26.03.12

México no quiere caminos de muerte y destrucción

A las 1:47 AM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en Europa

Del Vatican Insider

“La mayoría de nuestra gente no quiere transitar por caminos de muerte y destrucción; anhela más bien vivir en paz y gozar de la felicidad de Cristo”. Palabras que sonaron a desfogo, pronunciadas por el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, este domingo ante Benedicto XVI en el Parque Bicentenario de Silao. En un duro discurso el prelado delineó el negro panorama que vive México, presa de la violencia y de la degradación moral.

“Santidad, llega usted a nuestra patria mexicana en momentos en que oramos con el salmista: oh Dios, escucha mi plegaria… pues veo en la ciudad violencia y discordia… en su recinto, crimen e injusticia, dentro de ella calamidades”. Descriptivas palabras bíblicas que fueron compartidas por las 500 mil personas que asistieron a la misa encabezada por el Papa, en el tercer día de su visita apostólica.

Un escenario desolador, descrito con asertividad por Martín Rábago. Producto, como él mismo dijo, de una “penosa sensación de temor, impotencia y duelo”, que se ha expandido en los últimos años por todo el país a causa de cotidianos acontecimientos de violencia. Dificultades vividas por la nación que ocupa el segundo puesto en el mundo en cantidad de fieles católicos, sólo después de Brasil. Cuna de la Virgen de Guadalupe y de los mártires Cristeros.

En su mensaje el arzobispo identificó las raíces “perversas” que alimentan este clima opresor: la pobreza, la falta de oportunidades, la corrupción, la impunidad y la deficiente procuración de justicia; pero también un cambio cultural que ha llevado a muchos mexicanos a tener la convicción de que sólo vale la pena vivir si se acumulan bienes y poder rápidamente, sin importar las consecuencias y el costo.

“Somos conscientes de que padecemos también una grave crisis de moralidad, porque se ha debilitado y relativizado la experiencia religiosa en algunos sectores de nuestro pueblo, con graves consecuencias en la vivencia y educación de los valores morales”, apuntó.

El discurso no sólo estuvo dirigido al Papa, quien mostró tener claridad sobre las turbulencias que azotan a México con varios gestos durante su estancia en Guanajuato, región ubicada en el centro del país y tradicionalmente católica. Entre otras cosas, el sábado por la noche, saludó a un grupo de ocho víctimas de la violencia.

Las duras palabras del clérigo tuvieron otros destinatarios, entre ellos el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. Y con él toda la clase política, incluidos los cuatro candidatos que se contenderán la presidencia de la nación, el máximo puesto de gobierno, en las elecciones previstas para el próximo mes de julio.

Los “dardos” de Martín Rábago también impactaron en empresarios, líderes sociales, políticos de todas las corrientes ideológicas y personalidades del mundo del espectáculo, quienes participaron de la misa de Benedicto XVI. Todos interpelados por una realidad preocupante.

Según dijo, para superar las dificultades, en México debe resonar un “evangelio de la conversión”, que lleve a todos sus ciudadanos a realizar gestos concretos de reconciliación, justicia y paz.

“Conociendo su valiente y decidido magisterio, santo padre, le pedimos que nos aliente para ser constructores de una sociedad con rostro humano y solidario. Su visita es un acontecimiento de gracia: viene como mensajero de buenas nuevas, a reanimarnos, a invitarnos a conseguir metas superiores de vida cristiana”, insistió.