Del evangelio de Barrabás al de Bernabé: ¿otro más?

 

Más allá del error de transcripción y traducción, cabe explicar lo que se ha señalado antes: que algunos medios han aprovechado la ocasión para recurrir a los titulares sensacionalistas más fáciles que hablan del hallazgo de una «Biblia secreta» que contendría un mensaje desconocido de Jesús de Nazaret.

29/02/12 11:11 AM


 

Algunos medios de comunicación han divulgado recientemente el hallazgo del supuesto “Evangelio de Barrabás”, contenido en un códice antiguo de la Biblia que se ha encontrado en el Museo de Etnografía de Ankara. Un documento que despojaría a Jesús de su divinidad y lo reduciría a mero profeta del Dios único, anunciador además de la venida del gran profeta, Mahoma. Según las informaciones de prensa, el libro dataría del siglo V, y sus hojas de piel estarían escritas en caracteres siriacos o arameos dorados. Un ingrediente (novelesco-conspiranoico-esotérico) que no puede faltar en una historia como ésta es el Vaticano, que se saca a relucir como organismo preocupado por el contenido del nuevo documento en conversaciones con el Estado turco (que, por cierto, habría mantenido oculto el hallazgo desde el año 2000 hasta hoy), rumor infundado que el nuncio de la Santa Sede en Turquía se ha apresurado a desmentir.  

Uno, que ya se ha dedicado a estudiar estos casos –el último de los cuales tuvo lugar con el hallazgo del Evangelio de Judas– en los que se mezcla el estudio de los textos apócrifos del cristianismo con la ignorancia y/o maldad de algunos comunicadores, no se asusta ante ninguna noticia. Y lo primero que hice fue averiguar, tras una sencilla búsqueda a través de Internet, que no existe ningún pretendido Evangelio de Barrabás. ¿Entonces? El origen del error mediático se halla en un baile de letras en algunas informaciones en inglés, que se refieren al documento como “gospel of Barabbas” (evangelio de Barrabás) cuando deberían decir “gospel of Barnabas” (evangelio de Bernabé). Los dos son personajes del Nuevo Testamento, pero no es lo mismo hablar de Bernabé, compañero de Pablo de Tarso en la misión apostólica, que de Barrabás, preso contemporáneo de Jesús. Y el libro no tiene nada que ver con el texto conocido como “Epístola de Bernabé”, del siglo II, que no fue escrito tampoco por el apóstol, pero que es reconocido por la Iglesia como uno de los libros de los Padres Apostólicos.

Más allá del error de transcripción y traducción, cabe explicar lo que se ha señalado antes: que algunos medios han aprovechado la ocasión para recurrir a los titulares sensacionalistas más fáciles que hablan del hallazgo de una “Biblia secreta” que contendría un mensaje desconocido de Jesús de Nazaret, un mensaje que anuncia la llegada de Mahoma, y que sería parte de su predicación más originaria y auténtica. Ante esto, el propio Benedicto XVI estaría deseando consultar este documento que socavaría –una vez más– los cimientos del cristianismo. Ésta es la versión de algunos medios occidentales. Si viajamos a las culturas musulmanas, nos encontramos con noticias encabezadas por la afirmación directa siguiente: “Jesús predijo la llegada del Profeta Mahoma, en una Biblia hallada en Turquía” (Al Arabiya).

¿A quién hay que creer en este embrollo? ¿Es cierto que ese libro, tenga el valor que tenga, presenta a Cristo de esa forma tan “islámica”? Para saberlo, vamos a adentrarnos en el documento ya conocido como Evangelio de Bernabé, que ha sido estudiado en profundidad, y conoceremos las claves de esta historia. Como paso previo, hay que aclarar que en el Decreto Gelasiano –un documento anónimo de la Iglesia antigua que ofrece una lista del canon cristiano de las Sagradas Escrituras en el siglo IV– ya aparece citado un cierto “evangelio en el nombre de Bernabé”. Pero el que nos interesa ahora no es éste, que se había perdido. A no ser que el documento hallado ahora en Turquía lo contenga, pero sin todas esas historias heterodoxas sobre Jesús que, como veremos a continuación, provienen de un documento bien distinto.

