7.03.12

 

No es la noticia me gustaría haber comentado. Y más aún por el aprecio, en aumento, que le tengo al hasta ahora Primado de la Traditional Anglican Communion (TAC): John Hepworht.

En 2010, la mayor agrupación de anglicanos disidentes con la suicida deriva del anglicanismo, la TAC, capitaneados por Hepworth acogía favorablemente la amorosa propuesta de Roma con la Anglicanorum Coetibus. Y pedía oraciones para el periodo de reflexión que se iniciaba y que previsiblemente llevaría a «la vuelta a casa» a miles de anglicanos –400.000– de América del Norte, Irlanda, el sur de África, Australia, India y Japón. La Constitución Apostólica parecía publicada para ellos.

El primero de marzo de 2012, una reunión extraordinaria cerca de Johannesburgo, terminaba la aventura que iniciaron hace cinco años: «la TAC permanecerá plenamente anglicana». Entonces pidieron a Roma, en una reunión en Porstmouth ser recibidos en plena comunión en la Iglesia Católica., una «unión plena, corporativa y sacramental». La situación anómala de Hepworht, no sería problema, renunciaría a su condición.

Las peticiones de oración estaban justificadas. En diciembre de 2011 el Primado anunciaba que, primero en Pentecostés, y luego adelantado a Pascua, presentaría su renuncia como «cabeza» de la TAC. Eran sus últimos denuedos para llevar a buen fin, detectaba «considerable disenso interno» y «profundas diferencias doctrinales y morales que han ido creciendo entre nosotros». Llegó a acusar al obispo anglicano Marsh de pertenecer a una logia masónica profundamente anticatólica.

Los prelados anglicanos reunidos en Johannesburgo también han precipitado su fin, le sucederá el arzobispo anglicano de la Indica Samuel Prakash. Hepworth seguirá, previsiblemente, como jefe del grupo australiano.

¿Siguientes pasos? No lo sé. Es muy probable que la TAC se escinda y una parte vuelva a Roma, hay muchos indicios que apuntan en esa dirección, por ejemplo, la no presencia de varios prelados en la reunión de Johannesburgo (estuvieron 12 de los 20 obispos). En cualquier caso, como pedían en 2010, seguiré rezando. Yo si fuese el Demonio también me habría empeñado en dinamitar la cosa.