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ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 22 de febrero de 2012

Santa Sede

La transparencia, parte del quehacer informativo del Vaticano
Declaraciones del presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones

Cuaresma, camino de fe y de conversión
Audiencia General del papa en el Miércoles de Ceniza

Garantizar a más personas el derecho a los medios para una vida saludable
Mensaje del papa para la Campaña de Fraternidad 2012 de la Iglesia en Brasil

Mundo

Clausura del proceso diocesano de la causa de canonización de Jérôme Lejeune
En la catedral de Notre-Dame de París

Brasil: Fraternidad y salud pública
Apertura de la Campaña de Fraternidad 2012

Prófugos en Mali, situación de emergencia
Por el conflicto entre el gobierno y rebeldes tuareg

Perú: La Universidad Católica informa de la reunión del rector con el cardenal Bertone
En una nota, sigue defendiendo su autonomía

El espíritu de la liturgia

La liturgia, obra de la Trinidad/2: el Hijo de Dios (CEC 1084-1090)
Columna de teología litúrgica por el padre Mauro Gagliardi

Foro

España: Objeciones de conciencia
Conclusiones del III Simposio Nacional de ANDOC

Flash

El voluntariado no es un concepto, son personas dispuestas a ayudar
XI Jornadas Internacionales de Caridad y Voluntariado

Documentación

El tiempo de desierto puede transformarse en un tiempo de gracia
Audiencia General del papa en el Miércoles de Ceniza


Santa Sede


La transparencia, parte del quehacer informativo del Vaticano
Declaraciones del presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones
ROMA, miércoles 11 febrero 2012 (ZENIT.org).- Se sabe que al arzobispo Claudio María Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales le gusta hablar en español, ya que le guarda un afecto especial a América Latina, donde trabajó por mucho años. Pero hablar con él es compartir también el punto de vista de quien acompaña al papa en su reflexión sobre los nuevos espacios mediáticos, lo que incluye modelar una nueva relación con la opinión pública.

ZENIT pudo conversar con él en el marco de una mesa redonda a la que asistió, organizada este martes por la Embajada de España ante la Santa Sede, para analizar los resultados y la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid.

Sobre los últimos acontecimientos, parece que hay un cambio de actitud en las respuestas informativas del Vaticano, ¿no?

--Mons. Celli: Creo que los últimos acontecimientos nos han puesto a los de la Santa Sede en la obligación de reflexionar sobre lo que significa hoy en día comunicar. Si se ve todo el tema angustioso y doloroso de la pedofilia, la Santa Sede ha tomado una postura de transparencia porque consideramos que no se resuelven los problemas escondiéndolos. La Santa Sede, frente a estos acontecimientos, quiere mostrar su deseo de dialogar correctamente con los periodistas, la prensa y la opinión pública.

El papa está muy atento a esto. Cuando se creó el canal de Youtube del Vaticano, él dijo que quería estar donde los hombres de hoy están... Y muy pronto abriremos un canal de Twitter porque el papa quiere que ciertos mensajes y valores que son típicos de la Iglesia puedan resonar en el contexto que hoy es típico en el campo mediático. Hay un deseo de estar, dialogar, de abrirse en una comunicación franca, honrada y serena con el mundo de hoy.
 

Un tema reciente fue el de las finanzas. ¿También hay presión por la transparencia?
--Mons. Celli: Me parece que el camino que la Santa Sede ha abierto es de gran respeto y apertura. Los periodistas y la opinión pública nos ayudan porque cuando se establece un diálogo entre las partes que viven en este mundo, nos ayudamos recíprocamente. También tenemos que caminar en este sentido y progresar.
 

Usted ha dicho que no entiende cómo los periodistas creyentes hablan mal de la Iglesia sin llorar...

--Mons. Celli: Cuando hablo mal de mi madre, no lo hago sonriendo, sino llorando. No significa que no deba decir ciertas cosas, hay una corresponsabilidad. Un periodista profundo y agudo ayuda a la Iglesia, nos ayuda a nosotros --hombres de Iglesia--, a cambiar, a reflexionar, a ver qué podemos hacer para que esta realidad eclesial sea más comunitaria, de más comunión, más profunda para el Señor y para los hombres de hoy.
 

Esto tiene relación con el tema de la Jornada mundial de las comunicaciones de este año...

--Mons. Celli: Como ha visto, el papa ha puesto el tema del silencio como parte integrante de la comunicación, pero no como algo negativo. Debemos profundizar en esto porque en una relación entre hombres, debo callarme para escuchar al otro, para que el otro, con lo que me dice, resuene en mi corazón. No es solamente un monólogo, es un diálogo y este exige que se alterne silencio y palabra, palabra y silencio.
 

Por José Antonio Varela Vidal

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Cuaresma, camino de fe y de conversión
Audiencia General del papa en el Miércoles de Ceniza
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- La Audiencia General de este miércoles tuvo lugar a las 10, 30 de la mañana, en el Aula Pablo VI, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de fieles y peregrinos provenientes de Italia y otros países. En su discurso, el papa hizo una meditación sobre el significado del tiempo cuaresmal, que empieza hoy, Miércoles de Ceniza. Ofrecemos el texto del discurso del papa.

Benedicto XVI, en la catequesis de hoy se ha detenido en reflexionar sobre el tiempo de Cuaresma, que comienza hoy con la liturgia del Miércoles de Ceniza.

“Es un viaje de cuarenta días que nos llevará al Triduo Pascual, memoria de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón del misterio de nuestra salvación”, afirmó.

Recordó que “en los primeros siglos de vida de la Iglesia, este era el momento en que los que habían oído y aceptado el mensaje de Cristo empezaban, paso a paso, su camino de fe y de conversión para llegar a recibir el sacramento del bautismo. Se trataba de un acercamiento al Dios vivo y de una iniciación a la fe que se realizaba gradualmente, mediante un cambio interior de parte de los catecúmenos, es decir, de aquellos que querían ser cristianos y ser incorporados a Cristo en la Iglesia”.
 

