28.03.12

 

Este post va a ser corto pero intenso. Es cosa buena que el Papa visite Cuba. No tiene sentido oponerse a dicha visita aludiendo a que la isla vive bajo una dictadura comunista. Los fieles de cualquier país tienen derecho a que el Vicario de Cristo les visite independientemente del régimen político que les gobierne. Solo faltaba que al castigo de estar sometidos a la tiranía castrista, los fieles católicos cubanos tuvieran que ver como se les deja a un lado precisamente por razones políticas.

Ahora bien, hay modos y maneras de evitar que una visita pastoral se convierta en un acto de propaganda miserable de la dictadura y pueda ser visto como un acto de desprecio hacia quienes luchan pacíficamente contra la misma o han logrado escapar poniendo sus vidas en riesgo.

Encontrarse con Fidel Castro y no hacer lo mismo, siquiera sea un minuto, con las Damas de Blanco, muchos lo verían como un craso error que el Papa no debería cometer. Como todavía no sé lo que va a pasar hoy, adelanto mi parecer. Si ve al tirano, le ruego que vea a sus víctimas. Porque si no las ve, no tiene nada de extraño que muchos pidan que se explique la razón para no verlas partiendo del evangelio y la doctrina católica.

Dije hace unos días que no se puede dar la idea de que se compra libertad religiosa para la Iglesia en Cuba a cambio de silencio cómplice con la tiranía. O peor aún, a costa de ignorar a los que luchan para que ese nación recupere todas las libertades de las que ha sido privada por el comunismo. No hay peor desprecio que no hacer aprecio. La Iglesia, y el Papa, deberían de tenerlo en cuenta. De lo contrario, cuando la dictadura caiga, y antes o después caerá, que nadie se queje si a los obispos católicos cubanos se les dice algo parecido a lo que se dijo de los obispos ortodoxos rusos que sobrevivieron a la URSSS. ¿Es eso lo que queremos?

Luis Fernando Pérez Bustamante