21.02.12

Saca el güiski Cheli para el personal

A las 11:45 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Secularización interna de la Iglesia
 

Allá por los años 70 del siglo pasado, en la previa de la que luego se conoció como la movida madrileña, se hizo bastante famosa una canción cuya letra empezaba así:

Bajando mismamente por la calle mayor
Dejando al personal con un pasmo
Iban aqui los amiguetes y yo
Jalando con la moto a to trapo

La gente mayormente se quedaba alela
Porque ibamos pisando en los charcos
Saltando los semáforos detras de las Jas
Y echando a voces este cantar

Saca el güisqui cheli para el personal
Que vamos a un guateque
Llevate el cassette pa poder bailar
Como en una discoteque

Pueden ustedes oírla entera acá.

El tema del grupo “Desmadre 75″ reflejaba un poco el ambientillo entre el sector marchoso de la “juventú” de la época. Es decir, eso del botellón no es un invento moderno, aunque ahora quizás se lleven las cosas más lejos que hace 40 años.

Lo que entonces no cabía a nadie en la cabeza es que se usara un templo católico para montar un guateque. Hoy, a lo que se ve, sí. Y así nos enteramos de que los saraos carnavaleros tienen lugar en el centro pastoral, antiguamente parroquia, de San Carlos Borromeo en el barrio madrileño-vallekano de Entrevías.

Se podría pensar que el pastor de la archidiócesis donde ocurren esas cosas no sabía con antelación que uno de sus templos se iba a convertir en una “discoteque” para tomar “güiski” y para que los “chorbos” se emparejen con sus “gachises", pero resulta que el año pasado ya se celebró el mismo fiestorro, lo cual hace que sea difícil de creer que exista una ignorancia invencible que libre de responsabilidad eclesial a quien consiente estas cosas.

No sabemos si en el 2011 disfrazaron al Cristo del templo. Este año sí le tocó. Ver una imagen de Cristo con un pañuelo en el que pone “+karnaval -recortes” es algo digno de ocupar un lugar importante en los anales de la religiosidad popular.

Lo de Entrevías es un escándalo constante que pudo erradicarse hace años. Pero quien pudo erradicarlo, se echó para atrás en el último momento. La presión mediática izquierdosa pudo más que el deseo de poner fin a un sinsentido eclesial. Y ahora se vuelve a demostrar que la caridad mal entendida sólo sirve para empeorar las cosas. Mirar para otro lado ante la profanación de un lugar de culto habla muy mal de quien tiene la máxima responsabilidad para impedir tal cosa.

Cristo no tuvo el menor problema en pasárselo bien con la gente en una boda. La Iglesia no está en contra del ocio y de las fiestas. Pero es de sentido común que cada cosa se haga en el lugar apropiado. Un templo no está para carnavales. Y si los responsables del templo lo ceden para ello, lo mejor que se puede hacer es desacralizarlo y evitar su profanación. No hace falta ser ni cardenal ni arzobispo para entender esto. Basta con tener un poco de sentido común.


Luis Fernando Pérez Bustamante