación en curso de las fuerzas de seguridad.

Hay tensión incluso en El Cairo, donde ayer cerca de doscientos manifestantes vinculados a la oposición siria irrumpieron en la embajada siria y causaron daños antes de ser repelidos por las fuerzas de seguridad.

Mientras tanto, en el plano diplomático, en el Consejo de Seguridad de la ONU se busca un arreglo para lograr unanimidad en una resolución contra la violencia en Siria, introducida por los países árabes y occidentales. Al final de la reunión de este sábado, los delegados de los países europeos dijeron que seguirán trabajando para conseguir el sí de Moscú. "Esta resolución es una transposición exacta de lo que fue decidido por los ministros de la Liga Árabe", declararon los representantes de Francia, Inglaterra y Alemania.

"Es un documento inaceptable", reiteró el embajador ruso, Vitaly Churkin, subrayando que este texto no se puede considerar una base para el acuerdo. "Nuestro proyecto está todavía en la mesa, se puede negociar, pero hay algunos puntos fijos: no hay sanciones o embargos de armas, o el cambio del actual régimen."

Las negociaciones en la ONU se reanudarán el lunes con una reunión a nivel ministerial de los Quince. El martes por la tarde llegará a la ONU el secretario general de la Liga Árabe, Nabil El Arabi, para informar al Consejo de Seguridad sobre la situación actual en Siria. Nuevas consultas están previstas para el miércoles y sólo después se irá al voto, que se espera para finales de la próxima semana.

Traducido del italiano por José Antonio Varela

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La justicia social pasa a través de la dignidad del trabajo
Publicada una guía de colaboración entre instituciones religiosas y la OIT
ROMA, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- La dignidad del trabajo y de los trabajadores como un valor común de las diferentes tradiciones religiosas. Este es el tema entorno al cual gira el análisis sobre la crisis económica y social que atraviesa a gran parte del mundo, y que aborda la guía titulada “Convergencia: Trabajo digno y justicia social en las tradiciones religiosas”.

El texto de la guía “Convergencia: Trabajo digno y justicia social en las tradiciones religiosas” es el fruto de una colaboración sobre la justicia social que diversas comunidades religiosas están llevando a cabo junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la agencia de la ONU encargada de promover el trabajo digno y productivo en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana de los hombres y mujeres. En particular, la OIT busca garantizar que las normas del trabajo sean respetadas tanto en los principios como en la práctica, informaba el diario vaticano L'Osservatore Romano el 27 de enero.

La guía --que se enriquece con las contribuciones del Pontificio Consejo Justicia y Paz, del Consejo Mundial de Iglesias y de la Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura--, se ha presentado recientemente con ocasión de la difusión del informe anual de la OIT que pone de manifiesto la gravedad de la situación del empleo y el creciente malestar social.

El mundo, destaca el informe, se enfrenta a "un desafío urgente" con respecto a la creación de millones de nuevos empleos productivos para generar un crecimiento sostenible y preservar la cohesión social.

Especialmente los jóvenes --observa--, son los más afectados por el desempleo. En particular, según el informe, se estima que 74,8 millones de personas están desempleadas entre los quince y veinticuatro años de edad, con un incremento de más de cuatro millones desde el 2007.

La guía explora y profundiza en los conceptos de solidaridad y de seguridad ya expresados en la Agenda para un Trabajo Digno (Decent Work Agenda)promovida por la OIT (la Agenda para un Trabajo Digno es el programa creado por representantes de los gobiernos, del mundo del trabajo y de los negocios, para sentar las bases de un marcomás justoy más estable en el desarrollo global), reconociendo la importancia de las contribuciones concretas y de los compromisos de las comunidades cristiana, judía, musulmana y budista en la afirmación de la justicia social, la dignidad en el trabajo y los derechos.

La iniciativa, explicó Juan Somavia, director General de la OIT, representa "una primera etapa en un camino común que dará paso a la aparición de una nueva era de justicia social, basada sobre nuestros valores comunes. La espiritualidad y los valores son esenciales para la búsqueda de una globalización justa".

