Visita a la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma

El Papa recuerda que no todo lo técnicamente posible es moralmente bueno

 

Benedicto XVI advirtió hoy sobre las ciencias experimentales, «que muchas veces -dijo- no están privadas de inquietantes consecuencias», y afirmó que una mentalidad «fundamentalmente técnica genera un peligroso desequilibrio entre lo que es posible técnicamente y lo que es moralmente es bueno». El Papa hizo estas afirmaciones en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de Roma, que visitó para celebrar el 50 aniversario de la fundación de la Facultad de Medicina y Cirugía.

03/05/12 7:35 PM


(Efe) El Obispo de Roma manifestó que se vive un tiempo en que las ciencias experimentales han transformado la visión de mundo y que los múltiples descubrimientos y las tecnologías innovadoras que se desarrollan rápidamente son motivo de orgullo, pero que muchas veces esos descubrimientos "no están exentos de inquietantes consecuencias".

"Rico de medios, pero no de otros tantos fines, el hombre de nuestro tiempo vive muchas veces condicionado por el reduccionismo y el relativismo, que conducen a perder el significado de las cosas. Casi deslumbrado por la eficacia técnica, (el hombre) relega a la irrelevancia la dimensión trascendental", subrayó el Papa.

Benedicto XVI agregó que de ese manera el pensamiento se debilita y cobra terreno "un empobrecimiento ético, que nubla los valores". El Santo Padre lamentó que parezca que la "fecunda raíz" europea de cultura y progreso parece se haya olvidado actualmente e invitó a profundizar en la búsqueda del absoluto y reiteró la relación entre ciencia y fe. "Sin embargo, la cultura positivista, excluyendo a Dios del debate científico, determina el declinar del pensamiento y el debilitamiento de la capacidad de inteligencia", destacó.

El Papa aseguró que el cristianismo, "religión de la palabra", no relega la fe al ámbito de lo irracional, sino que atribuye el origen y el sentido de la realidad a la Razón creadora, a Dios.

Benedicto XVI dijo también que una Universidad Católica está llamada a ser una institución ejemplar, "que no limita el aprendizaje a resultados económicos" y que tiene que superar esa visión "sólo productiva" de su existencia.

El Pontífice pidió a los profesores y médicos que respeten la vida en todas sus fases, desde el momento de la concepción a la muerte natural.