30.05.12

Dos católicos, uno parlanchín, otro reza y calla

A las 6:23 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

 

La actualidad nos trae dos figuras. Son dos católicos. Uno de ellos habla en demasía. El otro calla y reza con gran silencio. Cada uno está en su derecho de parlar o cerrar la boca, según le convenga. Son adultos y conocen sus propias responsabilidades.

El primero se trata del exembajador de España ante la Santa Sede, don Francisco Vázquez, católico confeso, militante del partido socialista, quien está aburrido pues esperaba ser nombrado Defensor del Pueblo, pero los miembros de su militancia política le han cerrado la puerta de ese cargo.

El segundo es don Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, católico callado, fervoroso miembro instituciones eclesiales. Ha sido denunciado por utilizar dinero público en viajes privados. La Fiscalía no había visto ninguna irregularidad y había archivado el caso. Ahora una asociación donde prima el laicismo más visceral contra todo lo cristiano le ha puesto una denuncia en el Tribunal Supremo.

Veamos ambos casos con detención.

La situación personal de don Francisco Vázquez es muy incomoda, pues descalifica a su partido por la campaña emprendida contra la Iglesia Católica con motivo del IBI, afirmando lo siguiente:

“El PSOE está desnortado ideológicamente, se apunta a todas las banderas ‘frikis’ que puedan surgir sin mayor análisis. Parece un partido radical a la italiana".

Y remata con ésta verónica:

“Para el exalcalde de La Coruña, esta propuesta es un “brindis al sol” fruto “del resurgir del anticlericalismo decimonónico” que, además, es un “error” que no conllevará beneficios.”

Considero que el señor Vázquez debe ser valiente y salir pitando de su militancia política del socialismo residual desnortado como él afirma. Convencería más su confesión de católico y cristiano. Con su pasividad está haciendo daño a su persona y a su imagen de hombre público. Cuanto antes deje el socialismo mejor para él.

El caso de don Carlos Dívar es muy diferente. La facundia que el otro tiene hablando por las emisoras de radio, éste está sepultado en un silencio de cementerio.

Todo consiste en unos viajes de fines de semana hasta Marbella. Conociendo que su persona está en el punto de mira de muchos, don Carlos Dívar siempre lleva una fuerte escolta a su lado, y siendo un hombre de leyes, es de suponer que dispone de facturas de sus viajes a la Costa del Sol. Lo mismo que la Fiscalía ha conocido tales documentos y no ha visto delito alguno, pues que los presente a la opinión pública y se acabaría sus tormentos persecutorios que los lleva el laicismo fuerte enemigo de la fe católica que don Carlos Dívar profesa.

Con un silencio tan espeso no ayuda a su propia causa ni a evitar que esté en la Red una petición de dimisión de sus cargos. En el primer día de la campaña el número de gente que pide que ruede su cabeza son muchos. Y aumentarán.

Creo que el señor Dívar debe defenderse públicamente, si no tiene nada que esconder. Un hombre público como él no solamente debe ser un buen cristiano, sino también parecerlo, como la mujer del César.

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Tomás de la Torre Lendínez