Sin embargo, se recauda menos por la crisis

Aumenta un punto el porcentaje de españoles que asignan parte de sus impuestos a favor de la Iglesia

 

En la última declaración de la Renta, de 2011, correspondiente al IRPF de 2010, el número de declaraciones con asignación a favor de la Iglesia Católica se ha incrementado en 194.685. El número total de declaraciones a favor de la Iglesia se ha elevado a 7.454.823 millones. En los últimos cinco años, se ha producido un aumento de casi un millón de declaraciones (exactamente 971.643). Si se tiene en cuenta que el 23,8% de las declaraciones que se presentaron fueron conjuntas, se puede estimar que en la pasada primavera más de 9,2 millones de contribuyentes asignaron a favor de la Iglesia Católica.

15/02/12 9:18 AM


 

(CEE) El porcentaje total sube en casi 1 punto (0,96%) y se sitúa en el 35,71%.

Más declaraciones, menos dinero

Como ya sucedió el año pasado, el impacto de la crisis se ha notado, a nivel general, no sólo en la disminución del número total de declaraciones presentadas, sino también en el monto global de la cuota íntegra, que ha experimentado un descenso muy significativo. También la cantidad global correspondiente a la Iglesia ha sido menor que el año anterior: 248,3 millones de euros, en lugar de los 249,4 del pasado ejercicio (es decir 1.162.820 euros menos). Si la disminución no ha sido aún mayor es gracias al incremento del número de declaraciones, que ha compensado algo el descenso general de las magnitudes mencionadas.

Elementos para la interpretación

Para una correcta interpretación del significado de estos datos es necesario recordar que, desde el 1º de enero de 2007, el incremento del coeficiente al 0,7% fue acompañado de la eliminación de la exención del IVA, lo que significaba hasta esa fecha para las instituciones de la Iglesia un ahorro aproximado de 30 millones de euros. Por otro lado, hay que valorar también el hecho de que, con el nuevo sistema, el Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia. Ha dejado de existir el llamado “complemento presupuestario”, de modo que la Iglesia, para su sostenimiento, sólo recibe lo que resulta de la asignación voluntaria de los contribuyentes y nada de los Presupuestos Generales del Estado.

Valoración de los datos

La Conferencia Episcopal Española (CEE) considera que, a pesar del contexto general de crisis económica, los resultados de este ejercicio son positivos y permitirán mantener el sostenimiento de las actividades básicas de la Iglesia en niveles de eficacia y austeridad semejantes a los que han venido siendo habituales hasta ahora. La decisión personal de los contribuyentes a la hora de marcar la casilla seguirá siendo fundamental. Pueden hacerlo o bien sólo para la Iglesia Católica, o bien conjuntamente para la Iglesia Católica y para los llamados “Otros fines sociales”. Ninguna de las dos opciones significa que el contribuyente vaya a tener que pagar más ni que le vayan a devolver menos.

El importante aumento en el número de personas que año tras año deciden asignar a favor de la Iglesia muestra que la percepción real que la sociedad tiene de la Iglesia es positiva. La CEE agradece su colaboración a todos los contribuyentes que han marcado la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración de la Renta, en especial a los muchos que lo han hecho por primera vez este año, y recuerda que las otras formas de colaboración al sostenimiento de la Iglesia, como son por ejemplo las colectas o las suscripciones, continúan siendo absolutamente indispensables.

La CEE tiene la intención de seguir trabajando para informar acerca de la labor de la Iglesia y para animar a que, como está sucediendo, sigan siendo cada vez más quienes marquen la X en su Declaración a favor de la Iglesia. Marcar la casilla no cuesta nada y, sin embargo, rinde mucho.

La labor religiosa y espiritual de la Iglesia, ya de por sí de gran significado social, lleva además consigo otras funciones sociales: la enseñanza; la atención integral a los niños, los ancianos, los discapacitados; la acogida de los inmigrantes; la ayuda personal e inmediata a quienes la crisis económica está pone en dificultades; los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Todo ello surge de las vidas entregadas y de la generosidad suscitada en quienes han encontrado su esperanza en la misión de la Iglesia. Con poco dinero, y gracias a la generosidad de millones de personas en todo el mundo, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto.