9.05.12

Ad pedem litterae-Hermanos en la red .- POLYCARPIO: Romero y el Opus Dei

A las 12:59 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Ad pedem litterae

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

Enlace a Libros y otros textos.
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Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Presentación del artículo de POLYCARPIO .

En una ocasión, y a raíz de haber escrito una recensión (publicada en InfoCatólica) sobre el libro “Los misterios del Opus Dei”, de Patrice de Plunkett, tuve la ocasión de apreciar que Del texto del mismo podía extraerse material para escribir sobre la relación que mantuvo Monseñor Romero con el Opus Dei e, incluso, con el fundador de la Obra.

Cual no fue mi sorpresa cuando, vía correo electrónico, el autor del blog de título “Super Martyrio” me comunicó que estaba de acuerdo con lo que yo había escrito. En resumidas cuentas dije que entre Romero y el Opus Dei había una relación espiritual más que importante. Y eso lo ha ratificado, digo, el autor del blog citado.

Es bien cierto queSi quiere sacar de quicio tanto a católicos conservadores como a progresistas, dígales que Monseñor Romero era cercano al Opus Dei”. Esto lo sostiene quien escribe el artículo aquí traído y, por cierto, traducido del inglés por el mismo autor porque tal era la lengua en la que lo ha publicado. Y esto también lo agradezco.

Pues bien, las cosas fueron como fueron y no se puede decir otra cosa. Por eso “Monseñor Romero se valió del concepto de la espiritualidad laica del Opus Dei para reforzar su punto de concepto de cómo una sociedad justa debe estar constituida” porque, en realidad y pese a quien pese, el mártir salvadoreño llegó a escribir en su diario que le parecía “una mina de riqueza para nuestra iglesia, la santidad del laico en su propia profesión” que es unos de los pilares espirituales de la Obra.

 

No extrañe, pues que cuando celebró una comida con sacerdotes pertenecientes al Opus Dei les entregara una fotografía dedicada en la que escribió “al Opus Dei de la Arquidiócesis, con mi bendición de pastor y amigo”.

A lo mejor, esto despeja más de una duda.

Y, ahora, el artículo de POLYCARPIO.

“Romero y el Opus Dei”

Super Martyrio

“Si quiere sacar de quicio tanto a católicos conservadores como a progresistas, dígales que Monseñor Romero era cercano al Opus Dei. Las reacciones podrían ser similares a las del comentador anónimo en un blog católico que no podía mentalizar que Romero había escrito al Papa Pablo VI pidiendo la canonización del fundador de aquella organización católica conservadora: “No puedo creer que Monseñor Romero haya podido ser admirador de [Josemaría] Escrivá de Balaguer” comentaba el usuario: “esta carta bien podría ser falsificada.”
 

La carta no es falsificada. Tanto admiraba Romero al Opus Dei que, durante una visita a Roma, fue a su sede mundial a visitar a Escrivá y los dos se cayeron bien. (Cejas.) John Allen Jr., escribe que la carta de Romero fue “antes del asesinato en El Salvador en el ‘77 del Padre Rutilio Grande, un evento que radicalizó a Romero y lo llevó a distanciarse de algunos puntos de vista conservadores que había tenido". ALLEN, Opus Dei. Doubleday, 2005. Tal vez, Allen se sorprendería de que Romero no se distanció del Opus Dei—y, de hecho, la predicación de Romero sobre la justicia social después de 1977 en gran medida encaja con los principios avanzados por el Opus Dei. Romero hace siete referencias halagadoras al Opus Dei en su Diario y sus sermones entre 1978 y 1980, y asistió a un retiro del Opus Dei en el día que lo mataron. También visitó la tumba de Mons. Escrivá de Balaguer en Roma y oró emocionado ante el sepulcro. (Sáenz.) La afinidad de Mons. Romero con el Opus fue más que el breve coqueteo que algunos han supuesto. Tampoco fue rota la relación después de que Romero se hizo arzobispo. De hecho, se profundizó.


Romero y San Josemaría

Monseñor Romero se valió del concepto de la espiritualidad laica del Opus Dei para reforzar su punto de concepto de cómo una sociedad justa debe estar constituida. En sus principios, el Opus Dei se propone “llevar a la práctica la doctrina de la llamada universal a la santidad, y en promover entre todas las clases sociales la santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional". (Constitución apostólica «Ut sit», según el cual el Papa Juan Pablo II autoriza a la Prelatura del Opus Dei) La mayoría de los miembros del Opus Dei son laicos, y la membresía incluye a sacerdotes seculares. Esto concuerda con la visión de Mons. Romero, expresada en su último sermón de Cristo Rey: el Señor “no sólo se contentó con hacernos súbditos de su Reino, sino que nos hizo sacerdotes, es decir, nos compartió la dignidad que el bautismo nos comunica de ser pueblo sacerdotal” (Homilía del 25 de noviembre de 1979.) Al igual que Mons. Escrivá, Romero imagina un pueblo sacerdotal que transforma la sociedad a través de su trabajo ordinario: somos “sacerdotes que consagran el mundo a Dios", proclamó. “El abogado, el médico, el ingeniero, el gobernante, el ministro, el jornalero, el obrero, la señora del mercado, el estudiante … [el] pueblo sacerdotal, est[á] consagrando a Dios este oficio, esta clientela, este trabajo". (Id.)

