18.05.12

 

Los obispos de la provincia eclesiástica de Madrid han salido en defensa de Mons. Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares. En la nota publicada hoy hablan además de “lamentables injerencias en la vida de la Iglesia” por parte de los políticos que están convirtiendo al prelado complutense en muñeco de feria contra el que disparar.

Además, Mons. Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, ha vuelto a demostrar que no tiene pelos en la lengua al hacer públicas unas declaraciones en las que pone en su sitio a todos los politicastros y medios anticlericales que llevan semanas embarcados en una campaña infame contra un obispo que, como dice don Jesús, “ha dicho lo que los obispos podemos y debemos decir". El arzobispo denucia “la dictadura de una falsa democracia, inclemente y radical, de unos señores que se empeñan en adueñarse de la escena, cobrar peaje por entrar y amenazan con expulsarte de su plató si te sales de sus guiones". Queda claro, ¿verdad? Pues al que no le quede claro, que se lo vuelva a leer.

Y aunque no sea sobre la misma cuestión, lo cierto es que Mons. Novell vuelve a ser protagonista por enémisa vez de la actualidad informativa debido a algo tan elemental, pero desgraciadamente no muy habitual, como recordar lo obvio. A saber, que la Iglesia debe de evangelizar a los musulmanes.

Las palabras del obispo de Solsona son claras:

Ya hace tiempo que manifiesto públicamente, a pesar de la sorpresa que esto provoca, que en nuestro trabajo evangelizador no hemos de descartar el anuncio de la fe a los musulmanes que viven en nuestros pueblos y ciudades. Si Cristo es el único salvador, también lo es para las personas que profesan el islam y, por tanto, hemos de pretender su conversión al cristianismo.

Y

Estoy convencido de que las comunidades que han de nacer en nuestras parroquias –radicales evangélicamente, capaces de dar razón con coraje de la propia fe y convencidas del poder milagroso del Evangelio- verán y se alegrarán de la conversión de muchos musulmanes a la fe cristiana católica.

Sospecho que habrá reacción contra esas palabras del obispo catalán. Le van a volver a acusar de fundamentalista, le macharán por violentar supuestamente el diálogo interreligioso, etc. También sospecho que al obispo le importará un pimiento lo que digan de él por ese tema. Al fin y al cabo, se ha limitado a decir lo que, al igual que Mons. Reig Pla, todos los obispos PUEDEN Y DEBEN decir. El problema no es que lo digan. El drama sería que no se dijera o que se hiciera con miedo y con tibieza.

Luis Fernando Pérez Bustamante