23.02.12

¡Todos a la guerra contra Siria! Manipulación mediática

A las 4:59 PM, por Milenko
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¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: “Paz”,
ellos dicen: “Guerra”.
Ps 119

La Ceja no es pacífica, es ideológica. Lo que le importa es su objetivo, no el precio. El precio lo tiene que pagar al que le toque. Hablaban en contra de la guerra en Irak, pero les parecía muy bien cambiar el gobierno de Libia. Claro, era por motivos humanitarios. Era por petróleo, y punto. A la derecha social ni le preguntes, a ella le importa también, en el fondo y solamente, el dinero y la comodidad. Lo ocurrido con Libia era de lo más borde y bruto. Y eso que Gadafi no podía ser de mi devoción, todavía en 2010 recibía una delegación de jóvenes musulmanes de Bosnia-Herzegovina a los que encomendaba el papel de Caballo de Troya para este pequeño país en cuanto a la penetración islámica en Europa. Esos mismos acabaron con él, usados por los gobiernos occidentales.

No se han molestado mucho en esconder las verdaderas razones aunque los medios de comunicación hicieron de sicarios informativos. Pero el caso de Siria es aun más sangrante. ¿Qué es lo que pasa allí? ¿Pues, por qué no va allí y pregunte? O pregunte a algunas personas que son de allí. Pero no, creeremos a la enviada especial de Tele 5 a Siria, que con bien arropada con su velo nos informará desde la “resistencia que lucha por la libertad”.

Lo que ves en la tele, ¿es Siria? ¿Ha pasado así realmente? Es interesante ver el siguiente breve programa realizado por Annur (televisión islámica argentina ¡?) en que se muestra claramente que varias cosas ocurridas han tenido lugar en Bahrein, los muertos ficticios al estilo de Palywood, etc.:

La manipulación de imágenes de combates, datos, lo que quieras está a la orden del día. Pero nosotros creeremos a nuestra enviada especial y dejaremos nuestra voluntad en sus manos. De nada sirve que al otro lado está un régimen laico, de los pocos, no, de los que ya no queda ninguno, gobiernos laicos en los países islámicos. La hipocresía llega hasta tal extremo que en la liberal Libertad Digital presentan a la mujer, Asma, de Assad

Como una desalmada a la que poco le falta por congratularse de la muerte de los inocentes. Pero esta no lleva ni el velo, ni el nijab ni la burka. Y nuestra enviada sí, porque si no, no está. Como tampoco está (lo matan) cualquier clérigo musulmán que pida el cese de violencia en Siria.

¿Pero por qué Siria? Vamos a preguntárselo a Naghan Salmam, otra siria sin velo:

¿Por qué EE. UU. y sus aliados presionan al Consejo de Seguridad de la ONU para conseguir una intervención exterior sobre Siria lo antes posible? ¿Por qué ese interés desmesurado en que caiga el Gobierno de este pequeño país de Oriente Próximo a toda costa? ¿Por qué Rusia y China han utilizado el veto en el Consejo de Seguridad por segunda vez
en cuatro meses y han recibido presiones por ello?

En primer lugar, y por lo que respecta a la primera cuestión, cabe decir que las agencias de noticias occidentales, entre ellas Reuters y France-Presse, fabrican las noticias en base a los intereses geoestratégicos de los países que las financian. Noticias que son
impuestas a los diferentes medios de comunicación de masas, cuyas sociedades son víctimas de una manipulación mediática que los sume en una desinformación por tergiversación de la realidad, negándoles la posibilidad de contrastar la información recibida.

A consecuencia de ello y por lo que a Siria se refiere, la opinión pública de los países occidentales y parte de la opinión pública internacional solo pueden ser unánimes en la creencia de que el pueblo sirio quiere que Bashar al Assad abandone el poder, mientras éste asesina indiscriminadamente a manifestantes pacíficos y demócratas, habiendo ejecutado ya a más de 7.000 personas. Ésta es la noticia fabricada.

Pero la realidad de Siria es otra muy distinta. En primer lugar, el Gobierno de este Estado laico multiconfesional tiene el apoyo de la mayoría de su pueblo, que es el que está sufriendo las consecuencias de una guerra civil en la que grupos armados autóctonos islamistas, con el apoyo de yihadistas libios y talibanes con armamento israelí y estadounidense que son entrenados e infiltrados deliberadamente desde Turquía y Líbano, atacan a las fuerzas de seguridad y destruyen infraestructuras con atentados terroristas constantes. Además, estos grupos armados secuestran y asesinan a civiles de la minoría alauita por el simple hecho de compartir confesión con el presidente. Ésta es la verdadera “primavera árabe siria”.

