2.05.12

El fanatismo político y religioso en Bolivia

A las 6:10 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

 

Cuando a una nación como España le pegan una bofetada en toda la cara hace unos días por la nacionalización de los pozos petroleros argentinos, era de esperar que la segunda patada en toda la espinilla llegaría cuanto antes. Ya la tenemos en Bolivia con la nacionalización de la red eléctrica realizada ayer. En ambos casos la oposición socialista y comunista se alegra de tales robos internacionales, porque el fanatismo de los ladrones argentinos y bolivianos es el mismo que tiene el partido socialista y comunista.

Una prueba evidente del fanatismo existente en el cono sur de la América hispana la tenemos en el Santuario del Socavón, de la diócesis de Oruro, Bolivia, donde desde el domingo está creándose un ambiente irrespirable.

Un sacerdote, el padre Bernardino, capellán del Santuario, con 75 años, edad para jubilarse, es retirado de su cargo tras una conversación entre el padre provincial y el obispo diocesano de Oruro.

Un grupo exaltado de personas fanáticas montan en cólera contra la decisión, se plantan en huelga de hambre en la casa cívica de la localidad, y llegan hasta pedir la vuelta del capellán jubilado y la dimisión de monseñor Cristóbal Bialasik.

Con una situación como ésta, donde la ceguera mental está bien demostrada, ocurriendo dentro de la Iglesia Católica, me pregunto:

¿Nos extraña que a España nos nacionalicen las empresas españolas allí plantadas?.

¿Qué podemos esperar de unos políticos locales suramericanos fanáticos y ciegos de populismo?

¿Nos extraña que estas decisiones sean aplaudidas con las orejas por los fanáticos socialistas y comunistas españoles?.

A quien firma este artículo no me extraña nada, porque si por el cambio de un cura camino de una jubilación merecida montan el número que tienen escrito en la prensa nacional, harán lo que sean por parecerse a sus hermanos argentinos que empezaron la paliza a España hace dos semanas, que es un acto mucho más grave.

Sinceramente desconozco como terminará el caso del Santuario del Socavón. No sé si los huelguistas de hambre se vendrán a razones cuando su salud se resquebraje por jugar con ella. Quien no debe ceder a su dimisión es el obispo diocesano.

Quienes no darán un paso atrás serán los populistas bolivianos. El paso dado abre un horizonte de inestabilidad jurídica empresarial internacional de un amplio y oscuro porvenir.

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Tomás de la Torre Lendínez