El Papa habla de la falta de salud

«Las enfermedades son un signo de la acción del Mal en el mundo»

 

El Papa Benedicto XVI señaló en el rezo del ángelus que «los cuatro Evangelistas están de acuerdo en testimoniar que la liberación de dolencias y enfermedades de todo género constituyó, junto con la predicación, la principal actividad de Jesús en su vida pública». Los evangelios, añadió, señalan que «las enfermedades son un signo de la acción del Mal en el mundo y en el hombre, mientras que las curaciones demuestran que el Reino de Dios está cerca». El Papa recordó que «la enfermedad puede ser un momento saludable en el cual se puede experimentar la atención de los demás y brindar atención a los demás».

05/02/12 10:35 PM


 

(RV/InfoCatólica) Aun así, el Santo Padre reconoció que la falta de salud “es siempre una prueba que puede hacerse larga y difícil. Cuando la curación no llega y los sufrimientos se prolongan, podemos permanecer como aplastados, aislados, y entonces nuestra existencia se deprime y se deshumaniza”.

Benedicto XVI señaló que la enfermedad debe combatirse “ciertamente con los cuidados apropiados –la medicina en estas décadas ha cumplido pasos de gigante– pero la Palabra de Dios nos enseña que existe una actitud decisiva y de fondo con la cual afrontar la enfermedad y es la de la Fe. Jesús lo repite siempre a las personas a las que sana: Tu fe te ha salvado”.

“Incluso frente a la muerte, la fe puede hacer posible aquello que humanamente es imposible. ¿Pero la fe en qué cosa? En el amor de Dios. Esta es la verdadera respuesta, que derrota radicalmente el Mal. Así como Jesús ha hecho frente al Maligno con la fuerza del amor que le venía del Padre, también nosotros podemos afrontar y vencer la prueba de la enfermedad teniendo el corazón sumergido en el amor de Dios”, recordó el Santo Padre.

El Papa afirmó que “todos conocemos personas que han soportado sufrimientos terribles porque Dios les daba una serenidad profunda” y ofreció el ejemplo “de la beata Chiara Badano, truncada en la flor de su juventud por un mal sin tregua: ¡cuantos iban a visitarla recibían de ella luz y confianza!”

“Sin embargo”, advirtió el Obispo de Roma, “en la enfermedad, todos tenemos necesidad de calor humano: para confortar a una persona enferma, más que las palabras, cuenta la cercanía sincera”.