Pero como la verdad oculta espera su venganza, poco a poco y con cuentagotas empieza a filtrarse información de la realidad siria y de la magnitud de la tragedia de una guerra civil no declarada. Y es por ello que antes de que la opinión pública y la comunidad internacional sean conscientes de lo que realmente ocurre, los países occidentales
han intentado a contrarreloj arrancar una resolución en la ONU para intervenir militarmente.

Desde hace décadas Israel y Occidente muestran un interés casi obsesivo en que Siria caiga. En los últimos años Siria ha sido incluido en el Eje del Mal y ha sido deliberadamente aislado en la región, siéndole también impuestas dolorosas sanciones económicas que
han afectado principalmente a la población.

El presidente Sirio, Bashar Al Assad, para contrarrestar el efecto de las sanciones ideó el proyecto diplomático de los cinco mares con el objetivo de crear una alianza geopolítica en una marco de cooperación entre los países con fronteras marítimas en los mares Mediterráneo, Caspio, Negro, Rojo y Pérsico.

EE. UU. e Israel boicotearon cualquier acercamiento e intimidaron a los países vecinos para que contribuyeran a un mayor aislamiento, dado que un mayor protagonismo de Siria en la región ponía en peligro los intereses geoestratégicos de estas grandes potencias en la zona a medio plazo.

En cuanto a la última pregunta, su respuesta obligaría a realizar un profundo análisis geoestratégico a medio y a largo plazo, no solo respecto a la región de Oriente Próximo, sino sobretodo en relación a la vasta región de Asia Central, en cuyos recursos naturales han puesto sus ojos las potencias occidentales. Hace años Rusia y China no participaban plenamente en el juego político internacional. Mientras China jugaba un rol exclusivamente económico, Rusia consolidaba su profunda transformación político-económica.

Pero en previsión del futuro protagonismo de ambos países en sus respectivas zonas naturales de influencia, Occidente creó la ‘guerra contra el terror’ e invadió Afganistán. Uno de los objetivos de esta guerra era la exclusión de China de la ecuación geográfica que la conectara con Irán. Como sabemos, Afganistán es el país que conecta a Irán con China, pasando por Tayikistan.

Con la invasión de Irak en 2004, Irán pasaría a estar flaqueado por dos países ocupados por EE. UU., y pese a su aislamiento y a las sanciones por parte de Occidente, el país persa sigue resistiendo y su alianza con Siria y Hezbollá sigue inquebrantable.

El objetivo es que caiga Siria a corto plazo para atacar Irán, y la
retirada progresiva y parcial de la OTAN de Afganistán y total de
Irak, después de haber establecido bases militares en ambos países, no es más que la antesala del ataque. Siria y Líbano son los países que conectan el Mediterráneo con toda Asia. Si el plan occidental fracasara, un nuevo eje comercial y energético desde el Líbano, pasando por Siria, Irak, Irán, Afganistán y Tayikistán, nacería hasta China, que llegaría a estar conectada geográficamente con el Mediterráneo. Por otra parte, Rusia tendría acceso al Índico y reforzaría su posición en el Mediterráneo. Así, ambas potencias consolidarían sus posiciones en Asia Central y Oriente Próximo.
Esto sería una catástrofe política y económica para Occidente e
Israel, y es por ello por lo que en estos momentos centran sus
esfuerzos en provocar la caída de Siria como paso previo al ataque
contra Irán, previsto para esta primavera o inicios del verano.

Esto es lo que hay, y no otra cosa. El Occidente está regido por gobiernos democráticos. Por lo tanto, el poder está en las urnas. Por lo tanto, si consigo que los que echan las papeletas piensen cómo yo quiera, tendré el poder. De allí el papel de los medios de comunicación, especialmente de la TV, que actúa como una caja de atontamiento.

¿Se merece Siria esto? ¿Es tan malo su régimen? Algunos de lo que viven allí piensan que no. Algunos que llegan hasta el 70% de la población, al menos.
Así piensa Nagham Salman:

Auténtico cruce de caminos, corazón de Oriente Próximo y origen de la civilización, Damasco es considerada la ciudad más antigua de la humanidad. Desde los orígenes de la historia, esta tierra fue campo de batalla entre imperios orientales y occidentales, septentrionales y
meridionales, incluso con anterioridad a la aparición de la escritura,
miles de años antes del nacimiento de Jesús y Mahoma. Hititas, sumerios, asirios y egipcios dieron paso a fenicios, griegos, romanos, arameos y hebreos, y posteriormente a bizantinos y persas. La
última gran invasión sería la árabe y la de los cruzados europeos,
seguidas siglos más tarde de la otomana. A principios del siglo XX,
Gran Bretaña y Francia pusieron los ojos en la región y acabarían
estableciendo sus regímenes coloniales partiendo la siria originaria
en cuatro regiones; Palestina, Jordania, Siria y Líbano. Todo éste sustrato histórico ha imprimido de un carácter solidario y tolerante a sus gentes, acostumbradas desde tiempos inmemoriales a dar refugio a comunidades humanas enteras que huían de la represión de los
grandes imperios durante todas las fases de la historia. A su vez, estas circunstancias históricas han hecho de Siria un país polifacético, con una sociedad pluricultural, multiconfesional y multiétnica que ha mostrado al mundo una increíble cohesión e integración social, un ejemplo de convivencia y espíritu nacional durante los últimos años. Este espíritu solidario y tolerante de sus gentes ha sido puesto de manifiesto en la historia reciente siendo Siria el único país de Oriente Próximo que ha mantenido su apoyo inquebrantable a la causa palestina. Más de tres millones de palestinos descendientes de los que tras la creación del Estado de Israel fueron expulsados de sus tierras y llegaron en masa al país. Hoy viven y forman parte de la sociedad siria, sin renunciar por ello a la esperanza de retorno a su tierra ocupada. Todos aquellos palestinos fueron recibidos con los brazos abiertos por la población siria, al igual que el más de un millón de armenios que habían encontrado también refugio en Siria después de huir del genocidio perpetrado contra ellos por los turcos a principios del siglo XX. Por no mencionar a las decenas de miles de kurdos que huyeron también del sur de Turquía y son hoy ciudadanos sirios, y a
los descendientes de los argelinos reprimidos por los franceses en los
años cincuenta del siglo pasado. Su condición de país refugio ha sido nuevamente puesta de manifiesto en la última década, cuando las tropas de la OTAN ocuparon Irak en 2004 y más de dos millones de refugiados iraquíes llegaron a Damasco. También en julio de 2007, cuando cientos de miles de libaneses cruzaron la frontera huyendo de los atroces bombardeos de Israel sobre el Líbano. Siria es también el único país que se ha enfrentado en tres ocasiones a Israel, perdiendo los Altos del Golán en la última contienda. Y pese a todas las derrotas, sigue siendo el único país de Oriente Próximo que nunca se arrodilló ante el gran hegemón israelo-estadounidense, que desde mediados del siglo pasado ha intervenido en la región, fomentando las divisiones étnicas, religiosas y culturales en los mismos países que las potencias occidentales crearon artificialmente durante la colonización. La cohesión social de Siria y su condición de país refugio de Oriente Próximo están siendo minadas desde que hace un año, cuando las legítimas reivindicaciones democráticas y pacíficas de parte de la población fueron aprovechadas por grupúsculos islamistas financiados por occidente con el objetivo de crear el caos y la caída del gobierno, y propiciar así la instauración de un régimen radical y títere que permita a las potencias occidentales y a Israel conseguir sus objetivos geopolíticos en toda la región. Siria no merece esto…

Y mientras estamos ultimando con nuestros aliados, la Liga Árabe, el ataque inminente (EE. UU., GB, Francia, Italia, Turquía) a Siria. Tenemos que atender la voz de los tan pro derechos humanos, nada menos de Arabia Saudita que hace pocos días condenaba en la ONU al gobierno de Siria por “las continuas y sistemáticas violaciones de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”.

¡Magníficos aliados tan conocidos por sus respetos a los derechos humanos! Tanto que ni el avión suizo – por la cruz en sus alas – no puede aterrizar allí. Vaya, vaya.

¿Por qué parecemos como inermes ante esta clase de requerimientos?

La izquierda, ya lo dijimos, no lo quiere. La maquinaria progre de Avaaz.org (una especie de HazteOír progre internacional) sugiere por internet el ataque cuanto antes. La TV moviliza a los incultos a la inmovilización general. Derecha en esto no existe.

Son los cristianos que tendrían que tener más en cuenta la doctrina de la guerra justa para oponerse y levantar la voz contra esto.

Estamos todavía algo lejos de eso, bastante, pero como mínimo tendríamos que preguntarnos por qué nuestro parecer es tan pro americano como si su postura fuera la última palabra, el no va más.

¡Ojalá viera ríos de gente pidiendo la no intervención en Siria!

Empecemos por el trípode sagrado de la oración, ayuno y limosna por esta intención.