Resulta que en el siglo XVIII circulaba por Europa un texto llamado Evangelio de Bernabé, en versiones manuscritas española e italiana y que, según los arabistas, habría sido escrito por un musulmán buen conocedor del cristianismo a finales del siglo XVI o comienzos del siguiente. Y su propósito no es otro que defender la doctrina islámica frente a la fe cristiana, valiéndose del género evangélico (aunque apócrifo) para anotarse un tanto a favor del islam. Entre muchos otros dichos inocentes, podemos encontrar palabras de Jesús que niegan su divinidad, rechazan explícitamente la Trinidad, afirman la salvación para los descendientes de Ismael, ensalzan las prácticas rituales de la circuncisión y las abluciones, etc. Además –lo que da una idea cierta de su origen musulmán–, ponen en boca de Cristo el anuncio de la venida futura de Mahoma, y niegan su muerte real, según la tradición coránica que dice que Jesús habría escapado de una crucifixión que habría sufrido otro en su lugar. En el fondo, Jesús pasa de ser el Mesías e Hijo de Dios a ser un simple precursor, adoptando el rol de Juan el Bautista.

De esta manera, como afirma el experto Luis Fernando Bernabé Pons, de la Universidad de Alicante, y que precisamente ha hecho su tesis doctoral sobre este escrito, en el Evangelio de Bernabé “el Jesús de los evangelios cristianos, que tiene unas partes que son aceptables y piadosas para el islam, y tiene otras que son evidentemente rechazables y condenables, queda corregido de acuerdo con la visión de la profetología islámica”. Es, en el fondo, un nuevo intento de apologética de una versión heterodoxa del cristianismo y de la misma figura de Cristo, pero no debida a un grupo cismático o herético, sino originada en el seno de un islam que pretende convencer a los cristianos utilizando un documento pretendidamente cristiano, originario y oculto a través de los siglos. Su intención es claramente proselitista. Algunos autores han señalado varias influencias medievales en la redacción del texto –incluyendo citas de Dante– para demostrar lo tardío del mismo, que no puede ni mucho menos remontarse a la época de los orígenes del cristianismo.

¿Quién escribió el Evangelio de Bernabé, tantos siglos después del verdadero Bernabé bíblico? Los estudiosos han visto influencias de diversas culturas, lo que dificulta la datación y el establecimiento de la autoría. Pero Míkel de Epalza encabeza una importante corriente que no señala a un autor individual, sino a un ambiente intelectual determinado: los moriscos españoles a caballo entre los siglos XVI y XVII, en el tiempo en el que tuvo lugar el hallazgo de los célebres “Libros Plúmbeos” en el Sacromonte granadino. Unos libros que, escritos en árabe sobre planchas de plomo, parecían revelar los orígenes de la fe cristiana en aquella ciudad, pero que en realidad introducían elementos dogmáticos islámicos en un texto aparentemente cristiano. Este polémico documento compartiría el mismo humus cultural que el Evangelio de Bernabé: un intento musulmán de penetrar en el sentir común de los cristianos para “demostrar” su verdad y su superioridad con respecto al cristianismo. Curiosamente, los Libros Plúmbeos anunciaban la llegada inminente de un evangelio veraz. Y entonces “apareció” el Evangelio de Bernabé.

Según Gerard A. Wiegers, de la Universidad de Leiden, “la idea de que Mahoma es el Salvador prometido en las escrituras de judíos y cristianos es la idea central del Evangelio de Bernabé, una polémica pseudepigráfica anti-cristiana con mucha influencia sobre las relaciones interreligiosas en el mundo entero”. De hecho, he podido ver en algunos folletos apologéticos musulmanes la afirmación de que el anuncio del Paráclito hecho por Jesús no era otra cosa que la predicción de la venida del Profeta Mahoma. Sin embargo, el Evangelio de Bernabé da un paso más, al poner en boca de Jesús el nombre del futuro enviado, como cuando le dice a Bernabé en el capítulo 112: “pero cuando venga Mahoma, el mensajero sagrado de Dios…”.

En pocas líneas he resumido lo más importante de este texto que existe y que está bien estudiado. De oculto o secreto nada, porque cualquiera puede leer en Internet sus 222 capítulos íntegros traducidos al inglés. Su valor ya ha quedado expuesto, sabiendo que se trata de un libro compuesto en la Edad Moderna en un determinado contexto intelectual y religioso, y con un claro objetivo apologético y proselitista. Sólo nos queda que alguien diga, con seriedad y sin sensacionalismos, si tiene algo que ver con lo que se ha encontrado en Turquía escrito en letras doradas. Desde luego que en las 52 hojas de piel halladas no puede caber un texto tan extenso, y que si es del siglo V no podemos hablar del Evangelio de Bernabé que conocemos. Porque a lo mejor nos llevamos una sorpresa y al final el libro no tiene esa pretendida antigüedad, sino que algún divulgador desinformado se ha dedicado a mezclar datos y ha “colocado” una obra 1.100 años antes de su composición. ¿Otro evangelio? Lo que nos faltaba…


P. Luis Santamaría del Río, sacerdote