Por su parte, las comunidades religiosas, como se lee en la introducción del texto, comparten "la preocupación común de los fieles: para ellos, el trabajo está en el centro de toda vida humana". Un trabajo digno, señalan, "realizado en el respeto de la dignidad humana y de la seguridad de los trabajadores, ayuda a garantizar una vida digna para las familias y sus hijos. Y por lo tanto, para el beneficio de todos y de toda la sociedad".

El desarrollo de la guía implicó una serie de reuniones entre líderes religiosos y representantes de la Organización Internacional del Trabajo en varias ciudades, incluyendo Ginebra, sede del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI). La adhesión del CMI es parte de un programa de justicia social anunciado en la IX Asamblea General que se celebró en Brasil en 2009.

En un comunicado de la organización ecuménica, se destaca la fructífera colaboración con la OIT. "Cuando nos reunimos en 2010 con el secretario general del CMI, Olav Fykse Tveit, --dijo Somavia--, ambos consideramosque nuestras organizaciones deben comprometerse en un camino común, basado en la convicción y la conciencia de que la paz, la justicia social y el mundo del trabajo están relacionados entre sí". Como cristianos, añade el secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias, "consideramos que el trabajo se nos ha dado como un modo de desarrollar nuestros talentos y promover el bien común". Hay que destacar que "el trabajo también contribuye a la afirmación de la justicia y de la paz."

Traducido del italiano por José Antonio Varela

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Editoriales, medios y religión
Debate sobre periodismo y editoriales religiosas
ROMA, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- Editoriales, media e religione (Editoriales, medios y religión) es el libro en italiano del director de la Librería Editorial Vaticana, padre Giuseppe Costa, publicado en 2009 y que fue el centro este 27 de enero, en el programa “Los viernes de Propaganda: temas y autores, en la librería internacional Pablo VI” de Roma.

El debate sobre periodismo y editoriales religiosas estuvo a cargo de profesionales del sector: Giovanna Chirri, de la agencia de noticias ANSA, Salvatore Mazza, del diario católico italiano Avvenire; y de Enzo Romero, director del telediario Tg2, moderado por Neria De Giovanni.

Un debate vivaz, con pinceladas como las de Giovanna Cirri che ironizó recordando que en el apuro actual a veces los periodistas ni siquiera leen lo que se “copia y pega”. Afirmó que no se ven ya becarios en las redacciones, y la dificultad que encuentran tantos licenciados que conocen idiomas y tienen másteres, pero que en una redacción no saben qué hacer.

Salvatore Mazza indicó la cantidad enorme de noticias que pasan por la pantalla, talmente tantas que todo el día no bastaría para leer ni siquiera todos los títulos. Y la dificultad de lenguaje, por ejemplo con palabras como “laico” que en la Iglesia tiene un significado y en el lenguajesecularotro.

Enzo Romero por su parte recordó cómo se llegaba a los periódicos, iniciando con trabajo en prácticas y que antes de llegar a la especialización era necesario ser un periodista todoterreno. Luego para entrar en una especialización era necesario enamorarse de la materia, si no la persona se convierte en un tecnócrata.

El autor del libro que motivó el debate, el sacerdote Giovanni Costa indicó a ZENIT que en el libro recogió la experiencia de una vida dedicada al periodismo.

“Desde siempre me ocupé de periodismo religioso –recordó- y he enseñado esta materia en la universidad. Estudié cuando era recién sacerdote, teología pastoral juvenil y como había hecho periodismo como hobby me mandaron a hacer periodismo a la editora LDC, en el boletín salesiano y a la universidad en Estados Unidos y así me quedé en el sector de la información”.

“Un libro que nació –prosiguió el sacerdote – de la conciencia de que existe un problema común a todos los medios, o sea el lenguaje. Quien aborda una información religiosa tiene el deber de conocer el lenguaje y debe adaptarlo al instrumento que usa”.

O sea el lenguaje “es el problema clave para la información religiosa. Tantos equívocos y estereotipos se registran porque no se aferra el lenguaje. Y el lenguaje significa: historia, cultura, filosofía, teología, etc”.

Un problema que no es ajeno al periodista laico o que de un día al otro lo envían a cubrir información religiosa. En estos casos el comunicador “debería documentarse, superar este vacío. Pero en realidad incluso el periodista, un profesional serio, no puede escribir sobre un deporte si no conoce el reglamento. No puede usar el lenguaje del baloncesto para el fútbol o para el balonvolea. Así también para la religión en donde las problemáticas son aún más profundas, particulares y complejas”.

Una formación que un periodista puede construirse. ¿Cómo? “A través de lectura y estudio. Existen lugares bien reputados con información religiosa, sitios institucionales, personas con las cuales profundizar temas religiosos, e incluso universidades pontificias con cursos de especialización para periodistas”.

“Por lo tanto –prosiguió– los medios existen, es necesario poner voluntad. Hay mucha superficialidad, se piensa que se puede dar información religiosa apoyándose en juicios sumarios”.

Y anticipó. “Había preparado un libro sobre los cincuenta años de periodismo religioso en Italia ‘Periodismo religioso, historia, métodos y textos’ (Fronteras de la Comunicación), que será reeditado con la colaboración de dos jóvenes investigadores y lo presentaremos dentro de un mes y medio.

Por H. Sergio Mora

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Donde Dios llora


Uganda: "La Iglesia permanece en su tierra, no escapa"
Entrevista con monseñor Giuseppe Filippi, obispo de Kotido, Uganda
ROMA, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).-Uganda, un país de África central, es el mayor productor de café del mundo. La mitad de la población es católica. La diócesis de monseñor Giuseppe Filippi, Kotido, es una de las más pobres de Uganda debido a la escasez de lluvia. Como no hay suficiente agua para la agricultura, las personas dependen del ganado --vacas, cabras y ovejas--, como un medio de supervivencia. El estilo de vida es trashumante, en perpetua búsqueda de agua y pasto.

Marie Pauline Meyer entrevistó a monseñor Giuseppe Filippi, misionero comboniano, obispo de Kotido en Uganda, para el programa Dios llora en la tierra, producido en cooperación con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.

¿Puede describir cómo es la vida de las personas en su diócesis? ¿Son muy pobres?

--Monseñor Filippi: Sí, son muy, muy pobres. Su única preocupación es la supervivencia para seguir viviendo día a día y la mayoría de las veces tienen hambre. El Programa Mundial de Alimentos les ayuda. Su dieta se compone de leche de las vacas y cabras, así como carne y sangre; beben sangre porque la leche de la vaca no es suficiente para mantenerles.

¿Tiene muchas tribus en su diócesis?

--Monseñor Filippi: Hay dos tribus principales y dos tribus más pequeñas. La mayor es la Jabwor, que ocupa la parte sur de la diócesis. Están en una zona en general mejor, donde hay montañas, y la temporada de lluvias dura más tiempo, por lo que pueden cultivar diferentes cosechas para sobrevivir. Otra tribu importante es la Krimojong dividida en dos grupos, los Jie y los Dodos. Son pastores pero son muy fuertes y poderosos. Por desgracia están armados con pistolas y las usan para robar el ganado de las tribus vecinas. Esto crea tensiones, dificultades entre ellos mismos, pero esta es su forma de vida, y a menos que el gobierno y las instituciones sean capaces de proporcionar una forma alternativa de vida, esto va a continuar.

¿Estas tribus son católicas o cuáles son sus creencias?

--Monseñor Filippi: La mayoría de estas personas creen en las religiones tradicionales. Hay un elemento común en sus religiones, que es la creencia en un Dios, que Dios es el creador y el dador de todo, de lo que es bueno. También creen en muchos espíritus, que tienen el poder de intervenir en sus vidas: el espíritu del río, de la estación seca, de la época de lluvias, y así sucesivamente. Ellos tienen que lidiar con todos estos espíritus para evitar que los problemas vengan sobre ellos. También tienen los espíritus de los antepasados que han de ser obedecidos. Todo esto crea un poco de miedo. Por lo general, estas tribus son más materialistas que cualquier otra tribu de Uganda debido a su fuerza física, el poder y la capacidad que tienen para hacer frente a la vida dura; no practican mucho la religión tradicional, excepto durante una gran necesidad, un gran sufrimiento o ante eventos que son incapaces de afrontar.

¿Cuál es su trabajo?

--Monseñor Filippi: Mi trabajo es la evangelización. En general la gente acoge la enseñanza de la Iglesia a pesar de que son resistentes a la conversión. Ellos perciben nuestra enseñanza como atrayente y muy de acuerdo con sus necesidades. Su resistencia es porque perciben que para ser un cristiano tienen que cambiar sus vidas, lo que significa que deben detener los asaltos al ganado de sus vecinos. Tienen que dejar de matar y esto les resulta una contradicción. Ellos no son capaces de renunciar a su modelo de vida a fin de tener un nuevo patrón de vida, que es menos productivo porque si se vive en paz surge la pregunta, ¿cómo podremos sobrevivir?

¿La paz significa la pobreza?

--Monseñor Filippi: Sí, así es, por esta razón la Iglesia Católica y las otras iglesias tratan de proveer a la población Karimojong, formas de vida alternativas, como la agricultura y el desarrollo de otros recursos tales como la goma arábiga, pero no es fácil. Los hombres son particularmente resistentes a la conversión. No desprecian la religión. Ellos escuchan. Quieren saber sobre ella, pero dejan la conversión hasta el final de sus vidas cuando ya son de edad avanzada y ya dejan de ser guerreros; cuando pueden vivir en paz y necesitan paz.

¿La confesión católica es la mayor comunidad en su diócesis?

--Monseñor Filippi: Sí, es la más grande porque la presencia de la misión católica es muy fuerte, fuerte en varios sentidos, y en número. Podemos atribuir esto casi por completo a las escuelas católicas. La gente tiene una gran confianza en la Iglesia Católica, que en la práctica no se puede decir lo mismo de otras instituciones como el gobierno o las ONGs.

¿Cuáles son las prioridades en su diócesis?

--Monseñor Filippi: Tengo tres dificultades básicas. La primera es la evangelización. Tenemos que encontrar una forma normalde evangelizar a la gente, sin hacer proselitismo para la gente sea parte de nuestra diócesis, sino ayudándoles a encontrar su identidad. Por eso es que estamos trabajando duro para crear un centro de formación con el fin de formar a todo tipo de líderes, especialmente orientados a conducir a la comunidad cristiana a una vida mejor. La segunda prioridad es la educación. La educación es un desafío.

¿Por qué?

--Monseñor Filippi: No es cuestión de tener algunas escuelas. Tenemos bastantes escuelas. Es que el nivel de las escuelas es muy bajo. Estamos marginados porque estamos en la periferia del país y la mayoría de los maestros asignados a nuestras escuelas son aquellos rechazados. El gobierno nombra a los maestros y a menudo ellos se meten en negocioso no están empeñados en su trabajo. Mi propósito no es descartarlos o rechazarlos, sino tratar de ayudarlos a estar más motivados para realizar su trabajo. No tengo otra opción.

¿Y la tercera prioridad?

--Monseñor Filippi: La tercera es el desarrollo humano. Tenemos que ser realistas. El hambreha sido un modo normal de vida durante años. Muchas ONG tienen buena voluntad y el deseo de ayudar a estas personas para mejorar el nivel de su vida. Y varias ONG vienen y piensan que pueden resolver los problemas en dos o tres años, pero en Karimojo esto requiere veinte años. Me gustaría revisar el viejo sistema de ayuda a nuestro pueblopara encontrar formas más adaptadas allugar y que se tome en consideración la naturaleza de las personas: sus propios recursos y sus propias capacidades, aunque eso signifique que tengamos que trabajar veinte años antes de obtener resultados.

Usted es misionero italiano. ¿Cómo lo ha aceptado la gente?

--Monseñor Filippi: Hay algunas personas que no están contentas y eso es comprensible, sin embargo, veo que la mayoría de la gente está contenta. Yo, por supuesto, he estado allí desde hace mucho tiempo. Fui en 1978 y aprendí el idioma y creo que entiendo la cultura bastante bien. Así que me siento como en casa. Esta comprensión de la cultura me ayuda a tener confianza en ellos, y esto es recíproco.

¿Puede dar ejemplos específicos de los objetivos que se ha marcado para ellos?

--Monseñor Filippi: Por ejemplo escuelas, formas alternativas de sobrevivir, la búsqueda de una forma de elaborar la goma arábiga extraída de las acacias, la forma de vida, la educación de adultos. Prometimos algo modesto y lo hicimos. Recientemente, hemos padecido el cólera y se ayudó a quienes estaban enfermos y se les habló de cómo prevenir el cólera y en cuanto a las enfermeras que abandonaron su puesto, pagué a las que volvieron. Hice esto y ellos vieron que estoy preocupado por ellos, no yo, sino la Iglesia. La Iglesia está en su tierra, no huye, no escapa ante las dificultades y está dispuesta a ayudar. Esa es una manera de crear confianza.

Parece que usted hubiera sido obispo durante mucho tiempo.

--Monseñor Filippi: No, me convertí en obispo sólo el 19 de diciembre de 2009, por lo tanto soy un novato. Todavía estoy aprendiendo, pero el trabajo te obliga a hacer algo, a actuar y a moverte e involucrar a la gente, a escuchar, a ver lo que es posible.

¿Le gusta ser obispo?

--Monseñor Filippi: No. Soy misionero y mi formación previa fue estudiar ingeniería y trabajar como ingeniero durante varios años en una gran fábrica en Italia. Después seguí mi espíritu misionero que me fue dado por mi madre, porque cuando yo era todavía un niño, mi madre solía hablar con nosotros sobre la misión. Además, cuando nos quejábamos porque éramos bastante pobres --fue justo después de la Segunda Guerra Mundial--, mi madre solía decir que uno no podía quejarse porque las personas en África estaban sufriendo más que tú, así es que no tenías derecho a quejarte. Esto se convirtió en parte de mi formación y con estos antecedentes me siento equipado y preparado para trabajar con la gente, en lugar de en una silla o en un rol donde hay honor y gloria. Este tipo de cosas no son para mí. En cierto modo me siento feliz de ser obispo de Kotido, porque es la diócesis más pobrede Uganda. Así que es la diócesis justa para mí, pero no me gusta mucho ser obispo. La gente sigue llamándome padre.

¿Se siente cómodo en Uganda?

--Monseñor Filippi: Como misionero, trabajando en diferentes lugares, en diferentes situaciones, y en diferentes responsabilidades, he desarrollado una actitud de estar presente donde estoy. Cuando estaba en Zambia, dejé a un lado a Uganda; cuando regresé a Uganda en 2005 dejé de lado a Zambia. Como misionero he aprendido a involucrarme con la gente de donde soy enviado. Y si estoy allí, es como si nunca hubiera estado antes en otro lugar.

Su diócesis se encuentra en el norte de Uganda. ¿Cuál es su experiencia con el Ejército de Resistencia del Señor?

--Monseñor Filippi: Los rebeldes atacaron mi misión. En 1998, 300 rebeldes saquearon la misión completamente, destruyeron el dispensario, saquearon la leprosería, se llevarona 50 personas y mataron a cinco o seis. He experimentado personalmente la crueldad de esta gente. En 2007, el Ejército de Resistencia del Señor se trasladó al Congo. La razón de esta salida se debió al tratado de paz en Sudán, y esto costó a Joseph Kony, el líder rebelde que estaba refugiado en Sudán, la pérdida de apoyo del gobierno en el norte de Sudán. Los campamentos rebeldes en Uganda se están desmantelando poco a poco y podemos decir que Uganda está gozando de paz.

¿Cuál es su lema episcopal?

--Monseñor Filippi: Mi lema es "Tu Palabra es la paz", porque no hay paz permanente entre los diversos grupos. Existen constantes escaramuzas entre ellos. Y las reuniones de paz no llegan a acuerdos de paz a largo plazo. La verdadera paz no será un resultado de estas reuniones, sino que se producirá solo cuando las personas consideren un cambio de corazón, que se asemeje al Corazón de Cristo. Por esta razón, he puesto en mi escudo episcopal la Biblia con dos gotas de sangre y agua en memoria de Cristo en la cruz, que es traspasado por la lanza y salió sangre y agua. Es la vida en el espíritu y la vida humana unidas. Le hablo a la gente de esta manera: a menos que no tengamos vida espiritual a través de nuestra vida humana, la paz nunca llegará.

¿Qué puede hacer la Iglesia Universal?

