Fe y Obras

Fátima

 

 

11.05.2012 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Desde aquel 13 de mayo de 1917 hasta otro 13, ahora de octubre, de aquel mismo año, la Virgen se apareció en la localidad portuguesa de Fátima a Francisco, Jacinta y Lucía, niños que pastoreaban por la zona. Entre aquellos meses, la Madre de Dios les habló dándoles a conocer muchas realidades espirituales que, desde entonces, han formado parte de la Iglesia católica y, así, de sus fieles.

Es síntoma de preocupación por los pobres o por los más desfavorecidos que la Virgen María tenga por costumbre hacerse presente a personas que llevan una vida de tal jaez. Por eso mismo vale tanto lo que les dice.

No podemos decir que María no se explayara en lo que decía a los niños porque no sólo iba destinado a ellos sino a toda la cristiandad que tenga fe en su Inmaculado corazón y en su virginidad perpetua. Por eso, en diversos momentos, dijo lo que sigue.

Por ejemplo, el 13 de julio de 1917: “Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis algún sacrificio: Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.”

Y poco después, en la misma aparición: “Cuando recéis el rosario decid, al final de cada misterio: Oh Jesús mío, perdonadnos, libradnos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.”

El mismo día, esto otro: “Para salvar a los pecadores, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón”.

El mes anterior, en junio, prometió volver a aparecerse “a pedir la consagración del mundo a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes", y prometió "A quien abrazare la devoción a mi Inmaculado Corazón”… “la salvación"... eterna.

Pero no terminó ahí la cosa porque María tenía mucho que decir para que mucho fuera aprovechado por aquellos que creían en ella como Madre de Dios y Madre nuestra.

Así, por ejemplo, en la aparición de agosto de 1917 pidió oración que es, siempre, lo que recomienda. Y lo hace diciendo "Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas".

María no deja de pedir por los más necesitados. Aquellos creyentes que, por sus pecados, van a ir al infierno (ella lo sabe) necesitan oración de parte de quien es consciente de lo que significa el infierno. Por eso pide oraciones para tales personas y, a lo mejor, para nosotros mismos.

Pero no era suficiente con pedir oración sino que María, Virgen, tenía, tiene, que pedir siempre corrección ante lo mal hacemos o mal actuamos. Por dijo, el 13 de octubre de 1917 "Es necesario que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados... ¡No ofendan más a Nuestro Señor, que está ya muy ofendido!"

No es poco lo que dijo entonces María. Y no es poco porque no se quedó allí anclado en aquellos días y en aquellos meses sino que tiene validez para ahora mismo y para siempre. Así, orar, pedir por quien lo necesita (seguramente por nosotros mismos) y tener, en fin, en cuenta al prójimo en nuestras oraciones, ni es algo antiguo ni podemos olvidarlo nunca porque es obligación de todo creyente en Dios Todopoderoso y en su Misericordia.

Y nos pidió conversión, también; y reparación, también. Y todo lo que suponga darnos cuenta de nuestra verdadera situación ante Dios y lo que, por eso mismo, no podemos dejar de hacer; y fidelidad y apostolado…

María, de todas formas, siempre atenta a nuestras necesidades, no cejará de interceder por nosotros si bien atendemos lo que dijera en aquellas apariciones a los niños pastores.

Por otra parte, cuando el 13 de mayo de 1981, el Beato Juan Pablo II fue tiroteado en la Plaza de San Pedro y la bala, milagrosamente, no le causó la muerte, muchas personas han pensado que fue la mano de la Virgen la que hizo tal cosa pues nada sucede por casualidad sino que, al contrario, depende de la Providencia de Dios. Por eso diría, 11 años después, que “Se me ha dado comprender, de modo especial, el mensaje de la Virgen de Fátima la primera vez el 13 de mayo de 1981 en el momento del atentado a mi vida, y después de nuevo hacia final de la década de los ochenta con ocasión del hundimiento del comunismo en los países del bloque soviético. Pienso que se trata de una experiencia bastante transparente para todos”.

Y es que María no deja indiferente a sus mejores hijos.

Virgen de Fátima, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net