Campaña de donativos 2012 - ¡URGE ACTUAR!

Apelamos a la generosidad de los lectores que aún no hayan podido responder con su aportación.

ZENIT es una agencia que realmente sostienen sus lectores. Carece de otra fuente sustancial de recursos para cubrir los gastos anuales: sólo contamos con la generosidad de los lectores que puedan apoyarnos.
Sólo si se alcanza la meta de 230,000 dólares EE.UU., podremos volver a garantizar la continuidad del servicio otro año.

Si puede, ¡no deje de apuntarse a esta campaña de donativos!
Si está dispuesto a sostener ZENIT, éste es el momento: ¡envíe su donativo ahora!

Puede hacerlo con tarjeta de crédito, cheque o transferencia bancaria.
Los lectores de España también pueden ordenar el cargo directo en su cuenta bancaria.
Toda la información para enviar donativos se encuentra en: http://zenit.org/spanish/donativos.html
¡ Agradecemos mucho la ayuda que cada uno pueda darnos !

ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de abril de 2012

Publicidad

La Preciosa Herencia De San Luis María: Un Tesoro

Este gran tesoro cumple 300 años de haberse escrito por San Luis María Grignion de Montfot en Francia en 1712, se trata de el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santisima Virgen y que celebraremos en el IV CONGRESO INTERNACIONAL CONSECRATIO MUNDI, TOTUS TUUS, el 28 y 29 de abril en Plaza Mariana, Basílica de Guadalupe, Cd. de México. ¡Se parte de esta celebración, unete a esta gran fiesta!

http://www.totus-tuus.mx

Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish


Mundo

España: La Conferencia Episcopal estudia su octavo plan pastoral
XCIX Asamblea Plenaria

México: "El turismo debe ser iluminado por la Palabra de Dios", afirma el papa
VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo

Colombia: Rechazo de la Iglesia a considerar familia a las parejas del mismo sexo
Según un fallo de la Corte Constitucional

Brasil: El sentido del trabajo de la Iglesia junto a los pueblos indígenas
Monseñor Erwin Krautler pide la sensibilización de la sociedad

Beatificada en México la madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento
En una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato

Facebook y Twitter se enriquecerían de la experiencia de Jesús
Rafaelle Barbeiro en el Master en Comunicación del Regina Apostolorum

España: El origen del hombre: Creación y Evolución
II Jornadas Ciencia y Cristianismo

El arzobispo de San Salvador pide el cierre de la prisión de Guantánamo
Apoyó la acogida en el país de dos expresos de ese penal

Documentación

España: Prosiguiendo el programa de la nueva evangelización
Discurso del cardenal Rouco en la apertura de la Asamblea Plenaria


ANUNCIOS


Mundo


España: La Conferencia Episcopal estudia su octavo plan pastoral
XCIX Asamblea Plenaria
MADRID, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- Esta semana, del 23 al 27 de abril, está teniendo lugar en la Casa de la Iglesia, en Madrid, la XCIX reunión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

El arzobispo de Madrid y presidente de la CEE, cardenal Antonio Mª Rouco Varela, abrió la Asamblea a las 11,00 horas de este lunes, con el discurso inaugural. Después intervino el nuncio apostólico en España, monseñor Renzo Fratini.

En su discurso inaugural, el cardenal Rouco afrontó el octavo plan pastoral, la nueva evangelización y la crisis actual II así como el Concilio Vaticano II y el Año de la fe.

Se puede leer el discurso completo en: http://www.zenit.org/article-42028?l=spanish.

Uno de los temas del orden del día de esta Asamblea Plenaria será el nuevo Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española. El documento gira en torno a la nueva evangelización e integra temas referentes a la Pastoral Juvenil, el Doctorado de San Juan de Ávila y el V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. El texto ha sido revisado por la Comisión Permanente y pasa a la Plenaria para su estudio y eventual aprobación.

Los obispos también podrían aprobar un Mensaje con motivo de la Declaración del Doctorado de San Juan de Ávila.

El pasado 20 de agosto, al finalizar la Eucaristía con seminaristas de todo el mundo en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, dentro de los actos programados con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011, el papa Benedicto XVI anunció que “próximamente” san Juan de Ávila será proclamado Doctor de la Iglesia Universal.

Los obispos estudiarán otros dos documentos titulados “La verdad del amor humano”, que presenta la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, y “Vocaciones sacerdotales para el Siglo XXI” que ha trabajado la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades.

La Comisión Episcopal de Liturgia presentará para su aprobación los Leccionarios Básicos para el año Litúrgico 2012-2013 (III, IV y VII), que incorporan la traducción renovada de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la CEE. También está prevista la aprobación de las intenciones de la Conferencia Episcopal por las que reza el Apostolado de la Oración para el año próximo.

Los obispos recibirán información y, en su caso, aprobarán la celebración de dos congresos: uno sobre Pastoral Juvenil y el otro dedicado a la Pastoral Hospitalaria.

En la Plenaria se informará también sobre diversos asuntos de seguimiento y sobre las actividades de las distintas Comisiones Episcopales, además de la aprobación de Asociaciones Nacionales.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


México: "El turismo debe ser iluminado por la Palabra de Dios", afirma el papa
VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo
CANCÚN, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- Con un mensaje de Benedicto XVI, se inauguró este lunes el VII Congreso Mundial de Pastoral del Turismo que tiene lugar en Cancún, México, sobre el tema general "El turismo que marca la diferencia" y que termina el 27 de abril.

El saludo de bienvenida a los congresistas estuvo a cargo del obispo-prelado de Cancún-Chetumal, monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

Luego tuvo lugar el discurso inaugural del cardenal Antonio Maria Vegliò, presidente del Pontificio Consejo, en el que ofrece un análisis de la realidad turística actual, con elementos de positividad y aspectos de sombra. El turismo no es sólo una oportunidad, sino un derecho para todos. De aquí una atención especial de la Iglesia por el turismo social, el turismo religioso y el turismo de los cristianos.

En el videomensaje enviado por el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de Naciones Unidas, Taleb Rifai, se condensa el concepto de turismo y de sus posibilidades en un sector turístico que marca la diferencia.

En representación del secretario general de la OMT, participa en los trabajos del congreso Ana Carolina Somarriba, coordinadora de los Proyectos de Desarrollo para Centroamerica, que ha presentado una ponencia articulada sonre la situación actual del turismo (y del turismo religioso) y perpectivas para el futuro.

El papa Benedicto XVI ha enviado al presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Emigrantes e Itinerantes, cardenal Antonio Maria Vegliò, y al obispo-prelado de Cancún-Chetumal, monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas LC, un mensaje en español con motivo de este congreso.

"El turismo --dice el papa en su mensaje- es ciertamente un fenómeno característico de nuestra época, tanto por las significativas dimensiones que ha alcanzado como por las perspectivas de crecimiento que se prevén. Al igual que toda realidad humana, debe ser iluminado y transformado por la Palabra de Dios. Desde esta convicción, la Iglesia, con su solicitud pastoral, y siendo consciente del importante influjo que este fenómeno tiene sobre el ser humano, lo acompaña desde sus primeros pasos, alienta y promueve sus potencialidades, al mismo tiempo que señala y trabaja por corregir sus riesgos y desviaciones".

"El turismo --añade--, junto con las vacaciones y el tiempo libre, aparece como un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad".

El viaje, según Benedicto XVI, "es manifestación de nuestro ser homo viator, al mismo tiempo que refleja ese otro itinerario, más profundo y significativo, que estamos llamados a recorrer: el que nos conduce al encuentro con Dios".

"La posibilidad que nos brindan los viajes de admirar la belleza de los pueblos --añade--, de las culturas y de la naturaleza, nos puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe, 'pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega por analogía a contemplar a su creador' (Sb 13,5)". Por otra parte, explica el pontífice, "el turismo, como toda realidad humana, no está exento de peligros ni elementos negativos. Se trata de males que hay que afrontar urgentemente, ya que conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados".

Entre los aspectos negativos del turismo, el papa señala que "el turismo sexual es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras".

Así mismo, "la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso, la tortura, se producen tristemente en muchos contextos turísticos".

Todo esto, según el pontífice, "ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones".

El papa destaca tres ámbitos en los que la pastoral del turismo debe centrar su atención.

En primer lugar, "iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico. El disfrute del tiempo libre y las vacaciones periódicas son una oportunidad, así como un derecho. La Iglesia desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos".

En segundo lugar, "la acción pastoral nunca debe olvidar la via pulchritudinis, la 'vía de la belleza'. Muchas de las manifestaciones del patrimonio histórico-cultural religioso 'son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema; más aún, son una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración. Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe' (Audiencia general, 31 agosto 2011). Es importante cuidar la acogida y organizar las visitas turísticas siempre desde el respeto al lugar sagrado y a la función litúrgica para la que nacieron muchas de estas obras y que sigue siendo su destino primordial".

Y, en tercer lugar, "la pastoral del turismo ha de acompañar a los cristianos en el disfrute de sus vacaciones y tiempo libre, de modo que sean de provecho para su crecimiento humano y espiritual. Éste es ciertamente 'un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también para alimentar el espíritu con tiempos más largos de oración y de meditación, para crecer en la relación personal con Cristo y conformarse cada vez más a sus enseñanzas' (Ángelus, 15 julio 2007)".

El papa concluye su mensaje exhortando a que "la pastoral del turismo forme parte, con pleno derecho, de la pastoral orgánica y ordinaria de la Iglesia, de modo que coordinando los proyectos y esfuerzos, respondamos con mayor fidelidad al mandato misionero del Señor".

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Colombia: Rechazo de la Iglesia a considerar familia a las parejas del mismo sexo
Según un fallo de la Corte Constitucional
BOGOTÁ, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en Colombia rechazó este sábado un reciente fallo de la Corte Constitucional que consideró como familia a una pareja del mismo sexo.

“Es un adefesio jurídico”, consideró el secretario general de la Conferencia Episcopal Juan Vicente Córdoba, sobre el fallo que señala que las parejas del mismo sexo constituyan una familia.

“La Constitución dice que la familia es el núcleo de la sociedad y será compuesta solo entre hombre y mujer, y la Corte, por arte de magia, sacó un as debajo de la manga, y porque dos o tres de ellos quisieron cambiarla, lo cambiaron para 45 millones de colombianos, es un adefesio jurídico”, insistió monseñor Córdoba.

La Corte Constitucional señaló en un fallo difundido esta semana que “el vínculo familiar se logra a partir de diversas situaciones de hecho, entre ellas la libre voluntad de conformar la familia, al margen del sexo o la orientación de sus integrantes”.

El mismo fallo añadió que resultaba claro que “la heterosexualidad o la diferencia de sexo entre la pareja, e incluso la existencia de una, no es un aspecto definitorio de la familia, ni menos un requisito para su reconocimiento constitucional”.

Pero, según el obispo, la Corte debe cuidar la Constitución, nadie puede cambiarla en una sola letra, y en este caso, la Corte no está cumpliendo esa función.

“Ellos [los magistrados] no pueden cambiar la ley, eso solo lo puede hacer el Congreso, 'zapatero a tu zapato', la Corte que cumpla su función”, subrayó el secretario de la Conferencia Episcopal.

Con la decisión, agregó monseñor Córdoba, “se empieza a decir que ya hay varias formas de familia y una vez que ya aceptan eso, entonces viene la adopción”. La Corte Constitucional en otros fallos ha reconocido la pensión de sobreviviente a las parejas del mismo sexo en igualdad de condiciones a las heterosexuales pero hasta ahora acepta que los homosexuales pueden constituir una familia.

El Constitucional colombiano reconoció como familia a esas parejas al fallar un recurso de amparo de dos casos de personas cuyas parejas del mismo sexo fallecieron y no les fueron reconocidas sus respectivas pensiones.  

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Brasil: El sentido del trabajo de la Iglesia junto a los pueblos indígenas
Monseñor Erwin Krautler pide la sensibilización de la sociedad
Por Maria Emília Marega

ROMA, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- Este jueves se celebró el día de la lucha en defensa de los pueblos indígenas en Brasil. “Hay que sensibilizar a la sociedad, pues sólo implicando a las personas con los sufrimientos de ese pueblo vamos a conseguir concienciar que teemos una gran deuda con los pueblos indígenas”, afirmó el obispo de la Prelatura de Xingu y presidente del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), monseñor Erwin Krautler, en noticia divulgada por la Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB).

El CIMI es un organismo vinculado a la CNBB que, en su actuación misionera, ha dado un nuevo sentido al trabajo de la Iglesia católica junto a los pueblos indígenas.

“Doy fe de que no existe una pastoral que haya generado tantos mártires como esta. La sangre derramada de los mártires es una semilla de esa lucha por la resurrección de los pueblos indígenas”, añade monseñor Krautler.

Los principios que fundamentan la acción del CIMI son: el respeto a la alteridad indígena en su pluralidad étnico-cultural e histórica y la valorización de los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas; el protagonismo de los pueblos indígenas siendo el CIMI un aliado en las luchas por la garantía de los derechos históricos y la opción y el compromiso con la causa indígena dentro de una perspectiva más amplia de una sociedad democrática, justa, solidaria, pluriétnica y pluricultural.

El CIMI Regional Maranhão recordó en este día las contribuciones y proposiciones de los pueblos indígenas al estado, entre ellas: la creación de un Grupo de Trabajo sobre educación escolar indígena, con vistas a la implementación y el fortalecimiento de una Política Estatal de Educación Indígena en Maranhão.

Monseñor Erwin afirmó también que “la política indigenista oficial no es favorable a los pueblos indígenas. Lamentamos que todavía los indios estén anclados por la ley y que esta no sea respetada”.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Beatificada en México la madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento
En una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato
CIUDAD DE MÉXICO, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- La madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento fue beatificada este sábado en México por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos de El Vaticano, cardenal Angelo Amato, en representación del papa Benedicto XVI.

En una ceremonia llevada a cabo en la Basílica de Guadalupe, la religiosa, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento y de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, fue declarada beata, paso previo para la canonización.

“Eminencia reverendísima cardenal Angelo Amato como obispo de la Diócesis de Cuernavaca y a nombre de la Familia Inesiana, le pido humildemente trasmita al santo padre Benedicto XVI, nuestra profunda gratitud por haber proclamado beata a la venerable sierva de Dios madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento”.

Fueron las palabras del obispo Alfonso Cortés, después de que el enviado del santo padre diera lectura al texto de la carta apostólica por la que su santidad anuncia la inscripción en el Libro de los Beatos de la religiosa mexicana.

En el momento de la proclamación, se descubrió un tapiz gigante de Manuela de Jesús Arias Espinosa, nombre de nacimiento de la religiosa.

Aplausos prolongados ante la imagen, mientras una reliquia de la nueva beata era llevada en procesión hasta colocarla en su lugar en el presbiterio por la madre general Julia Meijueiro y Francisco Javier Carrillo Guzmán, el niño al que María Inés Teresa del Santísimo Sacramento salvó de la muerte, y que permitió con su sanación comprobar el milagro hecho por la hoy beata. Fue el 27 junio de 2011, cuando el papa Benedicto XVI avaló el milagro atribuido a la monja.

Durante la homilía, el cardenal Amato dijo que ésta beatificación es otro don que el santo padre hace a la Iglesia y a todo el pueblo mexicano.

“El papa ama a su noble patria. A ella ha venido como peregrino para alentarles a ser firmes en la esperanza (...). Ustedes merecen superar todas las dificultades para vivir serenamente en la solidaridad y en la concordia. La visita del santo padre ha sido una inyección de ánimo para un futuro de paz, concordia y bienestar”, agregó el cardenal Amato ante miles de fieles que acudieron a la celebración.

En sus palabras, definió el carisma personal de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento: “Era generosa en el trabajo, ferviente en la oración, humilde, sacrificada y siempre dispuesta a la ayuda”.

La ceremonia, que duró aproximadamente tres horas, fue concelebrada por el cardenal Norberto Rivera Carrera y el nuncio apostólico Christophe Pierre, así como por unos cuarenta obispos mexicanos de diversas diócesis del país.

Conocida afectuosamente como “Manuelita”, la monja profesó en el Monasterio del Ave María el 12 de diciembre de 1930, y a partir de entonces pasó varias etapas de vida religiosa hasta emitir su profesión perpetua el 14 de diciembre de 1933.

Su vida enclaustrada duraría hasta 1949. Cuatro años antes sor María Inés Teresa había recibido la noticia de que en Roma se había firmado la autorización para fundar las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, una nueva congregación católica con un ideal contemplativo y apostólico que oficialmente nacería el 23 de agosto de 1945 en la ciudad de Cuernavaca. El 22 de junio de 1951, la Santa Sede avaló la nueva orden religiosa de manera definitiva.

Posteriormente las religiosas extenderían su acción evangélica por diversos países de Asia y África, Estados Unidos y varias naciones de Latinoamérica y Europa. 

La congregación de las Misioneras Clarisas se afianzó aún más el 5 de enero de 1953, cuando la Santa Sede autorizó la formación de las Vanguardias Clarisas, un movimiento laico que se desarrollaría en paralelo a la orden religiosa.

Las misioneras se caracterizan por ser una congregación eucarística, mariana y misionera, que lleva una vida contemplativa-activa, y que tienen como base la adhesión a la voluntad divina, fuente de alegría, y como centro, a Jesucristo.

Profesan los votos de castidad, pobreza y obediencia, y testimonian el amor fraterno “siempre en un espíritu de comprensión y servicio, vividos en amor y paz, siendo la caridad lo que la impulsa a vivir ya no para sí, sino para toda alma necesitada”.

No dejó textos a sus compañeras de congregación, pero sí una labor que permitió dejar creadas 36 casas de misioneras por 14 países del mundo, así como trabajos de misión por sacerdotes en Sierra Leona y México.

La nueva beata nació en Ixtlán del Río, Nayarit, el 7 de julio de 1904 y murió el 22 de julio de 1981 en Roma, Italia, pocos meses después de haber sido recibida por el entonces papa Juan Pablo II, el 9 de diciembre de 1980.

Fue la quinta de ocho hermanos nacidos en el seno de una familia cristiana. A los siete años recibió la primera comunión. Su vocación surgió en 1924, y cinco años después ingresó en el Monasterio del Ave María. 

Eran los años de la persecución religiosa derivada de la Guerra Cristera (1926-1929) y el monasterio se había trasladado hasta Los Ángeles, Estados Unidos.

Fundadora de las congregaciones de las Misioneras Clarisas (1945) y de los Misioneros de Cristo por la Iglesia Universal (1979).

Creada a mediados del siglo pasado la congregación de las misioneras, que se rige por el lema Oportet illum regnare (Urge que Cristo reine) y con presencia en 14 países, fue el legado principal de esta nueva beata.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Facebook y Twitter se enriquecerían de la experiencia de Jesús
Rafaelle Barbeiro en el Master en Comunicación del Regina Apostolorum
Por Maria Emília Marega

ROMA, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- “Jesucristo hacía comunicación point- to- multipoint”. Fue la primera manifestación de comunicación de masas, afirmó Rafaelle Barberio en el aula inaugural del Master en Comunicación y Nuevos Medios del Ateneo Pontifício Regina Apostolorum en Roma, Italia.

Rafaelle Barberio es sociólogo, periodista y fundador de la revista electrónica Key 4 Biz (http://www.key4biz.it/), especializada en telecomunicación, medios, internet y juegos, proyecto editorial de Pegaso Uno –Cooperativa Social- ONG.

El periodista hizo una lectura sobre el papel de la comunicación en la historia mostrando que la preocupación en dejar huella siempre existió y la llamada cultura de red, internet, es también una “cuestión” de cultura y no sólo de ingeniería, que nació como instrumento militar.

“Cuando Jesús encontraba a los interlocutores de la época, estaba haciendo comunicación point- to- multipoint”. Fue la primera manifestación de comunicación de masas, donde el límite era el alcance de la voz que llegaba apenas a un cierto punto, afirmó Barberio.

En respuesta a ZENIT, Barberio explicó que, considerando la experiencia de Jesús en la Jerusalén de la época, la primera cosa que viene en mente es la capacidad de comunicar a personas no acostumbradas a un contacto directo y a una secuencia de circunstancias, o sea, podemos reconstruir un fenómeno de comunicación, por primera vez, de masas. Con una relación directa con el público y al mismo tiempo, una secuencia de ciscunstancias como si fueran varios compromisos. Todo eso, desarrolló una relación entre Jesús y la Jerusalén de la época. Una relación en la que también Jerusalén esperaba estas intervenciones.

“Lo viejo y lo nuevo no son siempre indistintos”, la idea de hacer llegar la comunicación hasta las personas de manera veloz siempre existió –añadió--. “Internet se convierte en una comunicación más accesible, más justa, a bajo costo”.

Barberio recordó que siendo un medio democrático, podemos encontrar de todo. No existe un “medio de defensa”, por eso, es necesario “conocimiento y espíritu crítico” y no simplemente “vetas las cosas”.

Al final de la clase, Barberio respondió a una pregunta de ZENIT.

Usted habló de que Jesús fue el primer “comunicados de masas”. Hoy ¿utilizaría Facebook, Twitter y otros medios para comunicar?

--Barberio: ¿Si Jesús estuviera en nuestro tiempo, sería un usuario de Facebook? Puede hasta ser un poco excesivo pero aseguro que si Jesús estuviera en nuestro tiempo, Facebook y Twitter hablarían de Jesús.
Facebook y Twitter se enriquecerían de una experiencia tan desconcertante como la de la Jerusalén de hace dos mil años, pues sería objeto de la atención de la opinión pública. La diferencia que existe entre la Jerusalén de hace dos mil años y el ambiente de la comunicación electrónica de hoy, en el mundo en el que vivimos, en mi opinión, sería que la participación del gran público y los comentarios habrían sido diferentes. El foco de las actividades de Jesús y el contacto entre Jesús y la Jerusalén de aquella época sería la propia atracción por parte del gran público.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


España: El origen del hombre: Creación y Evolución
II Jornadas Ciencia y Cristianismo
BURGOS, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- La Facultad de Teología de Burgos en colaboración con la Universidad de Burgos y el Instituto Superior de Filosofía ‘San Juan Bosco’ han organizado las II Jornadas ‘Ciencia y Cristianismo’ durante los días 25 y 26 de abril.

Tras el éxito de participación en las primeras jornadas, que versaron sobre “El origen del Cosmos y la Vida”, en las presentes se afronta el tema : “El origen del hombre: Creación y Evolución”.

En esta ocasión –informa la Facultad de Teología de Burgos- se cuenta con la participación de José Mª Bermúdez de Castro, premio Príncipe de Asturias a la Investigación, en 1997, y director del Centro Nacional de la Evolución Humana (CENIEH), que disertará sobre el origen de los seres humanos el 25 de abril.

El segundo invitado es Leandro Sequeiros San Román, catedrático de Paleontología y profesor de diversas materias filosóficas de la Facultad de Teología de Granada. Su intervención, titulada “La evolución humana más allá de las ciencias”, tendrá lugar el 26 de abril.

Las jornadas concluirán con un debate entre ambos titulado “¿Cómo hemos llegado a ser humanos?”. Será moderado por el profesor de Filosofía de la Naturaleza de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, Amadeo Alonso.

Las conferencias tendrán lugar en el Aula Cordón de la Caja de Burgos a partir de las 20.00, el primer día, y a partir de las 19.00, el segundo.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


El arzobispo de San Salvador pide el cierre de la prisión de Guantánamo
Apoyó la acogida en el país de dos expresos de ese penal
SAN SALVADOR, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo de San Salvador dijo este domingo que espera que se cierre la prisión de la base naval estadounidense de Guantánamo, y respaldó el refugio que el Gobierno salvadoreño dio a dos expresos de ese penal.

El arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar, consideró como un gesto de "humanidad" que el Gobierno haya aceptado el pasado miércoles, a petición de Estados Unidos, a dos musulmanes uigures de origen chino que fueron liberados de Guantánamo.

"Ojalá que toda la prisión de Guantánamo termine; sería ideal para el bien del mundo, de la democracia y de la libertad", manifestó el prelado en rueda de prensa después de la misa dominical en la catedral metropolitana.

Monseñor Escobar comentó que "la opinión mundial en general es positiva" ante el hecho de que "sean puestos en libertad" muchos detenidos que "vienen sufriendo la prisión por motivos políticos" en Guantánamo.

"Y si en esta dinámica a El Salvador le toca recibir a dos, a uno o a más de las personas que felizmente han salido a la libertad, nosotros no le vemos ningún inconveniente", añadió.

"Es un tema de humanidad, es necesario que tengamos una actitud solidaria y positiva ante situaciones como estas", subrayó el arzobispo.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


Documentación


España: Prosiguiendo el programa de la nueva evangelización
Discurso del cardenal Rouco en la apertura de la Asamblea Plenaria
MADRID, lunes 23 abril 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos el texto del discurso pronunciado por el cardenal Antonio María Rouco Varela en la apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.

*****

Queridos Hermanos Cardenales, Arzobispos y Obispos,

Señor Nuncio,

colaboradores de esta Casa,

señoras y señores:

Reciente todavía la fiesta de la Pascua, comenzamos la nonagésimo novena Asamblea Plenaria de nuestra Conferencia Episcopal con el ánimo agradecido al Señor resucitado, que nos permite a los obispos de la Iglesia que peregrina en España encontrarnos de nuevo para su servicio y el de nuestras Iglesias diocesanas. ¡Bienvenidos todos los Hermanos!

Damos de modo especial la bienvenida al nuevo obispo de Orense, Mons. D. José Leonardo Lemos Montanet, consagrado el pasado 11 de febrero, y que nos honra con su presencia por primera vez en esta Asamblea.

Encomendamos a la misericordia de Dios a nuestros hermanos el obispo emérito de Tenerife, Mons. D. Felipe Fernández García, fallecido el pasado Viernes Santo, 6 de abril, el obispo emérito de Tuy-Vigo, Mons. D. José Cerviño Cerviño, fallecido el pasado miércoles, 18 de abril y el obispo emérito de Calahorra y La Calzada-Logroño, Mons. D. Ramón Búa Otero, fallecido el sábado día 21. ¡Descansen en paz!

I. El plan pastoral, la nueva evangelización y la crisis actual

1. El octavo plan pastoral de la Conferencia Episcopal

Traemos a esta Plenaria un plan pastoral para los años 2011 a 2015.  Cuando termine este período de tiempo, en 2016, nuestra Conferencia Episcopal llegará, Dios mediante, a sus cincuenta años de existencia, coincidiendo más o menos con los cincuenta años de la clausura del Concilio Vaticano II, una de cuyas decisiones fue la creación de las conferencias episcopales. Sin embargo, durante los primeros casi veinte años de su vida la Conferencia Episcopal no se dio a sí misma ningún plan pastoral, en el sentido en el que ahora entendemos normalmente esta expresión. No fue hasta 1983, cuando, con ocasión de la primera visita del beato Juan Pablo II a España, se elaboró y publicó el primero de esos planes, bajo el título de La Visita del Papa y el servicio a la fe de nuestro pueblo. Desde entonces hemos contado con siete planes pastorales y ahora nos proponemos darnos el octavo [1].

No perdemos, pues, de vista que la Conferencia ha funcionado y podría funcionar sin estos instrumentos de trabajo. Tampoco olvidamos que los planes pastorales de la Conferencia no son algo así como un gran plan de acción para toda la Iglesia en España, ni tampoco un esbozo de plan para cada una de las diócesis. Su pretensión -como era obligado y bueno- ha sido siempre más modesta, aunque su eficacia concreta en el cumplimiento de sus objetivos propios nos haya movido una y otra vez a decidir valernos de estas útiles ayudas para el trabajo. Son ayudas, ante todo y sobre todo, para el trabajo de esta Casa, es decir, de la propia Conferencia Episcopal en sus diversos organismos. Naturalmente, lo que se hace en la Conferencia viene determinado y orientado por la Asamblea Plenaria, en la que nos juntamos todos los obispos de las Iglesias particulares de España con la finalidad de ayudarnos en el gobierno coordinado y en el mayor impulso de la acción pastoral de nuestras diócesis. Por eso, los planes pastorales han contribuido también de algún modo a que nuestras comunidades diocesanas hayan podido caminar mejor en comunión entre ellas y hayan podido tratar de responder de manera más adecuada a los diversos desafíos que los tiempos nos han ido planteando.

Teniendo bien presente el aludido sentido de los planes pastorales de la Conferencia, venimos estudiando un nuevo plan para el quinquenio 2011-2015 que desearíamos centrar en La Nueva Evangelización desde la Palabra de Dios: Por tu palabra, echaré las redes (Lc 5, 5).

En realidad, todos nuestros planes pastorales han estado orientados de uno u otro modo por el programa de la nueva evangelización, como se echa de ver ya en los mismos títulos que llevan: Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras, Impulsar una nueva evangelización, Para que el mundo crea, Proclamar el año de gracia del Señor, Una Iglesia esperanzada: ¡Mar adentro! o Yo soy el Pan de Vida: Vivir de la Eucaristía. Pero, en cada caso, se ha procurado poner un acento especial que venía determinado por algunas circunstancias más inmediatas de la vida de la Iglesia o de nuestra sociedad. Algo semejante sucede también ahora con el nuevo plan que estudiamos. ¿Por qué, pues, la nueva evangelización? Y, ¿con qué acento especial para estos años?

2. Prosiguiendo el programa de la nueva evangelización

Parece obvio que sigamos centrados en el programa de la nueva evangelización. Los motivos de su lanzamiento por el beato Juan Pablo II siguen vivos y, además, Benedicto XVI acaba de ponerlo de relieve con mucha fuerza, tanto al crear un nuevo dicasterio, al que ha confiado de modo especial la nueva evangelización, como al convocar para el próximo mes de octubre el Sínodo de los Obispos con el propósito de ahondar en el significado y en los caminos de la nueva evangelización en orden a la transmisión de la fe.

En efecto, fue el papa beato Juan Pablo II, de venerada memoria, quien lanzó de modo explícito y reiterado el programa de la nueva evangelización. Sin embargo, los precedentes del desafío que la hacían y la hacen necesaria se encontraban ya allí donde comenzaba a fraguarse lo que el siervo de Dios Pablo VI calificaría como «el drama de nuestro tiempo», es decir, «la ruptura entre el Evangelio y la cultura [2] del mundo contemporáneo. Se trata de la descristianización de amplios y, a veces, decisivos sectores de la sociedad que había tenido lugar de un modo más acelerado desde comienzos del siglo XX. A ese preocupante fenómeno respondían ya las iniciativas pontificias significadas en conocidos lemas, como el de «instaurare omnia in Christo» de San Pío X, el del «Reinado de Cristo» de Pío XI, o el de «por un mundo mejor» del siervo de Dios Pío XII.

Pero fue, sin duda ninguna, en el Concilio Vaticano II donde la Iglesia de nuestro tiempo afrontó de un modo global la renovación teológica y pastoral de todos los aspectos de su vida y de su misión, precisamente con el objetivo fundamental de capacitarse a sí misma para la evangelización de las culturas que, por desgracia, se apartaban del Evangelio. Era el conocido aggiornamento o puesta al día que inspiró la convocatoria del Concilio por el beato Juan XXIII: «un orden nuevo se está gestando -escribía el papa en el documento de convocación- y la Iglesia tiene ante sí una tarea inmensa, como en las épocas más trágicas de la historia. Hoy se exige a la Iglesia que inyecte la fuerza perenne, vital y divina del Evangelio en las venas de la comunidad humana actual, que se gloría de los descubrimientos recientemente realizados en los campos técnico y científico, pero que sufre también los daños de un ordenamiento social que algunos han intentado restablecer prescindiendo de Dios»[3].

En los documentos conciliares no aparece la expresión «nueva evangelización», pero bien podemos decir que el Concilio fue el instrumento que la Providencia divina dispuso para que la Iglesia articulara una gran propuesta doctrinal, apostólica y espiritual en orden a que la Noticia de Jesucristo, perennemente nueva, pudiera ser ofrecida plena, íntegra y actualizadamente a una familia humana tan sedienta de verdad, de bien, de paz, de amor, ¡de vida eterna!, en el momento histórico en el que el siglo XX declinaba y se abría a la perspectiva del año 2000 y de un nuevo milenio de historia cristiana.

A los diez años de haber concluido el Concilio y, habiendo sufrido ya los embates de una recepción del mismo condicionada por grandes dificultades, el papa Pablo VI trazaba en la aludida exhortación pastoral postsinodal,Evangelii nuntiandi, una magistral descripción de la misión evangelizadora de la Iglesia poniendo a la luz de la enseñanza conciliar los nuevos problemas de la llamada liberación cultural, política, económica e incluso sexual, así como el gran problema de fondo del secularismo ateo. Afirmaba el papa que «evangelizar constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa»[4].

La expresión «nueva evangelización», como incisivo nombre de la tarea propia de la Iglesia en nuestros días, se hizo popular desde el famoso discurso pronunciado por el beato Juan Pablo II en 1983 ante la XIX Asamblea de los Episcopados de Latinoamérica (CELAM): «La conmemoración del medio milenio de la evangelización (de América) tendrá su significación plena -les decía el papa- si es un compromiso vuestro como obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso no de re-evangelización, pero sí de nueva evangelización»[5].

No habían pasado siete años desde aquella intervención del papa, cuando nuestra Conferencia Episcopal publicaba su tercer plan pastoral, que llevaba ya en el título la nueva divisa: Impulsar una nueva evangelización(1990-1993)[6].