 

Esta fue la mayor esperanza para la Liberación que Romero contemplaba. “¡Cómo quedan ridículas las liberaciones que hablan sólo de tener más sueldos, tener más dinero, los mejores precios!", predicaba. “Las liberaciones que sólo hablan de cambios políticos, de personajes en el gobierno, son parcelas nada más de la gran liberación"—declaró—que es la, “gran liberación del Gran Liberador: Cristo". (Id.) Por cuerda separada, hizo un llamado a los reformadores políticos a aunar sus esfuerzos con el plan de la salvación de la Iglesia, pero la parte principal del cambio transformador que se necesitaba era el trabajo de los fieles laicos. El día antes de su martirio, Romero reiteró: “El gran trabajo de los cristianos tiene que ser ése, empaparse del Reino de Dios y desde esa alma empapada en el Reino de Dios, trabajar también los proyectos de la historia". (Hom. 23 de marzo de 1980.) Añadió: “Mis queridos cristianos, siempre les he dicho y lo repetiré, de aquí, del grupo cristiano, del Pueblo de Dios tienen que salir los hombres que van a ser los verdaderos liberadores de nuestro pueblo". (Id.) Pero para que esto fuese posible, era necesario que la Iglesia entrenara y organizara filas de laicos para ir a ser las hormigas obreras del Reino. “Lo que hace falta", predicó, “es más solidez, la sencillez honrada de los hombres entregados al servicio de Dios. Ese es el proyecto de Dios", agregó, “la vida sencilla, la ordinaria pero dándole un sentido de amor, de libertad". (Hom. 24 de feb. de 1980.) Esto es lo que el Opus Dei, que “insiste en los valores de la oración y de la santificación de la propia vocación de los laicos", ofrece, Romero escribió en Su Diario. (Apunte del 6 de sept. de 1979.) “Me parece que es una mina de riqueza para nuestra Iglesia, la santidad del laico en su propia profesión". (Id.)

 

Todo esto no quiere decir que no había tensiones políticas entre el Opus Dei y Romero, sólo que Romero tenía una afinidad sincera hacia la Obra (Opus significa ‘obra’ en latín). Romero admitió mal entendimientos cuando dijo, “Es un ejército ya de miembros del Opus Dei, pero dirigentes de ellos me han confesado que muchos no lo entienden bien y se fanatizan". (Hom. 1 de jul. de 1979.) Si los miembros “vivieran de verdad ese capítulo cuarto, que es precisamente la espiritualidad del Opus Dei", Romero pasó a decir, “contaríamos con muchos cristianos que desde su profesión y su santidad están haciendo mucho bien". (Id.) A finales de ese año, Romero anunció que había recibido una carta de apoyo del entonces Prelado del Opus Dei, el sucesor de Escrivá, conjurando la fidelidad y lealtad del Opus Dei a Romero. “Y a tirar el carro, como decía nuestro fundador", le decía el Prelado en su carta a Romero, “en la misma dirección que el prelado diocesano". (Hom. 23 de dic. de 1979.)

 

Es evidente que Mons. Romero mantuvo relaciones amistosas con el Opus durante todo su arzobispado. En octubre de 1978, felicitó a la sociedad en su quincuagésimo aniversario. “La Iglesia se alegra con todo esfuerzo de santificación en el mundo y desea en esta hora de crisis de la Iglesia", dijo, “que no solamente se viva una santidad personal, individualista; sino también una comunidad, una santidad comunitaria que sea testimonio a la luz del mundo". (Hom. 8 de oct. de 1978.) Ese mismo mes, se refirió a la labor continuada del Opus. “Esa santidad que se expanda, que sea … la vida de la comunidad , porque nadie vive el cristianismo sólo para sí", expuso, “sino para esto que estamos diciendo, ser el buen olor, ser el germen de unidad, de salvación". (Hom. 29 de oct. de 1978.) Después de la comida con el clero de la Obra en marzo de 1979, Romero les dio una fotografía firmada, con la inscripción, “al Opus Dei de la Arquidiócesis, con mi bendición de pastor y amigo". (Su Diario.) Felicitó a la sociedad publicamente en el cuarto aniversario de la muerte de su fundador aquel septiembre y de nuevo en su aniversario en octubre. “Ojalá que ese rico testimonio redunde también en cambios de una sociedad"—expresó su deseo—"que tiene que cambiar desde las entrañas del evangelio". (Hom. 7 de oct. de 1979.) Almorzó con el clero de la Obra, incluyendo a su sucesor, Fernando Sáenz Lacalle, ese mismo mes, como volvería a hacerlo en el día de su martirio el siguiente año. (Sáenz, supra.)

 

Después del asesinato de Mons. Romero, su vicario general, Mons. Ricardo Urioste entró en su cuarto y en el cajón del escritorio encontró un cilicio. Un cilicio es una especie de ligadura que se lleva puesta, apretada a la rodilla, causando dolor penitencial. “Esta práctica es común en la espiritualidad del Opus Dei". (Greenan, obra no publicada, pág. 135.)”

POLYCARPIO

Publicado originalmente en Super Martyrio y traído a InfoCatólica con permiso expreso del autor y traducción del mismo.