El papa se detuvo en explicar el significado simbólico de la cifra cuarenta, días que dura la Cuaresma, a los largo de la sagrada escritura.
 

La Cuaresma recuerda la peregrinación de Israel en el desierto, “tiempo de las tentaciones y de los mayores peligros, cuando Israel murmura contra su Dios y quisiera regresar al paganismo y se construye sus propios ídolos, porque ve la necesidad de adorar a un Dios más cercano y tangible. Es también el tiempo de la rebelión contra el Dios grande e invisible”.
 

Esta ambivalencia, tiempo de la especial cercanía de Dios –tiempo del primer amor--, y tiempo de la tentación --la tentación de volver al paganismo--, la reencontramos en modo sorprendente en el camino terrenal de Jesús, por supuesto que sin ningún tipo de compromiso con el pecado”, dijo. Explicó que “en este tiempo de 'desierto' y de encuentro especial con el Padre, Jesús está expuesto al peligro y se ve asaltado por la tentación y la seducción del Maligno, que le ofrece otro camino mesiánico, lejos del plan de Dios, por que pasa a través del poder, el éxito, el dominio y no a través de la entrega total en la Cruz. Esta es la disyuntiva: un poder mesiánico, de éxito, o un mesianismo de amor, de don de sí”.
 

Esta ambivalencia –añadió- describe también la condición de la Iglesia peregrina en el 'desierto' del mundo y de la historia”.

El papa aseguró que “incluso para la Iglesia de hoy, el tiempo del desierto puede transformarse en un tiempo de gracia, porque tenemos la certeza de que incluso de la roca más dura, Dios puede hacer brotar el agua viva que refresca y restaura”.

Y exhortó a ser fieles a Jesús porque siguiéndolo por el camino de la cruz, el mundo luminoso de Dios, el mundo de la luz, de la verdad y de la alegría se nos devolverá: será el nuevo amanecer creado por Dios mismo”.

Se puede leer el texto completo del discurso del papa en:  http://www.zenit.org/article-41552?l=spanish.

Después de sus palabras en italiano, Benedicto XVI saludó a los diversos grupos lingüísticos con un breve resumen de lo dicho en su propia lengua.

A los peregrinos de habla hispana les dijo: “La catequesis de hoy está dedicada a la Cuaresma, un itinerario de renovación espiritual marcado por el significado simbólico que la Escritura da al número cuarenta, a saber: una paciente perseverancia, una larga prueba, un tiempo suficiente para ver la obra de Dios, un tiempo también para asumir nuestra propia responsabilidad. Toda la Escritura está llena de testimonios de este uso. Entre ellos, destaca el del pueblo de Israel, que camina por el desierto durante cuarenta años. Durante ese tiempo, percibe la amorosa presencia de Dios que lo guía, pero vive, a la vez, una experiencia de pecado que le lleva a construir ídolos, murmurar contra Dios y añorar la esclavitud pagana. Jesús revive esta experiencia sufriendo también en el desierto la insidia del demonio que le quiere desviar de su misión. Pero, al contrario del pueblo, Él lo vence con la fuerza de la Palabra de Dios que lo nutre, enseñándonos así a afrontar las dificultades con valentía y paciencia, y a poner en Él nuestra confianza, siguiéndolo en el camino de la Cruz que lleva a la luz y alegría verdadera”.

Y concluyó saludando “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Puerto Rico y otros países latinoamericanos. Invito a todos a que durante la Cuaresma, a imitación del Señor, sintamos cómo Dios fortalece nuestro espíritu y nos da la victoria, pese a las zozobras de la vida presente”.


 

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Garantizar a más personas el derecho a los medios para una vida saludable
Mensaje del papa para la Campaña de Fraternidad 2012 de la Iglesia en Brasil
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha enviado al cardenal Raymundo Damasceno Assis, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB) y arzobispo de Aparecida, un mensaje con motivo de la Campaña cuaresmal de Fraternidad promovida por la Iglesia brasileña, este años sobre el tema “Fraternidad y sanidad pública”.

En su mensaje, el papa afirma:

“De buen grado me asocio a la Conferencia Episcopal de Brasil que lanza una nueva Campaña de Fraternidad, con el lema “que la salud se difunda sobre la tierra” (cf.Eclo 38,8), con el objetivo de suscitar, a partir de una reflexión sobre la realidad de la salud en Brasil, un mayor espíritu fraterno y comunitario en la atención de los enfermos y llevar a la sociedad a garantizar a más personas el derecho de tener acceso a los medios necesarios para una vida saludable.

Para los cristianos, de modo particular, el lema bíblico es un recuerdo de que la salud va mucho más allá de un simple bienestar corporal. En el episodio de la curación de un paralítico (cf. Mt9, 2-8), Jesús, antes de hacer que volviera a andar, le perdona los pecados, enseñando que la curación perfecta es el perdón de los pecados, y la salud por excelencia es la del alma, pues “¿de que le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?” (Mt 16,26). En efecto, las palabras salud y salvación tienen origen en el mismo término latino salus y no por otra razón, en los Evangelios, vemos la acción del Salvador de la humanidad asociada a diversas curaciones: “Jesús andaba por toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando todo tipo de dolencia y enfermedades del pueblo” (Mt 4,23).

Con su ejemplo ante los ojos, según el verdadero espíritu cuaresmal, pueda esta Campaña inspirar en el corazón de los fieles y de las personas de buena voluntad una solidaridad cada vez más profunda para con los enfermos, tantas veces sufriendo más por la soledad y abandono que por la dolencia, recordando que el propio Jesús quiso identificarse con ellos: “pues Yo estaba enfermo y cuidaste de Mí” (Mt 25,36). Ayudándoles al mismo tiempo a descubrir que si, por un lado, la enfermedad es prueba dolorosa, por otro, puede ser, en la unión con Cristo crucificado y resucitado, una participación en el misterio del sufrimiento de Él para la salvación del mundo. Pues “ofreciendo nuestro sufrimiento a Dios por medio de Cristo, podemos colaborar en la victoria del bien sobre el mal, porque Dios vuelve fecunda nuestra oferta, nuestro acto de amor” (Benedicto XVI, Discurso a los enfermos de Turín 2/V/2010).