--Monseñor Filippi: Mi diócesis es pobre y la Iglesia universal me ha enviado ayuda. Siento que la Iglesia me apoya. Puedo continuar con los pocos recursos, pero lo que realmente necesitamos es gente porque la gente es el recurso principal. Si no tienes gente, entonces el dinero no sirve para nada. No necesito mucho dinero porque no tengo suficiente gente para trabajar, es como construir una catedral en el desierto, que no funciona sin gente que la sostenga. Necesitamos gente comprometida a servir, liderar, y trabajar con ellos con confianza y esperando en Dios.

Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para "Dios llora en la Tierra", un programa semanal de televisión y radio producido por Catholic Radio and Television Network y fundación internacional de caridad católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Traducción del inglés por José Antonio Varela

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Foro


Otros jóvenes desde la familia
Cómo educar en la justicia y la paz
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- En este artículo, nuestro habitual colaborador del espacio “Foro”, el obispo de San Cristóbal de las Casas, México, Felipe Arizmendi Esquivel, comenta el mensaje para para la Jornada Mundial de la Paz, centrándose en los “otros jóvenes”, atrapados por situaciones de riesgo social, y cómo educar en la justicia y la paz desde la familia, la escuela y otras instancias.

*****

+ Felipe Arizmendi Esquivel

HECHOS

Muchos jóvenes atrapados por las drogas, el alcohol y el negocio millonario del narcotráfico, provienen de familias desintegradas. Varios malvivientes, secuestradores y violadores, no han vivido un hogar gratificante, sino que han padecido violencia intrafamiliar, irresponsabilidad o agresión de un padre acomplejado. Adolescentes y jóvenes que se suicidan, o que lo intentan, no encuentran entre los suyos un ambiente que les inspire confianza y seguridad, sino sólo reproches, incomprensiones y amenazas. Quienes de noche y a escondidas se dedican a grafitear paredes y edificios, expresan de esa forma no sólo su inconformidad con la sociedad, sino también su soledad existencial, su frustración ante la vida; dibujar simbolismos en casas ajenas, les da valor y les hace sentir importantes. Los que integran pandillas violentas, construyen otro tipo de familia con quienes sufren las mismas carencias; sólo así se acompañan, se defienden, se dan cariño, se consuelan mutuamente, se sienten fuertes, grandes y poderosos; sólo así sobreviven. Es una señal clara de que no han gozado de amor, serenidad, paz y armonía en su hogar. ¡Cuántas carencias afectivas han padecido! Gritan su sed de amor.

CRITERIOS

El papa Benedicto XVI, en su mensaje de este año para la Jornada Mundial de la Paz, nos hace reflexionar sobre la necesidad de educar a los jóvenes, para que sean constructores de justicia y de paz, desde la familia:“¿Cuáles son los lugares donde madura una verdadera educación en la paz y en la justicia? Ante todo la familia, puesto que los padres son los primeros educadores. La familia es la célula originaria de la sociedad. En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia es donde se aprende la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otro. Ella es la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz.

Vivimos en un mundo en el que la familia, y también la misma vida, se ven constantemente amenazadas y, a veces, destrozadas. Unas condiciones de trabajo a menudo poco conciliables con las responsabilidades familiares, la preocupación por el futuro, los ritmos de vida frenéticos, la emigración en busca de un sustento adecuado, cuando no de la simple supervivencia, acaban por hacer difícil la posibilidad de asegurar a los hijos uno de los bienes más preciosos: la presencia de los padres; una presencia que les permita cada vez más compartir el camino con ellos, para poder transmitirles esa experiencia y cúmulo de certezas que se adquieren con los años, y que sólo se pueden comunicar pasando juntos el tiempo. Deseo decir a los padres que no se desanimen. Que exhorten con el ejemplo de su vida a los hijos a que pongan la esperanza ante todo en Dios, el único del que mana justicia y paz auténtica”.

PROPUESTAS

Padres de familia: Es de primera importancia salir a buscar el pan de cada día; pero es más importante organizarse para estar juntos, platicar, compartir experiencias, descansar, ver la tele, salir a dar la vuelta, leer y comentar algo, ir en familia a Misa, hacer una oración al tomar los alimentos y en otras ocasiones. Hay que facilitar espacios en casa para que las amistades de sus hijos lleguen a estudiar y a divertirse juntos, cerca de ustedes, y no tengan que refugiarse en lugares indebidos.

Maestros, educadores, agentes de pastoral: Démonos tiempo para escuchar a los adolescentes y jóvenes, no sólo regañarles y exigirles. Como muchos no tienen en su familia quien les preste atención, abramos el corazón a sus inquietudes, dudas y dolores. Analicemos sus propuestas y peticiones. Acerquémosles a Jesucristo, el Amigo que no falla.

Legisladores y comunicadores: En vez de desprestigiar y destruir la familia tradicional, permanente y fiel entre un hombre y una mujer, alienten su estabilidad. No presenten el adulterio como normal. Si abogan por un pretendido derecho a matar en el seno materno, son también responsables del desprecio a la vida en cualquiera de sus etapas.

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Documentación


Benedicto XVI: Para Dios, la autoridad significa servicio
Palabras del papa en la introducción del Ángelus
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 29 enero 2012 (ZENIT.org).- A mediodía de este domingo, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Ángelus con los fieles y los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro. Ofrecemos las palabras del papa al introducir la oración mariana.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

El Evangelio de este domingo (Mc 1,21-28) nos presenta a Jesús que, en el sábado, predica en la sinagoga de Cafarnaún, la pequeña ciudad sobre el lago de Galilea donde habitaban Pedro y su hermano Andrés. A su enseñanza, que despierta la admiración de la gente, sigue la liberación de "un hombre poseído por un espíritu inmundo" (v. 23), que reconoce en Jesús "al santo de Dios", es decir al Mesías. En poco tiempo, su fama se extendió por toda la región, que Él recorre anunciando el Reino de Dios y curando a los enfermos de todo tipo: palabra y acción. San Juan Crisóstomo nos hace ver cómo el Señor "alterna el discurso en beneficio de los oyentes, en un proceso que va de los prodigios a las palabras y pasando de nuevo de la enseñanza de su doctrina a los milagros" (Hom. in Matthæum 25, 1: PG 57, 328).

La palabra que Jesús dirige a los hombres abre inmediatamente el acceso a la voluntad del Padre y a la verdad propia. No les sucedía así, sin embargo, a los escribas, que debían esforzarse en interpretar las Sagradas Escrituras con innumerables reflexiones. Además, a la eficacia de la palabra, Jesús unía la de los signos de liberación del mal. San Atanasio observa que "mandar sobre los demonios y expulsarlos no es obra humana sino divina"; de hecho, el Señor “alejaba de los hombres todos los males y las enfermedades. ¿Quién, viendo su poder... hubiera podido aún dudar que Él fuese el Hijo, la sabiduría y la potencia de Dios?” (Oratio de Incarnatione Verbi 18.19: PG 25, 128 BC.129 B). La autoridad divina no es una fuerza de la naturaleza. Es el poder del amor de Dios que crea el universo y, encarnándose en el Hijo unigénito, abajándose a nuestra humanidad, sana al mundo corrompido por el pecado. Romano Guardini escribe: "Toda la vida de Jesús es una traducción del poder en la humildad ... es la soberanía que se abaja a la forma de siervo" (Il Potere, Brescia 1999, 141.142).

A menudo, para el hombre la autoridad significa posesión, poder, dominio, éxito. Para Dios, en cambio, la autoridad significa servicio, humildad, amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina para lavar los pies de los discípulos (cf. Jn. 13,5), que busca el verdadero bien del hombre, que cura las heridas, que es capaz de un amor tan grande como para dar la vida, porque es Amor. En una de sus Cartas, Santa Catalina de Siena dice: "Es necesario que veamos y conozcamos, en realidad, con la luz de la fe, que Dios es el amor supremo y eterno, y no se puede desear otra cosa que no sea nuestro bien" (Ep. 13 en: Le Lettere, vol. 3, Bologna 1999, 206.).

Queridos amigos, el próximo 2 de febrero, celebraremos la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo y la Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Invoquemos con confianza a María Santísima, para que guíe nuestros corazones a alimentarse siempre de la misericordia divina, que libera y sana nuestra humanidad, colmándola de toda gracia y benevolencia con el poder del amor.

Traducción del original italiano por José Antonio Varela

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