31.05.12

Se acerca el momento del adiós

A las 10:26 AM, por Reme
Categorías : General

 

Ha llegado la hora. No puedo ni imaginar lo que te esta pasando por tu cabeza en estas ultimas horas antes de embarcar rumbo a Afganistán.

Se que tienes que cumplir la misión más peligrosa en la que te has encontrado nunca y que estas preparado para ello. Tienes las cualidades necesarias para esta misión (fortaleza, audacia, compañerismo, autodisciplina, honorabilidad, idealismo…), y has recibido el entrenamiento adecuado para una misión de paz, se empeñan en recalcar nuestros responsables políticos, compleja en la que parece que nadie puede ganar.

Las extremas condiciones de vida en las que te vas a encontrar son duras y difíciles. No solo porque una vez pises tierras afganas te vas a encontrar con un ambiente hostil en el que te juegas la vida cada segundo, sino porque los momentos de soledad y añoranza agazapado en la arena a temperaturas que oscilan entre los 60 grados de calor y los 15 bajo cero, el miedo, la desazón, la incomprensión e impotencia hacia las injusticias, serán sentimientos de los que no te vas a librar tan fácilmente.

Vas a necesitar más de 8 litros de agua diarios, como os han recomendado, para digerir todo lo que veas, oigas y sientas.

Como ya te escribí en ¡Pide el cambio! Cartas a los jóvenes que sueñan con cambiar el mundo , tengo que confesarte que la noticia me produce cierto desasosiego, y no es para menos.

¡Hay que tener mucho valor, mucha entrega y grandes dosis de valentía para jugarse la vida en esta guerra! Y parece ser que tú tienes de todo ello, y a raudales.

No sé muy bien porque te digo esto. Tal vez sea porque me entristece ver las fotos de los soldados fallecidos y me avergüenzo del comportamiento fariseo de nuestro gobierno. O quizás sea porque han saltado las alarmas de mi conciencia pidiéndome que reaccione ante las lágrimas de unos padres, de unos abuelos, de unos compañeros que exigen justicia y paz ante la muerte de un joven que no dudó, como tú en estos momentos, en gastar su vida en misiones humanitarias por la paz, por los derechos humanos. En definitiva, un soldado que se sacrificó por lograr un mundo mejor. No lo sé.

Pero ten siempre presente que la situación bélica que te encontraras te obligará a trabajar por el bien de los pueblos de la forma más pacífica que sepas y tengas a tu alcance. Es más, las víctimas inocentes te exigen, nos exigen, que no nos resignemos a la guerra como si fuera algo que no se puede evitar.

Para ello, todos, y aquí me incluyo yo también, deberemos encontrar el mejor camino para erradicar las injusticias, la codicia, los egoísmos, el odio, las envidias y las incomprensiones, que son, en definitiva, la semilla de la guerra absurda y de las tragedias de la humanidad.

¿Quién se atreve a decir, mirando a los ojos de un joven soldado, que no puede trabajar por la paz, por la esperanza y la concordia entre los pueblos, que corresponde a otros, que no sabe? “Es ingrato el que niega el beneficio recibido; ingrato es quien lo disimula; más ingrato quien no lo descubre y el más ingrato de todos quien se olvida de él”, decía Séneca.

Por cierto, tu primo, que siente una gran admiración y respeto por ti, te manda esta historia que te puede servir de estímulo en los momentos difíciles. Grábatela en el corazón y reléela a menudo.

“Cuentan que durante la Segunda Guerra Mundial cayó una bomba cerca de la iglesia de la ciudad alemana de Münster. Al explotar, le arrancó los dos brazos a la figura de Cristo crucificado.

Una vez acabada la guerra, quisieron restaurarlo, pero alguien sugirió dejarlo como estaba, sin brazos. Se aceptó la propuesta pero no sin incluir una leyenda que decía así: ‘Vosotros sois mis brazos’. De esta manera, todo el pueblo recordaría siempre que Jesucristo tiene necesidad de nuestros brazos para continuar su misión en la tierra.”

Pues bien: dichosos los que usan sus brazos para, en palabras de Benedicto XVI, “abrir el corazón y el mundo a Dios”. Dichosos los que usan sus brazos para aliviar el dolor. Dichosos los que usan sus brazos para sembrar esperanza. Dichosos los que usan sus brazos para llenar el mundo de paz y de alegría porque “sólo de la paz en las conciencias puede nacer la paz en los pueblos y entre los pueblos”.

Que Dios te bendiga. Cuídate mucho.