Benedicto XVI ha retomado el programa de la nueva evangelización con un vigor especial; hasta el punto de que en 2010 crea un nuevo Pontificio Consejo al que ha dado el encargo específico de promoverla. En la carta apostólica por la que instituye el nuevo dicasterio, después de aludir a la historia que acabamos de recordar, afirma: «Haciéndonos cargo, por tanto, de la preocupación de nuestros venerados antecesores, estimamos oportuno ofrecer respuestas adecuadas para que la Iglesia entera, dejándose regenerar por la fuerza del Espíritu Santo, se presente ante el mundo contemporáneo con un impulso misionero capaz de fomentar una nueva evangelización. Esta se dirige sobre todo a las Iglesias de antigua fundación (...). No resulta difícil vislumbrar que lo que necesitan todas la Iglesias que viven en regiones tradicionalmente cristianas es un renovado impulso misionero, expresión de una nueva apertura generosa al don de la gracia. Y es que no podemos olvidar que el primer deber será siempre el de hacernos dóciles a la labor gratuita del Espíritu del Resucitado, que acompaña a cuantos son pregoneros del Evangelio y abre el corazón a quienes escuchan. Para proclamar de manera fecunda la Palabra del Evangelio se requiere, ante todo, una experiencia profunda de Dios»[7].

3. Acentos de ahora: ocasiones eclesiales y situación social

Nuestros planes pastorales han echado siempre una mirada a la situación de la sociedad española para acertar con el destinatario de la acción evangelizadora necesaria. Pero tampoco han dejado de revisar y examinar la situación de la propia Iglesia que peregrina en España en orden a reconocer mejor cómo actuar para obtener el renovado impulso misionero, imprescindible para la nueva evangelización. Debemos continuar en esta doble tarea. Sin olvidar, con todo, que «el primer deber», del que nos habla el Papa con toda razón, es el de la buena forma apostólica de la propia comunidad eclesial; o, como esta misma Asamblea reconocía en su momento, sin olvidar que «la cuestión principal a la que la Iglesia ha de hacer frente hoy en España no se encuentra tanto en la sociedad o en la cultura ambiente como en su propio interior; es un problema de casa y no solo de fuera»[8].

En este sentido, el plan pastoral que estamos estudiando prosigue con el programa de la nueva evangelización sin perder de vista la situación por la que atraviesa nuestra sociedad, pero, ante todo, poniendo el acento en algunas oportunidades que se nos presentan en estos años como providenciales en orden a la renovación del alma de la Iglesia y, por tanto, de su vigor misionero. Son las siguientes: los frecuentes viajes del Papa que, en poco tiempo, ha estado en España tres veces; la próxima celebración del quinto centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús; la reciente publicación de la versión oficial de la Sagrada Escritura y la renovación de los libros litúrgicos según la nueva traducción bíblica, así como del Misal Romano, según su tercera edición típica; y la cercana proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia. El quinquenio se abre con la conmemoración del quincuagésimo aniversario del comienzo del Concilio y se cerrará cuando se celebren los cincuenta años de la clausura del mismo. En torno a estos acontecimientos, cada uno de ellos ciertamente de diversa significación, podemos programar algunas acciones prioritarias con la finalidad aludida de revitalizar las fuentes de la vida cristiana en orden a la nueva evangelización. El último plan se centraba en la Eucaristía; en esta ocasión, después del Sínodo sobre la Palabra de Dios y de nuestra Instrucción pastoral La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, publicada con ocasión de la aparición de la versión oficial de la Biblia, será la Palabra de Dios la que focalice el conjunto del nuevo plan.

En cuanto a la situación general de la sociedad española, a nadie se le oculta que la crisis que nos azota desde hace ya varios años es el factor más preocupante y al que hay que prestar la más cercana atención. No es nuestra misión entrar en el análisis ni en las soluciones propiamente económicas y políticas. El Plan pastoral no lo hará. Pero sí es nuestro deber de pastores de la Iglesia ayudar al análisis cultural y moral necesario para llegar al fondo de las causas de la situación dificilísima que vivimos. Por eso se prevé continuar la reflexión sobre la crisis y sus causas. Sin olvidar que la revitalización de la vida cristiana a la que se encamina toda nuestra actividad pastoral es la que, en realidad, permitirá comprender vitalmente que «la fe sin la caridad no da fruto y la caridad sin la fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda... que la fe y la caridad se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino», como recordaba el Papa al convocar el Año de la fe[9].

Si no se sigue el camino que hace posible la caridad no será posible una buena solución de la crisis. Sin la caridad, es decir, sin la generosidad sincera, movida en último término por el amor de Dios y del prójimo, será imposible introducir los cambios necesarios en el estilo de vida y en las costumbres sociales y políticas que han conducido a la crisis y que seguirán amenazantes aun cuando hayan sido solucionados los problemas más graves, Dios quiera que pronto. Porque es necesario apartarse de la codicia, que da alas a la ilusoria identificación de la felicidad con la mera acumulación de bienes, a la búsqueda irresponsable del enriquecimiento rápido, así como a la cultura del endeudamiento exagerado que amenaza el presente y lastra a las generaciones jóvenes. Y este cambio, junto con otros incluso de más relieve moral, como es la conversión al respeto y al cuidado de cada vida humana y de su ecología familiar básica, no será realmente posible más que por el camino de la sincera generosidad, el de la caridad posibilitada por la fe. Como tampoco será posible crear un verdadero espíritu de cooperación y de concordia entre los actores políticos y sociales, condición, sin duda, indispensable para afrontar con altura de miras, valentía y espíritu de sacrificio las reformas necesarias, salvaguardando la justicia y la protección de los más débiles. Fuera del camino de la fe y de la caridad, será igualmente imposible confiar en las personas y en la sociedad, estimulando la participación y la actividad de todos mediante la aplicación decidida del principio de subsidiariedad.

Nunca exhortaremos lo suficiente a ayudar a los que sufren más duramente las consecuencias de la crisis mediante el voluntariado o la aportación económica en Cáritas y otras instituciones de asistencia y prevención. Deseo hacerlo una vez más en esta ocasión: es imprescindible la cooperación con Cáritas y damos gracias a Dios porque son cada vez más los católicos que lo comprenden así. Pero igualmente necesaria para el duradero buen orden de la vida personal y social es ante todo la nueva evangelización en toda su hondura de conversión a Dios. Porque sin fe no puede haber verdadera caridad, capaz de despejar los obstáculos para esa imprescindible libertad espiritual que da frutos abundantes de justicia, solidaridad y paz.

II. El Concilio Vaticano II y el Año de la fe

1. Para la fructífera recepción del Concilio

La coincidencia del quinquenio del nuevo plan pastoral con los cincuenta años del comienzo y de la clausura del Concilio proporciona una buena ocasión para redoblar el empeño que venimos sosteniendo en la recepción cada vez más viva y fiel de sus enseñanzas. Nuestra Asamblea Plenaria, al darle gracias a Dios por los beneficios recibidos en el siglo XX, consideraba al Concilio como una «muestra extraordinaria de la cercanía de Dios para con los hombres de nuestro tiempo, el gran instrumento de renovación de la Iglesia universal, que hunde sus raíces en la intensa vida cristiana de las décadas precedentes, el llamado despertar de la Iglesia en las almas(...) que culmina en la luminosa enseñanza del Concilio, en particular en las cuatro grandes Constituciones sobre la Liturgia, la Iglesia, la Revelación y la Misión de la Iglesia en el mundo»[10].

Más tarde, cuando se cumplieron los cuarenta años de la clausura del Concilio, en el año 2006, también tuvimos ocasión de revisar algunos aspectos problemáticos de determinadas formas doctrinales de recepción de la enseñanza conciliar que «amparándose en un Concilio que no existió, ni en la letra ni en el espíritu, han sembrado la agitación y la zozobra en el corazón de muchos fieles»[11]. Aquella Instrucción pastoral, de hace seis años, no ha perdido ninguna vigencia; por el contrario, sigue constituyendo un servicio de discernimiento doctrinal muy valioso para una recepción fructífera del Concilio.

A dificultades semejantes en la recepción del Vaticano II ha salido al paso desde el comienzo de su pontificado el papa Benedicto XVI, también con ocasión de los cuarenta años de la conclusión del Concilio. Hablando a la Curia romana en las primeras Navidades tras su elección, después de referirse a la descripción que hace san Basilio de la dramática situación sufrida por la Iglesia tras el Concilio de Nicea, el Papa dice que algo parecido ha sucedido de nuevo después del último Concilio. «¿Por qué -se pregunta- ha sido tan difícil hasta ahora en grandes partes de la Iglesia la recepción del Concilio? Todo depende  -responde- de que sea interpretado correctamente, o como diríamos hoy, todo depende de que se haga una hermenéutica correcta del mismo. (...) Los problemas de esta recepción han nacido del hecho de que ha habido dos hermenéuticas contrarias que se han enfrentado y han batallado entre ellas. Una ha causado confusión; la otra ha dado y da buenos frutos, silenciosamente, pero cada vez más. De una parte está la interpretación que yo denominaría hermenéutica de la discontinuidad o de la ruptura; es la que con frecuencia ha gozado de la simpatía de los mass-media, y también de una parte de la teología moderna. De la otra parte está la hermenéutica de la reforma, de la renovación en la continuidad del único sujeto que crece y se desarrolla en el tiempo, pero permaneciendo siempre el mismo, el único sujeto que es el Pueblo de Dios en camino».

«La hermenéutica de la discontinuidad -prosigue el Papa en una descripción que no tiene desperdicio- tiene el peligro de acabar estableciendo una ruptura entre la Iglesia preconciliar y la Iglesia postconciliar. Afirma que los textos del Concilio en cuanto tales no serían todavía la expresión verdadera del espíritu del Concilio. Serían más bien el resultado de compromisos que, en aras de la unanimidad, han obligado a dar un paso atrás volviendo a confirmar muchas cosas viejas que hoy son en realidad inútiles. En cambio, el verdadero espíritu del Concilio se hallaría allí donde, más allá de los compromisos, se han dado pasos hacia lo nuevo, pasos que quedan como por debajo de los textos: solo ellos representarían el verdadero espíritu del Concilio y sería necesario seguir hacia adelante partiendo de ellos y en conformidad con ellos (...). Sería necesario ir más allá de los textos con valentía. En una palabra: sería necesario seguir no los textos, sino el espíritu del Concilio. De este modo, obviamente, queda un vasto margen para la cuestión de cómo se defina propiamente ese espíritu y, en consecuencia, se concede espacio para todo tipo de imaginación extravagante. Con lo cual queda radicalmente malinterpretada la naturaleza misma de un concilio, ya que, de esa forma, es considerado como una especie de asamblea constituyente, que elimina una constitución antigua y crea otra nueva».

«El Concilio Vaticano II -continúa Benedicto XVI más adelante- con su nueva definición de la relación entre la Iglesia y ciertos elementos esenciales del pensamiento moderno, ha reenfocado e incluso corregido algunas decisiones históricas, pero en medio de esa aparente discontinuidad ha mantenido e incluso profundizado la naturaleza íntima y la verdadera identidad de tales decisiones. La Iglesia es siempre la misma, tanto antes como después del Concilio: la una, santa, católica y apostólica, en camino a través del tiempo»[12].

2. Un Año de la fe, como impulso conciliar

Al convocar recientemente el Año de la fe para el próximo 11 de octubre, día del cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el Papa vuelve a decir que la ocasión ha de ser aprovechada pastoralmente para «comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, “no pierden su valor ni su esplendor”. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia»[13].

Ahora bien, en orden a la consecución de este objetivo tan querido para él y para su santo predecesor, Benedicto XVI no duda en presentar una vez más a toda la Iglesia un «subsidio precioso e indispensable»: el Catecismo de la Iglesia Católica, de cuya publicación se cumplen veinte años en la misma fecha del comienzo del Año de la fe. El Papa presenta el Catecismo como «uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano», que, a su vez, resulta tan decisivo para la recepción adecuada del Concilio al posibilitar su lectura en el contexto de la gran Tradición de la Iglesia, es decir, según una hermenéutica de la continuidad o de la reforma. «En efecto, en él (en el Catecismo), se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido a sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los maestros de la teología a los santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece la memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe»[14].

Justamente es eso lo que Benedicto XVI se propone y nos propone a todos para el Año de la fe: consolidar la certeza de la fe en el Pueblo de Dios. Ojalá que acertemos a dar un decidido paso adelante en este sentido durante ese Año y en todos nuestros planes apostólicos. Porque no debemos olvidar que «el núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de la fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real, gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces»[15].

La falsa recepción del Concilio tiene también que ver con la crisis de la fe: con la fe el Dios vivo, revelado en Jesucristo y con el misterio de la Iglesia. La vana pretensión de constituir una «nueva» Iglesia, distinta de la «preconciliar», denota una grave crisis de fe en la Iglesia. Como recuerda Benedicto XVI, ya el siervo de Dios Pablo VI era consciente de esta grave coyuntura cuando, a los dos años de clausurado el Concilio, con motivo de la conmemoración de los mil novecientos años del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, convocó un Año de la fe que concluyó con la profesión de fe del Pueblo de Dios[16].

Por todo ello, Benedicto XVI propone dos objetivos principales para el Año de la fe: la confesión de la fe en la plenitud de la verdad de sus contenidos, por un lado, y la profesión de la fe públicamente, dentro y fuera de la Iglesia, por otro lado.

Las referencias a los «contenidos de la fe» son constantes en la carta Porta fidei[17]. Porque «el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propio asentimiento, es decir, para adherirse con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia»[18]. La confusión doctrinal, la desmemoria y, en definitiva, el «analfabetismo religioso»[19] tan extendido en el seno del Pueblo de Dios y, en particular, en las generaciones más jóvenes, es un serio obstáculo para la fe. Es verdad que el mero conocimiento doctrinal no es suficiente para la vida de la fe. Pero no es menos cierto que la adhesión de fe es imposible si carece de un objeto verdadero. No extraña, por eso, la urgencia de que el Papa nos pida que «el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica»[20].

