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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 26 de marzo de 2012

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El papa en América Latina

Benedicto XVI: No hay motivos para rendirse al despotismo del mal
Homilía en la celebración de Vísperas con los obispos de América Latina

Un millón de personas saludó al papa en las calles
Encuentro del padre Lombardi con la prensa

Benedicto XVI: "Me voy colmado de experiencias inolvidables"
Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Guanajuato

"Nunca he sido recibido con tanto entusiasmo"
Palabras improvisadas por el papa ante el Colegio Miraflores

"Agradezco la fina hospitalidad que me han dispensado"
Telegrama de despedida al presidente Calderón

"Nos ha recordado que el objetivo es edificar una sociedad más justa"
Discurso de despedida a Benedicto XVI del presidente federal de México

Esperanza para un continente que marcará el futuro de la humanidad
Entrevista a Rafael Navarro-Valls sobre el viaje de Benedicto XVI a Latinoamérica

Es de desear que la libertad religiosa se afiance en México
Discurso del cardenal Bertone en la cena con obispos de América Latina y autoridades mexicanas

La Iglesia puede ayudar a renovar al hombre y a la mujer cubana
Entrevista con el sacerdote cubano Jorge Luis Pérez, que estudia en Roma

Ambiente cubano para el papa en el Arzobispado de Santiago
Será lugar de descanso durante unas horas

La habitación papal en El Cobre: ejemplo de sencillez
Benedicto XVI se albergará en la Casa Sacerdotal

Medio millón de rosarios para Cuba
Con motivo de la visita de Benedicto XVI

Una delegación de universitarios españoles en Cuba
Para acompañar a Benedicto XVI

Mundo

Venezuela: "Si quieres la paz, defiende la vida"
Semana por la Vida 2012

Nos encontramos en un momento decisivo para el futuro de Europa
El cardenal Reinhard Marx, nuevo presidente de los obispos europeos


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El papa en América Latina


Benedicto XVI: No hay motivos para rendirse al despotismo del mal
Homilía en la celebración de Vísperas con los obispos de América Latina
LEÓN, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Después de la celebración de la misa multitudinaria, este domingo 25 de marzo, el papa Benedicto XVI, a las 18 horas, presidió la celebración de las Vísperas, con los obispos de México y de América Latina, en la basílica-catedral de Nuestra Señora de la Luz de León, México. Ofrecemos el texto de la homilía pronunciada por el santo padre durante las Vísperas.

A las 18 horas de la tarde del domingo, saliendo del Colegio Miraflores, el santo padre llegó en auto a la catedral para la celebración de las Vísperas. Con los obispos de México estaban presentes numerosos prelados en representación de las conferencias episcopales de los países de América Latina y del Caribe que conmemoran los 200 años de independencia.

Acogido a su llegada por el Capítulo de la Catedral, el papa se detuvo en oración ante el Santísimo.

Tras el saludo de monseñor Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), empezó el rezo de las Vísperas.

*****

Señores cardenales,
Queridos hermanos en el Episcopado:

Es un gran gozo rezar con todos ustedes en esta basílica-catedral de León, dedicada a Nuestra Señora de la Luz. En la bella imagen que se venera en este templo, la Santísima Virgen tiene en una mano a su Hijo con gran ternura, y extiende la otra para socorrer a los pecadores. Así ve a María la Iglesia de todos los tiempos, que la alaba por habernos dado al Redentor, y se confía a ella por ser la Madre que su divino Hijo nos dejó desde la cruz. Por eso, nosotros la imploramos frecuentemente como «esperanza nuestra», porque nos ha mostrado a Jesús y transmitido las grandezas que Dios ha hecho y hace con la humanidad, de una manera sencilla, como explicándolas a los pequeños de la casa.

Un signo decisivo de estas grandezas nos la ofrece la lectura breve que hemos proclamado en estas Vísperas. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Cristo, pero, al condenarlo a muerte, dieron cumplimiento de hecho a las palabras de los profetas (cf. Hch 13,27). Sí, la maldad y la ignorancia de los hombres no es capaz de frenar el plan divino de salvación, la redención. El mal no puede tanto.

Otra maravilla de Dios nos la recuerda el segundo salmo que acabamos de recitar: Las «peñas» se transforman «en estanques, el pedernal en manantiales de agua» (Sal 113,8). Lo que podría ser piedra de tropiezo y de escándalo, con el triunfo de Jesús sobre la muerte se convierte en piedra angular: «Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente» (Sal117,23). No hay motivos, pues, para rendirse al despotismo del mal. Y pidamos al Señor Resucitado que manifieste su fuerza en nuestras debilidades y penurias.

Esperaba con gran ilusión este encuentro con ustedes, pastores de la Iglesia de Cristo que peregrina en México y en los diversos países de este gran continente, como una ocasión para mirar juntos a Cristo que les ha encomendado la hermosa tarea de anunciar el evangelio en estos pueblos de recia raigambre católica. La situación actual de sus diócesis plantea ciertamente retos y dificultades de muy diversa índole. Pero, sabiendo que el Señor ha resucitado, podemos proseguir confiados, con la convicción de que el mal no tiene la última palabra de la historia, y que Dios es capaz de abrir nuevos espacios a una esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5).

Agradezco el cordial saludo que me ha dirigido el señor arzobispo de Tlalnepantla y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoamericano, haciéndose intérprete y portavoz de todos. Y les ruego a ustedes, pastores de las diversas Iglesias particulares, que, al regresar a sus sedes, trasmitan a sus fieles el afecto entrañable del papa, que lleva muy dentro de su corazón todos sus sufrimientos y aspiraciones.

Al ver en sus rostros el reflejo de las preocupaciones de la grey que apacientan, me vienen a la mente las Asambleas del Sínodo de los Obispos, en las que los participantes aplauden cuando intervienen quienes ejercen su ministerio en situaciones particularmente dolorosas para la vida y la misión de la Iglesia. Ese gesto brota de la fe en el Señor, y significa fraternidad en los trabajos apostólicos, así como gratitud y admiración por los que siembran el evangelio entre espinas, unas en forma de persecución, otras de marginación o menosprecio. Tampoco faltan preocupaciones por la carencia de medios y recursos humanos, o las trabas impuestas a la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su misión.

El sucesor de Pedro participa de estos sentimientos y agradece su solicitud pastoral paciente y humilde. Ustedes no están solos en los contratiempos, como tampoco lo están en los logros evangelizadores. Todos estamos unidos en los padecimientos y en la consolación (cf. 2 Co 1,5). Sepan que cuentan con un lugar destacado en la plegaria de quien recibió de Cristo el encargo de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,31), que les anima también en la misión de hacer que nuestro Señor Jesucristo sea cada vez más conocido, amado y seguido en estas tierras, sin dejarse amedrentar por las contrariedades.

La fe católica ha marcado significativamente la vida, costumbres e historia de este continente, en el que muchas de sus naciones están conmemorando el bicentenario de su independencia. Es un momento histórico en el que siguió brillando el nombre de Cristo, llegado aquí por obra de insignes y abnegados misioneros, que lo proclamaron con audacia y sabiduría. Ellos lo dieron todo por Cristo, mostrando que el hombre encuentra en él su consistencia y la fuerza necesaria para vivir en plenitud y edificar una sociedad digna del ser humano, como su Creador lo ha querido. Aquel ideal de no anteponer nada al Señor, y de hacer penetrante la Palabra de Dios en todos, sirviéndose de los propios signos y mejores tradiciones, sigue siendo una valiosa orientación para los pastores de hoy.

Las iniciativas que se realicen con motivo del Año de la fe deben estar encaminadas a conducir a los hombres hacia Cristo, cuya gracia les permitirá dejar las cadenas del pecado que los esclaviza y avanzar hacia la libertad auténtica y responsable. A esto está ayudando también la Misión continental promovida en Aparecida, que tantos frutos de renovación eclesial está ya cosechando en las Iglesias particulares de América Latina y el Caribe. Entre ellos, el estudio, la difusión y meditación de la Sagrada Escritura, que anuncia el amor de Dios y nuestra salvación. En este sentido, los exhorto a seguir abriendo los tesoros del evangelio, a fin de que se conviertan en potencia de esperanza, libertad y salvación para todos los hombres (cf. Rm 1,16). Y sean también fieles testigos e intérpretes de la palabra del Hijo encarnado, que vivió para cumplir la voluntad del Padre y, siendo hombre con los hombres, se desvivió por ellos hasta la muerte.

Queridos hermanos en el Episcopado, en el horizonte pastoral y evangelizador que se abre ante nosotros, es de capital relevancia cuidar con gran esmero de los seminaristas, animándolos a que no se precien «de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado» (1 Co 2,2). No menos fundamental es la cercanía a los presbíteros, a los que nunca debe faltar la comprensión y el aliento de su obispo y, si fuera necesario, también su paterna admonición sobre actitudes improcedentes. Son sus primeros colaboradores en la comunión sacramental del sacerdocio, a los que han de mostrar una constante y privilegiada cercanía. Igualmente cabe decir de las diversas formas de vida consagrada, cuyos carismas han de ser valorados con gratitud y acompañados con responsabilidad y respeto al don recibido. Y una atención cada vez más especial se debe a los laicos más comprometidos en la catequesis, la animación litúrgica, la acción caritativa y el compromiso social. Su formación en la fe es crucial para hacer presente y fecundo el evangelio en la sociedad de hoy. Y no es justo que se sientan tratados como quienes apenas cuentan en la Iglesia, no obstante la ilusión que ponen en trabajar en ella según su propia vocación, y el gran sacrificio que a veces les supone esta dedicación. En todo esto, es particularmente importante para los Pastores que reine un espíritu de comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, evitando divisiones estériles, críticas y recelos nocivos.

Con estos vivos deseos, les invito a ser vigías que proclamen día y noche la gloria de Dios, que es la vida del hombre. Estén del lado de quienes son marginados por la fuerza, el poder o una riqueza que ignora a quienes carecen de casi todo. La Iglesia no puede separar la alabanza de Dios del servicio a los hombres. El único Dios Padre y Creador es el que nos ha constituido hermanos: ser hombre es ser hermano y guardián del prójimo. En este camino, junto a toda la humanidad, la Iglesia tiene que revivir y actualizarlo que fue Jesús: el Buen Samaritano, que viniendo de lejos se insertó en la historia de los hombres, nos levantó y se ocupó de nuestra curación.

Queridos hermanos en el Episcopado, la Iglesia en América Latina, que muchas veces se ha unido a Jesucristo en su pasión, ha de seguir siendo semilla de esperanza, que permita ver a todos cómo los frutos de la resurrección alcanzan y enriquecen estas tierras.

Que la Madre de Dios, en su advocación de María Santísima de la Luz, disipe las tinieblas de nuestro mundo y alumbre nuestro camino, para que podamos confirmar en la fe al pueblo latinoamericano en sus fatigas y anhelos, con entereza, valentía y fe firme en quien todo lo puede y a todos ama hasta el extremo. Amén.

©Librería Editorial Vaticana

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Un millón de personas saludó al papa en las calles
Encuentro del padre Lombardi con la prensa
Por Anita Bourdin

ROMA, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- En torno a un millón de personas habrían saludado al papa Benedicto XVI a lo largo de sus desplazamientos desde el vienes 24 de marzo, estimó el director de la sala de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en un encuentro con la prensa, este 25 de marzo, en León, México.

Subrayó la acogida “calurosa” y “alegre” reservada a Benedicto XVI en el encuentro de Guanajuato con los niños, el sábado por la parte.

Consideró que Benedicto XVI insistió en la educación a la vez “cultural”, “moral” y de la “conciencia” de los jóvenes, como única vía para “combatir la violencia”.

Respondiendo a los periodistas, excluyó un encuentro con los candidatos a las elecciones presidenciales, así como un encuentro con el presidente de Venezuela Hugo Chávez en Cuba: este último se encuentra en la Isla para un tratamiento de quimioterapia. “No estoy informado de esto, pero no creo que haya la posibilidad concreta. Me sorprendería mucho”, declaró.

De los discursos de Benedicto XVI, llamó la atención sobre el llamamiento a la “libertad religiosa”: la Iglesia, dijo, “no pide privilegios sino participar en la vida de la sociedad mexicana”.

Confirmó además el encuentro que tuvo lugar el sábado entre Benedicto XVI y las familias de las víctimas del terrorismo y el tráfico de drogas, pero no hay encuentro previsto, precisó, con las víctimas de la pedofilia.

Cuando tales encuentros tuvieron lugar, añadió, eran “solicitados por los obispos” y habiendo tenido una “preparación”, estas personas estaban insertas en un proceso de “diálogo y asistencia” que implicaba a la Iglesia. También recordó que el papa no encuentra siempre a las víctimas de pedofilia: este fue el caso de Francia y Portugal por ejemplo.

Algunas personas pidieron un encuentro con “una cierta agresividad y una cierta ambigüedad”. “Se decía querer encontrar al papa, pero no se le quería escuchar en un diálogo profundo, de espiritualidad”.

Sobre todo, el padre Lombardi deploró las acusaciones contra el papa: “Es injusto hablar de Benedicto XVI como de un papa que ha actuado contra la verdad y contra la transparencia”. También respondió a las acusaciones según las cuales el cardenal Joseph Ratzinger habría estado al corriente de las actuaciones del padre Marcial Maciel (+2008) desde 1998 y habría tratado de ocultar el escándalo: hizo valer que “un gran número de documentos” demuestran lo contrario. El p. Maciel fue suspendido “a divinis” por una decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobada personalmente por Benedicto XVI mismo en 2006.

El padre Lombardi respondió igualmente a las acusaciones contra Juan Pablo II de que “no tenía conciencia de la doble vida, del lado oscuro de Maciel”. Recordó a este respecto que “hubo una declaración solemne en el curso de su proceso de beatificación”. “Los dos papas estuvieron siempre por la verdad y la transparencia en este campo”, concluyó.

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Benedicto XVI: "Me voy colmado de experiencias inolvidables"
Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Guanajuato
GUANAJUATO, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- A las 8,10 horas de este lunes 26 de marzo, el papa Benedicto XVI se despidió del Colegio Miraflores de León y se trasladó an auto al aeropuerto internacional de Guanajuato donde, a las 9, tuvo lugar la ceremonia de despedida de México, en presencia del presidente federal, de las autoridades políticas y civiles, de numerosos obispos del país y de un grupo de fieles. Tras el discurso del presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el para pronunció las palabras que publicamos a continuación.

*****

Señor presidente,
Distinguidas autoridades,
Señores cardenales,
Queridos hermanos en el episcopado,
Amigos mexicanos:

Mi breve pero intensa visita a México llega ahora a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y cercanía a un país que llevo muy dentro de mí. Me voy colmado de experiencias inolvidables, como inolvidables son tantas atenciones y muestras de afecto recibidas. Agradezco las amables palabras que me ha dirigido el señor presidente, así como lo mucho que las autoridades han hecho por este entrañable viaje. Y doy las gracias de todo corazón a cuantos han facilitado o colaborado para que, tanto en los aspectos destacados como en los más pequeños detalles, los actos de estas jornadas se hayan desarrollado felizmente. Pido al Señor que tantos esfuerzos no hayan sido vanos, y que con su ayuda produzcan frutos abundantes y duraderos en la vida de fe, esperanza y caridad de León y Guanajuato, de México y de los países hermanos de Latinoamérica y el Caribe.

Ante la fe en Jesucristo que he sentido vibrar en los corazones, y la devoción entrañable a su Madre, invocada aquí con títulos tan hermosos como el de Guadalupe y la Luz, que he visto reflejada en los rostros, deseo reiterar con energía y claridad un llamado al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo y a no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro.

También he sido testigo de gestos de preocupación por diversos aspectos de la vida en este amado país, unos de más reciente relieve y otros que provienen de más atrás, y que tantos desgarros siguen causando. Los llevo igualmente conmigo, compartiendo tanto las alegrías como el dolor de mis hermanos mexicanos, para ponerlos en oración al pie de la cruz, en el corazón de Cristo, del que mana el agua y la sangre redentora.

En estas circunstancias, aliento ardientemente a los católicos mexicanos, y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a no ceder a la mentalidad utilitarista, que termina siempre sacrificando a los más débiles e indefensos. Los invito a un esfuerzo solidario, que permita a la sociedad renovarse desde sus fundamentos para alcanzar una vida digna, justa y en paz para todos. Para los católicos, esta contribución al bien común es también una exigencia de esa dimensión esencial del evangelio que es la promoción humana, y una expresión altísima de la caridad. Por eso, la Iglesia exhorta a todos sus fieles a ser también buenos ciudadanos, conscientes de su responsabilidad de preocuparse por el bien de los demás, de todos, tanto en la esfera personal como en los diversos sectores de la sociedad.

Queridos amigos mexicanos, les digo ¡adiós!, en el sentido de la bella expresión tradicional hispánica: ¡Queden con Dios! Sí, adiós; hasta siempre en el amor de Cristo, en el que todos nos encontramos y nos encontraremos. Que el Señor les bendiga y María Santísima les proteja. Muchas gracias.

©Librería Editorial Vaticana

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"Nunca he sido recibido con tanto entusiasmo"
Palabras improvisadas por el papa ante el Colegio Miraflores
LEÓN, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Este domingo 25 de marzo por la noche, en su residencia, el Colegio de Miraflores de León, Benedicto XVI recibió la visita de grupos de mariachis que le cantaron y, cuando salió a saludarles, le entregaron un gran sombrero mexicano que se puso. El papa improvisó unas palabras de agradecimiento que reproducimos a continuación.

*****

Queridos amigos, muchísimas gracias por este entusiasmo. Estoy muy feliz de estar con vosotros. He hecho muchos viajes, pero nunca he sido recibido con tanto entusiasmo. Llevaré conmigo, en mi corazón, la impresión de estos días. México estará siempre en mi corazón. Puedo decir que desde hace años rezo cada día por México, pero en el futuro rezaré todavía muchos más. Ahora entiendo por qué el papa Juan Pablo II dijo: «Yo me siento un papa mexicano».

Queridos amigos, aunque estoy contentísimo de este encuentro, perdonarme si me retiro, porque mañana será un día exigente. Termino esta jornada con mi bendición: Que os bendiga Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Buenas noches.

©Librería Editorial Vaticana

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"Agradezco la fina hospitalidad que me han dispensado"
Telegrama de despedida al presidente Calderón
GUANAJUATO, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- El avión con Benedicto XVI al bordo --un B777 de Alitalia- partió del aeropuerto internacional de Guanajuato, México, a las 9,30 horas locales, en dirección a Santiago de Cuba.

En el momento de dejar el territorio mexicano, el santo padre Benedicto XVI hizo llegar al presidente federal de los Estados Unidos de México, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el siguiente mensaje telegráfico:

"Al concluir mi viaje apostólico a México, deseo reiterar mi profundo agradecimiento a vuestra excelencia y a las demás autoridades, así como a los pastores y fieles de esa amada tierra, por la fina hospitalidad que me han dispensado en estos días. Correspondo complacido a las innumerables atenciones recibidas confiando a la amorosa protección de Nuestra Señora de Guadalupe a los queridísimos hijos e hijas de esa noble nación, para que en consonancia con sus vigorosas raíces cristianas, continúen fomentando por doquier los valores morales y cívicos, y así se consolide la convivencia social por los caminos de la paz, la concordia y la solidaridad. Con estos sentimientos, les imparto de corazón una especial bendición apostólica, prenda de abundantes favores divinos".

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"Nos ha recordado que el objetivo es edificar una sociedad más justa"
Discurso de despedida a Benedicto XVI del presidente federal de México
SILAO, GUANAJUATO, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- A las 9 horas de este lunes, tuvo lugar la ceremonia de despedida de México, en presencia del presidente federal, de las autoridades políticas y civiles, de numerosos obispos del país y de un grupo de fieles. Ofrecemos el texto del discurso de despedida del presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.

*****

Su Santidad Benedicto XVI.

Muy honorables integrantes de la comitiva que le acompaña.

Señores representantes de los poderes de la Unión.

Señor licenciado Juan Manuel Oliva, Gobernador del Estado de Guanajuato.

Señores gobernadores.

Estimados colaboradores del Gobierno Federal.

Señores cardenales.

Señores arzobispos.

Señores obispos.

Muy queridas niñas, muy queridos niños, muy queridos jóvenes mexicanos.

Mexicanas y mexicanos:

En nombre del pueblo y del Gobierno de México, agradezco enormemente a su santidad Benedicto XVI la visita que ha llevado a cabo en nuestro país.

Han sido tres días de intensa emoción, en los que se han encontrado el profundo pensamiento y el afecto de un líder espiritual, con la entrega de un pueblo que expresa su fe en plena libertad.

Al recibir a su santidad, las mexicanas y los mexicanos lo hemos hecho con profunda alegría y con lo mejor de nuestra hospitalidad.

Ha sido memorable la manera en que cientos de miles de personas, especialmente jóvenes, han manifestado su júbilo en las calles, en las plazas, tanto de León, como de Guanajuato, como de esta Ciudad de Silao; ciudades que han mostrado lo mejor de su rostro para recibirlo.

México nunca olvidará a su santidad. México lo llevará a usted siempre, en el alma.

Su Santidad:

Llévese para siempre las sonrisas de nuestros niños, las porras de nuestros jóvenes, las innumerables muestras de afecto, de respeto y de gratitud de las que fue objeto a lo largo de sus recorridos, y en cada uno de sus encuentros.

Esperemos que se lleve por siempre este recuerdo, de un México que lo quiere y que siempre lo recibirá con cariño y con los brazos abiertos.

Lleve, también, consigo, las lágrimas de las personas a quienes usted ha consolado, las preocupaciones cotidianas de quienes padecen pobreza, marginación o violencia.

Tenga siempre presente a México y abogue por él.

La visita de su santidad ha colmado a los mexicanos en muchas formas: de emoción, al vivir inolvidables momentos; de esperanza, al escuchar sus mensajes. Pero, sobre todo, ha tocado usted el corazón de los mexicanos con su cercanía y con su afecto.

Los millones de mexicanas y mexicanos que se alegran con su presencia, conservan, desde ahora, el eco de sus palabras con las que ha sembrado una semilla de paz y de esperanza.

Estoy seguro que su visita hará que el alma de muchos compatriotas pueda superar, como usted lo ha buscado, el cansancio, recuperar la alegría y la felicidad interior.

Sé que ahora millones de familias en México redoblarán su esfuerzo para vivir de acuerdo a los más altos valores que muchos mexicanos compartimos con usted, para vivir en paz y armonía, para ver con confianza el porvenir y con esperanza, como usted nos lo ha pedido.

Coincidimos con usted en el anhelo de que en cada hogar se fortalezcan los valores de familia, de respeto a la libertad y a la dignidad de la persona, de justicia. Valores sin los cuales no es posible el bien común.

Ha quedado, también, claro su mensaje de que esos valores pueden evitar que los jóvenes caigan en la ambición del dinero fácil e ilimitado, a través de caminos falsos de violencia o de delincuencia.

Esperamos, sinceramente, que los mexicanos trabajaremos unidos para legar, como herencia, un mundo mejor, sin envidias, ni divisiones, como usted lo ha señalado.

Paz, concordia, justicia y solidaridad, son principios que usted ha enfatizado, y que tendremos siempre muy presentes.

Le agradecemos sus oraciones por los mexicanos y, en especial, por nuestros niños, sus gestos de consuelo para los que sufren. Sus palabras que han reencendido el aliento de muchas de las almas que lo han visto y lo han oído.

Su santidad nos ha recordado que el objetivo de nuestro esfuerzo debe ser la edificación de una sociedad más justa, en la que cada mexicana y cada mexicano disfrute de todos lo derechos que corresponden a la eminente dignidad de la persona y, en especial, nos ha recordado la importancia de cuidar y proteger a nuestros niños y jóvenes.

Sin duda, estos encuentros con usted nos han dejado en una mejor actitud para vivir de acuerdo a principios y valores, y de conformidad con las exigencias de la ley y el respeto a los derechos humanos. Valores y principios compartidos por la inmensa mayoría de los mexicanos, unos desde la fe profesada, no sólo en la Iglesia católica, sino en múltiples credos, otros desde los principios filosóficos y éticos del humanismo vivido con rectitud.

Espero que durante estos días su santidad haya constatado que el pueblo mexicano, a pesar de las difíciles circunstancias que ha vivido, no está, ni estará desesperanzado; que el pueblo mexicano tiene una gran riqueza espiritual y cultural, que le da vigor y alegría cada día, que le da confianza en sus grandes capacidades y entusiasmo en sus tareas. En fin. Que somos un pueblo fuerte y vigoroso, que abre sus puertas con alegría, con mucha alegría, a todo aquél al que llama amigo y, en especial, al Obispo de Roma.

Su Santidad:

A nombre de millones de mexicanas y mexicanos, muchas gracias por esta visita que nunca olvidaremos.

Gracias por fortalecer la concordia y el amor entre nosotros.

Gracias por dejarnos el espíritu lleno de esperanza y el ánimo fortalecido para seguir luchando por un México justo, seguro y próspero al que aspiramos.

Gracias, también, por la extraordinaria experiencia de estos días, y por la riqueza y profundidad de sus palabras.

Tenga la seguridad de que a partir de hoy, México lo llevará siempre en su recuerdo. Y también, estoy seguro, se lleva usted el corazón de muchos mexicanos.

Deseamos muy pronto poder volver a contar con su presencia en nuestro país.

Los mexicanos le deseamos una exitosa estadía en La Habana, y un buen viaje de regreso al Vaticano.

Su Santidad Benedicto XVI:

México es, y será siempre, su casa.

Gracias, nuevamente.

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Esperanza para un continente que marcará el futuro de la humanidad
Entrevista a Rafael Navarro-Valls sobre el viaje de Benedicto XVI a Latinoamérica
Por Nieves San Martín

MADRID, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Nuestro colaborador habitual Rafael Navarro-Valls, catedrático y académico de la Real de Jurisprudencia, así como consultor del Consejo Pontificio para la Familia, analiza en esta entrevista el significado del viaje apostólico de Benedicto XVI a América Latina

En una entrevista, concedida a ZENIT, Rafael Navarro-Valls afirma que el papa llega a México y Cuba con un mensaje de esperanza para un continente que, junto con China, marcará el futuro de la humanidad.

¿Cuál es el significado de este segundo viaje a Latinoamérica?

--R. Navarro-Valls: Por encima de justificaciones oficiales de mayor o menor entidad –bicentenario de la independencia de Mexico y 400 aniversario de la Virgen del Cobre, patrona de Cub – es claro que el objetivo principal, como se ha dicho, es “pagar una deuda pendiente” con la América hispana. Con esa América en la que vive casi la mitad de todos los católicos del mundo y que, más arriba, en Estados Unidos, se va concentrando una ingente colonia hispana de enorme valor para el catolicismo estadounidense. Si a eso se une que, el catolicismo de trasfondo hispano en América, sufre el doble ataque del sincretismo religioso y de la influencia cada vez mayor del relativismo que llega de Europa, en especial, de España, se entiende que Benedicto XVI quiera con su presencia vigorizar las raíces del catolicismo hispanoamericano. Su motivación prioritaria es reavivar la tradición católica de los pueblos latinoamericanos, lanzando desde México (91,89% de bautizados en la Iglesia católica) y Cuba (60,19%) un mensaje de esperanza para el continente que, junto con China, marcará el futuro de la humanidad. Este objetivo es evidente desde que el papa ha puesto los pies en México y en sus primeras palabras para Cuba.

Desde luego, no falta quien ve “oscuras motivaciones políticas” en el viaje a Cuba y México. Pero resulta irónico pensar que Benedicto XVI esté, por un lado, echando una mano a los comunistas hermanos Castro (como opina un sector de la disidencia cubana) y, por otro, apoyando al conservador PAN de Felipe Calderón (como sostiene alguna izquierda mexicana).

¿Cuáles son los principales desafíos que afronta México en este momento?

--R. Navarro-Valls: Es claro que en México existen multitud de familias divididas o forzadas a la migración, el flagelo de la pobreza que azota un amplio sector social, la corrupción política y empresarial campando por sus respetos, la violencia extrema del narcotráfico, la crisis de valores que desemboca en violencia doméstica y en criminalidad. El propio Benedicto XVI ha ido enumerando lúcidamente estos desafíos en su alocución ayer, después de la multitudinaria celebración de la eucaristía en el Parque Bicentenario de León. A estos desafíos se une, para la Iglesia católica, la necesidad de una mayor libertad religiosa, que conecte la constitución mexicana con las grandes Declaraciones de derechos humanos. En este momento en el Senado mexicano hay un proyecto de ley en este sentido, apoyado por todas las confesiones religiosas presentes en Mexico.

Por lo demás, existe un desafío espiritual –común, por lo demás, a muchos países- que es superar “la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente”. Es decir, vencer el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristiano. Si se analizan las intervenciones del Papa en estos días en México todos y cada uno de estos desafíos están presentes.

¿Cuáles son los principales desafíos que afronta Cuba en este momento?

--R. Navarro-Valls: Cuba se encuentra abocada – lo quiera o no- a una “primavera cubana”, con algún parecido a la situación de los países del Este a finales de los 80 y a la “primavera árabe” de estos años. No hay que olvidar que el régimen cubano está agonizando. El problema es que, en sus momentos finales, no desate la violencia. Por eso, desde fuera y me parece que la diplomacia vaticana lo comprende, no conviene acelerar la agonía con acciones más o menos desestabilizadores. Se habla de una especie de “Ostpolitik a escala caribeña”, que haga posible una verdadera libertad religiosa. Si esta, la primera de las libertades se acepta, detrás vendrán las restantes.

¿Logrará la visita de Benedicto XVI aquello que se convirtió en síntesis de la predicación de Juan Pablo II en la bella isla caribeña: que "Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba"?

--R. Navarro-Valls: Desde mi punto de vista ambas cosas son inevitables. La anomalía política cubana necesita asomarse –como ha hecho esa otra gran anomalía política que es China- al mundo occidental que rodea la última muralla que, en Occidente, separa a todo un pueblo de la libertad. Lo cual significa abrir de una vez los grilletes ideológicos que aún aprisionan al pueblo cubano.

¿Qué frutos se pueden esperar de esta visita?

--R. Navarro-Valls: Los frutos de un viaje papal tienen un efecto directo y otros colaterales. El primero es silencioso: el que ocurre en el fondo de las almas que reciben el mensaje cristiano. ¿Quién puede mensurar el aumento de fe, esperanza y caridad en el fondo de las personas ? A veces los expertos se preguntan: "¿queda algo después de cada uno de esos viajes?” Esta misma pregunta hice una vez a un cercano colaborador de Juan Pablo II. Me contestó con una anécdota. En Kinsangani, a orillas del río Congo, en una noche de calor sofocante y después de una jornada agotadora, esa persona preguntó a un joven misionero al que la malaria y las dificultades materiales habían convertido en un anciano prematuro. ¿Valía la pena que viniera el papa aquí unas horas?. “No puedo hacer balance”, respondió el interlocutor, “de lo que Dios quiera hacer aquí. Pero aunque sólo quedara el bien que ha hecho a mi alma estar con el papa en este rincón perdido del mundo, estaría justificado su viaje”.

Los efectos colaterales se mueven en el plano de los pasos adelante en el marco de los derechos humanos, en un aumento de la solidaridad que mitigue el egoísmo humano, en una aceleración histórica de las libertades (en especial, la libertad religiosa) y, en definitiva, en una mayor conciencia de las exigencias de un verdadero ser humano. Pero estas metas no se alcanzan en un instante: es cuestión de tiempo… y paciencia.

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Es de desear que la libertad religiosa se afiance en México
Discurso del cardenal Bertone en la cena con obispos de América Latina y autoridades mexicanas
LEÓN, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- A las 19,30 hora local, al término de las Vísperas celebradas en la catedral de León, el cardenal secretario de Estado vaticano Tarcisio Bertone presidió en el Patio de la Catedral una cena en honor de los obispos mexicanos y de los obispos invitados, con la participación del séquito papal. Estuvo presente el presidente federal de MéxicoFelipe de Jesús Calderón Hinojosa.

En la misma, pronunció unas palabras el secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, de las que ofrecemos el texto.

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Señor Presidente,
Distinguidas autoridades, 
Señores cardenales,
Señor arzobispo de León,
Señor arzobispo de Tlalnepantla y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoamericano,
Queridos hermanos en el Episcopado:

Doy gracias a Dios que nos ha reunido en torno a esta mesa, para compartir en la cena un momento de amistad. Agradezco vivamente a quienes lo han hecho posible, así como los nobles sentimientos que lo han motivado.

La visita de Su Santidad Benedicto XVI a México es una ocasión de profunda alegría al ver cómo esta querida nación ha abierto una vez más de par en par sus puertas al sucesor de Pedro, manifestando así la grandeza de espíritu de sus hijos, su fina hospitalidad y la recia fe católica arraigada en ellos.

Al conmemorarse este año el vigésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede, la presencia de las distinguidas autoridades que nos honran con su grata compañía pone de relieve que tanto la Iglesia como el Estado tienen la común tarea, cada uno desde su misión específica, de salvaguardar y tutelar los derechos fundamentales de las personas. Entre ellos, destaca la libertad del hombre para buscar la verdad y profesar las propias convicciones religiosas, tanto en privado como en público, lo cual ha de ser reconocido y garantizado por el ordenamiento jurídico. Y es de desear que en México este derecho fundamental se afiance cada vez más, conscientes de que este derecho va mucho más allá de la mera libertad de culto. En efecto, impregna todas las dimensiones de la persona humana, llamada a dar razón de su propia fe, y anunciarla y compartirla con otros, sin imponerla, como el don más preciado recibido de Dios.

También las funciones diplomáticas deben radicarse en la promoción de esa gran causa común, a la que el cristianismo puede ofrecer una contribución válida, porque es “una religión de libertad y de paz, y está al servicio del auténtico bien de la humanidad” (Benedicto XVI, Discurso al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede, 8 enero 2009). Por ello, la Iglesia no cesa de exhortar a todos, para que la actividad política sea una labor encomiable y abnegada en favor de los ciudadanos y no se convierta en una lucha de poder o una imposición de sistemas ideológicos rígidos, que tantas veces dan como resultado la radicalización de amplios sectores de la población.

En este sentido, los obispos aquí presentes son exponentes del compromiso de la Iglesia católica en la hermosa labor de trabajar por el hombre, por quien Jesucristo dio la vida. En cada generación, ella ha escrito una página de esta historia de servicio a la humanidad. Unas líneas son obra de los santos, otras de los mártires. No han faltado en esta historia pastores audaces, religiosos ejemplares, jóvenes de voz profética, valerosos testigos de la caridad y fieles laicos que, a veces con gran sencillez, han tendido la mano y abierto su casa al hermano en necesidad. A través de múltiples expresiones, se ha querido desplegar la belleza del cristianismo para abrazar a todo hombre o mujer, sin mirar raza, lengua o clase social. A ello ha concurrido tanto la dimensión de fe hondamente profesada y celebrada, como se percibe en México y en toda Latinoamérica, como los más variados proyectos de solidaridad que han alentado a tantos a salir del egoísmo para ayudar en las necesidades sociales más básicas y urgentes. No podemos olvidar las iniciativas dirigidas a la promoción de los derechos de cada hombre y cada pueblo, la defensa de su libertad y el cultivo del arte y la cultura.

Si en esta misión ha habido alguna sombra, eso no empaña el esplendor del evangelio, siempre presente para purificar y alumbrar nuestro camino, que hoy pasa por esa revitalización de la fe a la que su santidad Benedicto XVI no se cansa de invitar.

Con estos deseos, alzo mi copa, y los invito a ustedes a hacer lo mismo, para brindar por el santo padre, a quien Dios conserve y proteja siempre. Brindo asimismo por México, tierra bendecida por Nuestra Señora de Guadalupe, y por sus hijos e hijas, que han sabido ganarse el afecto de Benedicto XVI. Brindo por todos los queridos países hermanos de América Latina y el Caribe. Reitero mi gratitud por las continuas y delicadas atenciones recibidas en estos días y expreso a todos ustedes mi cercanía y reconocimiento por esta espléndida velada. Muchas gracias.

©Librería Editorial Vaticana

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La Iglesia puede ayudar a renovar al hombre y a la mujer cubana
Entrevista con el sacerdote cubano Jorge Luis Pérez, que estudia en Roma
Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Este lunes aterrizó el papa Benedicto XVI en Cuba, luego de una visita exitosa a México, cuyas cifras de acogida y el contenido de su mensaje han dejado sorprendidos a propios y extraños. En el país caribeño se espera una espontaneidad similar, especialmente cuando los cubanos son conscientes de que cuando llegó otro pontífice, hace 14 años, las cosas empezaron a cambiar...

ZENIT conversó con el padre Jorge Luis Pérez Soto, sacerdote de la archidiócesis de San Cristóbal de la Habana, quien vive en Roma porque estudia la especialidad de teología dogmática con toda libertad.

Como la libertad que tuvo para ingresar en el seminario y luego ordenarse de presbítero hace 4 años, respondiendo así a una vocación nacida en medio de una Iglesia cubana que nunca se durmió, sino por el contrario, que tanto ayer como hoy, es una comunidad viva que tiene mucho que proponer para la reconstrucción de Cuba.

Su vocación nació dentro de un sistema ateo…

--P. Pérez: Si, evidentemente. Mi vocación surgió en mi vivencia como cristiano en la Iglesia católica de los años noventa en Cuba. Me la planteé en serio en el año 1995, a los 15 años, y luego entré en el seminario una vez terminado el bachillerato civil y el servicio militar.

¿Es fácil el ingreso o se necesita un permiso especial de las autoridades de gobierno?

--P. Pérez: Es normal que alguno se plantee el ser sacerdote y se ingresa. Es una libre opción y no hay ningún obstáculo para entrar.

¿Cuál es la diferencia de la Iglesia cubana de los años noventa y la actual de 2012?

--P. Pérez: La de los años 90 fue una Iglesia de multitudes, que tras la caida del comunismo histórico de la Europa del este, y la gran crisis económica de Cuba por el fin del régimen soviético, muchos católicos llegaron a nuestros templos buscando respuestas a sus preguntas más profundas. La Iglesia en Cuba ya se había expresado en el año 1986 en el primer Encuentro nacional eclesial cubano, cuyo tema fue “Iglesia sin fronteras, solidaria en el amor”, que fue una revisión del modo como estábamos viviendo nuestro ser eclesial desde lo íntimo de nuestro ser, en proyección hacia la misión que teníamos encomendada.

¿Salió algún documento orientador de allí?

--P. Pérez: Si, fue un documento pastoral muy importante donde la opción fue ser una Iglesia encarnada, misionera y orante. Es así que se sale de los templos y se dice: ¡estamos vivos, tenemos un mensaje que transmitir! Hoy ya ha pasado el periodo de la multitud y la iglesia está en una etapa con menos miembros, pero con opciones más definidas en orden a la fe.

¿La visita de Juan Pablo II en 1998 también tuvo un impacto en este proceso, no?

--P. Pérez: Si, porque era la primera vez que podíamos expresarnos como Iglesia públicamente y decirle al mundo que la Iglesia no estaba muerta y que teníamos una vida para nuestro pueblo, y que esta podía edificarla y darle sentido a sus vidas.

¿Qué espera el pueblo cubano del mensaje del papa Benedicto XVI?

--P. Pérez: El pueblo cubano es múltiple en sus opciones, en sus estilos de vida, en sus criterios y en sus pensamientos políticos, ya sea que estés dentro o fuera de la Isla. Situándome con el pueblo que vive y siente en Cuba, todos esperan una voz de esperanza, que los ilumine a enfrentar las realidades sociales que viven. Luego se espera un mensaje de amor --él viene como “Peregrino de la Caridad”--, lo que se presenta como un camino de realización de la identidad cubana, porque si queremos cambios reales debemos aspirar a hacerlo por ese camino.

¿Y ante la crisis de la familia, tan acentuada en Cuba?

--P. Pérez: Es la crisis en general de la sociedad posmoderna, porque es dificil que una persona se plantee optar por valores perennes que marquen la vida para siempre. Otra es la irresponsabilidad en la vivencia de la moralidad personal y sexual que implica una dificultad a la hora de tomar una decisión, que implique una responsabilidad para toda la vida. Es importante entonces el mensaje del papa, pero también la labor de educación que realiza la iglesia, y que nos gustaría poder hacer más.

También preocupa el elevado número de abortos, ¿no?

--P. Pérez: Sí, es elevado. Predicar el evangelio de la vida es imprescindible también en nuestra patria. Es como una cadena de consecuencias que una va tirando de la otra.

¿Qué significado tienen los lugares que visitará el papa?

--P. Pérez: Va a Santiago de Cuba que es la archidiócesis primada y donde está el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, donde se custodia la imagen encontrada hace 400 años por tres esclavos que trabajaban en una mina de cobre, luego de haberla invocado en medio de una tormenta que puso en riesgo sus vidas. Luego los esclavos de la zona empezaron a darle devoción y se extendió rápidamente por todo el país. Es curioso que allí fue el primer lugar donde se abolió la esclavitud en Cuba.

¿Y La Habana?

--P. Pérez: Es la capital, y fue la segunda archidiócesis de la Isla y donde residieron la mayoría de los obispos cubanos. Se celebrará una misa cuyo motivo es la patria, la fe. Será en la Plaza de la Revolución, que es testigo de la historia de los últimos 50 años de Cuba y donde celebró el beato Juan Pablo II.

¿Con la llegada del papa se espera más libertad religiosa?

--P. Pérez: Aunque la libertad de culto existe, en la libertad religiosa tiene que haber una progresión. La Iglesia cuando pide esta libertad religiosa no es por una preponderancia social, sino porque estamos convencidos de que los valores del evangelio tienen algo de bueno que aportar a la vida de la sociedad. La Iglesia puede ayudar a renovar al hombre y a la mujer cubana, y lo pide como un derecho.

¿Cómo debe expresarse esta libertad religiosa?

--P. Pérez: Por ejemplo, la Iglesia debería poder expresarse por los medios de comunicación de un modo más sostenido. Lo central es la concepción de que los valores del evangelio, y casi cito a Juan Pablo II en Cuba, no son un peligro para ningún proyecto social, sino que pueden servir como levadura en la masa, fermento de bien, de gracia, de santidad para una sociedad.

Una invocación final para sus compatriotas --dentro y fuera de Cuba--, que verán llegar hoy al papa…

--P. Pérez: La visita del papa es pastoral, es decir, la dilección del pastor por la grey que le ha sido confiada y que él apacienta como el sucesor de san Pedro, en nombre del Señor Jesucristo según su propio mandato. Les pediría a los lectores de ZENIT y a los cubanos dentro y fuera de la Isla, que nos abramos al mensaje del amor. Muchas veces se juzga a la Iglesia o a las personas en virtud del pasado y por los juicios nos perdemos las riquezas profundas que pueden aportarnos en este momento. Y el papa no va a hacer nada que tengamos que hacer los cubanos. Él nos acompaña como pastor y nos instruye con su magisterio; y ya el resto, la vida de la nación, es algo que nos toca gestionar a nosotros los cubanos. 

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Ambiente cubano para el papa en el Arzobispado de Santiago
Será lugar de descanso durante unas horas
Por Araceli Cantero Guibert

SANTIAGO DE CUBA, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Para llegar al Arzobispado de Santiago de Cuba, después de su recepción en el aeropuerto Antonio Maceo, el día 26 de marzo, el papamóvil de Benedicto XVI hará un recorrido de casi doce kilómetros por las calles santiagueras, saludando al pueblo que le reciba.

No le será difícil distinguir el edificio del Arzobispado en la empinada calle de San Jerónimo, ya que ha sido recientemente pintado de color crema y en su fachada luce un gran cartel con su imagen y el mensaje: “Bienvenido a Cuba Benedicto XVI-Peregrino de la Caridad”.

El edificio está situado en la zona alta de la ciudad. Por sus balcones se puede contemplar un panorama de calles empinadas y techos rojos coloniales, y al fondo la bahía rodeada de montañas.

Un grupo de adolescentes le estará esperando. Entre ellos Gretchel Octavia Amor Heredia, de 10 años, quien dos días antes estaba preparando los pompones que usarán los niños para saludarle. Sacaba los hilos a unos grandes sacos, tejidos con tiras de plástico, que se usan para transporte de materiales hasta formar unos largos flecos. Después enrollaba la bolsa de manera que los flecos unidos formaban una especie de plumero o pompón blanco. El resultado es una muestra de la creatividad que despliegan los cubanos para crear, de la nada, artísticos y útiles objetos.

Gretchel participa en la parroquia de Santa Lucía y expresó que “es un honor para mi darle la bienvenida al Papa”.

En el Arzobispado, el papa podrá reposar unas horas antes de la Misa en la plaza Antonio Maceo.

El padre Juan Elizalde, párroco de la catedral de Bayamo y vicario de esa Diócesis ha colaborado en la preparación de los espacios en que el papa descansará o será recibido, tanto en El Cobre como en el Arzobispado de Santiago. Estos espacios no son nuevos sino los ya existentes pero “adecuadamente dispuestos para que se sienta bien entre nosotros”, explicó el sacerdote.

“En el Arzobispado, le hemos dispuesto una sala de recibo que es la biblioteca privada del arzobispo, monseñor Dionisio García Ibañez, por si quiere hablar con alguna persona. Se ha preparado también la habitación privada del arzobispo por si quiere descansar”, indicó.

En la adecuación de estos espacios ha trabajado un equipo bajo la dirección de Eduardo Franco restaurador del Arzobispado.

“Hemos montado aquí mismo un taller para la restauración de imágenes y cuadros y les estamos dando mantenimiento”, explicó Franco. Junto a él Jorge Cuspiner seleccionaba algunos de los cuadros para colocar en las paredes de una de las estancias.

“Para nosotros es algo emocionante. Estamos tratando de crear un espacio agradable para que el papa se sienta cómodo y como en casa”, comentó Cuspiner.

Explicó que estaban tratando de seleccionar una muestra de cuadros cubanos, santiagueros principalmente “para que el papa se lleve una imagen de la pintura cubana que sea agradable visualmente”. Ya colocadas, se mostraban acuarelas de Juan Emilio Hernández Giro, paisajes de Rodolfo su hermano centrados en la campiña cubana.

También una obra de la Virgen de la Caridad montada hace poco.

Eduardo Domínguez, otro de los trabajadores en estos espacios, nunca imaginó tener esta oportunidad. “Es algo importante para el país y sobre todo para nosotros que el papa nos visite y que sea por segunda vez. Es un honor y es muy importante para mi colaborar con esto”.

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La habitación papal en El Cobre: ejemplo de sencillez
Benedicto XVI se albergará en la Casa Sacerdotal
Por Araceli Cantero Guibert

EL COBRE, lunes 26 marzo 2002 (ZENIT.org).- Una cama sin cabecera, con colcha color beige, un crucifijo en la pared, una mesita de noche con una lamparita, y una mesita para el teléfono, son los elementos que llenan la habitación en la que descansará Benedicto XVI durante su estancia en la Casa Sacerdotal junto al Santuario del Cobre, en Cuba.

La habitación esta climatizada y tiene una ventana que se mantiene cerrada y cubierta con cortinas en tonos verde claro y beige. Una puerta lateral se comunica con el baño privado.

Al salir de la habitación, Benedicto XVI encontrará un pasillo lindante a un pequeño patio interior iluminado desde arriba por un ventanal que da una tonalidad verdosa a la luz entrante.

Por la derecha del pasillo se encuentra la entrada principal que se abre a la izquierda a una pequeña sala recibidor con un sofá y tres butacas en color claro. A la derecha de la entrada está el comedor de invitados con capacidad de hasta veinte personas.

En la parte posterior de la casa hay un comedor privado, otras cuatro habitaciones y una cocina.

Dos días antes de la llegada del papa las religiosas canadienses hacían ensayos con los equipos de cocina.

La hermana Patricia, ya cocinó para Juan Pablo II en su visita a Cuba en 1998. Lo hizo para la comida de despedida que incluía a 85 personas. Dice que lo que le ayuda es la experiencia en la Nunciatura. Además estuvo al frente de la cocina durante el Encuentro Nacional Eclesial Cubano ENEC, en 1986, que reunió a representantes de toda Cuba en lo que hoy es la casa Sacerdotal Félix Varela, de la Habana.

Con ella, haciendo algunas pruebas en la cocina de lo que será la residencia papal, la noche del 26 de marzo, estaba la religiosa Colette Rodrigue que también cocinará para Benedicto XVI.

La capilla que usará el santo padre es la misma de la adyacente Casa de Encuentros, antiguo Seminario de San Basilio. Se ha restaurado el viacrucis, los vitrales, y el techo y se han barnizado los bancos y pulido el piso. También han sido remodeladas las habitaciones de la Casa de Encuentros en donde se hospedarán las personas del séquito del santo padre.

Cada vez que Benedicto XVI cruce desde su residencia a la capilla podrá contemplar al fondo el Santuario de El Cobre, en donde orará privadamente ante la Virgen en la mañana del día 27.

La casa que albergará al Santo Padre no ha sido construida para él, sino que forma parte del proyecto de remodelación del Santuario y de sus dependencias cercanas que incluía esta edificación para sacerdotes jubilados. Este proyecto se realizó con motivo de 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad y antes de conocerse la visita del santo padre al Santuario del Cobre como Peregrino de la Caridad.

Fausto Veloz García es el Jefe de Inversiones del Arzobispado de Santiago de Cuba y ha estado al frente de la adecuación del Santuario y de sus dependencias cercanas.

“Para mi es un acto de honor y orgullo y de mucha alegría haber trabajado en la construcción que va a ofrecer al papa una estancia feliz, aquí en El Cobre”, señaló mientras mostraba las dependencias aún en construcción.

También Julio César, uno de los obreros en el proyecto, expresó su satisfacción por trabajar en esta obra y de esta manera “darle la bienvenida al papa Benedicto para que encuentre más bonito el Santuario de El Cobre”. Su compañero Danny se mostró contento y con la esperanza de poder ver al Papa en su visita.

Además de la residencia sacerdotal ya terminada, el proyecto incluye, un conjunto de once cabañas en cemento con tejados rojos, un policultural y una capilla, todo ello con capacidad para albergar a 120 personas. Se ha construido una edificación como base de apoyo, para almacenes. Se espera que esta parte de la construcción esté terminada antes de que concluya el Año Jubilar Mariano.

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Medio millón de rosarios para Cuba
Con motivo de la visita de Benedicto XVI
ROMA, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- La organización de caridad católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha proporcionado 250.000 rosarios para Cuba, con motivo de la visita del papa Benedicto XVI a la Isla que empieza este lunes.

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha donado también 250.000 folletos explicando cómo rezar el rosario, 15.000 libros del rosario de los niños y 10.000 “Cajas de oración”, conteniendo un rosario, una pequeña botella de agua bendita, un crucifijo de bolsillo y oraciones básicas.

Subrayando la importancia de proporcionar ayuda para apoyar la evangelización en Cuba, Ulrich Kny, coordinador de los proyectos en América Latina de AIN, dijo que la Iglesia está todavía recuperándose de décadas en las que la gente no era libre de practicar su fe.

Mencionó que en los años 60 el régimen de Fidel Castro confiscó iglesias católicas, escuelas, hospitales y otros edificios y expulsó a centenares de sacerdotes y religiosos.

Añadió: “La Iglesia cubana todavía sufre las consecuencias de esta dolorosa experiencia. Por esta razón Cuba sigue siendo una prioridad para AIN”.

La visita de tres días de Benedicto XVI marca el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. La pequeña figura de madera fue encontrada en 1612 por tres jóvenes que buscaban sal en la bahía de Nipe al noreste del país y fue llevada a El Cobre.

Desde allí, la devoción a la Virgen se extendió por toda la Isla y hoy es venerada como la patrona del país. Los rosarios de AIN contienen una imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

De los 250.000 rosarios, 100.000 han sido entregados a la Archidiócesis de Santiago de Cuba, donde se encuentra el santuario de El Cobre. Otros 60.000 rosarios fueron a la Archidiócesis de La Habana, donde el papa Benedicto XVI celebrará la misa final de su peregrinación. Los restantes 90.000 serán distribuidos en las otras nueve diócesis del país.

Los rosarios serán vendidos a un precio simbólico en el santuario y las parroquias. Los beneficios obtenidos se dedicarán a la renovación y expansión del centro de peregrinaciones y santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Unas 500.000 personas visitan el centro de peregrinaciones de El Cobre cada año.

Cuba tiene una población en torno a 11.242.000 habitantes, de los que más del 60% son católicos, aunque muchos de ellos no practican regularmente su fe.

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Una delegación de universitarios españoles en Cuba
Para acompañar a Benedicto XVI
MURCIA, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Una delegación de la Universidad Católica San Antonio (UCAM), de Murcia, España, acompaña a Benedicto XVI en su viaje apostólico a Cuba. La delegación está encabezada por el presidente de la Universidad, José Luis Mendoza y por el vicerrector de Extensión Universitaria, Antonio Alcaraz.

Un numeroso grupo de alumnos, profesores y voluntarios de la Universidad Católica San Antonio, encabezado por el presidente de la Universidad, José Luis Mendoza, y por el vicerrector de Extensión Universitaria, y director del Instituto Internacional de Caridad y Voluntariado (IICV) Juan Pablo II, Antonio Alcaraz, partió el pasado sábado 24 de marzo rumbo a Cuba, con objeto de acompañar al papa Benedicto VVI durante su viaje apostólico al país caribeño

Los peregrinos de la Universidad Católica San Antonio completarán en Cuba durante esta semana un intenso programa de actividades que incluye la participación este lunes, 26 de marzo, en un encuentro con el papa junto a peregrinos de multitud de países y en la Eucaristía oficiada por el pontífice en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba, la asistencia el miércoles día 28, a la misa con el papa en la Plaza de la Revolución, de la Habana y a la Eucaristía que celebrará el próximo jueves, 28 de marzo, en La Habana, el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cardenal Antonio Cañizares.

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Mundo


Venezuela: "Si quieres la paz, defiende la vida"
Semana por la Vida 2012
CARACAS, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Con el objetivo de “lograr que la sociedad reconozca y defienda el valor de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”, se está desarrollando en Venezuela la Semana por la Vida 2012, evento impulsado por el Departamento de Familia e Infancia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

La propuesta de la Semana por la Vida 2012 --informa a ZENIT el Departamento de Familia e Infancia de la CEV- en realidad se realiza en el marco del Día del niño por nacer, aunque se ha dejado también en libertad a las distintas diócesis e instancias de Iglesia y de la Sociedad Civil para que la realicen cuando más les convenga.

En esta semana por la vida se quiere que la familia como generadora de vida, promueva la defensa de la vida en todas sus formas y momentos; que los educadores promuevan el respeto y la protección de la vida humana; que los agentes de pastoral y catequistas promuevan a nivel parroquial el valor y protección de la vida humana, así como se pide a la sociedad que tome conciencia de la dignidad de la persona humana y asuma su responsabilidad en su defensa y protección como derecho humano fundamental.

Desde el Departamento de Familia e Infancia de la CEV se han presentado una serie de propuestas que buscan ayudar a organizar la realización de actividades en esta semana por la vida. Por ejemplo a nivel del círculo familiar se invita a que realicen diálogos y encuentros para reflexionar sobre el valor de la vida. A nivel educativo se propone a las instituciones escolares y a los círculos de catequesis parroquial a que adopten espiritualmente a un niño o niña por nacer, y a que elaboren actividades que sensibilicen a los niños en el tema del respeto de la vida humana naciente. Mientras que a nivel de sociedad la invitación es a realizar peregrinaciones, oraciones y foros por la vida en distintos ambientes como parroquias, comunidades, hospitales, cárceles, colegios, universidades, etc.

Quienes estén interesados en conocer más sobre la Semana por la Vida 2012 pueden visitar la página www.pastoralfamiliarvenezuela.org, donde también podrán descargar materiales para la realización de actividades que vayan en defensa de la vida humana.

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Nos encontramos en un momento decisivo para el futuro de Europa
El cardenal Reinhard Marx, nuevo presidente de los obispos europeos
BRUSELAS, lunes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- El cardenal Reinhard Marx ha sido elegido presidente de la Comisión de los Episcopados de la Unión Europea (COMECE). El arzobispo de Munich y Freising fue elegido por sus homólogos el 22 de marzo, para un mandato de tres años. Estará asistido por cuatro vicepresidentes, los obispos Gianni Ambrosio, de Piacenza-Bobbio, Italia; Virgil Bercea, de Oradea Mare, Rumanía; Jarecki, auxiliar de Varsovia, Polonia; y Jean Kockerols, auxiliar de Bruselas-Malinas, Bélgica.

“Nos encontramos en un momento decisivo para el porvenir de Europa”. Esta es la declaración del cardenal Reinhard Marx, tras su elección como nuevo presidente de la COMECE. El arzobispo de Munich y Freising es miembro de la COMECE desde 2006 y presidía la Comisión para Asuntos Sociales. Era vicepresidente de la COMECE desde 2009.

El nuevo presidente declaró: “Respecto a la crisis económica y financiera que golpea a nuestro continente, estoy persuadido de que la Unión Europea dispone de medios y potencial para remontar esta situación. Una crisis global exige una respuesta común. Necesitamos por tanto reencontrar el sentido de una acción colectiva y responsable. Sólo con esta condición llegaremos a resolver nuestros problemas comunes. Nos encontramos en efecto en un momento decisivo para el futuro de Europa”.

Paralelamente a la elección de un nuevo Presidium, los 23 obispos que participaron en la Asamblea Plenaria de Primavera (21-23 marzo) intercambiaron también sobre el tema principal de su sesión, “El envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional”, con diferentes expertos de la Comisión Europea, del mundo universitario y de la Comunidad de católicos laicos San Egidio.

Los obispos de la COMECE han reafirmado que el envejecimiento no debe ser simplemente considerado como un fardo sino como un beneficio para la sociedad: las personas mayores están dotadas de una experiencia profesional y de una experiencia de vida que debe ser transmitida a las jóvenes generaciones. Su voluntad de comprometerse en actividades de beneficencia, de acción cívica y más particularmente en el trabajo pastoral en el seno de las parroquias y comunidades eclesiales, es fundamental para el bien común de sus sociedades. Las generaciones no pueden vivir únicamente para ellas mismas sino que deben poder contar las unas con las otras. El diálogo y la solidaridad entre mayores y jóvenes generaciones es en realidad el fundamento del desarrollo humano de sus sociedades: son portadores de esperanza y de apertura para cada uno.

El papel clave de las familias en el encargarse de las personas mayores requiere el sostén del Estado y de otras autoridades públicas. Este sostén puede por ejemplo tomar la forma de un descanso pagado para los asalariados que asumen el cuidado de un miembro mayor de su familia. Es igualmente importante reconocer el valor, incluido el valor económico, del encargarse de personas mayores a domicilio. Esto debería ser reforzado por un apoyo sobre todo financiero. Además, el tiempo pasado en el domicilio para ocuparse de una persona mayor debería ser tenido en cuenta en el cálculo de la jubilación.

Todos los estudios muestran que los europeos desean tener más niños de los que tienen en realidad. Es necesario pues que las políticas públicas se desarrollen para permitir que este deseo de niños se concrete. Deben iniciarse medidas apropiadas: por ejemplo políticas fiscales favorables a la familia, el desarrollo de las estructuras de guarda para los niños y otras medidas que favorezcan el equilibrio entre vida profesional y vida familiar.

Nuevo Presidium de la COMECE 2012

El nuevo presidente, cardenal Reinhard Marx, nació en 1953 en Geseke, Alemania. Estudió teología y filosofía en Paderborn y París, siendo ordenado en 1979. Tras su doctorado, fue director de la «Kommende» de Dortmund, luego se convirtió en profesor en 1996 y enseñó doctrina social de la Iglesia en la Facultad de Teología de Paderborn. En 1996 fue ordenado obispo. Fue primero titular de Pedena y obispo auxiliar de la diócesis de Paderborn. Luego fue nombrado obispo de Trèves en 2001, y llegó a arzobispo de Munich y Freising en 2008. El 20 de noviembre de 2010 entró en el colegio cardenalicio. En el seno de la Conferencia episcopal alemana, el cardenal Marx preside la Comisión de Asuntos Sociales y es vicepresidente de la Comisión “Iglesia en el mundo”.
El vicepresidente monseñor Gianni Ambrosio, obispo de Piacenza-Bobbio, Italia, nació en 1943, en Santhià, Italia. Estudió teología en el seminario de Vercelli. Fue ordenado sacerdote en 1968. Tras obtener la licenciatura en Ciencias Sociales y Sociología Religiosa, obtuvo un doctorado en Teología. En 2008, fue ordenado obispo de la diócesis de Piacenza-Bobbio. Desde febrero de 2009, es delegado de la Conferencia Episcopal italiana en la COMECE.

El vicepresidente monseñor Virgil Bercea, nació en 1957 en Habic, Rumanía. Tras estudiar agronomía y una experiencia profesional en este campo, empezó estudios de teología. Fue ordenado sacerdote de la Iglesia grecocatólica en 1982.

Se especializó en teología dogmática en Roma y, tras obtener la licenciatura, fue ordenado obispo en 1994, convirtiéndose en obispo auxiliar grecocatólico de Fagaras y Alba Iulia, Rumanía y obispo titular de Pupiana. En 1996, fue nombrado obispo coadjutor de Oradea Mare, Rumanía, antes de convertirse en 1997 obispo de esta diócesis. En 2000, Virgil Bercea recibió el premio nacional del

Faithful Service. En 2004, obtuvo su doctorado en la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma. Desde noviembre de 2007, es miembro de la COMECE.

El vicepresidente monseñor Piotr Jarecki nació en 1955 en Sierpc, Polonia. Tras estudiar teología en Płock, Varsovia y Roma, fue ordenado sacerdote en 1980. En 1994, recibió la ordenación episcopal y se convirtió en obispo auxiliar de Varsovia y obispo titular de Avissa.
Doctor en Ciencias Sociales, monseñor Jarecki es, entre otros cargos, presidente de la Comisión de Asuntos Europeos de la Conferencia Episcopal Polaca. Es también miembro del Consejo pontificio Justicia y Paz. Desde 2004, es miembro de la COMECE de la que se convirtió en vicepresidente en 2006 y renovó su mandato en 2009.

El vicepresidente monseñor Jean Kockerols nació en Brecht, Anvers, Bélgica, en 1958 y fue ordenado sacerdote en 1993. En 1995, se convirtió en vicario en la parroquia Nuestra Señora del Sagrado Caorazón de Etterbeek. En 2001, fundó y tomo la dirección de Centro de Estudios Pastorales de la diócesis de Malinas-Bruselas, centrado en la formación pastoral de animadoras y animadores pastorales así como diáconos permanentes. En 2007, se convirtió en decano de Bruselas-Sur. En 2001, fue nombrado obispo titular de Ypres y auxiliar de Malinas-Bruselas, con a cargo el vicariato de Bruselas. Es miembro de la COMECE desde 2011.

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