Asociándome, pues, a esta iniciativa de la CNBB y haciendo mías las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de cada uno, saludo fraternalmente a cuantos toman parte, física o espiritualmente, en la Campaña “Fraternidad y Salud Pública”, invocando –por la intercesión de Nuestra Señora Aparecida- para todos, pero de modo especial para los enfermos, el consuelo y la fortaleza de Dios en el cumplimiento del deber de estado, individual, familiar y social, fuente de salud y progreso del Brasil, haciéndose fértil en la santidad, próspero en la economía, justo en la participación de las riquezas, alegre en el servicio público, ecuánime en el poder y fraterno en el desarrollo. Y, para confirmarles estos buenos propósitos, envío una propicia Bendición Apostólica”.

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Mundo


Clausura del proceso diocesano de la causa de canonización de Jérôme Lejeune
En la catedral de Notre-Dame de París
PARÍS, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- El próximo 11 de abril, tendrá lugar la clausura de la encuesta diocesana de la causa de beatificación y canonización de Jérôme Lejeune y la Misa por la Vida, en la catedral de Notre-Dame de París, Francia.

El miércoles 11 de abril de 2012, en la catedral de Notre-Dame, la diócesis de París celebrará el final de la encuesta diocesana de la causa de beatificación y canonización de Jérôme Lejeune, según informa en una nota la Asociación de Amigos del profesor Jérôme Lejeune.

Casado y padre de familia, Jérôme Lejeune (13 junio 1926 - 3 abril 1994) era médico e investigador. Padre de la genética moderna, fue galardonado con el premio Kennedy 1962 por el descubrimiento de la causa cromosómica de la trisomía 21. Conocido por haber tratado y acompañado a numerosos pacientes afectados de deficiencia intelectual y por su compromiso en favor del respeto de la vida humana, fue miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas y reconocido con numerosos títulos internacionales.

En 1997, con motivo de su viaje a Francia para las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), el papa Juan Pablo II fue a orar a Châlo Saint Mars (Essonne) ante la tumba de su amigo, al que había nombrado primer presidente de la Academia Pontificia por la Vida.

Cuatro años y medio después de la apertura de la Causa de beatificación y canonización del profesor Jérôme Lejeune (28 junio 2007) y 18 años después de su llamada por Dios (3 abril 1994), las encuesta diocesana ha terminado.

Esta primera parte del proceso de beatificación y canonización es un trabajo de instrucción que ha necesitado la competencia y el apoyo asiduo de una veintena de voluntarios, expertos historiadores, científicos y teólogos a fin de reunir todas las informaciones sobre la vida y las virtudes del siervo de Dios, provenientes de archivos y de testigos, así como informes de expertos.

“Es un primer paso importante pues marca el fin de la escuesta informativa. En este estadio de la encuesta no se da ninguna conclusión por la Iglesia porque el estudio cualitativo de la vida y virtudes será efectuado en el marco de la encuesta romana que empezará después del cierre del proceso diocesano”, precisó el padre Jean-Charles Nault, postulador de la causa y párroco Saint-Wandrille.

“Numerosos testimonios de oración por la beatificación de Jérôme Lejeune nos llegan del mundo entero, enviados por las familias que le habían conocido así como por una nueva generación de jóvenes comprometidos con el Servicio de la Vida y de sabios felices de manifestar que no hay contradicción entre la fe y la ciencia --explica Mayté Varaut, presidenta de la Asociación de Amigos del profesor Jérôme Lejeune--. Es un impulso que nos sobrepasa”.

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Brasil: Fraternidad y salud pública
Apertura de la Campaña de Fraternidad 2012
ROMA, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- El inicio de la Cuaresma abre la Campaña de Fraternidad en Brasil. El tema propuesto para la Campaña de este año es “Fraternidad y Salud Pública”, y el lema “Que la salud se difunda sobre la tierra”, sacado del libro del Eclesiástico.

La Cuaresma es el tiempo en el que la liturgia de la Iglesia invita a los fieles a prepararse para la Pascua, mediante la conversión, con prácticas de oración, ayuno y limosna. Y es justamente en el día de hoy, Miércoles de Ceniza, cuando acontece uno de los principales eventos de la Iglesia católica en Brasil, el lanzamiento de la Campaña de Fraternidad.

El primer movimiento regional, que fue una especie de embrión para la creación del actual modelo de “Campaña de Fraternidad”, fue realizado en la ciudad de Natal, en 1962, por iniciativa del entonces administrador apostólico de la ciudad de Natal, don Eugenio de Araújo Sales, Heitor de Araújo Sales y Otto Santana. Esta campaña tenía como objetivo hacer “una colecta en favor de las obras sociales y apostólicas de la archidiócesis, según el modelo de las campañas promovidas por la institución alemana Misereor”, explicó don Eugenio Sales, en una entrevista en la archidiócesis de Natal, en 2009.

En 1963, influenciados por el Concilio Vaticano II, los obispos brasileños hicieron el lanzamiento del Proyecto de Campaña de Fraternidad para todo Brasil. De esa forma, en la Cuaresma de 1964, fue realizada la primera campaña de ámbito nacional.

La Campaña de Fraternidad está en su 49 edición, y su principal objetivo es despertar la solidaridad de las personas en relación a un problema concreto que afecta a la sociedad brasileña, buscando caminos y apuntando soluciones; movilizando a todas las comunidades católicas del país y procurando implicar a otros segmentos de la sociedad en el debate del tema elegido.

El texto base de la CF-2012 fue dividido en tres partes: la fraternidad y la salud pública; que la salud se difunda sobre la tierra; indicaciones para la acción transformadora en el mundo de la salud.
El objetivo general, citado en el texto, es reflexionar sobre la realidad de la salud en Brasil en vista a una vida saludable, suscitando el espíritu fraterno y comunitario de las personas en la atención a los enfermos y movilizar en favor de la mejora en el sistema público de salud.

Entre los objetivos específicos se destacan: difundir el concepto de bien vivir y sensibilizar en la práctica de hábitos de vida saludable; la alerta para la importancia de la organización de la pastoral de la Salud en las comunidades: crear donde no existe, fortalecer donde está incipiente y dinamizar donde ya existe.

El secretario general de la Conferencia Episcopal de Brasil Leonardo Ulrich Steiner, abrió este Miércoles de Ceniza, en la sede de la Conferencia en Brasilia, la Campaña de Fraternidad 2012.

Por Maria Emília Marega 

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Prófugos en Mali, situación de emergencia
Por el conflicto entre el gobierno y rebeldes tuareg
ROMA, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- Se agrava la situación de los prófugos del norte de Mali, escenario del conflicto entre el ejército y los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional por la Liberación del Azawad (MNLA) que estalló de nuevo el 17 de enero. El conflicto ha producido un buen número de prófugos que han creado una situación de emergencia.

No hay cifras precisas sobre el número de prófugos, informa este miércoles el diario vaticano L'Osservatore Romano, haciéndose eco de informaciones de la agencia misionera Misna.

Algunas fuentes hablan de 75.000 refugiados más allá de las fronteras con Mauritania, Níger, Burkina Faso y Argelia, y de más de 60.000 desplazados internos.

Las cifras en cuestión –superiores a las hasta ahora comprobadas por el Alto Comisario de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ha hablado de 44.000 refugiados en el exterior y más genéricamente de decenas de desplazados internos- han sido proporcionadas por Mamatal Ag Dahmane, portavoz de la Asociación de los refugiados y las víctimas de la represión en Azawad (Arvra), citado por Misna.

Según el portavoz de Arva, los refugiados recibieron ayuda de algunas organizaciones humanitarias, pero las operaciones proceden con lentitud.

Mamatal especificó en “en Mauritania hay un gran problema de aprovisionamiento de agua y los primeros convoyes de víveres fueron mal repartidos. Miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja están haciendo una valoración de las necesidades de los desplazados en las áreas desérticas de Mali, pero es muy difícil llegar a grupos de personas, entre ellos poblaciones nómadas”.

En cuanto a los desplazados internos, Misna traza un balance aproximado en base a informaciones disponibles, según las cuales hay al menos treinta mil en la región de Gao. Otros once mil, provenientes sobre todo de Leré, ciudad escenario de los combates de los últimos días, se señalan en siete localidades de la zona de Tombuctu, mientras que 19.000 están en la región de Kidal.

Por su parte, el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, ha conformado que, a pesar de la crisis, se celebrarán las elecciones presidenciales programadas para abril. “Estamos ya acostumbrados a organizar votos durante conflictos y rebeliones. Cualquiera que sea la situación, el país debe tener un presidente elegido de manera legal y legítima”, declaró.

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Perú: La Universidad Católica informa de la reunión del rector con el cardenal Bertone
En una nota, sigue defendiendo su autonomía
LIMA, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- La Universidad Pontificia Católica de Perú (PUCP) ha hecho pública una nota de fecha 21 de febrero en la que informa sobre la reunión del rector Marcial Rubio, mantenida este martes, con el cardenal Bertone en el Vaticano.

Como se sabe, el rector Marcial Rubio fue convocado por la Santa Sede en relación a la diferencia de criterios que mantiene esta Universidad con el Arzobispado de Lima en lo que se refiere a la adaptación de los estatutos de este centro académico a las directrices vaticanas.

“Como es de público conocimiento –dice la nota--, hoy, el rector de nuestra Universidad, doctor Marcial Rubio, fue recibido en el Vaticano por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede”.

“En dicha reunión –sigue la nota--, de quince minutos, el cardenal Bertone entregó una carta con las conclusiones de la Secretaría de Estado sobre el conflicto entre nuestra Universidad y el Arzobispado de Lima, cuyo contenido fue divulgado inmediatamente después de la reunión por el Servicio Informativo del Vaticano.

La nota precisa que, en su misiva, “el cardenal Bertone señala que la PUCP debe regularizar sus Estatutos de acuerdo con las modificaciones presentadas a la Universidad el 16 de julio del 2011 y entregarlos para la aprobación de la Santa Sede antes del 8 de abril, domingo de Pascua”.

Sobre el particular, la PUCP, en su nota, expresa lo siguiente:

1. “La carta del cardenal Bertone no hace mención a la decisión de la Asamblea Universitaria --máxima instancia de gobierno– del 23 de septiembre del año pasado, de no aprobar las modificaciones al Estatuto de la Universidad por ir en contra de su autonomía. Nuestra Universidad se rige por la Constitución Política del Perú, la legislación peruana y su Estatuto”.

2. “La Universidad no ha recibido las conclusiones del informe del Visitador Apostólico, cardenal Peter Erdö, ni la respuesta de la Santa Sede a las propuestas que le fueron entregadas por nuestras autoridades durante su visita en diciembre pasado”.

3. “El 28 de febrero, nuestro rector informará a la Asamblea Universitaria sobre su visita al Vaticano y respecto a la carta del cardenal Bertone”.

Y concluye afirmando que “el Rectorado mantendrá informadas a la comunidad universitaria y a la opinión pública sobre este tema a través de sus canales oficiales”.

Para saber más, ver: http://www.zenit.org/article-41542?l=spanish, y http://www.zenit.org/article-40174?l=spanish.

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El espíritu de la liturgia


La liturgia, obra de la Trinidad/2: el Hijo de Dios (CEC 1084-1090)
Columna de teología litúrgica por el padre Mauro Gagliardi
ROMA, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a los lectores la habitual columna de liturgia, a cargo del padre Mauro Gagliardi. Esta vez, con un artículo del padre Uwe Michael Lang, especialista en la materia.

*****

Uwe Michael Lang*

En la segunda parte de la sección sobre la liturgia como obra de la Santísima Trinidad, dedicada a Dios Hijo, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta los elementos esenciales de la doctrina sacramental. Cristo, resucitado y glorificado, derramando el Espíritu Santo en su Cuerpo que es la Iglesia, actúa ahora en los sacramentos y a través de ellos comunica su gracia. El Catecismo recuerda la definición clásica de los sacramentos, que son: 1) «signos sensibles (palabras y acciones)», 2) instituidos por Cristo; 3) que «realizan eficazmente la gracia que significan» (n. 1084).

En la celebración de los sacramentos, es decir en la sagrada liturgia, Cristo, con el poder del Espíritu Santo, significa y realiza el Misterio pascual de su pasión, muerte en la cruz y resurrección. Este misterio no es simplemente una serie de eventos del pasado remoto (¡aunque no se puede ignorar la historicidad de estos eventos!), sino que entra en la dimensión de la eternidad, porque el «actor» --es decir, Aquel que ha realizado y sufrido estos hechos--, ha sido el Verbo encarnado. Por lo tanto, el misterio pascual de Cristo «domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente» (n. 1085) a través de los sacramentos, que él mismo ha confiado a su Iglesia, en especial el sacrificio eucarístico.

Este don único fue dado primero a los apóstoles cuando el Resucitado, con el poder del Espíritu Santo, les dio su poder de santificación. Los apóstoles han conferido a la vez este poder a sus sucesores, los obispos, y por lo tanto los beneficios de la salvación se transmiten y se actualizan en la vida sacramental del pueblo de Dios hasta la Parusía, cuando el Señor venga en su gloria para dar cumplimiento al Reino de Dios. Así, la sucesión apostólica asegura que en la celebración de los sacramentos, los fieles sean inmersos en la comunión con Cristo, quien los bendice con el don de su amor salvífico, sobre todo en la Eucaristía donde se ofrece a sí mismo bajo las apariencias del pan y del vino.

La participación sacramental en la vida de Cristo tiene una forma específica, dada en el «rito», que el entonces cardenal Ratzinger en 2004 explicó como «la forma de celebración y de oración que madura en la fe y en la vida de la Iglesia». El rito --o la familia de ritos que provienen de las Iglesias de origen apostólico--, «es una forma condensada de la Tradición viva [...] volviéndose así experimentable, al mismo tiempo, la comunión entre las generaciones, la comunión con aquellos que oran antes de nosotros y después de nosotros. Así, el rito es como un don hecho a la Iglesia, una forma viviente de parádosis [tradición]» (30giorni, num. 12-2004).

Refiriéndose a la enseñanza de la Constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia, el Catecismo recuerda los diferentes modos de la presencia de Cristo en las acciones litúrgicas. En primer lugar, el Señor está presente en el Sacrificio eucarístico en la persona del ministro ordenado, porque «ofrecido una vez en la cruz, se ofrece una vez más a sí mismo a través del ministerio de los sacerdotes» [Concilio de Trento], y sobre todo bajo las especies eucarísticas. Por otra parte, Cristo está presente con su virtud en los sacramentos, en su palabra cuando se proclama la Sagrada Escritura, y finalmente, cuando los miembros de la Iglesia, Esposa amadísima de Cristo, se congregan en su nombre por la oración y la alabanza (cf. n. 1088, Sacrosanctum Concilium, n. 7). Por lo tanto, en la liturgia terrena, se lleva a cabo la doble finalidad de todo el culto divino, es decir, la glorificación de Dios y la santificación del hombre (cf. n. 1089).

De hecho la celebración terrestre, tanto en el esplendor de una de las grandes catedrales como en los lugares más simples pero dignos, participa de la liturgia celeste de la nueva Jerusalén y hace pregustar un anticipo de la gloria futura en la presencia del Dios vivo. Este dinamismo da a la liturgia su grandeza, e impide a cada comunidad cerrarse sobre sí misma y la abre a la asamblea de los santos en la ciudad celeste, tal como se lee en la carta a los Hebreos: «Ustedes, en cambio, se han acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.» (Hb. 12, 22-24).

Es oportuno, por lo tanto, concluir estas breves reflexiones con las felices palabras del beato cardenal Ildefonso Schuster, quien describió la liturgia como «un poema sagrado, en el que verdaderamente han puesto la mano cielo y tierra».

*El padre Uwe Michael Lang CO, es oficial de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y consultor de la oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.

Traducido del italiano por José Antonio Varela V.

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Foro


España: Objeciones de conciencia
Conclusiones del III Simposio Nacional de ANDOC
MADRID, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos por su interés un artículo de Chiara Mantovani publicado en el sitio del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia. En el mismo se trata el importante tema de la objeción de conciencia.

*****

Chiara Mantovani

Un documento poco conocido, pero importantísimo, también significativo porque es fruto de una reflexión atenta y valerosa en un país, España, que en los últimos años ha visto una progresiva acentuación del plano inclinado hacia la deriva subjetivista y relativista en campo ético, es la Declaración final del III Simposio Nacional Medicina del siglo XXI: Deontología vs Ideología, organizado por ANDOC (Asociación para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia), que tuvo lugar en Sevilla el 10 y el 11 de noviembre de 2011. Pueden leer el texto completo al final de este artículo.

Merece ser subrayado el rechazo a la propuesta de la creación de registros administrativos de los objetores, que todavía más relegaría a los médicos a una especie de lista de los “no alienados”, y a la obligatoriedad por parte del médico de proporcionar a la mujer las informaciones de dónde puede efectuar un aborto voluntario: esto constituiría de hecho una colaboración indirecta, y también eficaz, a un aborto. Se reflexiona, a este propósito, sobre la problemática relativa a la prescripción de abortivos precoces o químicos que ya se empiezan a ver en Italia. Un médico objetor, de hecho, hoy en nuestro país tiene grandes dificultades para ejercer su derecho a no colaborar a estas modalidades abortivas que, realizándose también trámite una receta por parte del médico de cabecera, son a menudo despachadas como obligaciones prescriptivas. Aquí la valoración profesional sería totalmente humillante, el médico actuaría como mero ejecutor de las peticiones de la paciente (y a veces, incluso, de terceros que las pedirían en nombre de la mujer: padres, maridos, conviventes).

Igualmente importante es el llamamiento a una mayor colaboración entre las asociaciones profesionales en los varios campos comprometidos en la defensa de la vida y, se podría añadir, también en campo internacional: el término del recuperado conocimiento de que la muerte, o como se la quiera llamar, no forma parte del equipaje terapeútico se puede alcanzar si todas las competencias (médicas, jurídicas, filosóficas) saben coordinarse y contribuir, en su propio campo, a la construcción de una auténtica, fundada y convincente “cultura de la vida”, ya que ninguna ley , ni siquiera la mejor, puede imaginar por sí sola imponer comportamientos virtuosos.

Es obligado un sentido agradecimiento a los amigos españoles del ANDOC (www.andoc.es): sus valientes conclusiones al término de un congreso de gran espesor científico y ético, son un testimonio valioso del trabajo importante que es posible realizar colaborando entre distintas competencias, con espíritu de auténtica búsqueda del bien común.

CONCLUSIONES III SIMPOSIO NACIONAL DE ANDOC

(Sevilla, 10 y 11 de noviembre de 2011)

1. La objeción de conciencia, en cuanto derecho fundamental reconocido por nuestro Tribunal Constitucional, no debería necesitar una regulación legal para que la ejerciten los profesionales sanitarios (médicos, farmacéuticos, profesionales de enfermería, asistentes sociales, etc.) en los supuestos que afectan al principio y final de la vida y a la libertad profesional. En coherencia con ese presupuesto, manifestamos nuestra oposición a la creación de registros administrativos de objetores de conciencia, y reiteramos nuestra firme voluntad de estar a disposición de cualquier profesional sanitario que necesite ayuda en este tema.

2. Las ideologías políticas no deben interferir en la libertad de los profesionales de la Salud, en la relación entre médico y paciente y, en general, en la asistencia sanitaria de la población.

3. El Código de Deontología médica, recientemente aprobado, a pesar de contener principios y guías prácticas de indudable valor y de afirmar abiertamente el derecho a la objeción de conciencia, incluye algunos puntos ambiguos, que convendría fueran aclarados, mediante una adecuada interpretación por parte de los organismos colegiales y, en particular, por la Comisión Central de Deontología. Nos referimos, especialmente, a los artículos 7 (concepto de acto médico) y 55 (objeción de conciencia a la información relativa al aborto).

4. El derecho a la información es fundamental en la relación médico paciente, pero en el caso singular del aborto, no puede olvidarse que, según la normativa vigente, la práctica del aborto es un proceso único que incluye información, entrega de documentación, derivación a Centro concertado y realización, en su caso, del aborto. Un médico que obre conforme a su ciencia y su conciencia bastaría con que informase, dentro del las normas de consentimiento libre e informado, de la naturaleza clínica del aborto, “de las prestaciones sociales a las que tendría derecho, caso de proseguir el embarazo, y sobre los riesgos somáticos y psíquicos que razonablemente se puedan derivar de su decisión” (art. 55,1 nuevo Código), sin que quepa obligarle a informar sobre cómo y dónde se realizan abortos.

5. ANDOC anima a los profesionales sanitarios a participen activamente en las Comisiones Deontológicas de sus Colegios.

6. Apostamos por la promoción de políticas de prevención sanitaria adecuadas, no ideológicas sino fundadas científicamente, ante las enfermedades de transmisión sexual y, en especial, frente al uso de la pdd; que partan de los principios señalados en el nuevo Código de Deontología Médica, y en los artículos 12, 13 y 14 del Código de Ética y Deontología Farmacéutica. Habida cuenta de las dudas científicas sobre el mecanismo de acción de la píldora y sus efectos para la salud, en especial, de las jóvenes, debería considerarse lo indicado en el artículo 25, 2 y 3 del Código Deontológico:

“2.‐ El médico debe ofrecer consejos leales y competentes al paciente para que éste asuma sus responsabilidades en materia de salud, incluyendo la higiene y la promoción de actividades preventivas de valor probado. Le informará del riesgo que ciertos hábitos pueden significar para su salud. 3.‐ La promoción de actividades preventivas sólo es deontológicamente correcta cuando tienen un valor científico probado”.

7. Nos comprometemos a promover acciones conjuntas y coordinadas entre las asociaciones profesionales y las entidades pro vida, para conseguir que las recomendaciones y resoluciones de los organismos internacionales, sean más acordes con el respeto al derecho a la vida. En particular, continuar trabajando para que se reconozca internacionalmente el estatuto del embrión humano.

8. Seguiremos dando a conocer, de modo más claro, a los profesionales sanitarios que tienen reconocido su derecho a la objeción de conciencia y cuentan con instrumentos jurídicos para defenderlo.

9. En las circunstancias actuales, es particularmente necesario afirmar la dignidad de los enfermos y personas mayores que se encuentren en el trance final de la vida, reconociendo y garantizando, a través de  las oportunas medidas legales, el derecho a unos cuidados paliativos de calidad, así como la asistencia de profesionales capacitados.

10. De cara a la futura política socio-sanitaria que se plantee en España, reiteramos la necesidad de incentivar las políticas de apoyo a la maternidad y de asistencia a mujeres embarazadas en riesgo, garantizar la protección legal de la vida del nasciturus, tal como indica el Tribunal Constitucional, y, en este sentido, tratar de abolir cualquier ley o disposición que consagre el aborto como derecho o como solución terapéutica.

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Flash


El voluntariado no es un concepto, son personas dispuestas a ayudar
XI Jornadas Internacionales de Caridad y Voluntariado
MURCIA, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- La Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), inauguró este martes las XI Jornadas Internacionales de Caridad y Voluntariado bajo el lema ‘Educación y desarrollo”.

El evento, que tendrá lugar hasta el próximo 29 de febrero, esta organizado por el Instituto Internacional de Caridad y Voluntariado Juan Pablo II (IICV), de la Universidad.

El arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Carlos Amigo, inauguró las Jornadas con una conferencia sobre “Educar en la caridad”. En la misma, aseguró que “el voluntariado no es un concepto, son hombres y mujeres dispuestos a ayudar a los demás”.

Durante la apertura de las Jornadas, intervinieron la rectora de la UCAM, Josefina García Lozano; el director general de Asuntos Sociales, Igualdad e Inmigración de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Leopoldo Navarro; y el vicerrector de Extensión Universitaria y director del IICV, Antonio Alcaraz.

El cardenal Carlos Amigo afirmó que educar en la caridad es ayudar al hombre a ser él mismo, y destacó el concepto de educación completa “en la que se ayuda a las personas a ser ellas mismas”. Por su parte, el director general Leopoldo Navarro señaló las Jornadas como una cita obligada “que permite reflexionar sobre política de voluntariado, y muestra a la sociedad en general cómo es el voluntariado”.

El director del Instituto Internacional de Caridad y Voluntariado Antonio Alcaraz destacó algunos de los proyectos de voluntariado de la UCAM, como el proyecto desarrollado por la institución académica en Perú.

Durante la inauguración, la rectora de la Universidad Católica de Murcia Josefina García destacó el lema elegido para estas XI Jornadas y resaltó la necesidad de que la educación en todas sus etapas recoja aspectos relacionados con la caridad y el voluntariado.

En el marco de las Jornadas, este miércoles se inauguró la Muestra Internacional de Voluntariado, que estará abierta hasta el próximo 26 de febrero, y que contará con la participación de más de una treintena de Asociaciones.

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Documentación


El tiempo de desierto puede transformarse en un tiempo de gracia
Audiencia General del papa en el Miércoles de Ceniza
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 febrero 2012 (ZENIT.org).- La Audiencia General de este miércoles tuvo lugar a las 10, 30 de la mañana, en el Aula Pablo VI, donde Benedicto XVI se encontró con grupos de fieles y peregrinos provenientes de Italia y otros países. En su discurso, el papa hizo una meditación sobre el significado del tiempo cuaresmal, que empieza hoy, Miércoles de Ceniza. Ofrecemos el texto del discurso del papa.

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Queridos hermanos y hermanas:
 

En esta catequesis me gustaría detenerme brevemente sobre el tiempo de Cuaresma, que comienza hoy con la liturgia del Miércoles de Ceniza. Es un viaje de cuarenta días que nos llevará al Triduo Pascual, memoria de la pasión, muerte y resurrección del Señor, corazón del misterio de nuestra salvación. En los primeros siglos de vida de la Iglesia, este era el momento en que los que habían oído y aceptado el mensaje de Cristo empezaban, paso a paso, su camino de fe y de conversión para llegar a recibir el sacramento del bautismo. Se trataba de un acercamiento al Dios vivo y de una iniciación a la fe que se realizaba gradualmente, mediante un cambio interior de parte de los catecúmenos, es decir, de aquellos que querían ser cristianos y ser incorporados a Cristo en la Iglesia.
 

Posteriormente, también los penitentes, y luego todos los fieles, fueron invitados a experimentar este camino de renovación espiritual, para conformar más la propia existencia a la de Cristo. La participación de toda la comunidad en las diferentes etapas del camino de la Cuaresma, enfatiza una dimensión importante de la espiritualidad cristiana: es la redención no de algunos, sino de todos, al estar disponible gracias a la muerte y resurrección de Cristo. Por lo tanto, tanto los que recorrían un viaje de fe como catecúmenos para recibir el bautismo, como los que se habían alejado de Dios y de la comunidad de fe y buscaban la reconciliación, o los que vivían su fe en plena comunión con la Iglesia, todos juntos sabían que el tiempo antes de la Pascua era un tiempo de metanoia, es decir, de cambio interior, de arrepentimiento; tiempo que identifica nuestra vida humana y toda nuestra historia como un proceso de conversión que se pone en marcha ahora para encontrar al Señor al final de los tiempos.
 

Con una expresión que es típica en la liturgia, la Iglesia llama al período en el que hemos entrado hoy, «Cuaresma», es decir, un tiempo de cuarenta días y, con una clara referencia a la sagrada escritura, nos introduce en un contexto espiritual específico. Cuarenta es, de hecho, el número simbólico con el que el Antiguo y el Nuevo Testamento representan los aspectos más destacados de la experiencia de fe del Pueblo de Dios. Es una cifra que expresa el tiempo de la espera, de la purificación, de la vuelta al Señor, de la conciencia de que Dios es fiel a sus promesas. Este número no es un tiempo cronológico exacto, dividido por la suma de los días. Más bien indica una perseverancia paciente, una larga prueba, un periodo suficiente para ver las obras de Dios, un tiempo en el que es necesario decidirse y asumir las propias responsabilidades, sin dilaciones adicionales. Es el tiempo de las decisiones maduras.
 

El número cuarenta aparece por primera vez en la historia de Noé.Este hombre justo, a causa del diluvio pasa cuarenta días y cuarenta noches en el arca, junto a su familia y a los animales que Dios le había dicho que llevara consigo. Y espera por otros cuarenta días, después del diluvio, antes de llegar a tierra firme, salvado de la destrucción (cf. Gn. 7,4.12, 8.6). Después la siguiente etapa: Moisés permanece en el monte Sinaí, en presencia del Señor por cuarenta días y cuarenta noches, para acoger la ley. En todo este tiempo ayuna (cf. Ex. 24,18). Cuarenta son los años del viaje del pueblo judío desde Egipto hasta la Tierra Prometida, momento adecuado para experimentar la fidelidad de Dios. "Acuérdate de todo el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer durante estos cuarenta años... No se gastó el vestido que llevabas ni se hincharon tus pies a lo largo de esos cuarenta años", dice Moisés en el Deuteronomio al final de estos cuarenta años de migración (Dt. 8,2.4). Los años de la paz, de los que goza Israel bajo los jueces, son cuarenta (cf. Jc. 3, 11.30), pero, transcurrido este tiempo, comienza el olvido de los dones de Dios y el retorno al pecado. El profeta Elías emplea cuarenta días para llegar al Horeb, el monte donde encuentra a Dios (cf. 1 Re.19, 8). Cuarenta son los días durante los cuales los ciudadanos de Nínive hacen penitencia para obtener el perdón de Dios (cf. Gn. 3,4). Cuarenta son también los años del reinado de Saúl (Cf. Hechos 13,21), de David (cf. 2 Sam. 5,4-5) y de Salomón (cf. 1 Reyes 11,41), los tres primeros reyes de Israel. También los salmos reflexionan sobre el significado bíblico de los cuarenta años, como el Salmo 95, del que hemos escuchado un pasaje: "Si quieres escuchar su voz hoy mismo! “¡Oh, si escucharan hoy su voz! No endurezcan su corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto, donde me pusieron a prueba sus padres, me tentaron aunque habían visto mi obra. Cuarenta años me asqueó aquella generación, y dije: Pueblo son de corazón torcido, que mis caminos no conocen.” (vv. 7c-10).
 

En el Nuevo Testamento Jesús, antes de comenzar su vida pública, se retira al desierto durante cuarenta días sin comer ni beber (cf. Mt. 4,2): se alimenta de la palabra de Dios, que utiliza como un arma para vencer al diablo. Las tentaciones de Jesús recuerdan aquello que el pueblo judío afrontó en el desierto, pero que no supo vencer. Cuarenta son los días en que Jesús resucitado instruye a los suyos, antes de ascender al cielo y enviar el Espíritu Santo (cf. Hch. 1,3).
 

Con este recurrente número de cuarenta está descrito un contexto espiritual que se mantiene actual y válido, y la Iglesia, precisamente a través del periodo cuaresmal, intenta mantener el valor permanente y hacernos actual la eficacia. La liturgia cristiana de la Cuaresma tiene el propósito de  facilitar un camino de renovación espiritual, a la luz de esta larga experiencia bíblica y, sobre todo, para aprender a imitar a Jesús, que en los cuarenta días pasados ​​en el desierto enseñó a vencer la tentación con la Palabra de Dios. Los cuarenta años de la peregrinación de Israel en el desierto tienen actitudes y situaciones ambivalentes. Por un lado son la temporada del primer amor con Dios y entre Dios y su pueblo, cuando les hablaba al corazón, señalándoles siempre el camino a seguir. Dios se había hecho, por así decirlo, casa en medio de Israel, lo precedía en una nube o en una columna de fuego, proveía todos los días la comida haciendo bajar el maná, y haciendo surgir el  agua de la roca. Por lo tanto, los años pasados ​​por Israel en el desierto se pueden ver como el tiempo de la elección especial de Dios y de la adhesión a Él por parte del pueblo: el tiempo del primer amor. Por otro lado, la Biblia también muestra otra imagen de la peregrinación de Israel en el desierto: es también el tiempo de las tentaciones y de los mayores peligros, cuando Israel murmura contra su Dios y quisiera regresar al paganismo y se construye sus propios ídolos, porque ve la necesidad de adorar a un Dios más cercano y tangible. Es también el tiempo de la rebelión contra el Dios grande e invisible.
 

Esta ambivalencia, tiempo de la especial cercanía de Dios –tiempo del primer amor--, y tiempo de la tentación --la tentación de volver al paganismo--, la reencontramos en modo sorprendente en el camino terrenal de Jesús, por supuesto que sin ningún tipo de compromiso con el pecado. Después del bautismo de penitencia en el Jordán, en el que asume sobre sí el destino del Siervo de Dios que se sacrifica a sí mismo y vive para los demás y se coloca entre los pecadores, para tomar sobre sí los pecados del mundo, Jesús va al desierto por cuarenta días para estar en unión profunda con el Padre, repitiendo así la historia de Israel, todos aquellos ritmos de cuarenta días o años a los que me he referido. Esta dinámica es una constante en la vida terrenal de Jesús, que busca siempre momentos de soledad para orar a su Padre y permanecer en íntima soledad con Él, en exclusiva comunión con él, y luego volver en medio de la gente. Pero en este tiempo de "desierto" y de encuentro especial con el Padre, Jesús está expuesto al peligro y se ve asaltado por la tentación y la seducción del Maligno, que le ofrece otro camino mesiánico, lejos del plan de Dios, por que pasa a través del poder, el éxito, el dominio y no a través de la entrega total en la Cruz. Esta es la disyuntiva: un poder mesiánico, de éxito, o un mesianismo de amor, de don de sí.
 

Esta ambivalencia describe también la condición de la Iglesia peregrina en el "desierto" del mundo y de la historia. En este "desierto", ciertamente los creyentes tenemos la oportunidad de vivir una profunda experiencia de Dios que hace fuerte el espíritu, confirma la fe, nutre la esperanza, anima la caridad; una experiencia que nos hace partícipes de la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte por el sacrificio de amor en la Cruz. Pero el "desierto" es también el aspecto negativo de la realidad que nos rodea: la aridez, la pobreza de palabras de vida y de valores, el secularismo y la cultura materialista, que encierran a la persona en el horizonte mundano del existir, sustrayéndole toda referencia a la trascendencia. Es este también el ambiente en el que el cielo sobre nosotros es oscuro, porque está cubierto por las nubes del egoísmo, de la incomprensión y del engaño. A pesar de esto, incluso para la Iglesia de hoy, el tiempo del desierto puede transformarse en un tiempo de gracia, porque tenemos la certeza de que incluso de la roca más dura, Dios puede hacer brotar el agua viva que refresca y restaura.
 

Queridos hermanos y hermanas, en estos cuarenta días que nos llevarán a la Pascua de Resurrección, podemos encontrar un nuevo valor para aceptar con paciencia y con fe cada situación de dificultad, de aflicción y de prueba, conscientes de que de las tinieblas el Señor hará surgir el día nuevo. Y si hemos sido fieles a Jesús y siguiéndolo por el camino de la cruz, el mundo luminoso de Dios, el mundo de la luz, de la verdad y de la alegría se nos devolverá: será el nuevo amanecer creado por Dios mismo. ¡Buen camino de Cuaresma a todos!
 

Traducción del italiano por José Antonio Varela Vidal

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