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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 27 de marzo de 2012

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Visita del Santo Padre a Cuba - Acrisolada

El grupo cubano Acrisolada, grupo católico de música religiosa cubana, le regala al Santo Padre durante su visita a Cuba, su disco al servicio de la Nueva Evangelización expresando así su deseo de cantar para la gloria de Dios y Su Iglesia. Este grupo le saca provecho a todas las harmónicas de la música tradicional cubana ligándolas a un mensaje fuerte y evangélico... No duden en apoyarlos!

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El papa en América Latina

Benedicto XVI recibido con salvas en Cuba
Terminó una visita a México breve pero intensa

Visita de cortesía de Benedicto XVI al presidente Raúl Castro
Cena con los obispos cubanos en la Nunciatura

"Avanzar por caminos de renovación y esperanza"
Palabras del papa en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre

La obediencia en la fe es la verdadera libertad
Homilía de Benedicto XVI en la misa en Santiago de Cuba

Un pueblo de convicciones profundas que le escuchará atento y respetuoso
Discurso de bienvenida a Benedicto XVI del presidente Raúl Castro

Estoy convencido de que Cuba está mirando ya al mañana
Benedicto XVI en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto

Santa Sede

"Sed misioneros de la alegría"
Mensaje de Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud

Mundo

Un instrumento para la caridad del papa y no sólo en cuaresma
Entrevista al número dos de la Caritas internacional, Michel Roy

La experiencia de un sacerdote que evangeliza en las redes sociales
Ocho mil contactos reciben la Palabra de Dios y celebra misa para ellos

Siria: Escapando de los horrores de la persecución
Socorro de Ayuda a la Iglesia Necesitada tras el éxodo de cristianos de Homs

Nunca hubo una relación contractual con la profesora de religión Resurrección Galera
Nota de la Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica de Almería

Flash

Condecorada la religiosa sor Ionel Mihailovici
Por el Ministerio de Asuntos Exteriores español

Documentación

"Alegráos siempre en el Señor"
Mensaje de Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud


ANUNCIOS


El papa en América Latina


Benedicto XVI recibido con salvas en Cuba
Terminó una visita a México breve pero intensa
Por Paloma Rives, enviada especial

LEÓN, martes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Este lunes 26 de marzo, el papa Benedicto XVI concluyó una, según sus palabras, "breve pero intensa" visita a México y emprendió el viaje a Cuba, donde fue recibido con salvas en el aeropuerto.

Eran las 5 de la mañana en León Guanajuato y algunos de los periodistas acreditados por la Santa Sede asistimos a la misa que todos los días nos ofrece la organización en una de las habitaciones del hotel.

Al centro de la sala de estar, el altar. A un costado un ventanal que nos mostraba espléndidamente las pocas luces encendidas del centro de la ciudad.

Faltaban una horas para partir hacia Cuba. Nos dimos la paz y en ese instante recorrimos mentalmente las imágenes de la misa que el Santo Padre ofició en el Parque Bicentenario.

Las sonrisas eran no únicamente de los mexicanos, eran también sonrisas que compartían con Benedicto XVI.

La expresión en el rostro del sumo pontífice era mas que elocuente. Mas aún cuando en su recorrido en el papamóvil portaba un sombrero de charro. Los charros son los mexicanos que, entre sus demostraciones de afecto y pertenencia a México, se encuentra la de usar orgullosamente un traje que por siglos ha caracterizado al hombre que es y se siente de ese país.

Así se apreciaba al santo padre. Como quien ama profundamente a México.

Hubo quienes expresaban su emoción, y hubo también quienes no dejaron de demostrar su sorpresa al encontrar en el papa esa sensibilidad que tal vez el pueblo mexicano no esperaba.

Tal vez por la idea que circulaba entre los fieles de aquel país, acerca de las percepciones respecto a un líder con amplia sabiduría pero con características de sobrada formalidad y acciones regidas más por la razón que por los sentidos.

No fue así. México conoció a Benedicto XVI y él le entregó el corazón a los mexicanos.

Por si no bastaban las largas vallas humanas que --durante kilómetros enteros- mostraban su alegría por recibir la visita pastoral del Vicario de Cristo, en la noche del domingo le llevaron serenata.

Nadie hubiera podido esconder la profunda alegría y esperanza que se vivieron en esos momentos. Nadie. Ni siquiera su santidad.

Ya son las 6 de la mañana. Bajamos el equipaje a la entrada del hotel donde, con impecable organización, el equipo de logística del Vaticano lo recibe y documenta para el vuelo papal. Nos entregan el boleto de avión y señalan el área para abordar los autobuses hacia el aeropuerto internacional de Guanajuato y así continuar acompañando a Benedicto XVI en su visita pastoral a América Latina.

Nos dirigimos al restaurante del hotel para tomar el desayuno. El comentario de los periodistas, meseros y staff es el mismo: se le veía contento, entregado, convencido de que México le recibió con la alegría y participación que ni siquiera muchos de nosotros, nos hubiéramos imaginado.

Ya es hora de subir a los autobuses. Basta con salir del hotel para encontrar nuevamente jóvenes, mujeres, niños que durante horas se han colocado en el trayecto para ver a su santidad. Si bien en Roma fuimos citados en el interior del aeropuerto para esperar abordar el avión de Alitalia, en esta ocasión llegamos a la zona de hangares.

Ahí una despedida: “Mi breve pero intensa visita a México llega a su fin. Pero no es el fin de mi afecto y cercanía a un país que llevo muy dentro de mí”.

Los cantos, las miradas, los aplausos indicaron que es recíproco. El papa alemán, el de la sabiduría que le ha caracterizado en su trabajo por la doctrina de la fe se entregó por completo.

“Queridos amigos mexicanos: les digo ¡adiós!, en el sentido de la bella expresión tradicional hispánica: ¡Queden con Dios! Sí, adiós; hasta siempre en el amor de Cristo, en el que todos nos encontramos y nos encontraremos. Que el Señor les bendiga y María Santísima les proteja”.

Estamos ya en nuestro asiento del avión y confirmamos que toda relación humana duradera y fructífera comienza precisamente conociendo lo verdadero del otro, lo profundo. El papa visitó México y México conoció a Benedicto XVI.

Abrimos el programa de actividades. Próxima ciudad: Santiago de Cuba.

En León Guanajuato se reunieron mas de 600.000 almas para conocer al papa. ¿Cuántos, cómo, quiénes le recibirán en Cuba? Hay una frase que menciona que es necesario conocer la historia –las relaciones humanas también tienen historia- para entender el presente.

¿Qué sucedió en aquella visita del antecesor de Benedicto XVI?

Llega Paloma Gómez Borrero a “visitar” la fila del avión donde nos encontramos. Paloma (es un honor llevar el mismo nombre) es una mujer que ha recorrido el mundo acompañando a la figura del líder de la Iglesia católica durante años. Es española y nos cuenta que tiene en sus costumbres enviar postales a algunos seres queridos desde todos los lugares que visita con su santidad.

Comentamos un poco sobre México y llegamos al tema de Cuba. “Cuando la visita de Juan Pablo II, hubo un momento en que estando reunido con Fidel Castro se escuchó un grito: ¡libertad! Y su santidad contestó: sí ¡la libertad que da Cristo!” Dice emocionada.

“Ahí, en la plaza de la revolución antes de empezar la misa Fidel fue a vernos. No habló con nadie. De hecho, en esa misa fue cuando un viento sumamente fuerte se comenzó a sentir y el papa dijo –es el viento del Espíritu que está sobre Cuba”.

En la conversación se deja entrever que Fidel Castro pudiera encontrarse con Benedicto XVI en la segunda misa de Cuba, después de la de Santiago. En la misa de La Habana que será el martes 27. Pudiera ser también que ahí se encuentre Chávez.

De hecho, el padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede confirmó ese mismo día, lunes 26 pero por la noche, que tiene conocimiento de que Hugo Chávez está en Cuba.

Quienes ahí conversábamos coincidimos en que, si un hombre con una enfermedad tan severa, incluso en peligro de muerte, quiere asistir a una misa para recibir la bendición, ¿qué sacerdote, qué papa podría negarse? Esperando que fuera esa (la enfermedad) el verdadero sentido de su interés.

Así continuamos la charla y estamos a menos tiempo de arribar a Santiago de Cuba.

Recibido en Cuba con salvas

Bajamos del avión. El presidente Raúl Castro lo espera y al bajar Benedicto XVI de inmediato se escucha un estruendo impactante. Son los cañones. Fueron varias detonaciones. El cuerpo militar cubano lleva las dos banderas y hace honores.

Algunos invitados especiales que se encuentran en una especie de balcón del aeropuerto, empiezan a gritar: “¡La juventud del Papa, aquí está!” Y al unísono corean: “Benedicto, ¡te queremos!”

Después de pasar por migración subimos a unos autobuses para trasladarnos al hotel designado. Ahí nos reciben con música, bebidas de frutas tropicales y mucha alegría.

Tenemos 10 y 15 minutos máximo para solicitar nuestra habitación, dejar la maleta de mano y bajar para ir a la misa de la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

Logramos estar a tiempo y solo esperamos un poco a que la seguridad de ese país revise los autobuses y podamos subirnos.

Llegamos a la plaza. Datos proporcionados por la sala de prensa del Vaticano nos indican que fueron 200.000 personas en esa misa.

El altar simula una mitra. Es muy grande y ahí aguardan algunos sacerdotes. Comienza a escucharse la canción “Peregrino de la Caridad” y eso emociona aún más a los asistentes. Llega “cachita”. Llega la Virgen peregrina de la Caridad del Cobre haciendo un recorrido que conmueve a los presentes.

Una vez que la Virgen es colocada en su altar, anuncian que pronto llegará el papa. Así fue. Después de un recorrido por algunos pasillos es trasladado hacia la parte posterior del escenario y, antes de que pudiéramos verle en su llegada al altar, se escucha un grito: “¡Abajo el comunismo! ¡No queremos más dictadura! ¡No se dejen engañar!”

De inmediato la seguridad cubana lo detiene. Sigue la música –con más volumen que antes- y momentos mas tarde inicia la misa que preside el papa.

Llegamos a Cuba. Vimos la fe de los cubanos. El martes visitaremos la Habana y seguiremos reportando para todos ustedes.

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Visita de cortesía de Benedicto XVI al presidente Raúl Castro
Cena con los obispos cubanos en la Nunciatura
LA HABANA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- Al término de su visita al santuario de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre, el papa Benedicto XVI se trasladó al aeropuerto de Santiago de Cuba desde donde, a las 10,30, partió en avión hacia La Habana.

Llegó al aeropuerto internacional José Martí a las 12 y se trasladó a la Nunciatura Apostólica de La Habana.

A las 17,30, tenía previsto hacer una visita de cortesía al presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de la República Raúl Modesto Castro Ruz, en el Palacio de la Revolución de La Habana.

Tras la presentación de las delegaciones, estaba previsto un encuentro privado y luego la presentación de los familiares y un intercambio de regalos.
Al final, se preveía que el papa y el presidente se asomaran a la entrada principal para saludar a los representantes de los medios de comunicación.

A su regreso a la Nunciatura Apostólica, tras la visita de cortesía al presidente, el santo padre tenía previsto encontrarse con los obispos cubanos y cenar con ellos.

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"Avanzar por caminos de renovación y esperanza"
Palabras del papa en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad de El Cobre
EL COBRE, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- A las 8 de la mañana de este martes 27 de marzo, el papa Benedicto XVI celebró la Santa Misa en privado en la Capilla del Seminario San Basilio Magno de Santiago de Cuba y, tras su despedida, se trasladó en auto al cercano santuario de la Virgen de la Caridad de El Cobre.

A su llegada, hacia las 9,30, fue recibido por el arzobispo de Santiago de Cuba y por el rector. En el santuario, el papa se detuvo ante el Santísimo, luego se arrodilló ante la imagen lígnea de la Virgen de la Caridad y, cumpliendo el rital del Año Jubilar del IV Centenario del hallazgo, encendió una vela y recitó la Oración a la Virgen.

El santo padre Benedicto XVI, por último, se asomó a la entrada principal del santuario para saludar y bendecir a los fieles reunidos en la plaza y a lo largo de la escalinata.

Ofrecemos las palabras que el papa dirigió a los presentes.

*****

Queridos hermanos y hermanas:

He venido como peregrino hasta la casa de la bendita imagen de Nuestra Señora de la Caridad, «la Mambisa», como ustedes la invocan afectuosamente. Su presencia en este poblado de El Cobre es un regalo del cielo para los cubanos.

Deseo saludar cordialmente a los aquí presentes. Reciban el cariño del papa y llévenlo por doquier, para que todos experimenten el consuelo y la fortaleza en la fe. Hagan saber a cuantos se encuentran cerca o lejos que he confiado a la Madre de Dios el futuro de su Patria, avanzando por caminos de renovación y esperanza, para el mayor bien de todos los cubanos. También he suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad. He puesto asimismo en su inmaculado Corazón a los jóvenes, para que sean auténticos amigos de Cristo y no sucumban a propuestas que dejan la tristeza tras de sí. Ante María de la Caridad, también me he acordado de modo particular de los cubanos descendientes de aquellos que llegaron aquí desde África, así como de la cercana población de Haití, que aún sufre las consecuencias del conocido terremoto de hace dos años. Y no he olvidado a tantos campesinos y a sus familias, que desean vivir intensamente en sus hogares el evangelio, y ofrecen también sus casas como centros de misión para la celebración de la Eucaristía.

A ejemplo de la Santísima Virgen, animo a todos los hijos de esta querida tierra a seguir edificando la vida sobre la roca firme que es Jesucristo, a trabajar por la justicia, a ser servidores de la caridad y perseverantes en medio de las pruebas. Que nada ni nadie les quite la alegría interior, tan característica del alma cubana. Que Dios les bendiga. Muchas gracias.

©Librería Editorial Vaticana

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La obediencia en la fe es la verdadera libertad
Homilía de Benedicto XVI en la misa en Santiago de Cuba
SANTIAGO DE CUBA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- Decenas de miles de cubanos, unos 200.000, según el portavoz vaticano, padre Federico Lombardi, acogieron al papa Benedicto XVI, este lunes, a las 17, 30 hora local, de manera muy calurosa y asistieron en la plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba a la misa conmemorativa del 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, presidida por el papa, en la que se conmemoraba litúrgicamente la solemnidad de la Anunciación del Señor. Ofrecemos el texto de la homilía pronunciada por el papa en la celebración.

*****

Queridos hermanos y hermanas:

Doy gracias a Dios que me ha permitido venir hasta ustedes y realizar este tan deseado viaje. Saludo a monseñor Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, agradeciéndole sus amables palabras de acogida en nombre de todos; saludo asimismo a los obispos cubanos y a los venidos de otros lugares, así como a los sacerdotes, religiosos, seminaristas y fieles laicos presentes en esta celebración. No puedo olvidar a los que por enfermedad, avanzada edad u otros motivos, no han podido estar aquí con nosotros. Saludo también a las autoridades que han querido gentilmente acompañarnos.

Esta santa Misa, que tengo la alegría de presidir por primera vez en mi visita pastoral a este país, se inserta en el contexto del Año Jubilar mariano, convocado para honrar y venerar a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, en el cuatrocientos aniversario del hallazgo y presencia de su venerada imagen en estas tierras benditas. No ignoro el sacrificio y dedicación con que se ha preparado este jubileo, especialmente en lo espiritual. Me ha llenado de emoción conocer el fervor con el que María ha sido saludada e invocada por tantos cubanos, en su peregrinación por todos los rincones y lugares de la Isla.

Estos acontecimientos importantes de la Iglesia en Cuba se ven iluminados con inusitado resplandor por la fiesta que hoy celebra la Iglesia universal: la anunciación del Señor a la Virgen María. En efecto, la encarnación del Hijo de Dios es el misterio central de la fe cristiana, y en él, María ocupa un puesto de primer orden. Pero, ¿cuál es el significado de este misterio? Y, ¿cuál es la importancia que tiene para nuestra vida concreta?

Veamos ante todo qué significa la encarnación. En el evangelio de san Lucas hemos escuchado las palabras del ángel a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios» (Lc 1,35). En María, el Hijo de Dios se hace hombre, cumpliéndose así la profecía de Isaías: «Mirad, la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”» (Is 7,14). Sí, Jesús, el Verbo hecho carne, es el Dios-con-nosotros, que ha venido a habitar entre nosotros y a compartir nuestra misma condición humana. El apóstol san Juan lo expresa de la siguiente manera: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). La expresión «se hizo carne» apunta a la realidad humana más concreta y tangible. En Cristo, Dios ha venido realmente al mundo, ha entrado en nuestra historia, ha puesto su morada entre nosotros, cumpliéndose así la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre. En cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre, frustrando al mismo tiempo la verdadera vocación de la creación de ser espacio para la alianza, para el «sí» del amor entre Dios y la humanidad que le responde. Y así hizo María como primicia de los creyentes con su «sí» al Señor sin reservas.

Por eso, al contemplar el misterio de la encarnación no podemos dejar de dirigir a ella nuestros ojos, para llenarnos de asombro, de gratitud y amor al ver cómo nuestro Dios, al entrar en el mundo, ha querido contar con el consentimiento libre de una criatura suya. Sólo cuando la Virgen respondió al ángel, «aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), a partir de ese momento el Verbo eterno del Padre comenzó su existencia humana en el tiempo. Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla. Y vemos también cómo el comienzo de la existencia terrena del Hijo de Dios está marcado por un doble «sí» a la voluntad salvífica del Padre, el de Cristo y el de María. Esta obediencia a Dios es la que abre las puertas del mundo a la verdad, a la salvación. En efecto, Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío. La obediencia en la fe es la verdadera libertad, la auténtica redención, que nos permite unirnos al amor de Jesús en su esfuerzo por conformarse a la voluntad del Padre. La redención es siempre este proceso de llevar la voluntad humana a la plena comunión con la voluntad divina (cf. Lectio divina con el clero de Roma, 18 febrero 2010).

Queridos hermanos, hoy alabamos a la Virgen Santísima por su fe y con santa Isabel le decimos también nosotros: «Bienaventurada la que ha creído» (Lc 1,45). Como dice san Agustín, María concibió antes a Cristo por la fe en su corazón que físicamente en su vientre; María creyó y se cumplió en ella lo que creía (cf. Sermón 215, 4: PL 38,1074). Pidamos nosotros al Señor que nos aumente la fe, que la haga activa y fecunda en el amor. Pidámosle que sepamos como ella acoger en nuestro corazón la palabra de Dios y llevarla a la práctica con docilidad y constancia.

La Virgen María, por su papel insustituible en el misterio de Cristo, representa la imagen y el modelo de la Iglesia. También la Iglesia, al igual que hizo la Madre de Cristo, está llamada a acoger en sí el misterio de Dios que viene a habitar en ella. Queridos hermanos, sé con cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las circunstancias concretas de su País, y en este tiempo de la historia, la Iglesia refleje cada vez más su verdadero rostro como lugar en el que Dios se acerca y encuentra con los hombres. La Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, tiene la misión de prolongar en la tierra la presencia salvífica de Dios, de abrir el mundo a algo más grande que sí mismo, al amor y la luz de Dios. Vale la pena, queridos hermanos, dedicar toda la vida a Cristo, crecer cada día en su amistad y sentirse llamado a anunciar la belleza y bondad de su vida a todos los hombres, nuestros hermanos. Les aliento en su tarea de sembrar el mundo con la Palabra de Dios y de ofrecer a todos el alimento verdadero del cuerpo de Cristo. Cercana ya la Pascua, decidámonos sin miedos ni complejos a seguir a Jesús en su camino hacia la cruz. Aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo, el mundo de Dios, de la luz, de la verdad y la alegría. El Señor no dejará de bendecir con frutos abundantes la generosidad de su entrega.

El misterio de la encarnación, en el que Dios se hace cercano a nosotros, nos muestra también la dignidad incomparable de toda vida humana. Por eso, en su proyecto de amor, desde la creación, Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica. Con esta certeza, ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada.

Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios. Amén.

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Un pueblo de convicciones profundas que le escuchará atento y respetuoso
Discurso de bienvenida a Benedicto XVI del presidente Raúl Castro
SANTIAGO DE CUBA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- El papa Benedicto XVI fue recibido este lunes en el aeropuerto internacional de Santiago de Cuba por el presidente Raúl Castro Ruz.

Aproximadamente a las 14:27 horas, tocó pista en el aeropuerto internacional Antonio Maceo el Boeing 777 de la Compañía Alitalia, que trasladó a tierra cubana al santo padre, para cumplimentar una visita pastoral hasta el miércoles 28. Ofrecemos el texto del discurso de bienvenida del presidente Raúl Castro.

*****

Santidad:

Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su presencia. Encontrará aquí a un pueblo solidario e instruido que se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes sacrificios.

De Martí aprendimos a rendir culto a la dignidad plena del hombre y heredamos la fraterna fórmula que seguimos hasta hoy: “con todos y para el bien de todos”.

Cintio Vitier, insigne intelectual y cristiano, escribió que “el verdadero rostro de la Patria… es el rostro de la justicia y de la libertad” y que “la Nación no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto”.

La potencia más poderosa que ha conocido la Historia ha intentado despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la paz y a la justicia. Con virtud patriótica y principios éticos el pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el aporte de las ideas más avanzadas.

Sin razón, a Cuba se le calumnia, pero nosotros confiamos en que la verdad, de la que jamás nos apartamos, siempre se abre paso.

Catorce años después que el Papa Juan Pablo II nos visitara, el bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste e, incluso, se ha endurecido en el sector financiero. Como aparece en el memorando norteamericano del 6 de abril de 1960, desclasificado décadas después, su objetivo sigue siendo (cito) “… causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Sin embargo, la Nación ha seguido, invariablemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado, conforme a las más altas aspiraciones del pueblo cubano y con la libre participación de este en las decisiones trascendentales de nuestra sociedad, incluidas las económicas y sociales que en casi todo el mundo son patrimonio de estrechas élites políticas y financieras.

Varias generaciones de compatriotas se han unido en la lucha por elevados ideales y nobles objetivos. Hemos enfrentado carencias, pero nunca faltado al deber de compartir con los que tienen menos.

Sólo como demostración de cuánto se podría hacer si prevaleciera la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que, dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra cooperación internacional continuará.

Santidad:

Conmemoramos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que lleva bordado en su manto el escudo nacional.

La reciente peregrinación de la Virgen por todo el país, unió a nuestro pueblo, creyentes y no creyentes, en un acontecimiento de gran significado.

Le aguardan Santiago de Cuba, que ha sido protagonista de gloriosos episodios en la historia de luchas de los cubanos por su definitiva independencia y también el poblado del Cobre, donde la Corona española tuvo que conceder la libertad a los esclavos sublevados en las minas, ochenta años antes de la abolición de tan infame institución en nuestro país.

Nos satisfacen las estrechas relaciones entre la Santa Sede y Cuba, que se han desarrollado sin interrupción durante setenta y seis años, siempre basadas en el respeto mutuo y en la coincidencia en asuntos vitales para la Humanidad.

Nuestro gobierno y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Cuba mantenemos buenas relaciones.

La Constitución cubana consagra y garantiza la plena libertad religiosa de todos los ciudadanos y, sobre esa base, el gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones religiosas en nuestro país.

Santidad:

Hace casi veinte años que Fidel sorprendió a muchos al proclamar que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre” concluyó.

Hay crecientes amenazas a la paz y la existencia de enormes arsenales nucleares es otro grave peligro para el ser humano. El agua o los alimentos serán, después de los hidrocarburos, la causa de las próximas guerras de despojo. Con los recursos que se dedican a producir mortíferas armas, podría eliminarse la pobreza. El desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología no se encuentra al servicio de la solución de los grandes problemas que aquejan a los seres humanos. Frecuentemente sirven para crear reflejos condicionados o para manipular a la opinión pública. Las finanzas son un poder opresivo.

En vez de la solidaridad, se generaliza una crisis sistémica, provocada por el consumo irracional en las sociedades opulentas. Una ínfima parte de la población acumula enormes riquezas mientras crecen los pobres, los hambrientos, los enfermos sin atención y los desamparados.

En el mundo industrializado, los “indignados” no soportan más la injusticia y, especialmente entre los jóvenes, crece la desconfianza en modelos sociales e ideologías que destruyen los valores espirituales y producen exclusión y egoísmo.

Es cierto que la crisis global tiene también una dimensión moral y que prevalece la falta de conexión entre los gobiernos y los ciudadanos a los que dicen servir. La corrupción de la política y la falta de verdadera democracia son males de nuestro tiempo.

En estos y otros temas apreciamos coincidencia con sus ideas.

Frente a tantos desafíos, Nuestra América se une en su soberanía e intenta una integración más solidaria para hacer realidad el sueño bicentenario de sus Próceres.

Su Santidad podrá dirigirse a un pueblo de convicciones profundas que le escuchará atento y respetuoso.

En nombre de la Nación, le doy la más calurosa bienvenida.

Muchas gracias.

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Estoy convencido de que Cuba está mirando ya al mañana
Benedicto XVI en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto
SANTIAGO DE CUBA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).-El papa Benedicto XVI fue recibido este lunes en el aeropuerto internacional de Santiago de Cuba por el presidente Raúl Castro Ruz. También fue saludado por monseñor Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia Episcopal y otras autoridades eclesiásticas.

Aproximadamente a las 14:27 horas, tocó pista en el aeropuerto internacional Antonio Maceo el Boeing 777 de la Compañía Alitalia, que trasladó a tierra cubana al santo padre, para cumplimentar una visita pastoral hasta el miércoles 28. Tras el discurso de bienvenida del presidente Castro, el papa pronunció un discurso que ofrecemos a continuación.

*****

Señor presidente,
Señores cardenales y hermanos en el Episcopado,
Excelentísimas autoridades,
Miembros del cuerpo diplomático,
Señores y señoras,
Queridos amigos cubanos:

Le agradezco, señor presidente, su acogida y sus corteses palabras de bienvenida, con las que ha querido transmitir también los sentimientos de respeto de parte del gobierno y el pueblo cubano hacia el Sucesor de Pedro. Saludo a las autoridades que nos acompañan, así como a los miembros del cuerpo diplomático aquí presentes. Dirijo un caluroso saludo al señor arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, al señor arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega y Alamino, y a los demás hermanos obispos de Cuba, a los que manifiesto toda mi cercanía espiritual. Saludo en fin con todo el afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren. Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles, y que gracias a la bondad divina he podido realizar.

Al hallarme entre ustedes, no puedo dejar de recordar la histórica visita a Cuba de mi predecesor, el beato Juan Pablo II, que ha dejado una huella imborrable en el alma de los cubanos. Para muchos, creyentes o no, su ejemplo y sus enseñanzas constituyen una guía luminosa que les orienta tanto en la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la nación. En efecto, su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una renovada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de trabajar audazmente por un futuro mejor. Uno de los frutos importantes de aquella visita fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad.

Me complace vivamente unirme a vuestra alegría con motivo de la celebración del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Su entrañable figura ha estado desde el principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos como en los grandes acontecimientos del País, de modo muy particular durante su independencia, siendo venerada por todos como verdadera madre del pueblo cubano. La devoción a «la Virgen Mambisa» ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza, dando así testimonio visible de la fecundidad de la predicación del evangelio en estas tierras, y de las profundas raíces cristianas que conforman la identidad más honda del alma cubana. Siguiendo la estela de tantos peregrinos a lo largo de estos siglos, también yo deseo ir a El Cobre a postrarme a los pies de la Madre de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación.

Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados.

Muchas partes del mundo viven hoy un momento de especial dificultad económica, que no pocos concuerdan en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias. No se puede seguir por más tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan. En cambio, el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa. Por eso, en el corazón y el pensamiento de muchos, se abre paso cada vez más la certeza de que la regeneración de las sociedades y del mundo requiere hombres rectos, de firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses, y que respondan a la naturaleza inmutable y trascendente del ser humano.

Queridos amigos, estoy convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes, a lo que cooperará ese inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido conformando su identidad más genuina, y que se encuentran esculpidos en la obra y la vida de muchos insignes padres de la patria, como el beato José Olallo y Valdés, el siervo de Dios Félix Varela o el prócer José Martí. La Iglesia, por su parte, ha sabido contribuir diligentemente al cultivo de esos valores mediante su generosa y abnegada misión pastoral, y renueva sus propósitos de seguir trabajando sin descanso por servir mejor a todos los cubanos.

Ruego al Señor que bendiga copiosamente a esta tierra y a sus hijos, en particular a los que se sienten desfavorecidos, a los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu, al mismo tiempo que, por intercesión de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, conceda a todos un futuro lleno de esperanza, solidaridad y concordia. Muchas gracias.

©Librería Editorial Vaticana

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Santa Sede


"Sed misioneros de la alegría"
Mensaje de Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud
CIUDAD DEL VATICANO, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha hecho público este martes el Mensaje de Benedicto XVI para laXXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra el próximo Domingo de Ramos, con el lema "¡Alegráos siempre en el Señor!".

En su mensaje, Benedicto XVI dice recordar la JMJ de Madrid. "Ha sido un momento extraordinario de gracia, durante el cual el Señor ha bendecido a los jóvenes allí presentes, venidos del mundo entero", dice.

Comentando el lema de esta Jornada, el papa afirma que "la alegría es un elemento central de la experiencia cristiana". "Vemos la fuerza atrayente que ella tiene: en un mundo marcado a menudo por la tristeza y la inquietud, la alegría es un testimonio importante de la belleza y fiabilidad de la fe cristiana".

El mensaje del papa se divide en varios apartados: Nuestro corazón está hecho para la alegría; Dios es la fuente de la verdadera alegría; Conservar en el corazón la alegría cristiana; La alegría del amor; La alegría de la conversión; La alegría en las pruebas; Testigos de la alegría.

El papa alienta a los jóvenes "a ser misioneros de la alegría". "No se puede ser feliz si los demás no lo son --añade--. Por ello, hay que compartir la alegría. Id a contar a los demás jóvenes vuestra alegría de haber encontrado aquel tesoro precioso que es Jesús mismo. No podemos conservar para nosotros la alegría de la fe; para que ésta pueda permanecer en nosotros, tenemos que transmitirla. San Juan afirma: 'Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros… Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo' (1Jn 1,3-4)".

Y concluye: "Que la Virgen María os acompañe en este camino. Ella acogió al Señor dentro de sí y lo anunció con un canto de alabanza y alegría, el Magníficat: 'Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador' (Lc 1,46-47). María respondió plenamente al amor de Dios dedicando a Él su vida en un servicio humilde y total. Es llamada 'causa de nuestra alegría' porque nos ha dado a Jesús. Que Ella os introduzca en aquella alegría que nadie os podrá quitar".

Para leer el mensaje completo: http://www.zenit.org/article-41848?l=spanish.

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Mundo


Un instrumento para la caridad del papa y no sólo en cuaresma
Entrevista al número dos de la Caritas internacional, Michel Roy
Por H. Sergio Mora

ROMA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- La Caritas Internationalis (CI) reune a 162 Caritas nacionales, que a su vez coordinan a las diocesanas, llegando así a través de las parroquias e instituciones de manera capilar hasta donde nadie logra. En este entrevista, el número de Caritas Internacional explica el servicio que este instrumento de la caridad del papa realiza.

Se basa en el principio de subsidariedad, por el que quien está más alto interviene solamente cuando las que están a su cargo no logran, como en las emergencias humanitarias.

Para hacer la caridad más que el dinero, por lo tanto sirve el deseo de ayudar, comenzando horizontalmente. Este sistema único que nace de un mandato preciso del evangelio, vuelve único este instrumento de la caridad del papa y hace que la Caritas Internationalis pueda siempre hacer escuchar la voz de los pobres ante los entes multilaterales o internacionales.

Lo indicó el secretario general de la CI, Michel Roy, en entrevista concedida a ZENIT que aquí les proponemos.

¿Por qué sirve la Caritas para realizar caridad?

--Michel Roy: La caridad primeramente se realiza lo localmente en un país, por ejemplo en un barrio entre gente pobre y menos pobre que se ayuda. Es una actitud del cristiano que es sensible al sufrimiento de los demás y actúa, se organiza. Se puede hacer caridad dando una limosna a un mendigo, aunque no le cambiará mucho la vida.

¿O sea organizarse a qué nivel?

--Michel Roy: En la base del problema está interactuar como hermanos, pero muchas veces se necesita una organización, pues no basta que uno le de a otro, sirve algo metódico, por ejemplo a nivel parroquial.

Y debe hacerse también en niveles más altos. En una diócesis entre barrios pobres y ricos, etc. La misión de un obispo es animar a la caridad, a la comunidad cristiana a ser caritativa y capaz de amar, como lo hacían las primeras comunidades cristianas, como lo indican los actos de los apóstoles y por ello muchas veces delega esta obra a la Caritas y le da coraje.

¿O sea del nivel parroquial que es el más capilar después se pasa a las diócesis?

--Michel Roy: Entre una diócesis a otra hay desigualdades, y allí la Caritas nacional ayuda a las diócesis en cuanto es un instrumento de la conferencia episcopal.

A su vez las Caritas nacionales conforman a Caritas internacional que es una federación, con miembros independientes, que se confederaron hace 61 años cuando había solamente unas 27 Caritas en el mundo. La primera inicia en Alemania a final del siglo XIX.

¿El objetivo es por lo tanto ayudar?

--Michel Roy: No, es más que simplemente ayudar. La Caritas es un instrumento de la Iglesia y del papa para realizar la caridad. Es un deber de los cristianos y de los hombres de buena voluntad, hacia los más pobres y para crear una sociedad más justa y fraterna.

¿A nivel internacional en cambio?

--Michel Roy: La Caritas Internacionalis es una entidad de la Santa Sede. Como Caritas internacional somos la caridad del papa. Nuestro superior eclesiástico hoy es Benedicto XVI. Como dicasterio de referencia tenemos en la curia a Cor Unum, que acompaña nuestra labor.

¿Cómo se eligen los miembros de la Caritas Internacional?

--Michel Roy: Su presidente es elegido por la asamblea general de 264 miembros que se hace cada cuatro años. El presidente ha sido siempre un clérigo, sacerdote o monseñor, si bien hemos tenido también otros cardenales. Puede ser también un laico o una laica. La Santa Sede por su parte tiene un derecho de nihil obstat a las candidaturas. La asamblea además elige al secretario general y al tesorero.

¿Y porqué es un instrumento de la caridad del papa?

--Michel Roy: El santo padre tiene varios instrumentos, como la Caritas Internacional que es una pequeña organización, en total unas treinta personas. Nosotros somos caridad del papa, las Caritas locales son de las conferencias episcopales.

Está también la Cor Unum que maneja dos instrumentos de caridad: la Fundación Populorum Progressio que trabaja en América Latina y el Caribe y la Fundación Juan Pablo II para el Sahel.

Cuando el Papa recibe dinero de los fieles lo emplea para ayudar de diversas maneras, entre las cuales a la Caritas Internacionalis para las emergencias mayores.

¿En concreto cómo trabajan?

--Michel Roy: Tenemos diversos ejes de trabajo en nuestro plan aprobado por la asamblea general, pues el mismo cambia según la situación global.

Por ejemplo hay que reducir el riesgo de emergencias internacionales y coordinar la ayuda a las mismas, por ejemplo el año pasado hemos dado respuesta a 30 emergencias mayores, por un importe superior a los 42 millones de euros, directa o indirectamente a través de las Caritas nacionales. Queremos dar una respuesta con calidad, pues no es simplemente dar, hay que hacerlo de manera responsable, dando perspectivas.

Buscamos el desarrollo humano integral y nuestro valor adjunto es facilitar la relación entre los miembros que tienen experiencia en el campo con quienes quieren apoyar. En muchos sectores tenemos expertos, como en el sector inmigración y tráfico de seres humanos, de mujeres, niños menores solos, de los trabajadores migrantes.

¿O sea en diversos sectores y con respuestas adecuadas?

--Michel Roy: Sí. Por ejemplo otro campo es el climático y el de la seguridad alimentaria, baste pensar en el Cuerno de Africa y lo que va a pasar en el Sahel.

Pero también la promoción de la paz y reconciliación. Hay que llevar la voz de la Iglesia en las Naciones Unidas, por ejemplo sobre los conflictos.

¿Y en la sanidad?

--Michel Roy: Trabajamos en el sector de enfermedades como el sida, la malaria, la tuberculosis, las pandemias. En el caso del sida además hay una labor pastoral.

¿Cómo encaran la lucha a la pobreza?

--Michel Roy: La lucha contra la pobreza se afronta de una manera más global, partiendo de los objetivos del milenio, como educación, salud, etc. El punto entretanto es que para nosotros no es la comunidad la que tiene problemas de esto o aquello, pero son personas que tienen problemas. La lucha contra la pobreza tienen que ser horizontal, y dando orientación pues son personas y la parte espiritual es importante.

Así, en octubre 2013 haremos una campaña global contra la pobreza en el momento en que las Naciones Unidas aborden el problema de los objetivos del milenio, que no fueron alcanzados.

¿Otros objetivos dentro de vuestra estrategia?

--Michel Roy: Por ejemplo es lograr aumentar la capacidad de dar respuestas a las Caritas nacionales. Pues la caridad local no necesita necesariamente fondos, es principalmente una actitud. Salvo en los casos en que no existen fondos o cuando los proyectos son más amplios, entonces sí se va a pedir afuera.

En la mayoría de los proyectos de desarrollo humano, el dinero viene desde otras Caritas, a nivel solidario, por parte de los países miembros, de Caritas a Caritas.

¿A nivel de objetivos espirituales?

--Michel Roy: Como Iglesia tenemos que hacer que cada uno en su comunidad pueda crecer a nivel de lo que Dios espera de cada uno de nosotros. Fuimos creados como hijos de Dios a su imagen y semejanza y el medio ambiente debe dar condiciones de dignidad, de relaciones fraternas. Y la miseria impide estas relaciones. Y juntos inspirados por la doctrina social de la Iglesia que nos permite cambiar este mundo de manera más justa.

¿Y la capilaridad de la Caritas?

--Michel Roy: Cuando hablo con representantes de las Naciones Unidas en Ginebra o Nueva York, para ellos la capilaridad de la red Caritas es muy importante porque es a nivel no solamente nacional pero también local que llega a los más pobres. Nos conocen y aprecian y en la expectativa con nosotros dispuestos a escuchar lo que queremos decir. Nuestra voz es la de los pobres, de las Iglesias locales.

¿Y los nuevos estatutos?

--Michel Roy: Estamos en un proceso de integración mayor con la Santa Sede como Caritas Internacionalis. Nuestros nuevos estatutos han sido aprobados por el comité ejecutivo en noviembre, están ahora en el secretariado. Y estamos esperando un decreto del santo padre, sobre la aprobación de los estatutos ad experimentum.

¿Qué cambia con el nuevo estatuto?

--Michel Roy: En 2004, el papa Juan Pablo II otorgó a Caritas Internationalis personalidad jurídica canónica pública, que hace de nosotros un ente de la Santa Sede, que antes era jurídica privada. Y en la carta que se llama ‘quirógrafa’ de Juan Pablo II, dice que cuando Caritas habla públicamente habla en nombre de la Iglesia. O sea una responsabilidad muy grande, que nos integra más con la Iglesia.

La Caritas trae hasta la Santa Sede la realidad de los pobres y desde aquí tenemos la misión de Iglesia, doctrinal y pastoral para reforzar. Un intercambio importante. Los nuevos estatutos son la reafirmación de la misión de la Caritas Internacionalis y de las Caritas, de difundir la caridad y promover la justicia social.

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La experiencia de un sacerdote que evangeliza en las redes sociales
Ocho mil contactos reciben la Palabra de Dios y celebra misa para ellos
Por Nieves San Martín

MADRID, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- El padre Dalton Xavier Reyes Martínez, perteneciente a la Asociación Sacerdotal Siervos del Espíritu Santo, de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, de Colombia, realiza una singular misión evangelizadora a través de las redes sociales y especialmente Facebook, en dos cuentas, en las que tiene cerca de ocho mil amigos, y todos los jueves celebra una Eucaristía para ellos.

“Doy fe de las bendiciones a través de estos medios”, declara el padre Dalton al que ZENIT ha entrevistado para conocer su experiencia evangelizadora a través de las nuevas tecnologías.

¿Cómo empezó su experiencia en estos medios?

--Padre Danton: Bueno quiero contarles que mi experiencia en estos medios inició con mi primera cuenta de Hotmail. A través de ella fui explorando la facilidad que su uso me daba para mantenerme en contacto con personas de diferentes lugares, en poco tiempo empecé a recibir correspondencia de diversos sitios, muchas de ellas eran solicitando servicio de consejería, de oración de intercesión, de información y formación, razón por la cual y debido a que en esa época las cuentas de correo de Hotmail tenían poca capacidad, debí abrir otra cuenta de manera curiosa y casi sin pensarlo mucho, al buscar un nombre para mi cuenta le puse el nombre de CARTERO2000, cartero por las cartas que se recibían y 2000 por el llamado que nos hacía el papa al nuevo milenio.

¿Cuál fue el resultado?

--Padre Dalton: A través de esta cuenta pude conocer más personas, algunas incluso, que hasta el día de hoy no conozco personalmente. Con la llegada del Facebook, la red se abrió mucho más y decidí a través de él compartir mi vida como sacerdote, mensajes, fotos de las misiones, fotos cotidianas de la parroquia etc… pronto a mi cuenta llegaron amigos de diferentes lugares, a través de esta cuenta he podido ayudar espiritualmente, con consejos, oración, enseñanzas etc…, he compartido con jóvenes con llamado vocacional, parejas en problemas, novios, familias, enfermos, he podido enlazar contactos que buscaban informaciones.

¿A cuántas personas llegan sus mensajes?

--Padre Dalton: La respuesta fue tan buena, que la cuenta de Facebook que tenía llegó a su número límite de contactos 5.000, y me tocó abrir otra a finales del noviembre del año pasado y ya voy casi en los 3.000 contactos, en fin, llevar la Palabra de Dios a estos grupos ha sido una experiencia maravillosa.

¿Cuál ha sido su última experiencia?

--Padre Dalton: Quiero compartirles lo último que pasó con ellos. En oración hace unos cuantos días, vino a mi mente el hacer una Eucaristía por todos los amigos que tengo agregados en mi Facebook, Twitter, Skype, correos electrónicos y el Black Berry, publiqué la idea y señalé el jueves como el día de oración por ellos.

Inmediatamente llegaron intenciones de todos lados, en menos de una hora llegaron 100 peticiones, calculo que para esa primera misa a mi correo, al Facebook y al BB, llegaron cerca de 500 intenciones o más entre todas, quedé asombrado.

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Siria: Escapando de los horrores de la persecución
Socorro de Ayuda a la Iglesia Necesitada tras el éxodo de cristianos de Homs
ROMA, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- Casi la entera población cristiana de la ciudad siria de Homs ha huído de la violencia y la persecución y la organización de caridad católica Ayuda a la Iglesia Necesitada está proporcionando socorro de emergencia para ayudarles.

El éxodo masivo del 50.000 o más personas a aldeas y ciudades en torno a la ciudad se produce entre informes que las casas de los cristianos en Homs están siendo atacadas y saqueadas por "fanáticos".

La fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, que anunció este lunes un paquete de ayuda urgente de 80.000 dólares para proporcionar comida y refugio, ha sabido que el 90% de los cristianos han abandonado Homs.

El éxodo que, en su mayoría tuvo lugar en las pasadas seis semanas, es parte de lo que fuentes de noticias fiables califican como una "limpieza étnica de cristianos en curso" por parte de grupos islamistas militantes ligados a Al Qaeda.

Hasta ahora, Homs ha albergado una de las mayores poblaciones cristianas de Siria, y fuentes de la Iglesia han dicho que los fieles han sufrido lo peor de la violencia, escapando a las aldeas muchas de ellas en las montañas 30 millas fuera de la ciudad.

Se informó que los islamistas fueron de casa en casa en los barrios de Hamidiya y Bustan al-Diwan en Homs, forzando a los cristianos a dejarlas sin darles oportunidad de recoger sus pertenencias.

Según otros informes, los cristianos dejaron sus casas voluntariamente, dejando a otros ocuparlas para refugiarse de la violencia.

Desesperada por comida y refugio, la gente desplazada se refugió en la región de Wadi Alnasara y Marmarita y otras aldeas, y recibirá parte de la ayuda de 80.000 dólares del programa de ayuda de AIN.

La asistencia proporcionará a cada familia 60 dólares al mes para alimentación básica y alojamiento, con la esperanza de que para el verano puedan volver a casa.

AIN está también ayudando a familias golpeadas por la explosión de un coche bomba el pasado domingo 18 de marzo, contra el barrio cristiano de Aleppo, cerca de la iglesia de San Buenaventura, llevada por franciscanos.

Inspeccionando el programa de ayuda, el obispo Antoine Audo SJ de Aleppo dijo a AIN: "La gente a la que estamos ayudando tiene mucho miedo". Hablando este lunes desde Alepo, el obispo añadió: "Los cristianos no saben lo que les traerá el futuro. Tienen miedo de no poder volver a sus casas. Es muy importante que hagamos lo posible por ayudarles".

En su solicitud de ayuda a AIN, el obispo afirma: "Por favor aceleren la implementación del proyecto debido a las difíciles circunstancias que los cristianos afrontan en Siria".

El obispo, que preside la diócesis caldea de Aleppo, agradeció a los benefactores de AIN añadiendo: "Gracias por ayudarnos. Pidan por nosotros y trabajemos juntos para construir la paz en Siria".

Su comentarios llegan mientras aumenta el temor de que Siria se convierta en un "segundo Irak", siguiendo un patrón similar de ataques a iglesias, expulsión forzada y secuestros de cristianos.

Si lo ataques continúan, Siria podría sufrir el mismo destino de Irak donde el número de cristianos se ha desplomado desde 1,4 millones en los años 80 hasta quizá menos de 300.000 hoy.

La crisis de Homs ha suscitado temores crecientes de que los islamistas estén ganando influencia en la región, llenando el vacío de poder tras la caída de regímenes que duraron décadas en todo Medio Oriente y el inicio de la llamada Primavera Árabe.

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Nunca hubo una relación contractual con la profesora de religión Resurrección Galera
Nota de la Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica de Almería
ALMERÍA, martes 26 marzo 2012 (ZENIT.org).- Este lunes, la Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica de Almería hizo pública una nota en relación al caso de la profesora Resurrección Galera, la cual, una vez acabado su contrato, no fue propuesta por la diócesis para dar clases de religión el curso siguiente.

Como se sabe, la profesora Resurrección Galera recurrió a los tribunales y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en una sentencia sobre la que no cabía recurso, dio la razón a Resurrección Galera, la profesora de religión que no fue renovada en 2001, tras casarse por lo civil con un divorciado.

Ante las informaciones aparecidas en los medios de comunicación sobre el asunto de la señora Galera, la Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica de Almería ha expresado lo siguiente:

“1. La Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica, que es un organismo oficial del Obispado de Almería, respeta profundamente la labor de los Juzgados y Tribunales de Justicia, aunque no comparte las recientes sentencias sobre el caso.

2. Así, pues, con el debido respeto a las legislación vigente, que rige la convivencia ciudadana en un Estado democrático como el nuestro, la Delegación Episcopal manifiesta su pleno derecho a hacer uso de los medios legales que el ordenamiento jurídico pone a disposición de los ciudadanos, para defender el derecho fundamental de libertad religiosa, amparado por la legislación internacional, por Tratado de Lisboa de la Unión Europea y la Constitución Española.

3. En el caso que nos ocupa, es de agradecer el interés manifestado por los medios de comunicación y siempre hemos mostrado sensibilidad y aprecio por su labor; por esto mismo, rogamos por su parte la mayor fidelidad a la verdad de los hechos en la información. Es de desear que, en el caso concreto de la Sra. Galera, se tenga en cuenta un hecho fundamental y que parece obviarse sin mayor atención, como es que la Sra. Galera no fue nunca despedida por el Obispado de Almería, pues nunca estableció relación contractual con esta institución; sino que, una vez acabado y extinguido su contrato anual con instancia civil competente, de acuerdo con lo que establece la normativa vigente, no fue propuesta por la autoridad eclesiástica competente para el siguiente curso académico”.

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Flash


Condecorada la religiosa sor Ionel Mihailovici
Por el Ministerio de Asuntos Exteriores español
MADRID, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- La religiosa sor Ionel Mihailovici, religiosa de Nuestra Señora de Sión, será condecorada por el Ministerio de Asuntos Exteriores español por su labor en el Centro de Estudios Judeo-Cristianos de Madrid.

En el 40 aniversario del Centro de Estudios Judeo-Cristianos, institución erigida por el Arzobispado de Madrid en 1972, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España ha tenido a bien otorgar la Encomienda de la Orden del Mérito Civil a sor Ionel Mihalovici Blumenfeld, religiosa de Nuestra Señora de Sión, por su labor durante muchos años como directora del Centro de Estudios Judeo-Cristianos de Madrid.

“Por este motivo la Junta Directiva del CEJC –dice un comunicado enviado a ZENIT por dicho Centro- desea expresar su satisfacción por este reconocimiento a la labor realizada por Sor Ionel al frente de esta institución en el diálogo entre judíos y cristianos. Su trabajo y personalidad han sido como agua fecunda que ha hecho florecer las relaciones judeo-cristianas”.

La imposición de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil tendrá lugar el próximo día 29 de marzo en la sede de Sefarad-Israel de Madrid, en un acto abierto.

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Documentación


"Alegráos siempre en el Señor"
Mensaje de Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud
CIUDAD DEL VATICANO, martes 27 marzo 2012 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha hecho público este martes el Mensaje de Benedicto XVI para laXXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra el próximo Domingo de Ramos. Ofrecemos el texto del Mensaje.

*****

«¡Alegráos siempre en el Señor!» (Flp 4,4)

Queridos jóvenes:

Me alegro de dirigirme de nuevo a vosotros con ocasión de la XXVII Jornada Mundial de la Juventud. El recuerdo del encuentro de Madrid el pasado mes de agosto sigue muy presente en mi corazón. Ha sido un momento extraordinario de gracia, durante el cual el Señor ha bendecido a los jóvenes allí presentes, venidos del mundo entero. Doy gracias a Dios por los muchos frutos que ha suscitado en aquellas jornadas y que en el futuro seguirán multiplicándose entre los jóvenes y las comunidades a las que pertenecen. Ahora nos estamos dirigiendo ya hacia la próxima cita en Río de Janeiro en el año 2013, que tendrá como tema «¡Id y haced discípulos a todos los pueblos!» (cf. Mt 28,19).

Este año, el tema de la Jornada Mundial de la Juventud nos lo da la exhortación de la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses: «¡Alegráos siempre en el Señor!» (4,4). En efecto, La alegría es un elemento central de la experiencia cristiana. También experimentamos en cada Jornada Mundial de la Juventud una alegría intensa, la alegría de la comunión, la alegría de ser cristianos, la alegría de la fe. Esta es una de las características de estos encuentros. Vemos la fuerza atrayente que ella tiene: en un mundo marcado a menudo por la tristeza y la inquietud, la alegría es un testimonio importante de la belleza y fiabilidad de la fe cristiana.

La Iglesia tiene la vocación de llevar la alegría al mundo, una alegría auténtica y duradera, aquella que los ángeles anunciaron a los pastores de Belén en la noche del nacimiento de Jesús (cf.Lc 2,10). Dios no sólo ha hablado, no sólo ha cumplido signos prodigiosos en la historia de la humanidad, sino que se ha hecho tan cercano que ha llegado a hacerse uno de nosotros, recorriendo las etapas de la vida entera del hombre. En el difícil contexto actual, muchos jóvenes en vuestro entorno tienen una inmensa necesidad de sentir que el mensaje cristiano es un mensaje de alegría y esperanza. Quisiera reflexionar ahora con vosotros sobre esta alegría, sobre los caminos para encontrarla, para que podáis vivirla cada vez con mayor profundidad y ser mensajeros de ella entre los que os rodean.

1. Nuestro corazón está hecho para la alegría

La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar «sabor» a la existencia. Y esto vale sobre todo para vosotros, porque la juventud es un período de un continuo descubrimiento de la vida, del mundo, de los demás y de sí mismo. Es un tiempo de apertura hacia el futuro, donde se manifiestan los grandes deseos de felicidad, de amistad, del compartir y de verdad; donde uno es impulsado por ideales y se conciben proyectos.

Cada día el Señor nos ofrece tantas alegrías sencillas: la alegría de vivir, la alegría ante la belleza de la naturaleza, la alegría de un trabajo bien hecho, la alegría del servicio, la alegría del amor sincero y puro. Y si miramos con atención, existen tantos motivos para la alegría: los hermosos momentos de la vida familiar, la amistad compartida, el descubrimiento de las propias capacidades personales y la consecución de buenos resultados, el aprecio que otros nos tienen, la posibilidad de expresarse y sentirse comprendidos, la sensación de ser útiles para el prójimo. Y, además, la adquisición de nuevos conocimientos mediante los estudios, el descubrimiento de nuevas dimensiones a través de viajes y encuentros, la posibilidad de hacer proyectos para el futuro. También pueden producir en nosotros una verdadera alegría la experiencia de leer una obra literaria, de admirar una obra maestra del arte, de escuchar e interpretar la música o ver una película.

Pero cada día hay tantas dificultades con las que nos encontramos en nuestro corazón, tenemos tantas preocupaciones por el futuro, que nos podemos preguntar si la alegría plena y duradera a la cual aspiramos no es quizá una ilusión y una huída de la realidad. Hay muchos jóvenes que se preguntan: ¿es verdaderamente posible hoy en día la alegría plena? Esta búsqueda sigue varios caminos, algunos de los cuales se manifiestan como erróneos, o por lo menos peligrosos. Pero, ¿cómo podemos distinguir las alegrías verdaderamente duraderas de los placeres inmediatos y engañosos? ¿Cómo podemos encontrar en la vida la verdadera alegría, aquella que dura y no nos abandona ni en los momentos más difíciles?

2. Dios es la fuente de la verdadera alegría

En realidad, todas las alegrías auténticas, ya sean las pequeñas del día a día o las grandes de la vida, tienen su origen en Dios, aunque no lo parezca a primera vista, porque Dios es comunión de amor eterno, es alegría infinita que no se encierra en sí misma, sino que se difunde en aquellos que Él ama y que le aman. Dios nos ha creado a su imagen por amor y para derramar sobre nosotros su amor, para colmarnos de su presencia y su gracia. Dios quiere hacernos partícipes de su alegría, divina y eterna, haciendo que descubramos que el valor y el sentido profundo de nuestra vida está en el ser aceptados, acogidos y amados por Él, y no con una acogida frágil como puede ser la humana, sino con una acogida incondicional como lo es la divina: yo soy amado, tengo un puesto en el mundo y en la historia, soy amado personalmente por Dios. Y si Dios me acepta, me ama y estoy seguro de ello, entonces sabré con claridad y certeza que es bueno que yo sea, que exista.

Este amor infinito de Dios para con cada uno de nosotros se manifiesta de modo pleno en Jesucristo. En Él se encuentra la alegría que buscamos. En el Evangelio vemos cómo los hechos que marcan el inicio de la vida de Jesús se caracterizan por la alegría. Cuando el arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que será madre del Salvador, comienza con esta palabra: «¡Alégrate!» (Lc 1,28). En el nacimiento de Jesús, el Ángel del Señor dice a los pastores: «Os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2,11). Y los Magos que buscaban al niño, «al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría» (Mt 2,10). El motivo de esta alegría es, por lo tanto, la cercanía de Dios, que se ha hecho uno de nosotros. Esto es lo que san Pablo quiso decir cuando escribía a los cristianos de Filipos: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca» (Flp 4,4-5). La primera causa de nuestra alegría es la cercanía del Señor, que me acoge y me ama.

En efecto, el encuentro con Jesús produce siempre una gran alegría interior. Lo podemos ver en muchos episodios de los Evangelios. Recordemos la visita de Jesús a Zaqueo, un recaudador de impuestos deshonesto, un pecador público, a quien Jesús dice: «Es necesario que hoy me quede en tu casa». Y san Lucas dice que Zaqueo «lo recibió muy contento» (Lc19,5-6). Es la alegría del encuentro con el Señor; es sentir el amor de Dios que puede transformar toda la existencia y traer la salvación. Zaqueo decide cambiar de vida y dar la mitad de sus bienes a los pobres.

En la hora de la pasión de Jesús, este amor se manifiesta con toda su fuerza. Él, en los últimos momentos de su vida terrena, en la cena con sus amigos, dice: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor… Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (Jn 15,9.11). Jesús quiere introducir a sus discípulos y a cada uno de nosotros en la alegría plena, la que Él comparte con el Padre, para que el amor con que el Padre le ama esté en nosotros (cf. Jn 17,26). La alegría cristiana es abrirse a este amor de Dios y pertenecer a Él.

Los Evangelios relatan que María Magdalena y otras mujeres fueron a visitar el sepulcro donde habían puesto a Jesús después de su muerte y recibieron de un Ángel una noticia desconcertante, la de su resurrección. Entonces, así escribe el Evangelista, abandonaron el sepulcro a toda prisa, «llenas de miedo y de alegría», y corrieron a anunciar la feliz noticia a los discípulos. Jesús salió a su encuentro y dijo: «Alegraos» (Mt 28,8-9). Es la alegría de la salvación que se les ofrece: Cristo es el viviente, es el que ha vencido el mal, el pecado y la muerte. Él está presente en medio de nosotros como el Resucitado, hasta el final de los tiempos (cf. Mt 28,21). El mal no tiene la última palabra sobre nuestra vida, sino que la fe en Cristo Salvador nos dice que el amor de Dios es el que vence.

Esta profunda alegría es fruto del Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios, capaces de vivir y gustar su bondad, de dirigirnos a Él con la expresión «Abba», Padre (cf. Rm 8,15). La alegría es signo de su presencia y su acción en nosotros.

3. Conservar en el corazón la alegría cristiana

Aquí nos preguntamos: ¿Cómo podemos recibir y conservar este don de la alegría profunda, de la alegría espiritual?

Un Salmo dice: «Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón» (Sal 37,4). Jesús explica que «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo» (Mt 13,44). Encontrar y conservar la alegría espiritual surge del encuentro con el Señor, que pide que le sigamos, que nos decidamos con determinación, poniendo toda nuestra confianza en Él. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de arriesgar vuestra vida abriéndola a Jesucristo y su Evangelio; es el camino para tener la paz y la verdadera felicidad dentro de nosotros mismos, es el camino para la verdadera realización de nuestra existencia de hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza.

Buscar la alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer cada día su presencia, su amistad: «El Señor está cerca» (Flp 4,5); es volver a poner nuestra confianza en Él, es crecer en su conocimiento y en su amor. El «Año de la Fe», que iniciaremos dentro de pocos meses, nos ayudará y estimulará. Queridos amigos, aprended a ver cómo actúa Dios en vuestras vidas, descubridlo oculto en el corazón de los acontecimientos de cada día. Creed que Él es siempre fiel a la alianza que ha sellado con vosotros el día de vuestro Bautismo. Sabed que jamás os abandonará. Dirigid a menudo vuestra mirada hacia Él. En la cruz entregó su vida porque os ama. La contemplación de un amor tan grande da a nuestros corazones una esperanza y una alegría que nada puede destruir. Un cristiano nunca puede estar triste porque ha encontrado a Cristo, que ha dado la vida por él.

Buscar al Señor, encontrarlo, significa también acoger su Palabra, que es alegría para el corazón. El profeta Jeremías escribe: «Si encontraba tus palabras, las devoraba: tus palabras me servían de gozo, eran la alegría de mi corazón» (Jr 15,16). Aprended a leer y meditar la Sagrada Escritura; allí encontraréis una respuesta a las preguntas más profundas sobre la verdad que anida en vuestro corazón y vuestra mente. La Palabra de Dios hace que descubramos las maravillas que Dios ha obrado en la historia del hombre y que, llenos de alegría, proclamemos en alabanza y adoración: «Venid, aclamemos al Señor… postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro» (Sal 95,1.6).

La Liturgia en particular, es el lugar por excelencia donde se manifiesta la alegría que la Iglesia recibe del Señor y transmite al mundo. Cada domingo, en la Eucaristía, las comunidades cristianas celebran el Misterio central de la salvación: la muerte y resurrección de Cristo. Este es un momento fundamental para el camino de cada discípulo del Señor, donde se hace presente su sacrificio de amor; es el día en el que encontramos al Cristo Resucitado, escuchamos su Palabra, nos alimentamos de su Cuerpo y su Sangre. Un Salmo afirma: «Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo» (Sal 118,24). En la noche de Pascua, la Iglesia canta el Exultet, expresión de alegría por la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte: «¡Exulte el coro de los ángeles… Goce la tierra inundada de tanta claridad… resuene este templo con las aclamaciones del pueblo en fiesta!». La alegría cristiana nace del saberse amados por un Dios que se ha hecho hombre, que ha dado su vida por nosotros y ha vencido el mal y la muerte; es vivir por amor a él. Santa Teresa del Niño Jesús, joven carmelita, escribió: «Jesús, mi alegría es amarte a ti» (Poesía 45/7).

4. La alegría del amor

Queridos amigos, la alegría está íntimamente unida al amor; ambos son frutos inseparables del Espíritu Santo (cf. Ga 5,23). El amor produce alegría, y la alegría es una forma del amor. La beata Madre Teresa de Calcuta, recordando las palabras de Jesús: «hay más dicha en dar que en recibir» (Hch 20,35), decía: «La alegría es una red de amor para capturar las almas. Dios ama al que da con alegría. Y quien da con alegría da más». El siervo de Dios Pablo VI escribió: «En el mismo Dios, todo es alegría porque todo es un don» (Ex. ap. Gaudete in Domino, 9 mayo 1975).

Pensando en los diferentes ámbitos de vuestra vida, quisiera deciros que amar significa constancia, fidelidad, tener fe en los compromisos. Y esto, en primer lugar, con las amistades. Nuestros amigos esperan que seamos sinceros, leales, fieles, porque el verdadero amor es perseverante también y sobre todo en las dificultades. Y lo mismo vale para el trabajo, los estudios y los servicios que desempeñáis. La fidelidad y la perseverancia en el bien llevan a la alegría, aunque ésta no sea siempre inmediata.

Para entrar en la alegría del amor, estamos llamados también a ser generosos, a no conformarnos con dar el mínimo, sino a comprometernos a fondo, con una atención especial por los más necesitados. El mundo necesita hombres y mujeres competentes y generosos, que se pongan al servicio del bien común. Esforzaos por estudiar con seriedad; cultivad vuestros talentos y ponedlos desde ahora al servicio del prójimo. Buscad el modo de contribuir, allí donde estéis, a que la sociedad sea más justa y humana. Que toda vuestra vida esté impulsada por el espíritu de servicio, y no por la búsqueda del poder, del éxito material y del dinero.

A propósito de generosidad, tengo que mencionar una alegría especial; es la que se siente cuando se responde a la vocación de entregar toda la vida al Señor. Queridos jóvenes, no tengáis miedo de la llamada de Cristo a la vida religiosa, monástica, misionera o al sacerdocio. Tened la certeza de que colma de alegría a los que, dedicándole la vida desde esta perspectiva, responden a su invitación a dejar todo para quedarse con Él y dedicarse con todo el corazón al servicio de los demás. Del mismo modo, es grande la alegría que Él regala al hombre y a la mujer que se donan totalmente el uno al otro en el matrimonio para formar una familia y convertirse en signo del amor de Cristo por su Iglesia.

Quisiera mencionar un tercer elemento para entrar en la alegría del amor: hacer que crezca en vuestra vida y en la vida de vuestras comunidades la comunión fraterna. Hay vínculo estrecho entre la comunión y la alegría. No en vano san Pablo escribía su exhortación en plural; es decir, no se dirige a cada uno en singular, sino que afirma: «Alegraos siempre en el Señor» (Flp4,4). Sólo juntos, viviendo en comunión fraterna, podemos experimentar esta alegría. El libro de los Hechos de los Apóstoles describe así la primera comunidad cristiana: «Partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón» (Hch 2,46). Empleaos también vosotros a fondo para que las comunidades cristianas puedan ser lugares privilegiados en que se comparta, se atienda y cuiden unos a otros.

5. La alegría de la conversión

Queridos amigos, para vivir la verdadera alegría también hay que identificar las tentaciones que la alejan. La cultura actual lleva a menudo a buscar metas, realizaciones y placeres inmediatos, favoreciendo más la inconstancia que la perseverancia en el esfuerzo y la fidelidad a los compromisos. Los mensajes que recibís empujar a entrar en la lógica del consumo, prometiendo una felicidad artificial. La experiencia enseña que el poseer no coincide con la alegría. Hay tantas personas que, a pesar de tener bienes materiales en abundancia, a menudo están oprimidas por la desesperación, la tristeza y sienten un vacío en la vida. Para permanecer en la alegría, estamos llamados a vivir en el amor y la verdad, a vivir en Dios.

La voluntad de Dios es que nosotros seamos felices. Por ello nos ha dado las indicaciones concretas para nuestro camino: los Mandamientos. Cumpliéndolos encontramos el camino de la vida y de la felicidad. Aunque a primera vista puedan parecer un conjunto de prohibiciones, casi un obstáculo a la libertad, si los meditamos más atentamente a la luz del Mensaje de Cristo, representan un conjunto de reglas de vida esenciales y valiosas que conducen a una existencia feliz, realizada según el proyecto de Dios. Cuántas veces, en cambio, constatamos que construir ignorando a Dios y su voluntad nos lleva a la desilusión, la tristeza y al sentimiento de derrota. La experiencia del pecado como rechazo a seguirle, como ofensa a su amistad, ensombrece nuestro corazón.

Pero aunque a veces el camino cristiano no es fácil y el compromiso de fidelidad al amor del Señor encuentra obstáculos o registra caídas, Dios, en su misericordia, no nos abandona, sino que nos ofrece siempre la posibilidad de volver a Él, de reconciliarnos con Él, de experimentar la alegría de su amor que perdona y vuelve a acoger.

Queridos jóvenes, ¡recurrid a menudo al Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación! Es el Sacramento de la alegría reencontrada. Pedid al Espíritu Santo la luz para saber reconocer vuestro pecado y la capacidad de pedir perdón a Dios acercándoos a este Sacramento con constancia, serenidad y confianza. El Señor os abrirá siempre sus brazos, os purificará y os llenará de su alegría: habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte (cf. Lc 15,7).

6. La alegría en las pruebas

Al final puede que quede en nuestro corazón la pregunta de si es posible vivir de verdad con alegría incluso en medio de tantas pruebas de la vida, especialmente las más dolorosas y misteriosas; de si seguir al Señor y fiarse de Él da siempre la felicidad.

La respuesta nos la pueden dar algunas experiencias de jóvenes como vosotros que han encontrado precisamente en Cristo la luz que permite dar fuerza y esperanza, también en medio de situaciones muy difíciles. El beato Pier Giorgio Frassati (1901-1925) experimentó tantas pruebas en su breve existencia; una de ellas concernía su vida sentimental, que le había herido profundamente. Precisamente en esta situación, escribió a su hermana: «Tú me preguntas si soy alegre; y ¿cómo no podría serlo? Mientras la fe me de la fuerza estaré siempre alegre. Un católico no puede por menos de ser alegre... El fin para el cual hemos sido creados nos indica el camino que, aunque esté sembrado de espinas, no es un camino triste, es alegre incluso también a través del dolor» (Carta a la hermana Luciana, Turín, 14 febrero 1925). Y el beato Juan Pablo II, al presentarlo como modelo, dijo de él: «Era un joven de una alegría contagiosa, una alegría que superaba también tantas dificultades de su vida» (Discurso a los jóvenes, Turín, 13 abril 1980).

Más cercana a nosotros, la joven Chiara Badano (1971-1990), recientemente beatificada, experimentó cómo el dolor puede ser transfigurado por el amor y estar habitado por la alegría. A la edad de 18 años, en un momento en el que el cáncer le hacía sufrir de modo particular, rezó al Espíritu Santo para que intercediera por los jóvenes de su Movimiento. Además de su curación, pidió a Dios que iluminara con su Espíritu a todos aquellos jóvenes, que les diera la sabiduría y la luz: «Fue un momento de Dios: sufría mucho físicamente, pero el alma cantaba» (Carta a Chiara Lubich, Sassello, 20 de diciembre de 1989). La clave de su paz y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa expresión de su voluntad para su bien y el de los demás. A menudo repetía: «Jesús, si tú lo quieres, yo también lo quiero».

Son dos sencillos testimonios, entre otros muchos, que muestran cómo el cristiano auténtico no está nunca desesperado o triste, incluso ante las pruebas más duras, y muestran que la alegría cristiana no es una huida de la realidad, sino una fuerza sobrenatural para hacer frente y vivir las dificultades cotidianas. Sabemos que Cristo crucificado y resucitado está con nosotros, es el amigo siempre fiel. Cuando participamos en sus sufrimientos, participamos también en su alegría. Con Él y en Él, el sufrimiento se transforma en amor. Y ahí se encuentra la alegría (cf. Col1,24).

7. Testigos de la alegría

Queridos amigos, para concluir quisiera alentaros a ser misioneros de la alegría. No se puede ser feliz si los demás no lo son. Por ello, hay que compartir la alegría. Id a contar a los demás jóvenes vuestra alegría de haber encontrado aquel tesoro precioso que es Jesús mismo. No podemos conservar para nosotros la alegría de la fe; para que ésta pueda permanecer en nosotros, tenemos que transmitirla. San Juan afirma: «Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros… Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo» (1Jn 1,3-4).

A veces se presenta una imagen del Cristianismo como una propuesta de vida que oprime nuestra libertad, que va contra nuestro deseo de felicidad y alegría. Pero esto no corresponde a la verdad. Los cristianos son hombres y mujeres verdaderamente felices, porque saben que nunca están solos, sino que siempre están sostenidos por las manos de Dios. Sobre todo vosotros, jóvenes discípulos de Cristo, tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe. El Evangelio es la «buena noticia» de que Dios nos ama y que cada uno de nosotros es importante para Él. Mostrad al mundo que esto de verdad es así.

Por lo tanto, sed misioneros entusiasmados de la nueva evangelización. Llevad a los que sufren, a los que están buscando, la alegría que Jesús quiere regalar. Llevadla a vuestras familias, a vuestras escuelas y universidades, a vuestros lugares de trabajo y a vuestros grupos de amigos, allí donde vivís. Veréis que es contagiosa. Y recibiréis el ciento por uno: la alegría de la salvación para vosotros mismos, la alegría de ver la Misericordia de Dios que obra en los corazones. En el día de vuestro encuentro definitivo con el Señor, Él podrá deciros: «¡Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu señor!» (Mt 25,21).

Que la Virgen María os acompañe en este camino. Ella acogió al Señor dentro de sí y lo anunció con un canto de alabanza y alegría, el Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (Lc 1,46-47). María respondió plenamente al amor de Dios dedicando a Él su vida en un servicio humilde y total. Es llamada «causa de nuestra alegría» porque nos ha dado a Jesús. Que Ella os introduzca en aquella alegría que nadie os podrá quitar.

Vaticano, 15 de marzo de 2012

©Librería Editorial Vaticana

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