15.03.12

Hijos de padre anónimo

A las 12:03 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Sujetos activos contra la fe

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

………….
Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Vaticano

En el mundo, en el que nos ha tocado vivir, hay que tener mucha paciencia con el comportamiento de determinadas personas. Sin embargo, tal virtud no debería entrar en liza cuando de lo que se trata es de tergiversar la realidad de las cosas y cuando, sobre todo, quien incurre en determinados comportamientos, lo hace de forma cobarde.

La página que el Vaticano tiene a disposición de quien quiera consultarla no tiene nada de secreta. Por eso quienquiera puede acudir a ella a informarse de lo que tenga a bien informarse.

No se puede decir que la tal página defienda intereses turbios, ni mafiosos ni de ningún otro estilo. Por lo tanto, es difícil que, por ejemplo, alguna policía de las que en el mundo pueden hacer eso, manifieste su intención, al organismo que corresponda, de que se cierre vatican.va.

Sin embargo, hay personas que, creyéndose justicieras del mundo, se han creído, se creyeron el pasado 7 de marzo (y, luego, cinco días después) en el derecho de censurar no una parte del contenido del la página del Vaticano sino de hacer lo posible para que nadie pudiera acceder a la misma. Evitaron que el derecho de información se hiciera posible una cuadrilla de individuos.

Estos individuos son cobardes porque no dan la cara. No la dan porque, a lo mejor, alguno se la partiría y, sobre todo, porque una cosa es que se hagan el mal y se haga daño y otra, muy distinta, que se responda por lo que se hace ante la policía y, luego, ante la justicia.

Dicen que son anónimos y, por eso, mismo, se les conoce por el nombre de “Anonymous” que es lo mismo como decir que hacen lo que les viene en gana sin responsabilidad alguna. Seguramente a eso lo llamarán, ellos mismos, de muchas formas pero seguro que ninguna de ellas tiene que ver ni con la decencia ni con la verdad ni con nada que sea bueno y benéfico sino, al contrario, con todo lo malo y nigérrimo que hay en el comportamiento de quien tira la piedra y luego esconde la mano.

Son, en verdad, hijos de padre anónimo y, por eso mismo, merecen que se les llame como merecen y que, quien corresponda, mejor uno varios jueces, los condenen por los muchos crímenes que, en nombre de no sé qué extraño sentido de la justicia, cometen.

Dicen tener argumentos para hacer lo que hicieron el otro día. Así, acusan a la Iglesia católica de

“la presunta protección de criminales nazis y sacerdotes pedófilos, la oposición de la Iglesia al uso del preservativo y la supuesta injerencia en la vida política italiana”.

Son tan cobardes que ni siquiera afirman lo que afirman sino que se acogen a la “presunción” que siempre es el remedio que se utiliza cuando un medio de comunicación, aunque esté en la seguridad de la comisión de un delito, no puede atribuírselo a persona determinada y se cubre las espaldas diciendo eso. Pero estos zánganos de la informática deben tener asistencia letrada porque, de no ser así, sobra toda precaución en aquellos que creen que nunca van a ser cogidos con las manos en el teclado.

Pero es que, además, se creen en no sé qué poder para decidir algo. Por eso dicen que

“ha decidido poner bajo asedio vuestro sitio en respuesta a las doctrinas, las liturgias y los preceptos absurdos y anacrónicos que vuestra organización con intereses de lucro (Iglesia apostólica romana) propaga y difunde en el mundo entero".

¡Ellos han decidido! Se atreven, estos oscuros individuos, ocultos tras una máscara, a decidir sobre lo que ni saben, ni entienden, ni quieren saber ni quieren entender.

¡Qué les importan a ellos la doctrina, la liturgia y los preceptos católicos! ¿Acaso hay sacerdotes que vayan por las casas obligando a comulgar o a confesarse? ¿Acaso se les lleva la Santa Misa al salón de sus viviendas para que la vivan de forma obligatoria?

Lo que les pasa a estos individuos, malcarados hasta en la máscara, es que no respetan la libertad ajena y tienen miedo de que se les niegue toda atención si no llevan a cabo acciones como la que, el otro día, privó del acceso a la página del Vaticano a quien en uso de su libertad, quería hacerlo.

En realidad son pobres personas que no son capaces de ver más allá de la máscara que llevan, cual reflejo de sí mismas, y quieren que los demás comulguemos con su mundo oscuro, cobarde y mamarracho.

Sin embargo, hay que tenerles algo de pena porque, al fin y al cabo, son hijos de padre anónimo y eso, se quiera o no se quiera, es de lamentar.

Eleuterio Fernández Guzmán