Compartiendo la preocupación del Papa por la recta confesión de la fe y, en particular, por que la iniciación cristiana sea íntegra y fructífera, la Conferencia Episcopal Española espera poder ofrecer al Pueblo de Dios durante el Año de la fe un nuevo catecismo para la iniciación de los niños y adolescentes. Llevará previsiblemente por título Testigos del Señor, y se concibe como continuación del catecismo Jesús es el Señor, que tan buenos resultados está dando cuando es utilizado como referencia básica y segura de la formación doctrinal en la catequesis de los niños que se preparan para recibir la primera comunión.

Junto a la confesión de la fe, la profesión pública de la misma. «El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado... La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree... de anunciar a todos sin temor la propia fe»[21]. La expresión pública de la fe y, en particular, de su dimensión comunitaria en el seno de la Iglesia, sujeto primordial del creer, se realiza en la celebración de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía. Pero también se ha de dar esa expresión de la fe en el apostolado y en la misión, teniendo siempre en cuenta que quienes no creen, pero buscan con sinceridad «el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo», se hallan ya en los preámbulos de la misma fe[22].

Quiera Dios que, con la modesta pero eficaz ayuda del nuevo plan pastoral y con el impulso del Año de la fe, que celebraremos con todo empeño en nuestras diócesis, se consolide la certeza de la fe en nuestro Pueblo y crezca en todos la alegría que ella produce. Lo necesita la Iglesia, lo reclama el servicio a la sociedad y, en especial, a los más necesitados de apoyo espiritual y material.

Deseo a todos los Hermanos unos días de encuentro y de trabajo serenos y fructíferos, bajo la mirada maternal de María, Madre de la Iglesia.

Emmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio María Rouco Varela

Cardenal Arzobispo de Madrid

Presidente de la Conferencia Episcopal Española

NOTAS

[1] Los cinco primeros planes fueron La visita del Papa y el servicio de la fe de nuestro pueblo (1983-1986), Anunciar a Jesucristo en nuestro mundo con obras y palabras (1987-1990), Impulsar una nueva evangelización (1990-1993),Para que el mundo crea (1994-1997) y Proclamar el año de gracia del Señor (1997-2000). Esos cinco planes constituyen un ciclo de unos diecisiete años que se cierra con el Gran Jubileo del Año 2000, al que sigue un año de revisión del camino recorrido hasta ese momento. Los otros dos, Una Iglesia esperanzada, ¡Mar adentro! (2002-2005) y Yo soy el Pan de Vida, Vivir de la Eucaristía (2006-2010) cubrieron el primer decenio del nuevo siglo, coincidiendo el último prácticamente con los primeros años del pontificado de Benedicto XVI.

[2] Pablo VI, exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 20. Con referencia explícita más adelante, en 55, al conocido título de H. de Lubac, El drama del humanismo ateo (1945).

[3] Beato Juan XXIII, Constitución Apostólica por la que se convoca el Concilio Vaticano II (25.XII.1961), en: Concilio Ecuménico Vaticano II, Constituciones-Decretos-Declaraciones, edición bilingüe patrocinada por la Conferencia Episcopal Española, BAC, Madrid 1993, 1068.

[4] Pablo VI, exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 14.

[5] Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General del CELAM (Puerto Príncipe, 9.III.1983). Cf. Ecclesia 2119 (26.III.1983)  13-15, 15.

[6] En el segundo plan pastoral, Anunciar a Jesucristo con obras y palabras (1987-1990), la expresión «nueva evangelización» aparecía solo de pasada (nº 18), aunque, como queda dicho más arriba, su enfoque y su temática respondían ya a lo que la palabra indica; cf. Boletín Oficial de la Conferencia Episcopal Española 14 (1987) 67-82. El término exacto habría sido empleado por primera vez en el documento de la Comisión Episcopal del Clero tituladoSacerdotes para evangelizar. Reflexiones sobre la vida apostólica de los presbíteros (2 de febrero de 1987): «hay que impulsar una nueva evangelización» (nº 4).

[7] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio@” Ubicumque et semper (21.IX.2010), cf. Ecclesia 3542 (30.X.2010) 31-33, 32s.

[8] LXXVII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Una Iglesia esperanzada: «¡Mar adentro!» (Lc 5, 4). Plan Pastoral 2002-2005, nº 10. Cf. Boletín Oficial de la Conferencia Episcopal Española 16 (2002) 16.

[9] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.11.2011) 14. Cf. Ecclesia 3595 (5.XI.2011) 24-29.

[10] LXXIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, La fidelidad de Dios dura siempre. Mirada de fe al siglo XX (26.XI.1999), n1 5. Cf. Boletín Oficial de la Conferencia Episcopal Española 16 (1999) 100-106.

[11] LXXXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Teología y secularización en España, a los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II (30.III.2006), n1 2. Cf. Boletín Oficial de la Conferencia Episcopal Española 20 (2006) 31-51.

[12] Benedicto XVI, Discurso a la Curia romana, del 22 de diciembre de 2005. Cf. Ecclesia 3290 (31.XII.2005) 30-36, 33 y 35.

[13] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 5. La cita de Juan Pablo II es de la carta apostólica Novo millennio ineunte (6.01.2001).

[14] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 10.

[15] Benedicto XVI, Discurso a la Curia romana, el 22 de diciembre de 2011.

[16] Cf. Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 4.

[17] Cf. números 2, 4, 9, 10 (cuatro veces) y 11.

[18] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 10.

[19] Benedicto XVI, Homilía en la Misa crismal (5.IV.2012), cf. Ecclesia 3618-19 (14/21.IV.2012), 38.

[20] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 11.

[21] Benedicto XVI, carta apostólica “motu proprio” Porta fidei (11.X.2011), nº 10.

[22] Cf. ibíd.

Envìa esta noticia a un amigo

arriba


ANUNCIOS


Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish

* * * * * * * * * * * * * * * *

Libro De Cielo - El Reino De Dios En La Tierra - La Hora Ha Llegado - Gratis-
"EL REINO DE LA DIVINA VOLUNTAD EN MEDIO A LAS CRIATURAS -EL LLAMADO A LA CRIATURA AL ORDEN, AL PUESTO Y AL FIN PARA EL CUAL FUE CREADA POR DIOS"

"En Cristo, Dios nos ha dado a conocer EL MISTERIO DE SU VOLUNTAD... para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los Cielos y LO QUE ESTÁ EN LA TIERRA" Efesios 1: 9, 10

"Padre ...VENGA a nosotros Tu Reino, hágase Tu Voluntad ASÍ EN LA TIERRA como en el Cielo" Mateo 6: 10

"AUNQUE LA REVELACIÓN ESTA ACABADA, NO ESTÁ COMPLETAMENTE EXPLICITADA"Catecismo #66

http://www.fiat-fiat-fiat.com/fiatpages/DIVINA%20VOLUNTAD-LIBRO%20DE%20CIELO.Obispos.pdf

arriba

* * * * * * * * * * * * * * * *

Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish